sábado, 10 de mayo de 2014

La vida es bella

Más o menos estoy en la mitad de lo que se considera una vida normal, para una mujer occidental europea, aunque a veces siento que son cien años los que llevo ya almacenados en el peso de mi memoria, y otras veces creo que apenas he comenzado a vivir. En todo caso, estoy viva y ese es un hecho por el que estoy agradecida.

Mi vida es agraciada. No es una vida solitaria y sin propósito. Es una vida llena de rostros, de nombres, de personas que me aman y a las que amo. Es una vida con una tarea. Mi vida es privilegiada. No carezco de nada necesario e incluso reboso de muchas posesiones superfluas, perfectamente prescindibles…

Y, a pesar de todos estos datos favorables, siento profundamente que tengo una deuda con la vida, en la que participo a menudo con tanta insatisfacción, con queja, con inconsciencia, sin la alegría y la gratitud que los incontables dones cotidianos merecen como respuesta.

Estoy segura de que si pudiera vivir la vida más despierta, dándome cuenta de la belleza y la ternura que encierran las personas y los acontecimientos, todo se llenaría de luz y de sentido, todo se revelaría en su ligereza, en su frescura, en su ausencia de peso y pesadumbre.

Si pudiera darme cuenta, también, de la ternura que me habita, más allá de mi timidez, de mi rigidez, de mi dureza, de ese caparazón insensible a todo reconocimiento positivo de mi propia bondad, esa única vida que se me ha dado vivir transcurriría de un modo muy diferente.

La vida es bella. Lo pienso así, a pesar de todas sus desdichas. A pesar de las injusticias atroces que causamos los seres humanos. A pesar de los millones de personas amenazadas de muerte, de escasez, de pobreza extrema, de violencia. La vida es bella incluso si considero todos sus componentes “indeseables”: la enfermedad, el envejecimiento, las pérdidas, los accidentes absurdos que nos arrebatan vidas sin las cuales pensábamos que no podríamos sobrevivir.

La vida es bella como es. Es bello tener ojos, y manos, y percibir los mil aromas diferentes, y los colores, y la luz… Es bello poder caminar, y sentir el viento en la piel, y los rayos de sol abrazando el cuerpo. Es bello contemplar paisajes hermosos y obras humanas espléndidas. Es bello abrazar, y besar, y sentir que eres un hogar para alguien y que alguien lo es para ti. Es bello servir y sentir que tu vida es útil para alguien. Y es bello también sentir la vida desde la limitación de una cama de hospital, o desde las carencias y privaciones que impone una enfermedad y que nunca serán límites si tú así lo crees…

La vida es bella en la guerra y en la paz. Así lo han afirmado muchas personas que la vivieron desde el corazón de la tragedia.

La vida es bella. Somos privilegiadas con todo lo que tenemos. Solo que a menudo nuestra gratitud no está lo suficientemente despierta.



Foto: Mi instagram

7 comentarios:

Yentl dijo...

¡Qué bien escribes!
Un abrazo,

Conchi pddm dijo...

:D Gracias, amiga mía!
Shalom!

Feliz día!!!!

Se acerca el verano... Si quieres, prográmate unos díassss!!! :)))

Yentl dijo...

¡Guapetona! Te toca a ti venir por estos lares, ven con Lidia.

Un besote,

Lidia dijo...

Hola Yentl! Pues no es una mala sugerencia... Lo pensaremos :-)
Un besote.
Y sí, Conchi, escribe precioso. Su mirada y sus palabras embellecen la vida !!!!

Conchi pddm dijo...

Gracias, Lidia :)))
La vida es bella y yo me quedo muy corta para contarlo...

Nuka dijo...

¡Gracias Conchi por describir toda la belleza que tiene la vida y que, a menudo, no hemos sabido apreciar ni agradecer a nuestro Creador!

Conchi pddm dijo...

Gracias a ti por dejar tu comentario. Como digo, me quedo corta. El segundo epílogo del evangelio de Juan dice algo así como que si escribiéramos todos los signos que Jesús hizo, los libros no cabrían en el mundo. Lo mismo digo yo de la belleza de Dios :)