jueves, 21 de febrero de 2008

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Jueves de la segunda semana de Cuaresma

Jeremías 17,5-10; Salmo 1; Lucas 16,19-31

"¿Que he hecho yo para merecer esto?"
No sé por qué, hoy me he levantado con esta cantinela en la cabeza. ¿Que qué me ha pasado? Nada especial.
Simplemente me pregunto qué he hecho yo para pertenecer al reducido y privilegiado número de personas agraciadas con
- ropa para vestir,
- pan diario en mi mesa,
- una vivienda más que digna,
- cultura que me permite leer, escribir, disfrutar del conocimiento de la historia, el arte, la geografía, la filosofía, la religión, la política...,
- compañía y afectos que son apoyo, ayuda y gozo,
- fe y una vocación que llena mi vida de sentido,
- una tarea que me entusiasma y apasiona...

En definitiva, me pregunto qué he hecho yo para ser tan rica, para no ser uno de tantos "lázaros" más de los que encontramos en algunas esquinas de nuestras ciudades, o en países enteros del tercer mundo.
Conocer la existencia de millones de "lázaros" que mendigan unas migajas de nuestra mesa me hace caer en la cuenta de lo agradecida que debería sentirme por disfrutar de una vida mejor que la suya, agraciada, en la que no carezco de nada necesario para ser modestamente feliz. Y me pregunto hoy qué puedo compartir de lo mío.

La página http://www.marianistas.org/~justiciaypaz/cuaresma/ nos pone en contacto con los cuarenta países más pobres del mundo, "echados en el portal" de nuestra sociedad opulenta, que "banquetea espléndidamente" cada día, esperando unas migajas de lo que nos sobra.

Quizá hoy, movidos por el evangelio de Lucas, sea un buen día para acercarse a conocerlos y para preguntarse qué podemos hacer, qué debemos hacer por ellos... y por nosotros. Y es que nuestra felicidad nunca será completa mientras no haya pan en la mesa de todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La pregunta que nace de aquí es ¿qué tengo que hacer yo para que esos lázaros del mundo dejen de serlo? ¿Cómo me impulsa a ello Dios?

Saludos

Anónimo dijo...

Querida Rut,
la respuesta la da siempre el Espíritu, que orienta nuestra mirada, nuestros sentires y nuestras manos en una determinada dirección...
Una hermana de mi comunidad, Esperanza, suele hablar de "poner cada uno nuestro granito de arena". Ella parece una "hormiguita" trabajando por el Reino de modo bastante escondido, pero con una alegría que nada ni nadie le quita. Su espiritualidad es la de los "granitos", sin pretender grandes cosas, ni grandes proyectos. Pero convencida de que su tarea contribuje a la siembra de un mundo según Dios.

El papa Benedicto, en su carta de Cuaresma, da algunas orientaciones respecto al "qué debemos hacer". Pero seguro que el Espíritu y la Palabra hablan más claro y directo que ninguna otra palabra que podamos escuchar.

Anónimo dijo...

Pues sí, tienes razón ¿Qué hemos hecho para mecernos tanto? Pero creo que no somos conscientes de ello. Lo vemos como algo normal y que "por derecho" tenemos que tener todo lo que tenemos y la verdad es que eso es así pero no a costa de los demás. ¿Por qué los demás no pueden también tener ese "derecho" a tener una vivienda, comida, ropa, educación, afecto, cariño...? Porque al mundo "rico" no le interesa.

Por cierto, últimamente estás haciendo novillos en Radio María.

Shalom
Mónica