martes, 27 de noviembre de 2012

"Mi corazón vela"

Lectura orante de Lucas 21,25-28.34-36

Para disponer el corazón

Comenzamos suplicándole al Señor que nos enseñe sus caminos, caminos por los que transitar en este tiempo de adviento, actitudes que asumir, modos de acercarnos más a Él… Y lo hacemos con el salmo de este domingo, el salmo 25 (24), rezado en segunda persona:

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine en siendo fiel a ti,
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

Tú, Señor, eres bueno y justo,
y enseñas el camino a los pecadores;
Haces caminar a los humildes con rectitud,
enseñas tu camino a los humildes.

Tus sendas, Señor, son misericordia y fidelidad
para los que cuidan tu alianza
y buscan vivir tu Palabra.
Tú te confías a los que te aman
y les das a conocer tu alianza.
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“Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. 
Y que así os fortaleza internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva… os presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre….
En fin, hermanos, por Cristo Jesús, os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; proceded así y seguid adelante.”

(cf. 1 Tes 3,12-4,2)
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Lucas 21,25-28.34-36

25 Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.

34 Tened cuidado de que no se os embote la mente por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.

PROPUESTAS DE MEDITACIÓN

“Habrá señales.., y entonces verán venir al Hijo del Hombre…”
- Jesús está viniendo siempre… Está aquí, Resucitado. Es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Prometió estar con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo… ¿Podemos percibir su Presencia en sus mediaciones, en el amor humano…, en los gestos de entrega gratuitos…, en los pequeños “milagros” que suceden todos los días…, en la belleza de la creación…, en la belleza y la bondad de las creaciones humanas…, en la paz…, en el perdón…, en la reconciliación…, en todo lo inesperado que se juzgaba imposible…, en todo lo esperado, rutinario y cotidiano…? 
- ¿Podemos verle venir “ahora a nuestro encuentro, en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe”, como dice uno de los prefacios de Adviento? 

“¡Ánimo, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación!”
- ¡Ánimo! Así le dijeron al ciego de Jericó postrado al borde del camino. ¡Ánimo, incorpórate a la vida! ¡Ánimo, todo puede empezar ahora! ¡Ánimo, todo pasa… esto también pasará! ¡Ánimo, el Señor es un Dios de vivos y no de muertos! ¡Ánimo… levántate… Dios te libera de tus cargas, te da alas como de águila, hace que camines sin cansarse y corras sin fatigarte…! ¡Ánimo, su buena noticia es noticia de liberación! Solamente ten fe.

“¡Tened cuidado de que no se os embote la mente con los agobios de la vida…”
- ¿Qué distrae nuestra atención de lo esencial? ¿Qué distrae nuestra atención de que nada puede separarnos del amor de Dios, de que somos sus amados, de que estamos llamados a vivir en Él? 
- Podemos hacer lo mismo que hacemos, sin agobios, sin preocupación… La experiencia y la sabiduría humana nos dice que con o sin ellos, las cosas sucederán igualmente, y más nos vale vivirlo todo con serenidad, sin resistencias, acogiendo lo que es como es. Pero además, Jesús nos dice: ¿No andéis preocupados por vuestra vida? El mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo, de Dios (Mt 6,25ss; 1 Cor 3,22-23). 

“Estad en vela, orando en todo tiempo…”
- Vela quien ama. “Yo duermo, pero mi corazón vela”, dice la joven enamorada del Cantar de los Cantares… “La voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía sin tacha. Mi cabeza está cubierta de rocío, mis cabellos, del relente de la noche…” (Cant 5,2).
- “Vigila la esposa que espera al esposo, la madre que espera al hijo lejano, el centinela en plena noche en situación de peligro, el familiar junto al ser querido enfermo al que vela …” (cardenal Martini). 
- La vela, la vigilancia, es atención intensa y despierta… ¿Pongo toda mi atención amorosa al paso de Dios por mi vida? ¿Escucho con atención su palabra? ¿Corro a su encuentro o pongo excusas, me evado, me escapo, huyo de él?
¿Cómo oro “en todo tiempo”?

“Manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”
Actitud “paciente”, “resistente”. Actitud que lo soporta todo en la espera y en la esperanza. Actitud en la que el corazón se mantiene firme a pesar de todo: circunstancias adversas, enfermedades, dificultades económicas, pérdidas personales… “Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme”, dice el Sal 108.
Mantenernos en pie, sin sucumbir a la desesperanza, sin que nos venza el miedo, sin dar nada por perdido, confiando y trabajando para que llegue “lo mejor” con la confianza de que llegará… 
Confiar en la Palabra del Señor que nos transmite Pablo: “en todas las cosas, Dios trabaja para el bien de los que lo aman” (Rom 8,28).

“Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos…”
El amor... Siempre el amor… “En el atardecer de la vida seremos juzgados sobre el amor”, dice San Juan de la Cruz. Ninguna otra cosa será importante… Sólo el amor. Por eso, ocupémonos de que sólo el amar sea nuestro ejercicio. Acallemos nuestros juicios, pre-juicios, condenas… Dejemos que juzgue el Señor. ¿Qué sabemos nosotros de lo profundo del corazón de otros?... Sólo el amor es camino seguro.

PROPUESTAS DE ORACIÓN

1) Ponemos nuestra meditación en el corazón de Dios. A Él alzamos nuestras manos pidiéndole que se cumplan sus promesas, que venga su reino, que traiga justicia, que levante al caído, al cansado. Recordamos a todos los hermanos y hermanas que sufren y que anhelan la definitiva liberación…

2) Deseos de Adviento

Al comenzar un nuevo Adviento,
deseamos que se robustezca nuestra esperanza
para que no nos falten deseos 
del Señor de la Vida
que viene y vendrá.

 Deseo que mis deseos sean apasionados,
deseo que mi espera no se enfríe,
deseo que mi caridad no decaiga,
deseo que mi oración no sea rutinaria.
Deseo que mi vida no sea de pasada,
deseo que mi corazón lata al compás 
de muchos otros,
deseo que mi fe no se sienta asegurada,
deseo que mi canto testimonie mi esperanza.

Sí, Señor que vienes,
haznos seres llenos de deseos,
hombres y mujeres de esperanza,
que aún esperan de la vida la sorpresa
que puede regalarnos cada jornada.
Mujeres y hombres liberados
por la fuerza sorprendente de tu mirada 
y tu Palabra.

Mujeres y hombres despiertos
porque se han encontrado contigo 
y no pueden vivir aletargados.
Mujeres y hombres valientes
que han disuelto sus miedos al calor 
de tu corazón.
Mujeres y hombres del Reino constructores
que no pueden vivir sus días
sin responder a los clamores de otros corazones.


(Oración de Mª Pilar Casarrubios Lucas)

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NOTAS SOBRE LAS LECTURAS

1. La primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses se considera como el primer escrito del cristianismo que ha llegado hasta nosotros (50/51 a.C.). Su tema central es la última venida del Señor, que los cristianos de aquel tiempo esperaban con impaciencia y con la convicción de que sería inminente. Se imaginaban que de un momento a otro iba a aparecer el Señor para cambiar todas las cosas e instaurar los cielos nuevos y la tierra nueva donde habite la justicia (cf. 2Pe 3,14).
La lectura que leemos gira en torno al amor, que será el único criterio de juicio, cuando el Señor venga (cf. Mt 25,31-46): Que rebosemos de amor, y de amor a TODOS, sin exclusión, sin condenas, sin acepción de personas… La actitud y el comportamiento ante la venida del Señor no tiene que ver con la angustia ni con el miedo, sino con el amor y la santidad. Así nuestras vidas serán agradables a Dios.

2.  Con el Adviento comenzamos un nuevo año litúrgico y la lectura del tercer evangelio. Como los otros evangelios sinópticos (Mc 13 y Mt 24-25), Lucas concluye la predicación de Jesús en Jerusalén con un discurso o sermón escatológico, que algunos consideran el capítulo más oscuro y difícil del evangelio. Con la palabra “escatología” se designa la consideración religiosa de la historia del mundo en la perspectiva de su término final. Así pues, el discurso escatológico es un discurso acerca de los acontecimientos del fin. El leccionario no nos propone la lectura del entero discurso (Lc 21,5-38) sino de los fragmentos de la última parte del mismo (vv. 25-28 y vv. 34-36), de los que destacamos las ideas más importantes.

La conmoción del universo (vv. 25-26). El encuentro con Cristo o Parusía es motivo de angustia para aquellos que están en actitud negativa ante Dios. Lucas describe este sentimiento de forma plástica mediante un cataclismo universal.

La venida del Hijo del Hombre (v.27). Lucas describe la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos con un lenguaje apocalíptico que se inspira en el capítulo 7 del libro de Daniel, más exactamente en la visión del Hijo del hombre, un personaje misterioso y simbólico que representa a Dios en figura humana y con rasgos maravillosos. En el evangelio, ese Hijo del hombre humano y divino se identifica con Cristo.

El gozo de los elegidos (v.28). Ante los signos que anuncian la proximidad de Cristo, los que se mantendrán fieles al evangelio no han de sentir miedo sino la alegría del oprimido cuando ve que su liberación se acerca.

La actitud de vigilancia (vv.34-36). Lucas indica algunos de los vicios propios del paganismo que amenazaban con corromper el corazón de los fieles a la vez que les exhorta a ser vigilantes en la oración. Así es como hay que prepararse para la venida de Cristo.

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(Notas tomadas de Nuria Calduch Benages, Misa Dominical 2012 (15)).
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