Tras la Semana Santa, en la que los cristianos hemos celebrado el acontecimiento más importante de nuestra vida, entramos en el Tiempo Pascual, un periodo de cincuenta días para "digerir" y "asimilar" lo que hemos celebrado y proclamado a los cuatro vientos: Que el Señor Jesús ha muerto por nosotros, ha resucitado y está Vivo en medio de nosotros.
Ésta es nuestra fe, capaz de mover montañas, de cambiar vidas, de transfigurar existencias... si de verdad existiera. Cuando la fe es un conjunto de dogmas aprendidos y no una relación de amor con el Dios vivo, está muerta y no sirve para nada.
Pidamos esa fe en el Viviente, en su resurrección, en su Espíritu, que puede hacer nuevas todas las cosas.
Ésta es nuestra fe, capaz de mover montañas, de cambiar vidas, de transfigurar existencias... si de verdad existiera. Cuando la fe es un conjunto de dogmas aprendidos y no una relación de amor con el Dios vivo, está muerta y no sirve para nada.
Pidamos esa fe en el Viviente, en su resurrección, en su Espíritu, que puede hacer nuevas todas las cosas.
¡Dichosa Pascua!
¡Que el Señor Resucitado nos coja de la mano y nos lleve a su vida nueva!
4 comentarios:
Me has robado la palabra "transfigurar", aunque no su significado, ése en ti cobra sentido.
¿Has felicitado a tu padre, hermosa?
Un beso.
Estimada Conchi: te deseo mucha alegría y paz, en este tiempo pascual. Oremos uno por el otro. ¡Gracias!
Querida Conchi: ¡¡ Feliz Pascua !!
¡Feliz Pascua a todos!
Y sí, siamesa mía, felicité a tu padre, aunque se quejó de que esa felicitación, pasadas las 8, era ya para el año que viene :)
Llevo unas semanas "vertiginosa". ¡Qué difícil que se nos transfigure la vida, incluso en Pascua!
Un beso
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