1Por aquellos días se reunió otra vez mucha
gente. Como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2- Me da lástima esta gente. Ya hace tres días
que están conmigo y no tienen nada que comer. 3Si los despido y los
dejo ir a sus casas en ayunas van a desfallecer por el camino. Y algunos han
venido de lejos.
4Los discípulos le contestaron:
- Pero ¿de dónde podrá uno
sacar pan para dar de comer a todos estos en este lugar apartado?
5Jesús les pregunto:
- ¿Cuántos panes tenéis?
Ellos contestaron:
- Siete.
6Jesús dispuso que la gente se acomodase sobre la
tierra. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios, los partió y se los
fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran. Y los
discípulos los distribuyeron entre la gente. 7Tenían además unos
cuantos peces; Jesús los bendijo y mando que los repartieran. 8Todos
comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron siete espuertas de los
trozos sobrantes de pan. 9Luego Jesús despidió a la multitud, que
eran unas cuatro mil personas. 10A continuación subió a la barca con
sus discípulos y se dirigió a la región de Dalmanuta.
CUANDO LEAS
Si
tuviéramos que poner un título a este pasaje, posiblemente sería el Banquete
para la comunidad cristiano-pagana, o también la multiplicación de los
panes y los peces para la comunidad cristiano-pagana. Creo que esto es
importante que lo tengamos en cuenta y sea, además, el marco de nuestra
oración. Desde luego que tiene diferencias notables con respecto a la primera
multiplicación: «por aquellos días», no aparece en la primera; «hace ya tres
días»; «algunos han venido de lejos»; aquí no se habla de ovejas y pastor; se
sientan sobre la tierra; aquí los panes son siete y los peces algunos. En el
anterior, sobran doce canastos, aquí siete espuertas; en el primero, nos
encontramos en la parte occidental del lago, aquí en la oriental; aquí siente
compasión de los paganos.
Nos
detenemos un poco en estas diferencias, ya que nos pueden ayudar. «Por aquellos
días», los días de la entrada de los gentiles en el pueblo escogido y el
cumplimiento pleno de la alianza tal como lo anunciaron los profetas. El número
siete normalmente en la Sagrada Escritura nos remite al mundo pagano. Los tres
días hace referencia a la resurrección por lo que la entrada de los gentiles en
la comunidad es una experiencia pascual. «Algunos han venido de lejos», con
esta expresión en algunos textos bíblicos se hace referencia a los gentiles
(Jos 9,6-9; Is 60,4). El acomodarse sobre la tierra tiene un sentido más
universal. También los paganos quedan satisfechos, pues la comunión con Jesús
satisface siempre. La palabra espuerta hace referencia al mundo gentil. También
señala universalidad el que no se restrinja el número de comensales a los
varones.
Tanto en un
relato como en otro, la gente, el pueblo está abandonado. En una situación como
esta se confían totalmente a Jesús. Y ante esto, Jesús no puede más que
compadecerse y manifestar la misericordia divina. Pero, además quiere que sus
discípulos se impliquen, «los discípulos los distribuyeron a la gente».
Al final
hemos de reconocer que estamos ante una narración de la eucaristía. Este pan
está preparando el pan eucarístico, y, al mismo tiempo simboliza el pan de la
Palabra.
A pesar de
todo, los discípulos parecen no comprender nada.
CUANDO
MEDITES
- Vuelve a pasar por tu corazón
este relato e imagínate que eres una de aquellas personas que reciben este don
de saciarse de pan que nos regala Jesús. Mantente pasivo/a como la gente del
relato. Jesús es el protagonista y el que nos hace el regalo. ¿Qué sientes?
- ¿Has tenido alguna vez la
experiencia de «ser alimentado/a por Jesús»? Rememora este momento.
- Los discípulos parecen no
entender, ¿me ocurre a mí lo mismo?, ¿qué es lo que me impide entender los
gestos y la Palabra de Jesús.
- Cuando estés tranquilo/a en
casa, puedes ir al texto de la primera multiplicación (6,33-44) y date cuenta
de las diferencias entre los dos relatos.
CUANDO ORES
- Da gracias a Dios por el gran
don de alimentarte con el pan de la eucaristía y el pan de la Palabra.
- Pídele perdón por las veces que
por tu propia negligencia no eres capaz de reconocer los gestos y palabras de
Jesús.
- Pide al Señor ser un
instrumento en sus manos que le ayude a repartir el pan de la eucaristía y el
pan de la Palabra.
Salmo 90
Señor, durante generaciones
tú has sido nuestro refugio.
Antes que se formasen los montes
y la tierra y el orbe surgieran
desde siempre y para siempre tú
eres Dios.
Tú haces que el ser humano vuelva
al polvo,
diciendo:¡Regresad hijos de Adán!
Porque mil años ante tus ojos
son como un día, como un ayer que
ya pasó,
como una vigilia en la noche.
Cólmanos de tu amor por la mañana
para que cantemos alegres toda la
vida.
Que descienda sobre nosotros
la gracia del Señor, nuestro
Dios.
Afianza la obra de nuestras
manos;
sí, afianza la obra de nuestras
manos.
(Autor: Pepe Pedregosa, ssp; Equipo de lectio divina de la UPComillas)
muchas gracias, por los ejemplos para aprender a meditar y orar después de esta preciosa lectura.
ResponderEliminarSaludos de Pamela, desde Santiago de Chile.
Gracias a ti, Pamela, por dejar tu comentario que nos pone en comunión en torno a la Palabra.
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