lunes, 16 de junio de 2008

"Ojo por ojo y diente por diente"

(Lectura orante de Mateo 5, 38-42,
evangelio del Lunes IX del T.O.)


X Lee, de manera lenta, atenta y repetitiva, el evangelio de Mateo

38 Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente." 39 Pues yo os digo: no hagáis frente al que os agravia; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: 40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; 41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Y Cuando leas...

El "ojo por ojo y diente por diente", aparte de ser una antigua ley israelita que tenía como finalidad evitar los excesos de la sed de venganza (cf. Éx 21,23-25; Lv 24,18-20), es una reacción natural, instintiva, enquistada en nuestro instinto de supervivencia. Tú me golpeas y yo te lo devuelvo física o verbalmente. Me insultas y te respondo... Me maldices y te maldigo... "Me la haces" y "te la guardo" hasta el momento oportuno en el que pueda resarcirme con creces.

Jesús no es así. Jesús es manso y pacífico. Jesús calla cuando lo maltratan, hasta el punto de exasperar a los enemigos que lo afrentan (cf. Mt 27,12-14; Lc 23, 8-12). Como dice el cántico de la primera carta de Pedro:

"... cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión, no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente"
(1 Pe 2,23)


Y Cuando medites...

En el sermón del monte, Jesús se retrata. Él es el que no hace frente al que lo agravia, el que pone la otra mejilla cuando lo abofetean, el que da todo lo que tiene sin reservarse nada...
Me confronto con Jesús y me pregunto: ¿Ha alcanzado el Evangelio ese espacio interior de nuestras emociones y las ha modelado según sus valores? ¿Hemos evangelizado nuestra ira, nuestra agresividad, nuestro enojo, nuestras ganas de devolver mal por mal e insulto por insulto? ¿Sustituimos, en lo más hondo del corazón, las maldiciones por bendiciones sinceras, fruto de la gracia en nosotros?

Y Cuando respondas a Dios con tu oración...
a Dale gracias a Jesús por su mandamiento nuevo del amor, y su aparente locura de pedirnos "poner la otra mejilla". Su no-violencia, su paz, podrán crear una humanidad nueva.

a Recuerda algún episodio reciente en el que la violencia y el orgullo han vencido en ti a la caridad que todo lo excusa y todo lo soporta. Píde perdón por ello.

a Pídele a Jesús la gracia de superar la tendencia instintiva al "ojo por ojo", desde la compasión y el amor.

a Puedes terminar rezando la siguiente oración:

Jesús, Señor y Maestro mío,
gracias por tu Palabra y por tu ejemplo,
que me enseñan un modo diferente de vivir.

Inspírame el gesto y la palabra oportuna
ante quien me ofende, me difama o me maltrata.
Que no actúe desde mí, sino desde Ti.
Infunde en mí tus mismos sentimientos.

Vive en mí, Jesús, manso y humilde de corazón,
y la violencia con que resisto al mal
será transformada en paz y abnegación.
"Dichosos los pacíficos,
porque ellos se llamarán hijos de Dios".

2 comentarios:

geno_bravante dijo...

Conchi, gracias por sumergirnos en tu verdad, que no es otra que la de Cristo y por dejarnos mirar por el cerrojo de tu vida. Ángeles

Anónimo dijo...

Me ruborizan tus palabras, Ángeles.
No hay por qué darme las gracias, aunque te agradezco tu amabilidad.
Simplemente, me alegra que lo que aquí está escrito pueda servir para atraer a alguien a Jesús, a Dios, al Evangelio, a la Palabra que salva.

Un abrazo