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jueves, 31 de marzo de 2011

Visión del Hijo del hombre

Lectio divina de Apocalipsis 14,1-20


1 Volví a mirar y he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sión y con Él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre del Padre escrito en la frente. 2 Y escuché una voz que venía del cielo, como una voz de aguas caudalosas y voz de grandes truenos. Sin embargo, la voz que oí era como el sonido de citaristas tocando sus cítaras. 3 Cantaban un cántico nuevo delante del trono, de los cuatro vivientes y de los ancianos: un cántico que nadie podía aprender, excepto aquellos ciento cuarenta y cuatro mil rescatados de la tierra. 4 Éstos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes; éstos son los que siguen al Cordero a dondequiera que vaya, éstos son los rescatados de entre los humanos como primicias para Dios y para el Cordero; 5 y no se encontró engaño en su boca, son irreprochables.

6 Y vi a otro ángel que volaba por lo más alto del cielo, con un evangelio eterno para evangelizar a los moradores de la tierra: a todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. 7 Decía con voz potente: Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales de agua. 8 Un segundo ángel seguía diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia la grande, la que ha emborrachado a todos los pueblos con el vino de la ira de su prostitución. 9 Y un tercer ángel seguía a los dos anteriores diciendo con voz potente: 10 beberá el vino de la ira de Dios derramado sin mezcla en la copa de su cólera y será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y ante el Cordero. 11Será eterno su tormento; no habrá respiro ni de día ni de noche para los adoradores de la Bestia y de su estatua, y para quienes se han dejado marcar con su nombre.

12 Éste es el momento de la resistencia de los santos, de los que guardan los mandamientos de Dios y la fidelidad de Jesús. 13 Y oí una voz del cielo que decía: ¡Escribe! Bienaventurados los muertos que mueran desde ahora en el Señor. Sí, dice el Espíritu: que descanse de sus fatigas, pues sus obras siguen con ellos.

14 Y miré y he aquí una nube blanca y sentado sobre la nube como Hijo de Hombre con una corona de oro sobre la cabeza y una hoz afilada en la mano. 15 Salió del templo otro ángel y gritó con voz potente al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y comienza a segar, pues ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies. 16 El que estaba sentado sobre la nube envió su hoz a la tierra y la tierra fue segada. 17 Y salió otro ángel del templo celeste llevando también una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro ángel que tiene autoridad sobre el fuego y gritó con voz potente al que tenía la hoz afilada: mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, pues están ya las uvas en sazón. 19 Acercó el ángel su hoz a la tierra, vendimió la viña de la tierra y arrojó los racimos al lagar grande de la ira de Dios. 20 El lagar fue pisado en las afueras de la ciudad, y salió de él tanta sangre que alcanzó la altura del bozal de los caballos en un radio de mis seiscientos estadios.


CUANDO LEAS…

Contexto: Ap 14,1-5 cierra la sección de la Mujer y el Dragón y las dos Bestias (11,15–14,5), mientras que Ap 14,6-20 da inicio a la sección del Evangelio del juicio y de las copas de la ira (14,6–16,21). El triunfo de los 144.000 “se vuelve palabra de advertencia para aquellos que escuchan la voz de este libro”.
Contenido: En Ap 14,1-5 los 144.000 triunfadores se elevan en el monte Sión dentro de una visión de victoria, pues ha llegado el consuelo para los perseguidos. La unidad Ap 14,6-20 presenta dos visiones. En la primera (14,6-11) tres ángeles anuncian el evangelio de juicio. En la segunda (14,14-20) se realiza dicho juicio que se manifiesta con un doble signo; positivo (siega; 14,14-16) y negativo (vendimia; 14,17-20). Entre una y otra visión el autor del apocalipsis introduce un intermedio de advertencia (14,12-13).

Lectura por partes: el texto se podría dividir en dos partes: 14,1-5 y 14,6-20. Ésta última a su vez se subdivide en: primera visión (14,6-11), avisos (14,12-13), segunda visión (14,14-20).

- El número del cordero (14,1-5)
La sección 11,15–14,5 comenzaba con una voz que decía ¡Ha llegado el Reino! Y acaba también con voz que anuncia la gloria: ¡Está el cordero en Sión con los vencedores! Estos vencedores son 144.000 y aparecen sellados; luego, como triunfadores. Su identidad se describe como la de mártires y las notas características con las que vienen presentados son: a) han sido redimidos por el Cordero; b) son los no manchados con mujeres, vírgenes. Esto es, no han ensuciado sus vestidos con el culto a la Bestia; c) pertenecen a Dios.

- Primera visión (14,6-11)
El evangelio aparece anunciado por tres ángeles: 1) el ángel de la conversión pide que teman a Dios y le den gloria porque ha llegado su juicio; 2) el segundo ángel anuncia la caída de Babel; una proclamación gozosa; 3) el tercer ángel es portador de una advertencia escatológica: quienes se han dejado marcar por la Bestia serán destruidos por su misma opción. Se trata de una especie de “Talión escatológico”.

- Resistencia y bienaventuranza (14,12-13)
“La resistencia (hypomonê) unida a la fidelidad (pistis) define al creyente”. Esta resistencia requiere la oposición y rechazo a la Bestia así como la suficiente fortaleza para no dejarse absorber por la violencia del sistema. Se trata no tanto de una resistencia violenta como de estar dispuestos a dar la vida por ser testigos fieles.

- Segunda visión (14,14-20)
El juicio anunciado por los ángeles en la primera visión se realiza bajo un doble signo: la siega (14,14-16) y la vendimia (14,17-20). El agente de la siega es el Hijo del Hombre que recibe la consigna de comenzar. Se trata de una siega universal y sin distinción. En la vendimia, “la anterior neutralidad (todos iguales en la siega) se vuelve talión”. Pues, Dios arroja a lagar de su ira a los adoradores de la Bestia. La humanidad perversa se vuelve sangre. Si la sangre de los mártires se transforma en vida (6,9-11), la inundación de sangre de los asesinos se convierte en la causa que los asesina y destruye.

* Notas tomadas de X. PIKAZA, Apocalipsis, GLNT 17, Estella 1999.

CUANDO MEDITES…

- En Ap 14,1-5 se habla de una especie de batalla del cristiano ¿Dónde se encuentran hoy los verdaderos frentes? ¿con qué sellos están “marcados” hoy estos “soldados” del Reino? ¿de qué deben abstenerse (deseo de dinero, de poder, mentiras, violencia…) para no ”mancharse”?
- Ap 14,6-20 habla de una especie de destrucción inherente al pecado “¿De qué forma destruye la Bestia a sus adoradores?” ¿qué componentes auto-destructivas existen en el mal?
- Ap 14,12 habla de la resistencia de los santos “¿la resistencia es sólo negativa? ¿cómo crear una nueva humanidad desde la resistencia? ¿cómo puede ser bienaventurado quien sabe morir? ¿qué tipo de creatividad se despliega en la muerte de los fieles?”

CUANDO ORES…

Cuando ores percibe la voz de tantos hombres que en la historia elevan hoy un canto nuevo. Siéntete sellado por Dios, marcado por su Evangelio hasta la médula. Escucha la Palabra que penetra hasta los tuétanos de tus huesos. Y como el ángel, anuncia con fuerza que el camino del mal no tiene futuro. Exponte a la criba y a la siega de una hoz misericordiosa que te poda y purifica. No cierres los ojos a tanta sangre inocente derramada. Como Mons. Romero experimenta que el cristiano no está amenazado de muerte sino de vida.

(Marta García, pddm, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)

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