jueves, 14 de marzo de 2013

Hoy suelto piedras...

Hoy suelto mi corazón de piedra
y me hago un corazón obstinado
en creer en el amor,
un corazón que late al compás
del mundo que sufre, del mundo doliente.

Hoy suelto mi mente rígida y dogmática de piedra
y me hago una mente fluida y simple,
como la de un niño,
una mente que piensa bien y se niega a etiquetar.

Hoy suelto mis miradas duras y estáticas como piedras,
y me hago una mirada comprensiva y compasiva,
mirada que penetra en los posibles porqués de los otros,
en su historia, que me es desconocida…;
mirada que va más allá de lo aparente,
mirada inclusiva,
que rescata la belleza y la bondad escondidas
en la aparente fealdad de muchas realidades.

Hoy suelto mis palabras cortantes,
mis palabras hirientes como guijarros afilados,
y me hago palabras dulces,
palabras que dicen bien, que bendicen,
palabras que acarician y no hieren.
Y me hago labios que deciden
no pronunciar juicios ni condenas,
labios que sonríen, que animan y que alientan.

Hoy suelto mis manos y mis brazos cerrados
a la ternura,
y me hago unas manos que cuidan, que sirven,
unas manos que levantan,
unas manos que sostienen,
unos brazos que abrazan sin miedo
y que estrechan lazos con lo diferente.

Hoy suelto piedras
y abro un camino,
y dejo espacio a la compasión,
que todo lo hace nuevo.
















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