martes, 18 de marzo de 2014

Danos siempre de ese pan

Lectio divina de Juan 6,22-40

22A la mañana siguiente la gente que se había quedado en la otra orilla vio que allí no había más que un bote, siendo así que los discípulos se habían ido solos y Jesús no se había ido con ellos. 23Desde Tiberíades llegaron otras barcas cerca del lugar donde el Señor dio gracias y ellos comieron el pan. 24Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron en los botes y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. 25 Lo encontraron a la otra orilla del lago y le preguntaron: -Rabí, ¿cuándo llegaste aquí? 26Jesús les respondió: -Os aseguro que me buscáis, no por las señales que habéis visto, sino porque os habéis hartado de pan. 27Trabajad no por un sustento que perece, sino por un sustento que dura y da vida eterna; el que os dará este Hombre. En él Dios Padre ha puesto su sello.
28 Le preguntaron: -¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios? 29 Jesús les contestó: -La obra de Dios consiste en que creáis a aquél que él envió.
 30Le dijeron: -¿Qué señal haces para que veamos y creamos? ¿En qué trabajas? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo. 32 Les respondió Jesús: -Os lo aseguro, no fue Moisés quien os dio pan del cielo; es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. 33 El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
 34 Le dijeron: -Señor, danos siempre de ese pan. 35 Jesús les contestó: -Yo soy el pan de la vida: el que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed. 36 Pero ya os dije que, aunque [me] habéis visto, no creéis. 37 Los que el Padre me ha confiado vendrán a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera; 38 porque no bajé del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y ésta es la voluntad del que me envió, que no pierda a ninguno de los que me confió, sino que los resucite [en] el último día. 40 Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que contempla al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré [en] el último día.

CUANDO LEAS

Lo central de este fragmento bíblico es el pan, a juzgar por las veces que se repite y por la profundidad con que el evangelista lo plantea. El tema sería el pan que Jesús da y que Él mismo es. Al igual que el pueblo de Israel en el desierto tuvo miedo a pasar hambre y sed y Dios lo alimentó con el maná, Dios mismo alimenta a sus discípulos con el pan de vida que es Jesús.
Si nos fijamos en la estructura dialogal del texto podemos dividirlo en 4 partes:
a)      Jn 6,22-27: Comienza con la sorpresa de la gente: -Rabí, ¿cuándo llegaste aquí? Están buscando a Jesús pero, incluso, cuando le encuentran siguen estando lejos pues mientras la gente busca el alimento que perece, Jesús les habla del que no perece. Al final acaba con una promesa: el Hijo del Hombre en quien el padre ha puesto su sello les dará el buen alimento.
b)  Jn 6,28-29: Abre el diálogo una nueva pregunta del pueblo: -¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?. El pueblo pone en relación el trabajo con el alimento, el “ganarse el pan”. La respuesta de Jesús es que tienen que creer en Él pues Él es el pan y el alimento que les sacia.
c)    Jn 6,30-33: De nuevo, el pueblo pregunta con tono de reproche: -¿Qué señal haces para que veamos y creamos? ¿En qué trabajas?. Jesús responde con tres contraposiciones: (1)  no Moisés sino mi padre; (2) no dio sino da; (3) no el pan del cielo sino el verdadero pan del cielo. Estos contrastes realzan que no fue Moisés el que les entregó el pan del cielo sino que es Dios-Padre el que da ahora el verdadero pan del cielo que es Jesús.
d)     Jn 6,34-40: El pueblo dice: ¡Danos siempre de ese pan!. Jesús añade que Él mismo es el pan y el agua y que quien crea en Él no tendrá ni hambre ni sed.

Al final y a modo de conclusión Jesús entra en otra dimensión relacionada con la fe en su procedencia, la seguridad a través de su protección, la vida en la eternidad y la resurrección en el último día.

CUANDO MEDITES

.- El pueblo buscaba a Jesús porque se había hartado de pan. ¿Qué hambre o sed me ayuda a mí a buscar a Jesús?, ¿cuál es mi hambre y mi sed más profunda?
.- El trabajo en el ámbito de la fe es creer. ¿cómo es mi fe?, ¿en qué medida siento que ha crecido y en qué medida siento que necesita crecer?

CUANDO ORES

Puedes utilizar la oración del pueblo: Danos siempre de ese pan!  También te puede ayudar esta oración de José María Olaizola, sj: Pan

Pan para saciar
el hambre
de todos.
Amasado despacio,
cocido en el horno
de la verdad hiriente,
del amor auténtico,
del gesto delicado.

Pan partido,
multiplicado al romperse,
llegando a más manos,
a más bocas,
a más pueblos,
a más historias.

Pan bueno,
vida
para quien yace
en las cunetas,
y para quien dormita
ahíto de otros manjares,
si acaso tu aroma
despierta en él la nostalgia
de lo cierto.

Pan cercano,
en la casa que acoge
a quien quiera compartir
un relato,
un proyecto,
una promesa.

Pan vivo,
cuerpo de Dios,
alianza inmortal,
que no falte
en todas las mesas.

………….

Sigo a VAN TILBORG, S. Comentario al evangelio de Juan. Estella (Navarra), Verbo Divino, 2005. 13-36.
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Lectio divina preparada por Azucena Fernández (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

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