jueves, 10 de octubre de 2013

En el principio era la Palabra... Orando con el prólogo de Juan

Lectio divina de Juan 1,1-18

1Al comienzo era la palabra y la palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios. 2Al comienzo estaba junto a Dios.
 3Todo ha llegado a ser a través de la palabra y sin la palabra no ha llegado a ser nada de lo que ha llegado a ser. 4En ella estaba la vida, y la vida era la luz del hombre. 5Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la sometió.
 6Apareció un hombre que había sido enviado por Dios; su nombre era Juan. 7Él vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos lleguen a creer. 8Él mismo no era la luz; el sólo tenía que dar testimonio de la luz.
 9La verdadera luz, la que ilumina cada hombre, vino al mundo. 10Estaba en el mundo, y el mundo ha llegado a ser por él; pero el mundo no lo reconoció.
 11 Vino a su propiedad, pero los suyos no lo acogieron. 12Pero a todos los que lo acogieron, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios, a todos los que creen en su nombre. 13Los que, no de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del varón, sino de Dios, han nacido.
 14Y la palabra se hizo carne y ha habitado entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria, la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.
15Juan dio testimonio de él y declaró: Éste era aquel de quien dije: el que viene tras de mi me precede, porque era antes que yo. 16De su abundancia todos hemos recibido, gracia sobre gracia. 17 Pues la Ley ha sido dada a través de Moisés, la gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo. 18Nadie ha visto jamás a Dios, el único que es Dios y reposa en el corazón del Padre, Él nos ha traído la noticia.

CUANDO LEAS

1.- Al comienzo, junto a Dios (Jn 1,1-2)
Con las tres primeras palabras entramos en el mundo de Dios. Nos situamos en el principio del mundo, en la creación pues utiliza las mismas palabras que el libro del Génesis: Al comienzo de la creación del cielo y de la tierra por Dios  (Gen 1,1).
2.- El primer día de la creación (Jn 1, 3-5)
Tras la calma de Dios y de la palabra tiene lugar una acción, un acto de hablar creativo. Después de emplear 4 veces el verbo ser, ahora se emplea 3 veces llegar a ser.  Mientras Dios permanece consigo mismo surge, todavía no la acción creadora misma, pero sí el plan de la creación. La palabra creadora adquiere forma, todavía no en el acto creador como tal, sino como el plan de Dios, el propósito de Dios.
3.- Juan como testigo celestial de la luz (Jn 1,6-8)
En esta estrofa se da un contacto entre la palabra y los planes de Dios sobre el mundo y el mundo mismo: el hombre Juan. La frase culmina con “éste no era la luz, sino que tenía que dar testimonio de la luz” (1,8).
4.- La aparición de la luz (Jn 1, 9-10)
La luz continúa fascinando al poeta. Se trata siempre de la luz del primer día de la creación. La luz tiene la doble función de iluminar y hacer visible: dar luz (dar conocimiento) para que el hombre pueda ver el camino que hay que recorrer y hacer visible todo lo existente.
5.- Acoger y no acoger la luz (Jn 1,11-13)
Después de la lucha entre la tiniebla y la luz y la aparición de Juan como testigo de la luz, aparece la luz verdadera: Jesús. El poeta se expresa ahora con formas personales: la luz de Dios, como palabra de Dios, ha devenido en Juan Bautista y el mundo se refleja en “los suyos”. La expresión los suyos se refiere a “todos los hombres del mundo” y no sólo a los que no son judíos (no-Israel). Jesús, hombre-luz, no aparece con las manos vacías sino que da a los hombres que le acogen la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios: de “no suyos” se van a convertir en “suyos”.
6.- La encarnación (Jn 1, 14)
El misterio se desvela: “la palabra ha llegado a ser carne”. El empleo de la palabra carne indica que se trata de un hombre en su temporalidad, en su fragilidad, en su “ser hoy y mañana ya no ser”. Además se escucha el eco de la alianza de Dios con su pueblo en el Sinaí a través de estas tres expresiones: Habitó entre nosotros, hemos visto su gloria,  lleno de gracia y de verdad.
7.- El testimonio de Juan (Jn 15-18).
Tres personajes aparecen en la parte final del prólogo: Juan, Jesucristo y Moisés. El autor del evangelio pone en boca de Juan Bautista que Jesús es superior a Juan (disputa de fondo) y supera incluso a Moisés. No quiere desacreditar a Moisés pero Dios mismo permanece unido a su pueblo a través de Jesús más que a través de Moisés.

CUANDO MEDITES

.- Déjate iluminar por la luz del primer día de la creación: ¿qué necesitas que Dios ilumine en tu vida?, ¿para qué situaciones o realidades de tu vida pides luz?, ¿qué luces recibidas quieres agradecer en este momento?
.- La palabra de Dios se hace carne en Jesús y permanece en todos los hombres: ¿detrás de qué personas descubrimos a Dios?, ¿detrás de qué realidades humanas nos cuesta más descubrirle?

CUANDO ORES

Permanece a la escucha de la Palabra de Dios hecha carne en Jesucristo y pide, agradece o siente las llamadas que Dios te dirige en este momento de tu vida.
Recuerda que este libro: Es una historia de amor escrita por alguien al que Jesús ama, por una persona que, escribiendo este libro, ha querido mostrar que también él ha amado a Jesús.



(1) Sigo a VAN TILBORG, S. Comentario al evangelio de Juan. Estella (Navarra), Verbo Divino, 2005. 13-36
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Lectio divina preparada por Azucena Fernández (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

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