miércoles, 27 de agosto de 2008

¿Leer la Biblia en un año?

Leemos juntos la Biblia
Génesis 1-12


El 9 de octubre de 2007, es decir, hace casi un año, proponía yo, en este mismo blog, leer la Biblia entera en un año, lo cual suponía leer una media de cuatro capítulos diarios.
Han ido transcurriendo los meses y, por mi parte, no he podido realizar mi deseo. Tan sólo he podido leer los textos diarios de la liturgia y algunos libros completos (pocos) que requería mi tarea lectiva.

Pero comenzamos nuevo curso y vuelvo a las andadas. ¡Otra vez la misma propuesta! ¿Alguien se apunta? Sólo que, en lugar de comenzar por los evangelios, vamos a comenzar por el principio, es decir, por el Génesis.
Para esta semana propongo leer los 12 primeros capítulos del Génesis, que abarcan la llamada historia de los orígenes (Génesis 1-11) y el comienzo de las historias de los patriarcas y matriarcas del pueblo de Israel.
Acompañando esa lectura, iré ofreciendo unas palabras de introducción general a las diversas secciones de los libros.

Al acercarnos a las figuras de Abrahán y Sara (Gn 11,27 y capítulos siguientes) os invito a contemplar a estos personajes como modelos de fe en el Dios de los imposibles. Si una imagen de Dios emana de esas páginas bíblicas es precisamente ésta.

___________________________________

Abrahán y Sara, modelos de creyente

El libro del Génesis, uno de los más conocidos del A.T., está formado por dos grandes partes:
- La primera está constituida por los 11 primeros capítulos y corresponde a la llamada “historia de los orígenes”.- Y la segunda, que va de los capítulos 12 al 50, abarca los ciclos de los patriarcas y matriarcas.

No vamos a hablar de los once primeros capítulos del Génesis, aunque sí podemos decir que introducen los relatos que siguen a continuación proporcionando un marco a los grandes protagonistas de estos relatos, que son Abrahán, Isaac, Jacob con sus respectivas mujeres, y José.
Si nos fijamos, el narrador de los primeros capítulos del Génesis es como un director de cine que coge su cámara y trata de preparar para nosotros un reportaje que abarque el universo entero y al ser humano en general. Es como si quisiera mostrarnos cómo está hecho el universo y cómo es el ser humano, cómo se comporta y cómo está llamado a vivir. Por supuesto, este director de cine es profundamente religioso y ve, en toda la creación, una huella de Dios y ve, en el ser humano, el sueño de Dios para la humanidad: cómo quería Dios que fuera nuestra vida y cómo la hacemos nosotros, desde nuestra libertad. Ahí entran los relatos de la creación, el paraíso, el pecado, la torre de Babel, el diluvio y Noé con sus hijos.
Pues bien, de este punto de partida universal, el enfoque de la cámara se va estrechando hasta centrarse en unos personajes particulares: en un clan cuyos antepasados fueron Noé y sus hijos, y del que va a nacer el primer gran padre del pueblo de Israel: Abrahán.

Una pregunta que solemos hacernos respecto a los patriarcas es si son personajes históricos o si sus historias son una serie de cuentos más o menos edificantes que un redactor ha coleccionado y unido en el libro del Génesis.

Lo primero que hay que decir es que no es fácil situar cronológicamente a Abrahán, pero hoy sabemos, por los datos de que disponemos, que podríamos situarlo en el período de la edad del Bronce Medio, entre el año 1900 y el 1600 a.C. ¿En qué se basan los estudiosos para fechar a estos personajes en este período? En datos como las fórmulas de los tratados y pactos o las leyes sobre herencias que tratan por igual a todos los hijos.
Es verdad que los materiales de esta época fueron reelaborados en tiempo de la monarquía, pero el sustrato antiguo de los relatos pertenece al siglo XX o XIX a. C.

Respecto a si son históricos o no estos relatos antiguos hay tres posturas entre los estudiosos:
- La primera defiende que todo lo que se nos cuenta en estas narraciones es histórico, incluso aunque haya contradicciones narrativas o cronológicas. Esta postura es la de quienes se empeñan en entender la Biblia literalmente.
- La segunda postura, que mantuvieron estudiosos de principios del siglo XX, es la de rechazar toda historicidad y sostener que los relatos son una simple ficción puesta al servicio de la teología de la historia. Es decir, los autores sagrados, recogiendo o creando leyendas y mitos tratarían de ofrecer, con ellos, un sentido de la historia y de la vida humana.
- Y la tercera postura, predominante hoy entre los estudiosos de la Biblia, es la que, sirviéndose de los descubrimientos arqueológicos de los últimos tiempos, reconoce un fondo histórico que trata de transmitirnos una verdad religiosa o teológica.
Que existe un fondo histórico es incuestionable, puesto que en miles de tablillas de arcilla que han ido apareciendo en lugares como Mari tenemos atestiguados los nombres de Abrahán, Sara y también costumbres semejantes a las que aparecen en el libro del Génesis.
Ahora bien, ¿fue todo tal y como nos cuentan estos relatos patriarcales? Probablemente, lo que tenemos ante nuestros ojos es una lectura idealizada de un antepasado en el que queremos resaltar una serie de cualidades. O quizá la historia de Abrahán y su familia sea la síntesis de la propia historia del pueblo, un pueblo al que le tocó salir para preservar su fe y su identidad y para ser portador de unas promesas para toda la humanidad.

En todo caso, sea Abrahán un personaje histórico en el sentido estricto de la palabra, o no, lo cierto es que es un modelo para los creyentes de todas las épocas y de tres de las grandes religiones monoteístas:- para el judaísmo ha sido “el padre” de la nación. Recordemos la discusión que tiene Jesús con los judíos en el capítulo 8 de Juan, cuando los judíos le dicen: “Nosotros tenemos por padre a Abrahán...”. El Dios en el que creen los judíos es el Dios de nuestros padres, Abrahán, Isaac y Jacob.
- para los musulmanes, es el “amigo de Dios”;
- para los cristianos, es el hombre de la fe por excelencia. De ello nos ha quedado un testimonio precioso en las cartas de San Pablo a los Gálatas y a los Romanos, y en la carta a los Hebreos.

El autor de la carta a los Hebreos, tratando de animar y alentar la esperanza de los cristianos perseguidos, en el capítulo 11 presenta una gran nube de testigos de la fe, que han resistido y han mantenido la confianza en Dios y su apuesta por Él en situaciones límite de tribulación, persecución o martirio. Pues bien, entre esa nube de testigos se encuentran Abrahán y Sara, modelos de fe al salir de su tierra, al creer que podrían engendrar siendo ancianos, y al entregar, finalmente, a su hijo amado sin entender, en absoluto, el aparente absurdo proyecto de Dios. Un absurdo que lo que pretende es mostrarnos lo ilimitado de la confianza de este padre y de esta madre de la fe. Consideremos, con atención, lo que el autor de la carta a los Hebreos dice de Abrahán y de Sara:


Por la fe, Abrahán, al ser llamado por Dios,
obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia,
y salió sin saber a dónde iba.
Por la fe, peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña,
habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob,
coherederos de las mismas promesas,
pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Por la fe, también Sara recibió, incluso fuera de la edad apropiada,
vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía.
Por lo cual, también de uno solo y ya gastado,
nacieron hijos, numerosos como las estrellas del cielo,
incontables como las orillas del mar.
Por la fe, Abrahán, sometido a prueba, presentó a Isaac como ofrenda,
y el que había recibido las ofrendas,
ofrecía a su unigénito, respecto del cual se le había dicho:
Por Isaac tendrás descendencia.
Pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos.
Por eso lo recobró, para que Isaac fuera también figura.”

Con esta pequeña introducción sobre el significado de la figura de Abrahán para los creyentes, comenzamos su ciclo en el capítulo 11,27 del libro del Génesis, en donde encontramos la genealogía de su padre Téraj.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡Me apunto!!!

¡Cuenta conmigo! Una novata madurita con incesantes ganas de profundizar en la apasionante historia de la Biblia que es, también, nuestra historia...

Ya lo intente, el curso pasado, de la mano de las ingeniosas María y Micaela y lo sigo intentando, con su estupendo programa de Antiguo Testamento, en la radio de nuestra madre.

Un saludo

Anónimo dijo...

¡Pues vamos adelante al menos las dos! ¡A ver si este año puede ser!
Mañana seguiré con el Génesis.

Un abrazo