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sábado, 12 de abril de 2008

La puerta y la voz

Lectura orante de Juan 10,1-10
(Evangelio del IV Domingo de Pascua)


Y Invocación al Espíritu

Ora y repite despacio, meditativamente, como respirando, estas palabras:
Espíritu Santo de Dios,
Amor de Dios,
Fuerza de Dios,
Aliento de Dios,
Luz de Dios,

Ilumina mi mente
para que comprenda la Palabra de Jesús,
llena de amor mis afectos
para que se avive el deseo de seguirle
con todo el corazón,
fortalece y alienta mi voluntad
para que camine decididamente tras sus pasos,
escuchando, orando y viviendo su Evangelio,
todos los días de mi vida.
Amén.


X Juan 10,1-10
1 En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
- Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; 2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 3 A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. 4 Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz: 5 a un extraño no lo seguirán sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

6 Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. 7 Por eso añadió Jesús:
- Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
9 Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
10 El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.


a Cuando leas…

Del evangelio de hoy, me quedo con dos imágenes: la puerta y la voz.
E, irremediablemente, estas imágenes me trasportan a un poema bíblico que habla de una puerta y de una voz:

“Yo dormía, pero mi corazón velaba.
¡La voz de mi amado que llama!
Ábreme, hermana mía,
paloma mía, mi perfecta!
(…)
Mi amado metió la mano
por la cerradura
y por él se estremecieron mis entrañas.
Me levanté para abrir a mi amado…”
(Cant 5,2.4-5)

En los dos casos, la puerta sugiere:
- La iniciativa de alguien que te busca, que llama para que le abras, que no te fuerza, sino que te seduce, te ronda, te vence…
- Y la libertad para abrir o para permanecer cerrado; apertura, acogida, hospitalidad, fiarse, amar… o rechazar.

La voz sugiere comunicación, encuentro, conocimiento profundo, escucha, intimidad. O también “sordera” y desencuentro.

La imagen de la puerta es ambivalente en el texto: la puerta es, en primer lugar, el acceso a tu vida y a tu interioridad por el que Jesús, como buen pastor, puede entrar. Cuando los místicos como Santa Teresa, por ejemplo, hablan de “la puerta”, se refieren a la posibilidad de acceso a lo más profundo de uno mismo. Santa Teresa habla de la persona como un castillo con muchas habitaciones y con bellos jardines llenos de fuentes y paseos en los que recrearse. Para entrar en esa hermosa y rica interioridad, la puerta es la oración, dice ella.
Cuando Jesús dice, en el evangelio, que llama a la puerta (cf. Jn 10,3; Ap 3,20), ¿cómo realiza hoy esa llamada?, ¿cuál es la puerta de entrada?, ¿cómo podemos abrir esa puerta?

En segundo lugar, la puerta es Jesús (Jn 10,9). ¿Puerta para entrar dónde? Puerta para entrar en el conocimiento del Padre, en la vida nueva del Evangelio y las bienaventuranzas, del Reino que llega, de la primacía del Amor… A través de Jesús entramos en esta Humanidad Nueva. No hay otra vía de acceso a esta vida abundante que Él. “Bajo el cielo, no se nos ha dado otro Nombre que pueda salvarnos” (Hch 4,12).

La segunda realidad que me llama la atención es la voz. La experiencia de la vida te hace darte cuenta de hasta qué punto la voz es importante para atraer, seducir, motivar, arrastrar o, por el contrario, provocar rechazo o alejamiento. La voz de Jesús es del primer tipo: seductora, atrayente, amorosa.
Como la voz de la esposa del Cantar, es dulce, y por eso dice el esposo:
“Muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz,
porque dulce es tu voz
y encantador tu rostro” (Cant 2,14).

La voz de Dios “habla al corazón”, como dice Oseas 2,16. Y quien escucha esa voz conoce y se da cuenta del amor y de la dulzura, de la comprensión y de la compasión que hay en lo que dice Dios. Por eso, los discípulos, que escuchamos y conocemos la voz amorosa de Jesús, nos ponemos en pie y lo seguimos, porque sabemos que “sólo Él tiene palabras de vida eterna” (Jn 6,68).
Sin embargo, también tenemos la experiencia de que no sólo escuchamos la voz de Jesús, sino la voz de nuestra inconstancia y debilidad, la voz de nuestro pecado y de nuestra precariedad, las voces del mundo, que tiran de nosotros hacia lugares en donde no está Jesús ni nuestra verdad más profunda…

“Señor Jesús,
sé nuestro pastor y guíanos siempre”
(cf. Salmo 28,9)


a Cuando medites…
1. ¿Qué te sugiere la imagen de la puerta? ¿Adónde entras si entras por Jesús?
2. La voz del pastor: la palabra “voz” aparece repetida tres veces en el evangelio de hoy. Sus ovejas “escuchan su voz”, “conocen su voz”, “no conocen la voz de los extraños”. ¿Cómo es tu familiaridad con “la voz” de Jesús? ¿Le escuchas todos los días? ¿Lees y oras su palabra diariamente?
3. Jesús es el buen Pastor que te conoce por tu nombre, te llama y te llena de vida. ¿Experimentas su cuidado y protección o te resulta difícil reconocer su guía providente?


a Cuando ores…
Quizá te inspiren los siguientes fragmentos de Gitanjali (Tagore) para concluir tu oración:

[La voz]

Si no hablas,
llenaré mi corazón de tu silencio,
y lo tendré conmigo.
Y esperaré, quieto,
como la noche en su desvelo estrellado,
hundida pacientemente mi cabeza.

Vendrá sin duda la mañana.
Se desvanecerá la sombra,
y tu voz se derramará por todo el cielo,
en arroyos de oro.Y tus palabras volarán, cantando,
de cada uno de mis nidos de pájaros,
y tus melodías estallarán en flores,
por todas mis profusas enramadas.


[La puerta]


Bajaste de tu trono, y te viniste a la puerta de mi choza.
Yo estaba solo, cantando en un rincón, y mi música encantó tu oído.
Y tú bajaste y te viniste a la puerta de mi choza.

Tú tienes muchos maestros en tu salón, que, a toda hora, te cantan.
Pero la sencilla copla ingenua de este novato te enamoró;
su pobre melodía quejumbrosa, perdida en la gran música del mundo.
Y tú bajaste con el premio de una flor, y te paraste a la puerta de mi choza.
________________

Cuando esté duro mi corazón y reseco,
baja a mí como un chubasco de misericordia.
Cuando la gracia de la vida se me haya perdido,
ven a mí con un estallido de canciones.
Cuando el tumulto del trabajo levante su ruido en todo,
cerrándome el más allá,
ven a mí, Señor del silencio, con tu paz y tu sosiego.
Cuando mi pordiosero corazón esté acurrucado cobardemente en un rincón,
rompe tú mi puerta, Rey mío,
y entra en mí con la ceremonia de un rey.
Cuando el deseo ciegue mi entendimiento, con polvo y engaño,
¡Vigilante santo, ven con tu trueno y tu resplandor!

miércoles, 9 de abril de 2008

"Unas mujeres nos han sobresaltado" (Lc 24, 22)

Esa frase de Lucas, pronunciada por Cleofás y el otro discípulo que huían en desbandada de Jerusalén a Emaús, me ha servido para darle título a un documental que hemos realizado Lidia y yo sobre la vida y la misión de las Discípulas del Divino Maestro en la delegación española.
El video dura 26 minutos pero, para colgarlo en youtube, hemos tenido que partirlo en cuatro trozos. Nos ha fastidiado un poco, porque se pierde mucho la vivacidad que imprime, por ejemplo, el "baile" de rostros al vaivén de La vida es bella.

En estos videos encontraréis todos los rostros, todas las comunidades, todas las tareas, muchos amigos y rostros conocidos, esperanzas de futuro... y, sobre todo, encontraréis un gran amor a Jesús y a la belleza de la vida consagrada vivida en comunidad.

Como novedad del blog, hemos colgado una barra lateral de mis videos en youtoube. Si váis a la página directamente, podréis verlos con mayor tamaño y calidad.

Lo que no váis a encontrar en youtube es... ¡las horas y horas que se tarda en preparar un video así, que parece una cosita de nada; la cantidad de tomas falsas, las innumerables pruebas y ajustes, las muchas risas y la gran hartura en muchos momentos...! Algo de eso, que queda en la penumbra del proyecto, lo encontraréis aquí, a partir de mañana.


NOTA: La sucesión de videos está descolocada en la barra lateral. Si ponéis el ratón sobre cada icono, os dará la numeración (01, 02...) para verlos en su orden.

sábado, 5 de abril de 2008

Explícanos las Escrituras y parte para nosotros el Pan

Lectura orante de Lucas 24,13-35
(Evangelio del III Domingo de Pascua)

Y Invocación al Espíritu, camino de Emaús
Espíritu Santo, Dador de Vida y Maestro interior,
ven a mi encuentro
y enséñame los caminos a seguir.

Como los discípulos de Emaús,
arrastro numerosas cargas a mi espalda
y algún que otro peso en el corazón:
desesperanza, proyectos frustrados, desaliento,
cansancios, miedos, dudas...

Acércate,
entra en mi casa
y susurra en mi oído
la Buena Noticia de la Resurrección,
noticia que da paz, descanso y fuerza
a las rodillas vacilantes.

Sopla sobre mí tu aliento
y dame vida nueva.


Sopla sobre mí tu aliento
y lléname de luz y de fe.

Sopla sobre mí tu aliento
y guíame hacia donde Dios quiere llevarme.

Sopla sobre mí tu aliento
y abre mis ojos
para que reconozca a Jesús Resucitado
en la Palabra que nos salva
y en la mesa compartida
de la Eucaristía y del Amor, que se hace pan,
en detalles y gestos cotidianos.


a Leemos el Evangelio

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
El les dijo: - ¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?
Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió:
- ¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?
El les dijo: - ¿Qué cosas?
Ellos le dijeron: - Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.

El les dijo: - ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?
Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: - Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.
Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.


Se dijeron uno a otro: - ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: - ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.



a Meditamos a partir del Evangelio

- "Jesús se puso a caminar a su lado..." Sé que caminas a mi lado, y que nada de cuando pueda pensar, sentir o hacer aleja de mí la presencia de tu Santo Espíritu. Soy una mujer habitada por ti, habitada por lo divino.

- "¿De qué venís hablando por el camino?" ¿Qué llevo en el corazón? ¿Qué me agobia? ¿Qué me preocupa? ¿Qué me asusta? ¿Qué me cansa?...

- "Nosotros teníamos la esperanza... pero..." ¿Cuáles son mis esperanzas frustradas? ¿Dónde y cuándo me fallan la fe y la esperanza?

- "Algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado..." Les han sobresaltado con la buena noticia de que Jesús está vivo. Ellas son las primeras testigos de la resurrección, las que se atrevieron a hablar, aunque sus palabras parecían locas o absurdas. ¿A quién sobresalto yo, positivamente, con el testimonio de mi vida? ¿Mi vida "sobresalta", cuando hablo a los otros de Dios?

- "¡Cuánto os cuesta creer!" ¿Qué necesitamos que Dios haga con nosotros para que creamos? ¿Por qué nos cuesta tanto abandonarnos al amor del Invisible? ¿Por qué el racionalismo nos puede tanto que impide, incluso, a algunas personas, el beneficio de la duda sobre la existencia de Dios?

- "[Jesús] se puso a explicarles las Escrituras (...), tomó pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio...".
Palabra y Eucaristía. El alimento que me da vida, que me fortalece, que me modela, que me conforma con aquel que recibo y asimilo.
Sin la Palabra y la Eucaristía, mi vida sería desapasionada, plana, sofocada por la insoportable levedad del ser sin trascendencia; una vida aislada, sin meta ni proyecto. Porque en la Palabra late el palpitar del proyecto del Reino, el único proyecto y tarea con sentido, y la Eucaristía es comunión con Dios y con los otros, escuela de una vida compartida, entregada y feliz.

- A vosotros, que oráis con este relato del encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, os propongo continuar la siguiente frase: "SIN LA PALABRA Y LA EUCARISTÍA, MI VIDA SERÍA..."

Mi compañera orante ha hecho ese ejercicio, y ha escrito lo siguiente:

"Asfixia sin respiro,
temor continuo,
desierto infecundo,
oscuridad infinita,
gélido y largo invierno,
miopía permanente.

Ausencia de bálsamo y consuelo,
en situaciones de falta de perspectiva,
anorexia espiritual.

Sin dejarme configurar por la Palabra,
por la que he sido llamada, nada soy.
Sin Pastor que me conduzca a verdes praderas
y fuentes tranquilas, estoy perdida.
Si Tú no me hablas,
soy como quien baja a la fosa.
¡Sólo Tú tienes palabras de vida...!

Sabiduría escondida,
tesoro oculto.
Como el maná que nutrió a Israel
en el desierto.
Pan fresco, perfumado y caliente,
pan del día,
que sacia mi hambre.

La Palabra hace luminosos los rostros
y abre los oídos del corazón.
Al principio era la Palabra,
y la Palabra era Dios,
y la Palabra estaba junto a Dios.
Al principio era la escucha,
y la escucha, el ser humano.

Teje el tejido de mi vocación, mi Señor,
con el hilo de tu Palabra vivificante.


_________________________

Nota: Podéis encontrar otra propuesta de lectio divina sobre este texto en el apartado correspondiente de www.discipulasdm.org

viernes, 4 de abril de 2008

Baja a Dios de las nubes

Uno de los mejores momentos de la semana, de los más distendidos y relajantes, es la hora de ensayo de coro, los viernes por la tarde. Falta más de la mitad el grupo, ocupado en otros quehaceres (lo sentimos porque querríamos presentaros a Isabel, Almudena, Teresa, Ana, Patricia y sus niñas, Mari Carmen, Pilar y los demás), pero ahí estamos las siete u ocho de siempre, no sólo cantando, sino comentando avatares de la semana.
Hoy contábamos con la presencia de Gustavo, uno de los dos vicarios de nuestra parroquia, y nos hemos entretenido en hacer unas grabaciones caseras que ofrecemos, para utilidad de quienes buscáis cantos para orar y celebrar.


Baja a Dios de las nubes,
llévale a la fábrica donde trabajas,
quita a Dios del retablo
y grábale dentro de tu corazón.
Roba a Dios de los templos
donde le encerramos hace tantos años,
déjale libre en las plazas,
llévale también al mercado del pueblo.
PORQUE DIOS
NO ES UN DIOS MUERTO,
Y, SI PENSÁIS QUE ESTÁ MUERTO,
EQUIVOCADOS, EQUIVOCADOS,
EQUIVOCADOS ESTÁIS (BIS).

martes, 1 de abril de 2008

Fascinadas por el Absoluto

Reclamos de interioridad


Hacía tiempo que quería dejar escrito en este diario unas impresiones que escribí en Buenafuente durante los Ejercicios Espirituales de septiembre del año pasado. Aún me dura el encanto de aquellos días y la buena huella que me dejaron aquellas mujeres, las religiosas cistercienses, de su vida consagrada a Dios en perenne Alabanza.

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Es la primera vez en mi vida que me levanto tan temprano para rezar (en España, claro; en Italia, los horarios eran así y no había más remedio que adaptarse: ¡a las 5:30, arriba! Y yo, que soy noctámbula, a las 22 horas, a dormir...).
Pero resulta hermoso que, mientras la mayoría de la gente aún duerme, apurando hasta el último minuto de descanso entre las sábanas, estas mujeres, diez mujeres de diversas edades, desde los treinta y cuatro hasta los cien años, estén recitando salmos y orando a Dios. Centinelas de la mañana velando el sueño de los hombres que prescinden de Dios, desde su amor a Dios y a los hombres.

No se puede pensar que haya otra razón para que estas mujeres estén aquí, sino el Amor. Por supuesto, no son mujeres desencantadas de la vida. Son mujeres que aman la vida: a su familia, a sus amigos, las relaciones, el trabajo, la cultura, la diversión, los viajes... Pero han descubierto una perla preciosa cuyo encanto y belleza supera y eclipsa cuanto de bello pueda ofrecer la vida. Su perla preciosa, su tesoro escondido es Dios. Amarlo a Él no supone amar menos al mundo. Al contrario: ese amor arrastra a amar apasionadamente todas las cosas y a todos los seres en Él.
No son mujeres desentantadas. Son mujeres fascinadas por el Absoluto, cuya única tarea pretende ser el Amor. Quizá no sean conscientes de hasta qué punto es importante para la Iglesia y para el mundo que ellas existan como signo luminoso para los creyentes y para los indiferentes.


Buenafuente del Sistal,
27 de septiembre de 2007

TOMÁS Y MELLIZO, S.A. (Dolores Aleixandre)

Dolores Aleixandre nos ha mandado dos textos pascuales muy simpáticos, "cocinados" seguramente, no sólo en sus ratos de oración, sino también "a la cola de la pescadería" o en sus trayectos de metro por Madrid, como suele ella decir. Y es que ya lo decía también nuestra mística castellana: "Entre los pucheros anda Dios".
Publico aquí uno de los dos. El otro podréis encontrarlo en http://www.discipulasdm.es/ ("¿Qué me pasa, doctor?"). Se refiere al escéptico Tomás que hemos contemplado ayer, en el evangelio del Domingo II de Pascua, Juan 20,19-29. Os dejo con ella.

Y ¿Tenía Tomás un hermano mellizo? A lo mejor sí y ésa es la explicación más evidente y plana de su sobrenombre. Pero nada nos impide aventurar otra e imaginar que estaba bajo el signo de Piscis, que en el zodiaco se representa como dos peces gemelos y sugiere una personalidad compleja, contradictoria y “múltiple”. El apodo le vendría entonces de aquellos dos hombres distintos que coexistían en él: el Tomás decidido y audaz, capaz de adentrarse sin temor en lo desconocido y de decir: “¡Vamos también nosotros a morir con el Maestro!”, y junto a él, el otro Tomás, su sombra, receloso, desconfiado y algo cerril. A lo mejor por eso simpatizamos tanto con este discípulo de reacciones impulsivas y algo descaradas y nos cae tan bien su manera de aproximarse a Jesús, tan temeraria y desarbolada. Y hasta podemos sentirnos englobados en esas contradicciones suyas, como si fuéramos su “gemelo virtual”.
El final de la escena nos llena de esperanza: Tomás el Mellizo, dividido y desconfiado, es bautizado en las aguas torrenciales del amor sin límites de Jesús, recibe ahí su nombre definitivo y único y se adentra, a ciegas por fin y sin miedo, en la hendidura insondable de tu costado abierto, Señor mío y Dios mío...