45 Inmediatamente obligó a sus discípulos
a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la
gente. 46 Después de
despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
47 Al atardecer, estaba la barca en medio
del mar y él, solo, en tierra. 48 Viendo que ellos se fatigaban
remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la
noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. 49
Pero ellos viéndole caminar sobre el mar creyeron que era un fantasma se pusieron a gritar, 50 pues
todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló,
diciéndoles: “¡Ánimo, que soy yo, no temáis.”
51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento,
y quedaron en su interior completamente
estupefactos, 52 pues no habían entendido lo de los panes,
sino que su mente estaba embotada.
53 Terminada la
travesía llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. 54 Apenas
desembarcaron, le reconocieron en seguida, 55 recorrieron toda aquella región
y a comenzaron a traer a los enfermos en
camillas adonde oían que él estaba. 56 Y dondequiera que entraba, en
pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían
que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban
salvados.
CUANDO LEAS
-
El
relato de Marcos que hoy oramos se inserta claramente dentro del fragmento en
el que el evangelista quiere subrayar y exponer la proclamación de la buena
noticia ya no sólo en Galilea sino más allá (6, 6b-8,26). Tras el envío
de los Doce (6,6b-12) y su regreso (6,30), contemplado la semana pasada, Marcos
presenta un ciclo de hechos prodigiosos: una multiplicación de alimentos
(vv.31-44), una travesía en el mar y un resumen de curaciones (6,45-56).
Tal
esquema se repite en el cap. 8: una multiplicación de alimentos, un recorrido
por el mar y una curación milagrosa. Y entre ambos ciclos se produce un
importante debate con fariseos y escribas (7, 1-23) y dos curaciones que
ocurren nada casualmente en tierra de gentiles (7, 24-37)
- En nuestra perícopa no se dice por qué “inmediatamente” urge
Jesús a sus discípulos a que partan (les obligó –dice el texto; ni por qué
despide a la multitud y se retira al monte a orar (cf. los retiros orantes
de Jesús en 1, 35 y 14, 32-42, así como su
retirada “al monte” de 3, 13). Es sorprendente la concentración de lugares que
representan aislamiento y peligro, por un lado, y la presencia divina
(desierto, monte, mar), por otro.
-
Hoy contemplamos el segundo episodio de Marcos relacionado con el mar (6,
47-52; cf. 35-41). Y podemos comprobar sorprendidos que se ajusta al modelo
general de los relatos de milagro: los discípulos están en peligro y Jesús
camina hacia ellos sobre
las aguas, calma sus temores, hace amainar el viento y deja atónitos a los que
han visto tales maravillas y prodigios.
-
Pero aún así existen algunos aspectos desconcertantes. Dada la frase “quería pasarles de largo” (48b), hacer
ademán de pasar e ignorar a sus discípulos, parece como si la primera intención
de Jesús no fuera aliviar la angustia que les invadía, sino hacerles una
demostración de sus poderes milagrosos, más
dirigida
a producir una teofanía, (una manifestación de ese poder que no les permite creer en el
Maestro) que a calmar
los bruscos elementos desenvueltos en la naturaleza. Tal frase no aparece en las
versiones mateanas y joánicas. Puede que Marcos haya utilizado el motivo del
antiguo testamento del “paso” de Dios (Ex 33, 19.22; I Re 19,11) para poner de relieve el carácter
divino de la actuación de Jesús al caminar sobre el mar para acudir en ayuda de
los suyos.
- En el v. 52, la perplejidad de los discípulos
ante la milagrosa aparición de Jesús y al verle calmar el viento se relaciona
con su incapacidad para entender “lo de los panes” (cf.8, 17-21): así como
Jesús manifiesta el poder de Dios contra la amenaza del desierto, lo manifiesta
también al hacer frente a la amenaza del mar.
-
Pero los Doce no captan esto porque sus corazones estaban (orig.: eran)
endurecidos; aunque desconozcamos como en otros relatos bíblicos si la
responsabilidad de tal endurecimiento es divina o humana, tal es la ambigüedad.
Lo que está claro en 6,52 es que los discípulos son criticados porque con su
asombro, muestran incomprensión y falta de fe cuando Jesús acude en su ayuda.
- La actitud de ellos, la de los que viven diariamente
con Jesús contrasta fuertemente con la
de la gente,
que lleva ante su presencia numerosos enfermos para que los cure (6, 53-56), procedentes
de todo tipo de población que siguen los pasos de Jesús, pendientes de
enterarse “adonde él estaba” (v. 55b), profundamente convencidos como aquella
mujer (la hemorroisa) que se atrevió a rozar sencillamente el borde del manto
del “único que puede salvar bajo el cielo, porque no se nos ha dado otro
nombre”.
CUANDO MEDITES
- Jesús obliga a marcharse inmediatamente a los discípulos; también
despide a la multitud. Y se dirige a un lugar separado a orar. Pero a Jesús no
le molesta nadie, ama a las multitudes y cada uno personalmente. Jesús no huye
de los seres humanos, de ninguno. Pero tiene bien claro que sin la fuerza que
le infunde la comunicación e intimidad con el Padre es incapaz de llevar
adelante y cumplir la misión para la que vino a este mundo.
- Sus prisas no son malas, de las que
desordenan y ofuscan la paz del corazón, la mente y las entrañas. Jesús es un
ser humano responsable en cada instante. Ni la gente ni los propios discípulos
le deslumbran ni le apartan de esa profunda y vital necesidad de estar solo, de
orar, de reforzar la relación con el que le envió.
La
relación entre ambos no cesa. No deja que se enfríe tanta intimidad, la
necesita para seguir obrando el bien. Sólo el que conoce al Padre puede
revelárnoslo, haciéndonos partícipes de su filiación. Situación de total
dependencia de Dios Padre. Toda su sabiduría, su fuerza, su voluntad… son las
del Padre.
-
Jesús
sale al encuentro de sus discípulos y todo el que lo necesita, calmando
nuestros temores, incluso aquellos que desconocemos y no hemos percibido.
Porque él nos conoce mejor que nosotros mismos y únicamente en él puedo
encontrarme en mi verdadero yo; sólo en mí
puedo hallarlo a él. ¡Dichosos los que no esperan la salvación grandiosamente
y dejan a Dios ser Dios, permitiéndole entrar y actuar!
-
Jesús
amaina y sosiega todas nuestras tormentas y angustias, su paz nos saca
de la oscuridad, la incertidumbre y de todo aquello que aparentemente parece
que nos va a superar y hundir sin remedio alguno.
Jesús
quiere aliviar el peso de tus fatigas. Como siempre, nada tuyo le es ajeno. El
vino para liberar y salvar, no para hacer más dura tu existencia. Jesús nos
ofrece su amistad.
-
El Maestro sólo quiere y anhela tu paz. Los designios de Dios no son de
aflicción sino de paz.
CUANDO ORES
-
Mira a Jesús y permítele que te contagie
su confianza y comunión con el Padre, pero no te agobies ni te condenes a
ti misma, a ti mismo. Contémplalo solamente, acompáñale, sin prisas y él irá
asemejándote a él sin interrumpir tu crecimiento y el desarrollo de tu
existencia,
que seas tú mismo y esa criatura que él
un día soñó y llamó a este mundo… ¡Dame hambre y sed de ti y líbrame de la
autosuficiencia! ¡Renueva mi fe y haz que me sostenga una fe humilde y
agradecida!
-
¡Gracias Padre por tu Hijo! ¡Gracias Jesús por revelarme al Padre y por
llevarme hasta Él!
¡Gracias
por vuestra comunión estrecha, fuente de vida y amor! ¡Fortalece la nuestra!
-
Considera los agobios de tu vida, aquello que nubla tu paz. Jesús desea que te
acerques. ¡Descansa en Él con todo lo
que albergas en estos momentos en tu corazón! Confía en las palabras del
salmista: “Contemplad al Señor y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se
avergonzará” (Sal 33). Nada puede alejarte de Dios. Él sólo desea que tú nunca
llegues a creer que cualquier realidad puede hundirte y ahogarte. Atrévete a
creer y a “tocar” o rozar su manto;
pídele cómo hacerlo. Sin ningún miedo a escucharlo.
¡DADME VUESTRO AMOR Y GRACIA
QUE ESTAS ME BASTAN!
(Autora: Mª del Pilar Casarrubios Lucas, pddm. Equipo de lectio divina de la UPComillas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Bienvenid@ y gracias por detenerte a comentar!
TODOS los comentarios serán publicados, siempre que las opiniones sean expresadas con respeto. Éste es un espacio para el encuentro, el diálogo y la comunicación de experiencias, en la diversidad. No es lugar para la controversia o la propaganda de blogs que nada tienen que ver con los temas que aquí se tratan.