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jueves, 16 de mayo de 2013

Anuncio de la resurrección

Lectio divina de Marcos 16,1-8 

16 1Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron perfumes para  ir a  embalsamar a Jesús. 2El primer día de la semana, muy de madrugada, a la salida del sol, fueron al sepulcro. 3Iban comentando:
- ¿Quién nos correrá la losa de la entrada del sepulcro?
4Pero, al mirar, observaron que la losa había sido ya corrida, y eso que era muy grande. 5Cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas se quedaron completamente desconcertadas. 6Pero el joven les dijo:
- No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado; no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron. 7Y ahora, marchaos. Id a decir a sus discípulos y a Pedro: “El va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os había dicho”.
8Ellas salieron huyendo del sepulcro, del susto y el temblor que les entró, y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían. 

CUANDO LEAS

Los misterios de la Pascua de Jesús, centrados en su resurrección, constituyen el centro y el nervio de la fe cristiana. Todos los evangelios terminan con el relato de los acontecimientos pascuales, si bien su  forma de narrarlos es distinta. En Marcos encontramos, como primer evangelio que es, el relato de Pascua  más antiguo de todo el Nuevo Testamento, escrito alrededor de 35-40 años después de los sucesos. Es cierto que San Pablo, que escribe una década antes, se refiere a la resurrección de Jesús, pero no es un relato: la primera narración de Pascua procede del evangelio de Marcos. Pero no hay ningún escrito o tradición neotestamentaria, que no tenga como fundamento la fe pascual: todos desde Pablo al Apocalipsis fueron redactados a la luz de Pascua. “La creencia en la Resurrección, que germinó después del Viernes santo, ejerció una influencia difícil de precisar y extraordinariamente creativa”
 El relato de Marcos sorprende por:
*Ser muy breve, sólo ocho versículos, frente a Mateo con veinte, Lucas con cincuenta y tres y Juan con cincuenta y seis, divididos en dos capítulos.
* NO referir  aparición  alguna de Jesús resucitado. Los otros evangelios, SÍ.
* Concluir de forma abrupta, que los evangelistas posteriores reformarán.
* El importante papel que juegan las mujeres

* PERSONAJES: las mujeres, y el joven (ángel) del sepulcro, y, en cierto modo, el sepulcro vacío.

* Mujeres: Ellas determinan la unidad del relato, son sujeto de numerosas acciones: salen a comprar aromas, van al sepulcro, reflexionan por el camino, constatan que la piedra ha sido corrida, entran en el sepulcro, tienen miedo, escuchan al joven, salen, huyen, se callan: pierden su capacidad de actuar.

Marcos presta a las mujeres una atención particular en su relato, atención  que se materializa en el conjunto de escenas de las que son protagonistas, seis en total: tres en la primera parte en la que  están identificadas por sus acciones, enfermedad, etc. no por su nombre, y  tres en la segunda, en la que sí reciben nombre: Mª Magdalena, Mª la de Cleofás, Mª la madre de Santiago el Menor y de José, Salomé. Y la mujer de Betania que unge a Jesús será recordada precisamente por esa acción y así constará  siempre.

La identificación de personajes es peculiar en Marcos. Hasta el cap. 8 el único “personaje secundario positivo” que identifica por su nombre es Jairo ¿en razón de su importancia social?, mientras  en los episodios de Jerusalén identifica a todos: Bartimeo, Simón el Leproso, Simón el Cirineo, José de Arimatea y las mujeres como hemos visto. Con la identificación de estos personajes, Marcos enfatiza el que la gente adquiere su total identidad en actos de servicio.

* Joven (ángel) del sepulcro: La presencia del mensajero celestial y su anuncio será una segunda sorpresa, la primera fue la piedra corrida. Se trata de una teofanía según el modelo de las teofanías del Antiguo Testamento, y, como en aquellas, el encuentro con la manifestación de lo divino, suscita  temor, asombro, miedo. Las mujeres iban preparadas para llorar al amigo y maestro muerto, no para escuchar que Dios ha intervenido y ha resucitado al crucificado. De ahí su desorientación, su incomprensión invencible. Frente a esta actitud de las mujeres está la confianza del Dios del Resucitado que pone en sus manos, precisamente, su mensaje y su promesa: "Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro … a Galilea… lo verán, como él les dijo”.

* El sepulcro vacío. El relato sobre el sepulcro abierto y vacío, es el único relato de Pascua compartido por los tres sinópticos. En Marcos tenemos la narración que unifica las tradiciones previas e independientes del sepulcro vacío procedentes de Jerusalén, y las apariciones de Jesús procedentes de Jerusalén. El hallazgo del sepulcro vacío no funda la fe en la Resurrección de Jesús, ya que, por sí mismo, tiene un valor ambiguo.

CUANDO MEDITES

*Actualiza dentro de ti: Únicamente la acogida atenta y continua en nuestro interior de la Palabra, leída y releída,  puede conseguir la conversión del corazón. El contacto personal con la Palabra no puede ser sustituido por ningún comentario, aunque éstos ayuden a la comprensión del texto y faciliten su entendimiento.
* La conversión al Dios que resucitó al Crucificado fracasado, nos exige un compromiso a favor de nuestros semejantes en la medida en que sea posible. Sin este compromiso ¿cómo puede ser creíble nuestro discurso sobre la resurrección de Jesús.
* Volver a Galilea. Galilea es el lugar donde comenzó Jesús el camino de la Buena Noticia que culminó en Jerusalén. Nuestro Galilea significa hacer nuestro su camino, o, ¿acaso me despisté en el camino y por eso no hay encuentro con  el Resucitado?
*Comprender y vivir el misterio de vida y muerte de Jesús NO es posible si no estamos abiertos a la fraternidad y al servicio, porque la relación sencilla con la gente, los gestos de fraternidad y el clima de servicio, son lugares especialmente adecuados para captar el asombro de la Pascua de Jesús.

CUANDO ORES

* Da gracias por la resurrección de Jesús, porque desvela la intervención amorosa de un Dios que se sitúa más allá de la muerte, en la vida; la resurrección anuncia que “el amor es más fuerte que la muerte”.
* Da gracias por tu propia resurrección porque es promesa y esperanza.
* Tratemos de aprender de Jesús, crucificado y resucitado, a abandonarnos más allá de nuestras fuerzas en los brazos de un Dios con rostro de Padre, un “Dios que es siempre amor otorgado… desde la lógica del exceso y del don”.

 ORACIÓN:   Salmo 139, 1-14

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Autora: Trinidad Brunet, equipo de Lectio Divina de la UPComillas

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