lunes, 17 de diciembre de 2012

Jesús en Jerusalén

Lectio divina de Marcos 11,1-20

11 1Cuando se acercaban a Jerusalén, a la altura de Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos,  Jesús envió a dos de sus discípulos  2con este encargo: “Id a la aldea de enfrente. Al entrar en ella, encontraréis en seguida un borrico atado, sobre el que nadie  ha montado todavía. Soltadlo y traedlo. 3Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, le decís que el Señor lo necesita y que en seguida lo devolverá”. 4Los discípulos fueron, encontraron un borrico atado junto a la puerta, fuera, en la calle, y lo soltaron. 5Alguno de los que estaban allí les preguntaron: ¿Por qué desatáis el borrico? 6 Los discípulos les contestaron como les había dicho Jesús, y ellos se lo permitieron. 

7 Llevaron el borrico, echaron encima sus mantos, y Jesús montó sobre él. 8 Muchos tendieron sus mantos por el camino y otros hacían lo mismo con ramas que cortaban en el campo. 9Los que iban delante y detrás gritaban: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!  10¡Bendito el reino que viene,  el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!”. 11Cuando Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y observó todo a su alrededor  pero,  como ya era tarde, se fue a Betania con los doce. 12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. 13Al ver, de lejos, una higuera con hojas,  se acercó a ver si encontraba algo en ella. Pero no encontró más que hojas, pues no era tiempo de higos. 14Entonces le dijo: “Que nunca jamás coma nadie fruto de ti”.  Sus discípulos lo oyeron. 
15 Cuando llegaron a Jerusalén,  Jesús entró en el templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían las palomas, 16y no consentía que nadie pasase por el templo llevando cosas. 17 Luego se puso a enseñar diciéndoles: “¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Vosotros, sin embargo, la habéis convertido en una cueva de ladrones”. 18Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley se enteraron y buscaban el modo de acabar con Jesús, porque lo temían, ya que toda la gente estaba asombrada de su enseñanza. 19 Cuando se hizo de noche, salieron fuera de la ciudad.

CUANDO LEAS

- Este relato se desarrolla entre el camino, Jerusalén y  el templo, objetivo y meta del camino. Las abundantes anotaciones de tiempo y espacio –una de las características de la escritura de Marcos-, permiten distinguir varias jornadas y la diversidad de actividades de Jesús. Lugares: el camino, la “entrada” a la ciudad, el templo. Actividades: encargo del borrico, entrada en la ciudad y en el templo al que observa y vuelta a Betania; nueva entrada en Jerusalén tras el episodio de la maldición de la higuera, y expulsión de vendedores y marchantes del templo.
- Con la entrada de Jesús en Jerusalén, no muy solemne en Marcos (11,1-11) al atardecer del primer día, y el relato de los   actos proféticos: maldición de una higuera y purificación del templo (11,12-19), del segundo día, Marcos comienza la narración de los sucesos de la última semana de la vida terrena de Jesús. Los sucesos de estos dos días ocupan nuestra lectura orante de hoy.  Marcos escribe su evangelio hacia el año 65/70, es decir,  unos cuarenta años después de los sucesos que narra. Como iremos viendo en jueves sucesivos,  los caps. 11-15 parecen formar “una deliberada base para una liturgia de Semana Santa” que va desde el Domingo de Ramos hasta el de Pascua, como una unidad sin cortes, y que probablemente ya era seguida en estos años en la iglesia de Roma. Son los recuerdos a los que volvían, sin duda, una y otra vez los cristianos de la segunda generación. El evangelio de Marcos es, como todos, “una combinación de historia recordada e historia interpretada”, y es también, el utilizado como material de base en la redacción de  sus respectivos evangelios por Mateo y Lucas con modificaciones varias. Este episodio es recogido por ambos.
- vv. 1-11: Primer día: entrada en Jerusalén. Rápida inspección en el templo (v.1-11).  Jesús, junto con los Doce, en la última jornada de la peregrinación a la Ciudad Santa, camina de Betania a Jerusalén y su templo, y regreso a Betania. Toda la escena tiene como fondo un pasaje de Zacarias (9,9), aunque  Marcos no lo cita expresamente, pero sí recoge que el borrico aún no había sido montado. Jesús monta, pues, sobre un animal “sagrado” al que cubren algunos mantos de discípulos y que pisará sobre un alfombrado de ramajes del camino. Ambos son dos rituales típicos de la realeza. Jesús entra en Jerusalén como rey verdadero de Israel pero, en Marcos, esta entrada apenas conmueve a la ciudad. Es un suceso sólo para los íntimos y pocos más que entonan aclamaciones acompañándole hasta el templo donde “observó todo a su alrededor” (v.11). Y “cuando anocheció”-la noche siempre infunde temor- se volvieron a Betania.  Los nombres de Jerusalén y Betania forman el marco para delinear este episodio inicial.
- vv. 12-19: Los acontecimientos del segundo día comienzan en el camino de Betania a Jerusalén. Marcos describe los acontecimientos de este día utilizando una inclusión literaria formada por dos acciones simbólicas proféticas: maldición de la higuera y resultado; conmoción en el templo y resultado.  Jesús realiza ambas acciones al estilo de los profetas de Israel, que recurren a la imagen de la higuera y de la viña como figuras de Israel  para hacerse oir por Israel, para quejarse de un pueblo que ha abandonado al Señor y a su Ley  (Jer 19,1.10-11; 8,13); Oseas (9,10; 9,16). Jesús sabe que no era tiempo de higos, y también sabe que en primavera –y era primavera, el mes de Nisán- solían encontrarse algunos higos invernales o algunos higos tempranos amargos, que podían comerse con gusto. Pero esa higuera solo tenía hojas; era una planta estéril, y es un símbolo de la esterilidad de Israel como clamaron los profetas  (Miq. 7,1ss).  Jesús dijo: que “nadie coma jamás fruto de ti”. La formulación de esta condena es típica de Marcos, que subraya que estas palabras de Jesús no la oyen los que rechazan a Jesús, sino sus discípulos. Será a ellos a quienes les explique esta palabra actualizándola para ellos (11,20-25) y que nos queda para el próximo jueves.
- vv. 15-19: Es un fragmento pequeño que está enmarcado entre dos verbos de movimiento. El primero señala la llegada a la ciudad (v.15); el segundo, la salida de ella (v.19). Lo que sucede entre medias presenta a Jesús como profeta y se interpreta acudiendo a los profetas. Cuando Marcos une la maldición de la higuera con la limpieza del templo, está mostrando que la higuera es figura del templo, de “la ley existente, cuyo final anuncia Jesús”. De la misma manera que la higuera no tiene frutos, así tampoco el templo que se ha secado y convertido en un lugar “sin frutos”, en un lugar en el que  cambistas de moneda para el pago de los impuestos  y vendedores de animales para los sacrificios, junto con los sacerdotes, hacen negocio y se enriquecen. Ya no es un espacio de oración, del encuentro con el Dios verdadero. Marcos siempre describe el templo de forma negativa. La expulsión de los mercaderes, el vuelco de las mesas de los cambistas, etc., son una manera de Jesús de “ilustrar” su palabra. Los Sumos Sacerdotes y los letrados “se enteraron” (v.18)  y reaccionan con la decisión de matarle. Han comprendido que con él, con Jesús, comienza el nuevo templo en el que todos los pueblos tienen entrada, pero ellos no tienen lugar.

CUANDO MEDITES

- Recuerda:  “las narraciones evangélicas ni son crónica histórica, ni cuento de hadas. Ni verdad histórica literal, ni mera ficción para entretener, sino verdad profunda por medio de ficción poética”.   Por eso, pregúntate: ¿cómo se revela Jesús en estas páginas del Evangelio? ¿Cuál es la verdad profunda de esta lectura de hoy para mí?
- Después de ser aclamado como portador del “reino de nuestro padre David”, ¿qué queda de tanto entusiasmo? Los discípulos ¿se han dado cuenta de las dimensiones simbólicas de aquel cortejo en el que han participado? Quizá Jesús  se haya sentido muy solo en aquella tarde…. Durante toda esta escena Jesús no habla. Y en mi vida ¿cuenta Jesús de tal manera que mi vida no tiene sentido sin él?
- Jesús no sólo entra en la ciudad, también en el templo convertido en mercado, en un lugar ruidoso y sucio, el lugar de los sacrificios externos. Para Jesús el templo es  espacio de oración, del encuentro con el Dios verdadero. Esta posición crítica de Jesús respecto del templo debe ser una interpelación constante en nuestra vida, para discernir si nuestro ejercicio religioso no se ha convertido también en una mera actividad más. ¿Es importante para mí realmente Dios cuando rezo o utilizo a Dios para que me vaya bien?
- Marcos apunta: “los discípulos lo oyeron” (v.14). Por tanto Jesús quiere dar una lección, hacer entender algo. Estamos en el campo de la enseñanza, por eso realiza un gesto simbólico. Por eso la cuestión más importante no está en el hecho en sí. Se trata más bien de sacar el significado. Por eso, más que concretar qué ha pasado debemos preguntar qué mensaje quiere comunicarnos.
- “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”. Estas palabras ¿las tomo como un aviso para, para nuestra comunidades cristianas, para que no nos comportemos como los expulsados por Jesús, para no repetir sus conductas?

CUANDO ORES

- Recuerda que este tiempo es también para “hallar descanso” para el alma: sabemos que el Señor nos comprende y perdona aunque cuando busque frutos de entrega, generosidad, amor …. encuentre  a veces “follaje”. Follaje es lo que impresiona pero no existe, lo que promete pero no da.  Revisa tu follaje, lo que ven los demás frente a la realidad que ve Dios
- Sorpréndete de que el único milagro realizado por Jesús en Jerusalén sea una maldición … pero no para los hombres o las mujeres, para nosotros se trata de una dura advertencia, y por tanto, de una invitación  a la revisión  y al cambio. Que nuestra oración de esta tarde sea un compromiso para “ir a mejor”, cada uno a su paso, a su ritmo.
- Que no nos desanime nuestra pobreza espiritual: ante Dios “siempre estamos en números rojos”, pero ese Dios ama nuestra pobreza y tiene necesidad de cada uno, porque el mensaje de salvación de Jesús va dirigido a cada uno. Solamente reconoce a Jesús como el Cristo aquel que siente la necesidad de ser salvado por Cristo.

-Dirígete a él con palabras sencillas: 

A veces, Señor, es difícil rezar.
Hay situaciones que superan nuestra comprensión y nuestro aguante.
Nos sentimos desfallecer y no sabemos articular palabras.
Y Tú acoges, misericordioso,
nuestra simple presencia como oración silenciosa.
Ayúdanos  a sacar fuerzas de nuestro silencio,
a tomar aliento de nuestra presencia orante,
a reanimarnos en tu promesa de salvación.
Así toda nuestra vida desembocará
en un cántico de acción de gracias por tu ayuda.

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Autora: Trinidad Brunet, equipo de Lectio Divina de la UPComillas

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