lunes, 13 de diciembre de 2010

Descensos y caídas

En ocasiones, las "cosas de la vida" confluyen en un mismo punto para hacerte caer en la cuenta de algo que te es necesario en ese momento. Considero que esta afluencia no es casualidad ni fruto de una "conjunción planetaria", sino Providencia.
Ayer, en uno de los grupos bíblicos, saltó a la palestra el tema de la autoconciencia de Jesús y de su conocimiento. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con personas que debatieran y discutieran sobre si el Jesús terreno conocía todas las cosas o no. Y, puesto que es Dios, debía conocerlas. Hay cierta teología que afirma que, en virtud de la "visión beatífica", Jesús conocía todos los misterios y toda la ciencia. Todo. Pero es evidente que no es así. Jesús mismo confesó su ignorancia respecto a cuestiones que ni el Hijo ni los ángeles conocen, sino sólo el Padre.
El conocimiento de Jesús se vio condicionado por su encarnación y limitado a un espacio (Palestina), un tiempo (siglo I), una cultura (mediterránea), una raza (judía), una religión (judaísmo), un género (varón)... La encarnación es verdadera encarnación. No fue una representación teatral. Jesús fue verdaderamente humano. "Se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos y viviendo como un hombre cualquiera...".
Dios, en la encarnación, desciende, desciende, deciende... En el escándalo que esto supone para algunas personas religiosas que siguen insistiendo: "pero lo sabía todo y lo podía todo, porque era Dios", he entendido mejor el escándalo de los contemporáneos de Jesús, el escándalo de fariseos, escribas... y de los mismos discípulos. El escándalo de Pedro, que corrige a Jesús, se lo lleva aparte y le reprende: "Eso no puede sucederte a ti". El Mesías-Rey no puede morir crucificado. Dios no puede ser ignorante y débil. ¡Pero es que Él quiso hacerse pobre para enriquecernos con esa pobreza! ¡Dios mismo quiso descender!

Precisamente ayer (primera confluencia) me llegó un escrito de Dolores Aleixandre, publicado en ALANDAR, sobre el descenso de Jesús. Precisamente el sábado (segunda confluencia) mi cuñada Ana me regaló un libro que yo deseaba desde hace tiempo: Aprendiendo a caer. Elogio de la vida imperfecta, que tiene mucho que ver con esto. Y precisamente hoy (tercera confluencia) es la fiesta de San Juan de la Cruz, que habla como nadie de bajadas y descensos vertiginosos hacia el despojamiento del yo.
A esto hay que añadir que este año toco con mis manos el doloroso descenso y rápido deterioro psicofísico de una persona muy amada. Y lo hago desde mis propios descensos y limitaciones (cuarta, quinta, sexta... confluencias).
¿Conjunción planetaria? Providencia que, en su sabiduría, se las arregla para enseñarme el arte de vivir descendiendo.
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Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada;
para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada;
para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada;
para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada;
para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas;
para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes;
para venir a poseer lo que no posees,
has de ir por donde no posees;
para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo;
para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener;
has de tenerlo sin nada querer.


En esta desnudez halla el espíritu su descanso, porque, no codiciando nada, nada le fatiga y nada le oprime, porque está en el centro de su humildad.

(San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo)

9 comentarios:

Carmen dijo...

Precisamente hace unos días se originó en "Atrio" (http://www.atrio.org/) un debate en torno a un artículo titulado "las frustraciones de Jesús". Y las dos posturas eran las mismas que comentas. Jesús era un ser "iluminado", divino, que no se frutró nunca: o Jesús fue humano con todo lo que eso conlleva...y ¿alguuienconoce a un hombre o mujer que no haya experimentado la decepción, el dolor, la frustración...en algún momento de su vida?
Si yo me atrevo a considerarme amiga de Jesús y seguidora suya es gracias a su humanidad.

Conchi pddm dijo...

Lucas nos habla del llanto de Jesús ante Jerusalén y de su profundo suspiro de pesar... Nos habla de las gruesas gotas de sangre, fruto del terror ante la perspectiva de una muerte violenta. Los sinópticos en general hablan de las exclamaciones de disgusto de Jesús ante esta generación "incrédula", "malvada y pervertida": "¿Hasta cuándo tendré que soportaros?"... Juan habla de la angustia de Jesús ante la llegada de "su hora".

Es absurdo pensar que las profundas emociones de Jesús fueron fingidas. Luego en él hubo frustración, tristeza, angustia, miedo y... todo lo nuestro, menos el pecado ("enteramente igual a nosotros menos en el pecado", Heb 4,15).

M Luisa dijo...

A mí me gusta encontrarme con ese Jesús cercano que me hace sentirme abarcada por su mirada de amor. Ya sé que Dios lo puede todo pero, ¿acaso no nos enseña a querer al otro acercándonos a su vida y mirándonos a los ojos? Para mí Jesús es un hombre que vivió y sufrió como nosotros; un hombre que se descubría en el Padre y se dejaba hacer por él... como nos pide a nosotros que hagamos. Un hombre que vive y muere porque se sabe en las manos del Padre, se deja descubrir por el Padre, amar y asombrar por el Padre... Un hombre que nos deja anonadados a todos nosotros precisamente por su ser con nosotros, como nosotros.
Un abrazo,

Carmen dijo...

Hay que ver, de no escribir nada estoy pasando a "acapararte" el blog, pero culpa tuya por hacerlo tan interesante.
¿Qué entiendes tú por pecado? ¿Tú crees que puede haber alguien que con plena consciencia y libertad decida hacer daño?...quiero decir...una persona feliz, sana, que tenga recursos suficientes para quererse a si misma y a los demás..."peca"?...¿O más bien sus errores son consecuencia de su humanidad y si hacen daño es involuntariamente?
Y si la persona ha sido dañada, si nadie la ha enseñado nunca a amar...¿"Peca"...?
Y...¿se puede de verdad definir el pecado como lo que nos aparta de Dios? ¿Hay algo que pueda apartarnos de Dios?
Yo creo que Jesús , además de mi meta, es también un igual.

Conchi pddm dijo...

Sí, igual, como nosotros, pero... distinto. Divino. Dios.

¿Y qué hacéis a estas horas leyendo, pensando y escribiendo estas cosas?
Venga, a descansar, que mañana hay que madrugar. ¡Y mucho!
Un abrazo a las dos.

Víctor M. Fdez. dijo...

Buenos días, Conchi. Esas reflexiones teológicas son útiles si nos ayudan a conocer mejor a Cristo, y por tanto a Dios (y conocer, es amar; de lo contrario, corremos el riesgo de que se quede en mera especulación intelectual).
Este debate en concreto puede servir para dar recordar la doble naturaleza del Cristo (verdadero Dios, verdadero hombre, que decimos en el credo nacianceno. La Congregación para la Doctrina de la Fe ve como "cosa muy sospechosa" aquellos escritos que no insisten "lo suficiente" en la naturaleza divina de Cristo y así ¡ay! se han cargado parte de la Teología de la Liberación y puesto en tela de juicio estupendos escritos de teólogos como Castillo o Pagola (a quién por cierto, debo conocer -=amar- un poco más a Jesús.
Te planteo otro...

Víctor M. Fdez. dijo...

... te planteo otro juego teológico: Dios, ¿está limitado por sí mismo?
tic tac tic tac tic tac
Hay una canción de Taizé (y un escrito del hermano Roger) que dice "Dieu ne peut que donner son amour" que, al cambio, significa algo así como "Dios no puede sino dar su amor". Dios no puede...¿es posible que Dios no pueda algo? Y, sin embargo, el amor todo lo puede... Bueno, me callo ya. Perdón por la perorata y Feliz tiempo de Adviento!

YENTL dijo...

Cuando estudié Cristología, nos enseñaron que el conocimiento de Jesús era limitado porque era humano. Por ejemplo, el tema de su muerte. Él no sabía realmente cómo iba a morir, podía intuir que tendría una muerte violenta ya que esa era generalmente la muerte de los profetas, el más reciente: Juan el Bautista pero que iba a ser crucificado, eso no lo sabía hasta los últimos momentos de su vida cuando se dio cuenta de lo que se le venía encima.

Otra cosa, ¿por qué cuando leo libros sobre aquella época llaman a aquella tierra Palestina? En aquel momento aquello era Judea y Galilea (con la tierra de Samaría por enmedio). Creo que es un error bastante grave. Fue más tarde cuando un emperador romano, cuyo nombre no recuerdo, decidió cambiar el nombre de Judea por el de Palestina como escarnio para los judíos.

Un besote

Conchi dijo...

Víctor, el post no era una reflexión teológica dogmática sobre la "doble naturaleza de Jesús", sino una reflexión existencial y espiritual sobre "los descensos". Al menos, esto segundo pretendía.

Yentl: en cuanto a lo que dices sobre Palestina tienes toda la razón. Usamos este término posterior para designar toda esa área geográfica general, aunque es anacrónico y a un judío le molestaría.

Un beso y buen día.