martes, 21 de abril de 2009

Autoridad y liderazgo de mujeres en las cartas auténticas de Pablo (Elisa Estévez)

Seminario Internacional sobre San Pablo

Hoy es día de españoles. Por la mañana, nos ha hablado Elisa Estévez, mi antigua profesora de hebreo en la licencia. Esta mujer sigue siendo un torbellino, la sofisticación y la simplicidad en persona. Cuando he ido a saludarla durante el desayuno con un suave "buon giorno", ella ha exclamado con voz sonora: "¡Hombreeeeeeee! ¿Pero qué haces tú aquí?"
Sus carcajadas solían oírse por los pasillos de la universidad y en el bar, en sus diálogos con alumnos y proferores, y continúa siendo así. Es una mujer llena de vitalidad, inteligencia y arrojo y, para mí, una de las mejores profesoras de la facultad de teología de Comillas (Madrid).

Su ponencia es especialmente interesante para las mujeres: "Autoridad y liderazgo femenino en las cartas de Pablo". El título, en el programa, era mucho menos "agresivo": "Las mujeres en la tradición paulina". Con los famosos pasajes del velo y de que la mujer se calle en la iglesia, muchos varones despachan la cuestión. Pero la cuestión es mucho más amplia, menos superficial e impone la realidad de muchas mujeres que, con nombre propio, son reconocidas por Pablo como colaboradoras y apóstoles, al mismo nivel que hombres como Timoteo o Tito.
Llevo hablando de ello todo el año. En este sentido, no es "nuevo" para mí. Pero me resulta nuevo que en un congreso de hombres se haya llamado a una mujer para contarnos esto tan documentadamente, si bien en algunos varones de la asamblea he podido observar miradas cómplices teñidas de escepticismo y risitas de... no se sabe de qué. Quizá la misma risa de Abrahán cuando Dios le dijo que su mujer Sara, tan entradita en años, iba a tener un hijo suyo. Risa de incredulidad. Muchos varones se resisten a convivir con las mujeres en paridad, compartiendo con ellas, de igual a igual, ministerios, funciones, tareas... E incluso se sienten amenazados si una mujer les supera en formación y experiencia. Así continúan siendo las cosas.

Pablo, al parecer, no era así. No tiene reparo en llamar a Junia apóstol, en pedir reconocimiento para Febe, diaconisa de Céncreas, o en hablar con admiración de Prisca, que ha arriesgado su vida por él... ¿Machista Pablo? ¡Ojalá muchos eclesiásticos (y hombres en general...) aprendieran hoy su misma apertura a las mujeres!

Las mujeres de la sala han seguido la charla de Elisa con interés aunque con un poco de agobio. Ella habla deprisa y los traductores no lograban seguirla... ¡Ay! ¡Estas traducciones pueden traer más de un altercado fraterno! En general, son traductores profesionales los encargados en traducir, salvo ayer. Las ponencias de John Pilch eran en inglés. El traductor español llegó tarde y, en su lugar, un hermano paulino trató de echar una mano haciendo el servicio... Yo no estaba enterada y hoy, a la mesa, me han preguntado qué tal las traducciones: "El de ayer por la mañana fue nefasto. Me pasé al italiano porque no había quien lo aguantara...".-"¿Ah, sí? ¡Fui yo!..."
¡Trágame, tierra! ¡La próxima vez tendré más cuidado!


Una tarde caldeada

Carlos Gil, con su estilo tranquilo, ordenado y su timbre de voz casi "místico", nos ha hablado esta tarde de "Pablo, pionero en el campo de la evangelización". ¿Pionero en qué? Él ha señalado unos puntos que distan mucho de lo que nosotros pensaríamos:

- Pionero en NO SUCUMBIR A LA APARIENCIA DE DEBILIDAD.
- Pionero en su pasión por el Dios crucificado.
- Pionero en afirmar la incompatibilidad entre la ley y la fe.
- Pionero en el reconocimiento, acogida y cultivo de la pluralidad, y el diálogo con las diversas culturas.

De estos puntos, entre otros, me quedo con los dos primeros, que están en clara relación. Quizá porque últimamente lo de evangelizar "en la debilidad" lo estoy experimentando en mi propia piel y veo que no por ello el Evangelio de Jesús deja de cundir a mi alrededor, por la fuerza del Espíritu. Todo lo contrario. Y si hay algo que estremece y me fascina en Pablo es ese modo de presentarse como apóstol que lleva en su cuerpo las marcas de Jesús y que evangeliza desde la debilidad...

Tras la intervención de Carlos, ha habido más de una hora de preguntas a los dos ponentes en las que hemos vibrado con sus respuestas brillantes, claras, directas y arriesgadas... El ambiente se ha caldeado un poco, aunque sin llegar a resultar tenso o incómodo. Y esto, en en virtud de la intensidad del argumento y de la implicación de todos los presentes.
Me ha gustado Carlos, pero más aún Elisa, que ha puesto voz a mis sentires y a los de miles de mujeres cristianas que luchan por el reconocimiento de la igualdad y la paridad con los varones dentro de la Iglesia. Reproduzco sólo un fragmento de una de las respuestas de Elisa, que me ha gustado especialmente:
"Esta mañana yo he empezado mi intervención hablando del poder de significar. Efectivamente, queremos el poder de transformar la realidad igual que cualquier varón, exactamente igual, ni mejor ni peor, pero en las mismas condiciones.
Cuando nosotros leemos estos textos [los de Pablo], ciertamente somos conscientes de que aquí no hay una igualdad absoluta en estas iglesias. La ekklesía de Pablo no llegó a ser una ekklesía en que la igualdad de hombre y mujer fuera tal. Tampoco en el movimiento de Jesús hay una realidad que plasmara lo que hoy entendemos como igualdad. Pero efectivamente encontramos que, desde estos textos, hay un aliento, desde las tradiciones más primitivas de Jesús que apuntan, ¿a qué? Efectivamente apuntan a la universalidad, apuntan a la inclusividad, a que todos y todas tenemos un puesto, a que somos equiparables; no complementarias, sino equiparables.
Cuando dicen que las mujeres somos "complementarias" a los varones creo que la búsqueda de nuestra identidad no va por ser complementarias. No, lo que buscamos es ser equiparables y entrar en una interdependencia en la que somos iguales, no el complemento de nadie. Tenemos una identidad propia".

Así es. Así sea. Amén.

P.D.: Por cierto, a ti, siamesa, que temes que este curso sea un "castañazo como la catedral de Burgos" (expresiva que es mi siamesa...), te habría encantado el discurso de Elisa. Seguro.

2 comentarios:

Quique Fernández dijo...

¡Qué envidia!!! Hace poco leí el maravilloso libro de Elisa Estévez "Mediadoras de sanación. Encuentros entre Jesús y las mujeres:una nueva mirada" (Teología Comillas-San Pablo).
Respecto a su ponencia, me suena haber leído algo de ella de título y contenido similar en Reseña Bíblica.
Y ya he leído que también está Carlos Gil Arbiol. Llevo todo el curso utilizando su guía de lectura de las cartas a los Tesalonicenses (publicada en Verbo Divino. Hemos trabajado la 1ª de Tesalonicenses hasta en cuatro grupos distintos.
Reitero ¡Qué envidia!!!
(Algunos dirán que mi envidia es de la sana pero rehuso refugiarme en tal cobertura. Es cochina envidia...)
Un abrazo
Quique

Conchi dijo...

Sí, Quique, el seminario tiene muy buena pinta y hoy ha sido genial, con el profesor Dunn. Me ha encantado escucharle, incluso aunque las cuatro ponencias hayan sido en inglés...

El contenido de las conferencia de Elisa, efectivamente, era el del artículo de Reseña Bíblica, que me bajé hace tiempo de una página de internet. Lo más interesante fue el diálogo final en donde ambos, Carlos y Elisa, se explayaron al más puro estilo español, sin pelos en la lengua.
En fin, una gozada.

Os espero en mayo. Y espero no tener ningún compromiso, porque el mes está un poco "relleno".
Un abrazo