sábado, 23 de enero de 2010

El Ungido para vendar los corazones desgarrados

Con el comienzo del Adviendo, ya en noviembre del año pasado, empezamos un nuevo año litúrgico y un nuevo ciclo de lecturas, el C, en el que iremos leyendo el evangelio de Lucas.

El equipo de animación de Lectio Divina de la Universidad Pontifica Comillas preparó unos materiales, durante tres años, para ayudar a hacer la lectura orante continua de este evangelio, y yo iré colgándolos aquí, semana tras semana, por si a alguien le sirve.

Mañana Jesús comienza su ministerio público en la sinagoga de Nazaret (según Lucas) tomando en sus labios unas palabras del profeta Isaías y diciendo que esas palabras se han cumplido en Él. Ése será su programa de actuación hasta el final de su vida. ¿Se parece en algo a nuestro programa, a nuestras preferencias, a nuestras prioridades?

Lectura orante del Evangelio de Lucas 4,14-30

Impulsado por el Espíritu, Jesús volvió a Galilea y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en sus sinagogas, alabado por todos.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, según su costumbre los sábados, y se puso en pie para leer. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde está escrito:

El Espíritu del Señor sobre mí,
porque él me ha ungido
para que dé la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para poner en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó. Todos los ojos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y él empezó a hablarles:
-HOY en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje. Todos lo aprobaban y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Decían:
-Pero ¿no es éste el hijo de José?
El les dijo:
-Seguro que me diréis lo del proverbio aquél: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también AQUÍ en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Pero añadió:
-Os aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su tierra. Además, no os quepa duda de que en tiempos de Elías, cuando no llovió en tres años y medio y hubo una gran hambre en todo el país, había muchas viudas en Israel; y, sin embargo, a ninguna de ellas enviaron a Elías; lo enviaron a una viuda de Sarepta en el territorio de Sidón. Y en tiempos del profeta Eliseo había muchos leprosos en Israel y, sin embargo, a ninguno de ellos curó; sólo a Naamán el sirio.
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del cerro donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.

CUANDO LEAS

1. Fíjate en:
-los verbos de movimiento: volver, entrar, ponerse en pie, sentarse, empujar, despeñar, abrirse paso, alejarse...
-el fondo sombrío de situaciones de carencia: pobres, cautivos, ciegos, oprimidos
-las palabras para designar salvación: buena noticia, libertad, vista, palabras de gracia, médico, curación
-las indicaciones de lugar: Nazaret, sinagoga, Cafarnaúm, tierra, Sarepta en la región de Sidón, pueblo, barranco, cerro...
-las indicaciones de tiempo: sábado, año de gracia, hoy, tiempos de Elías, tiempos del profeta Eliseo...
-las palabras de reconocimiento y de rechazo: alabado, le entregaron, le miraban, lo aprobaban, lo admiraban, se pusieron furiosos, intención de despeñarlo...
-los términos HOY y AQUÍ que nos permiten leer el texto como dirigido a nuestro espacio y tiempo concretos.


2. Fíjate en las dos partes del texto:
-en la primera Jesús no habla, solamente hace (lee lo que está en el libro)
-en la segunda parte Jesús habla y los nazarenos reaccionan respondiendo a su intervención, al principio con admiración y aceptación y después, cuando Jesús concreta las palabras de Isaías, con furia y hostilidad.
- en lo que Jesús omite o añade al texto de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados,
para proclamar la amnistía a los cautivos
y a los prisioneros la libertad,
para proclamar el año de gracia del Señor,
el día de venganza de nuestro Dios;
para consolar a los afligidos,
los afligidos de Sión,
para cambiar su ceniza en corona,
su traje de luto en perfume de fiesta,
su abatimiento en cánticos (Is 61,1-3)

Ha desaparecido “el día de venganza” y se ha insertado “para poner en libertad a los oprimidos” (Is 58,6)




CUANDO MEDITES
 
Descubre lo que las palabras escogidas por Jesús revelan de su identidad: por un lado es alguien estrechamente vinculado a Dios ( “ungido” por su Espíritu y “enviado”) y por otro está en estrecha relación con los destinatarios de su misión: pobres, cautivos, ciegos, oprimidos.
La escena de la sinagoga de Nazaret es como una maqueta en la que están ya presentes “en miniatura” temas que se irán repitiendo en la vida de Jesús y en la sus seguidores: al anunciar el Evangelio con la propia vida, se hará inevitable el encuentro con la resistencia y el rechazo. Pero la libertad soberana de Jesús atravesando en medio de sus enemigos, como un recuerdo de su Resurrección, nos confirma en que la evangelización sigue su camino.
Reconoce si te ver reflejado en algo en la mentalidad de los paisanos de Jesús, incapacitados para acoger el AQUÍ y AHORA de la presencia del Mesías entre ellos. Creían conocer demasiado bien al hijo del carpintero y no lograron descubrirle en profundidad. A nosotros puede ocurrirnos algo parecido: andar buscando en libros, conferencias y novedades algo que tenemos tan cerca como los pobres, cautivos, ciegos, viudas, leprosos, extranjeros y oprimidos de hoy.




CUANDO ORES
 
- Acoge la buena noticia de la presencia de Jesús en tu vida y en la de toda la humanidad.
- Alégrate de que Jesús sea HOY el enviado a dar buenas noticias a los que en nuestro mundo están en situaciones de sufrimiento, oscuridad y opresión.
- Agradece al Padre el envío de su Hijo, pídele participar de su unción y de su envío.
- Únete a la expresión de disponibilidad que pronunciaron todos creyentes bíblicos:
Aquí estoy, envíame...

 


(Equipo de lectio divina de la Universidad Pontificia Comillas)

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