lunes, 8 de octubre de 2012

Con los ojos fijos en Jesús: Marcos 1-3

El sábado, fiesta de San Bruno, fundador de los monjes cartujos, comencé mi lectura continua del Nuevo Testamento que proyecto completar en este año de la fe. Y lo hice por el evangelio de Marcos, los tres primeros capítulos. Marcos es el evangelio canónico más antiguo, y les sirvió de fuente a Mateo y a Lucas para escribir el suyo. Es más lógico, por tanto, empezar por Marcos.

Me doy cuenta de que la primera vez que aparece la palabra "fe" en este evangelio es en el episodio del paralítico que cuatro hombres llevan en una camilla para presentárselo a Jesús y, ante la imposibilidad de entrar por la puerta de la casa, lo suben por una escalera lateral externa, abren un boquete en el techo y lo descuelgan hasta Jesús (1). El episodio es casi cómico. Y fatigoso... ¿De verdad abrieron un agujero en el techo para bajar al pobre paralítico, quizá, amarrado con cuerdas y temiendo por un desenlace fatal de su vida? ¿Nadie se dio cuenta del desastre que estaban armando en el tejado? ¿Tampoco Jesús, que estaba debajo del estropicio? ¿No habrá sido una medio invención-exageración del narrador? 

Y, sin embargo, yo creo que sucedió así.
Jesús quedó sorprendido por la fe de aquellos hombres. 
¿Qué soy yo capaz de hacer por alguien a quien amo?
¿Y qué soy capaz de hacer, movida por la fe?
Ellos creían que Jesús podía curar a su amigo. Y así sucedió.
Yo quiero creer. Yo quiero llevar a otros hasta Jesús para que él los cure.
Yo quiero sanar en su Nombre.
Jesús, ¡dame esa fe viva!

Por lo demás, me fascina el Jesús que va retratando Marcos, a cuyo paso va sembrando Vida. 
La que yo tengo se la debo a Él.

...................................... 
(1) Mc 2,5: "Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: 'Hijo, tus pecados te son perdonados" 
(Para profundizar más en el texto del paralítico curado por Jesús: Marcos 2,1-12)

No hay comentarios: