"Animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis"
(San Pablo a los Tesalonicenses)
Animar a alguien es darle aliento, darle respiro, quitarle losas (o ayudar a cargar con ellas), darle vida, contagiarle fe, levantarlo del suelo, ser apoyo, reavivarle el sentido de los acontecimientos, alentar su alegría y esperanza y una visión optimista de la realidad.
Ayudar a crecer es... ¿Cómo podemos ayudar a alguien a crecer? No se me ocurre otro modo mejor que el amor incondicional, la escucha atenta y... trabajar por el propio crecimiento para poder compartir con el otro la riqueza de la propia persona y de la propia visión.
La atención y el cuidado son modos de animar y ayudar a crecer. Y diría que para realizar esa tarea con otros es necesario hacerlo también con nosotros mismos. Estar atentos a lo que pasa por dentro. Cuidar nuestras necesidades de sueño, descanso, alimentación, ejercicio... Nuestras necesidades espirituales y afectivas. Tratarnos con suavidad y cariño. Todas éstas son cosas en las que no solemos tener mucha práctica.
Quizá hoy es un buen día para regalarnos un momento de autocuidado. Sin descuidar el regalar ánimo y escucha y cuidado a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Bienvenid@ y gracias por detenerte a comentar!
TODOS los comentarios serán publicados, siempre que las opiniones sean expresadas con respeto. Éste es un espacio para el encuentro, el diálogo y la comunicación de experiencias, en la diversidad. No es lugar para la controversia o la propaganda de blogs que nada tienen que ver con los temas que aquí se tratan.