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jueves, 5 de mayo de 2011
Consentimiento
A menudo pienso que las personas de carácter apacible, procedentes de familias con padres apacibles e historias sin sobresaltos tienen una gran ventaja de cara a vivir la confianza, la esperanza, la paz y la alegría. Las de carácter inquieto e historias "trágicas" hemos de hacer un esfuerzo sobreañadido. O quizá no... Quizá sólo baste, en uno y otro caso, un absoluto abandono y consentimiento para que el Dios para el que nada es imposible, en un instante, en un segundo de iluminación y amor, obre el milagro de transformarnos en hijas e hijos suyos absolutamente esperanzados.
5 comentarios:
¡Bienvenid@ y gracias por detenerte a comentar!
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Pufffffffffffffffff...si yo te contara...
ResponderEliminarAbrazos solidarios.
Abrazos solidarios, Eowyn.
ResponderEliminarAlguna vez, quizá, tengamos ocasión de contarnos.
Ya te contesté a esto, aunque blogger anda con astenia primaveral y no lo publicó...
ResponderEliminarAbrazos solidarios...
:)
Creo que todo es cuestión de abandonarnos en sus brazos (tarea que no es tan fácil en el mundo de hoy, pero ciertamente muy reconfortante...)
ResponderEliminarHola Conchita, años que no te visitaba, que no leía tus palabras tan llenas de Dios,
Amparo, desde Argentina
Besos y abrazos en este día internacional de Oración por las Vocaciones...
¡Un gran abrazo, Amparo!!!
ResponderEliminar¡Me alegra verte por aquí, chica extraña, amante de los latines, griegos, y otras rarezas por el estilo!
Sí, hoy hemos rezado por las vocaciones: las que ya estamos y las que vendrán...