Lectio divina de Apocalipsis 14,1-20
1 Volví a mirar y he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sión y con Él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre del Padre escrito en la frente. 2 Y escuché una voz que venía del cielo, como una voz de aguas caudalosas y voz de grandes truenos. Sin embargo, la voz que oí era como el sonido de citaristas tocando sus cítaras. 3 Cantaban un cántico nuevo delante del trono, de los cuatro vivientes y de los ancianos: un cántico que nadie podía aprender, excepto aquellos ciento cuarenta y cuatro mil rescatados de la tierra. 4 Éstos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes; éstos son los que siguen al Cordero a dondequiera que vaya, éstos son los rescatados de entre los humanos como primicias para Dios y para el Cordero; 5 y no se encontró engaño en su boca, son irreprochables.
6 Y vi a otro ángel que volaba por lo más alto del cielo, con un evangelio eterno para evangelizar a los moradores de la tierra: a todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. 7 Decía con voz potente: Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales de agua. 8 Un segundo ángel seguía diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia la grande, la que ha emborrachado a todos los pueblos con el vino de la ira de su prostitución. 9 Y un tercer ángel seguía a los dos anteriores diciendo con voz potente: 10 beberá el vino de la ira de Dios derramado sin mezcla en la copa de su cólera y será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y ante el Cordero. 11Será eterno su tormento; no habrá respiro ni de día ni de noche para los adoradores de la Bestia y de su estatua, y para quienes se han dejado marcar con su nombre.
12 Éste es el momento de la resistencia de los santos, de los que guardan los mandamientos de Dios y la fidelidad de Jesús. 13 Y oí una voz del cielo que decía: ¡Escribe! Bienaventurados los muertos que mueran desde ahora en el Señor. Sí, dice el Espíritu: que descanse de sus fatigas, pues sus obras siguen con ellos.
14 Y miré y he aquí una nube blanca y sentado sobre la nube como Hijo de Hombre con una corona de oro sobre la cabeza y una hoz afilada en la mano. 15 Salió del templo otro ángel y gritó con voz potente al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y comienza a segar, pues ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies. 16 El que estaba sentado sobre la nube envió su hoz a la tierra y la tierra fue segada. 17 Y salió otro ángel del templo celeste llevando también una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro ángel que tiene autoridad sobre el fuego y gritó con voz potente al que tenía la hoz afilada: mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, pues están ya las uvas en sazón. 19 Acercó el ángel su hoz a la tierra, vendimió la viña de la tierra y arrojó los racimos al lagar grande de la ira de Dios. 20 El lagar fue pisado en las afueras de la ciudad, y salió de él tanta sangre que alcanzó la altura del bozal de los caballos en un radio de mis seiscientos estadios.
CUANDO LEAS…
Contexto: Ap 14,1-5 cierra la sección de la Mujer y el Dragón y las dos Bestias (11,15–14,5), mientras que Ap 14,6-20 da inicio a la sección del Evangelio del juicio y de las copas de la ira (14,6–16,21). El triunfo de los 144.000 “se vuelve palabra de advertencia para aquellos que escuchan la voz de este libro”.
Contenido: En Ap 14,1-5 los 144.000 triunfadores se elevan en el monte Sión dentro de una visión de victoria, pues ha llegado el consuelo para los perseguidos. La unidad Ap 14,6-20 presenta dos visiones. En la primera (14,6-11) tres ángeles anuncian el evangelio de juicio. En la segunda (14,14-20) se realiza dicho juicio que se manifiesta con un doble signo; positivo (siega; 14,14-16) y negativo (vendimia; 14,17-20). Entre una y otra visión el autor del apocalipsis introduce un intermedio de advertencia (14,12-13).
Lectura por partes: el texto se podría dividir en dos partes: 14,1-5 y 14,6-20. Ésta última a su vez se subdivide en: primera visión (14,6-11), avisos (14,12-13), segunda visión (14,14-20).
- El número del cordero (14,1-5)
La sección 11,15–14,5 comenzaba con una voz que decía ¡Ha llegado el Reino! Y acaba también con voz que anuncia la gloria: ¡Está el cordero en Sión con los vencedores! Estos vencedores son 144.000 y aparecen sellados; luego, como triunfadores. Su identidad se describe como la de mártires y las notas características con las que vienen presentados son: a) han sido redimidos por el Cordero; b) son los no manchados con mujeres, vírgenes. Esto es, no han ensuciado sus vestidos con el culto a la Bestia; c) pertenecen a Dios.
- Primera visión (14,6-11)
El evangelio aparece anunciado por tres ángeles: 1) el ángel de la conversión pide que teman a Dios y le den gloria porque ha llegado su juicio; 2) el segundo ángel anuncia la caída de Babel; una proclamación gozosa; 3) el tercer ángel es portador de una advertencia escatológica: quienes se han dejado marcar por la Bestia serán destruidos por su misma opción. Se trata de una especie de “Talión escatológico”.
- Resistencia y bienaventuranza (14,12-13)
“La resistencia (hypomonê) unida a la fidelidad (pistis) define al creyente”. Esta resistencia requiere la oposición y rechazo a la Bestia así como la suficiente fortaleza para no dejarse absorber por la violencia del sistema. Se trata no tanto de una resistencia violenta como de estar dispuestos a dar la vida por ser testigos fieles.
- Segunda visión (14,14-20)
El juicio anunciado por los ángeles en la primera visión se realiza bajo un doble signo: la siega (14,14-16) y la vendimia (14,17-20). El agente de la siega es el Hijo del Hombre que recibe la consigna de comenzar. Se trata de una siega universal y sin distinción. En la vendimia, “la anterior neutralidad (todos iguales en la siega) se vuelve talión”. Pues, Dios arroja a lagar de su ira a los adoradores de la Bestia. La humanidad perversa se vuelve sangre. Si la sangre de los mártires se transforma en vida (6,9-11), la inundación de sangre de los asesinos se convierte en la causa que los asesina y destruye.
* Notas tomadas de X. PIKAZA, Apocalipsis, GLNT 17, Estella 1999.
CUANDO MEDITES…
- En Ap 14,1-5 se habla de una especie de batalla del cristiano ¿Dónde se encuentran hoy los verdaderos frentes? ¿con qué sellos están “marcados” hoy estos “soldados” del Reino? ¿de qué deben abstenerse (deseo de dinero, de poder, mentiras, violencia…) para no ”mancharse”?
- Ap 14,6-20 habla de una especie de destrucción inherente al pecado “¿De qué forma destruye la Bestia a sus adoradores?” ¿qué componentes auto-destructivas existen en el mal?
- Ap 14,12 habla de la resistencia de los santos “¿la resistencia es sólo negativa? ¿cómo crear una nueva humanidad desde la resistencia? ¿cómo puede ser bienaventurado quien sabe morir? ¿qué tipo de creatividad se despliega en la muerte de los fieles?”
CUANDO ORES…
Cuando ores percibe la voz de tantos hombres que en la historia elevan hoy un canto nuevo. Siéntete sellado por Dios, marcado por su Evangelio hasta la médula. Escucha la Palabra que penetra hasta los tuétanos de tus huesos. Y como el ángel, anuncia con fuerza que el camino del mal no tiene futuro. Exponte a la criba y a la siega de una hoz misericordiosa que te poda y purifica. No cierres los ojos a tanta sangre inocente derramada. Como Mons. Romero experimenta que el cristiano no está amenazado de muerte sino de vida.
(Marta García, pddm, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
jueves, 31 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
La bestia de la tierra
Lectio divina de Apocalipsis 13,11-18
11 Vi otra bestia que surgía de la tierra: tenía dos cuernos como de cordero y hablaba como un dragón. 12 Ejercía todo el poder de la primera bestia a favor de ella, haciendo que la tierra y todos sus habitantes adorasen a la primera bestia, aquella cuya herida mortal había sido curada. 13 Hacía grandes prodigios, hasta el punto de hacer bajar fuego del cielo sobre la tierra a la vista de los hombres. 14 Seducía también a los habitantes de la tierra con los prodigios que se le había otorgado realizar a favor de la primera bestia, y los incitaba a erigir una estatua en honor de la bestia que sobrevivió a la herida de la espada. 15 Se le concedió dar vida a la estatua de la bestia, de modo que incluso pudiese hablar, y se le dio poder para hacer morir a cuantos no adorasen la estatua de la bestia. 16 Hizo también que todos, chicos y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos llevasen tatuada una marca en la mano derecha o en la frente. 17 Y solo quien llevaba tatuado el nombre podía comprar o vender. 18 ¿Quién alardea de sabio? El que presuma de inteligente pruebe a descifrar el número de la bestia, que es número humano. El seiscientos sesenta y seis es su cifra.
CUANDO LEAS
- Observa que estamos ante la mención de una nueva bestia relacionada con la “primera”, que salía del mar (mencionada en los vv. 1-10). La de ahora surge de la tierra y parece estar subordinada a la primera. Pero, en realidad, es otro aspecto de la misma, dado que la “bestia”, en general, alude a un poder imperial que es multiforme y omnipresente.
- La bestia “cuya herida mortal había sido curada” podría aludir a la leyenda, muy extendida en Asia Menor durante el siglo I, de Nero redivivus (Nerón retornado o vuelto a la vida), según la cual Nerón habría sobrevivido, se habría refugiado en Partia y regresaría triunfal a Roma. Domiciano sería ese “Nerón redivivo” que persigue ahora a los cristianos (cf. más abajo), como hizo antaño su predecesor.
- Fíjate en el aspecto propagandístico (mentiroso) que se subraya en esta bestia.
- Por un lado parece un cordero (arên), aunque solo tiene dos cuernos (no siete, como el Cordero-Cristo de 5,6; por eso algunas versiones traducen aquí “carnero”) y habla como los dragones (¿y cómo hablan los dragones? Según Ap 12,9, con palabras engañosas: “El dragón gigante, la serpiente primitiva, llamada Diablo y Satanás, que engañaba a todo el mundo, fue arrojada a la tierra con todos sus ángeles”).
- Por otro, es capaz de seducir a los hombres e incitarlos a adorar, mediante los prodigios que realiza (como el falso profeta de Dt 13,2), a la “bestia imperial”. Alguno de esos prodigios, como hacer bajar fuego a la tierra, hace pensar inmediatamente en el profeta Elías (1 Re 18; Eclo 48,1-4), por eso en Ap 16,13 se podrá identificar a la bestia con el dragón y el “falso profeta”.
- Advierte que la estatua que se menciona es una especie de alter ego de la bestia. Probablemente alude al culto imperial, muy destacado en el reinado de Domiciano (81-96). De hecho, este emperador reclamará para sí los títulos de Kyrios (Señor) y Theós (Dios) (cf. la confesión de fe de Tomás, Jn 20,28).
- La estatua que cobra vida y habla puede ser un eco de creencias populares o supercherías. Por otro lado, la estatua como tal sin duda está inspirada en la de Dn 2-3.
- Observa la marca que llevan los seguidores de la bestia. Es la que les otorga “derechos de ciudadanía”: solo los que la llevan (que son “todos”, y de toda condición social) pueden “comprar y vender”. En este sentido, los cristianos son gentes marginales, contraculturales, “malos ciudadanos”… que lo tienen difícil en el Imperio.
- Todo lo contrario que en Ap 7,3, donde los que llevan una marca son los “servidores de nuestro Dios” (parecida a aquella de la que habla Ez 9).
- Fíjate en el famoso número de la bestia: 666.
Algunos creen que se trata de un caso de gematría (un recurso que parte del valor numérico de las letras y que consiste en jugar con él, pudiendo intercambiar términos del mismo valor), ya que 666 es precisamente lo que suman las letras hebreas correspondientes a la expresión “NRWN QSR” (“Nerón césar”).
Otros se inclinan más bien por un significado simbólico más amplio: 666 es la cifra de la imperfección absoluta, habida cuenta de que el 6, que indica imperfección (porque no llega a 7), está combinado con el 3, que denota lo definitivo (“a la de tres” o “a la tercera va la vencida”, solemos decir). Así, 666 apuntaría a lo definitivamente imperfecto, y por tanto a lo opuesto a Dios y a su Cristo-Cordero.
CUANDO MEDITES
- Piensa en cuáles pueden ser las “bestias” que pueblan hoy nuestro mundo, los “imperios” que nos toca soportar y las “estatuas” que se erigen por todos lados para ser adoradas. (Un ejemplo trivial: los domingos, en algunos estadios de fútbol se llega a leer en pancartas: “Nacido para morir por tus colores”.) ¿Y cuáles son las “bestias” o los “imperios” a los que nos plegamos nosotros, las “estatuas” a las que adoramos, los “ídolos” a los que servimos? (¿Podrían transformarse esos ídolos en iconos? ¿De qué manera?)
- Reflexiona sobre la respuesta personal y comunitaria que damos a estas “bestias” y a estas “estatuas” (que a veces incluso se revisten de una apariencia “religiosa”). ¿Cedemos a ellas o les oponemos resistencia, aunque eso nos cueste la marginalidad social o que nos llamen frikis? ¿De qué forma? ¿Podríamos o deberíamos incorporar otras posibilidades? ¿Cuáles?
- Medita sobre la “marca” que llevas en la mano o en la frente (porque todos, de una forma u otra, estamos marcados): ¿es la de la “bestia” o la de “servidor de nuestro Dios”? ¿Cuál es esa marca? ¿En qué consiste? ¿En qué se nota?
CUANDO ORES
- Confiesa con tus palabras, y sobre todo con tu comportamiento, que eres un “servidor de nuestro Dios”. (Puedes crear una “jaculatoria” en este sentido, aunque recuerda que Jesús ya no nos llama siervos, sino amigos.)
- Pide al Señor que nos ayude a discernir entre las múltiples estatuas de la “bestia” que se nos ofrecen por doquier como sentido de nuestra vida, y que no nos deje caer en la tentación de adorarlas.
- Da gracias a Dios por Jesús, único camino, verdad y vida de nuestra existencia.
- Contempla con tranquilidad una imagen de Jesús y déjate acoger por su mirada.
Concluimos nuestra oración rezando juntos el Padrenuestro. Al acabar, nos hacemos plenamente conscientes de la «marca cristiana» que supone la señal de la cruz sobre nuestro cuerpo, es decir, sobre nosotros.
(Pedro Barrado, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
11 Vi otra bestia que surgía de la tierra: tenía dos cuernos como de cordero y hablaba como un dragón. 12 Ejercía todo el poder de la primera bestia a favor de ella, haciendo que la tierra y todos sus habitantes adorasen a la primera bestia, aquella cuya herida mortal había sido curada. 13 Hacía grandes prodigios, hasta el punto de hacer bajar fuego del cielo sobre la tierra a la vista de los hombres. 14 Seducía también a los habitantes de la tierra con los prodigios que se le había otorgado realizar a favor de la primera bestia, y los incitaba a erigir una estatua en honor de la bestia que sobrevivió a la herida de la espada. 15 Se le concedió dar vida a la estatua de la bestia, de modo que incluso pudiese hablar, y se le dio poder para hacer morir a cuantos no adorasen la estatua de la bestia. 16 Hizo también que todos, chicos y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos llevasen tatuada una marca en la mano derecha o en la frente. 17 Y solo quien llevaba tatuado el nombre podía comprar o vender. 18 ¿Quién alardea de sabio? El que presuma de inteligente pruebe a descifrar el número de la bestia, que es número humano. El seiscientos sesenta y seis es su cifra.
CUANDO LEAS
- Observa que estamos ante la mención de una nueva bestia relacionada con la “primera”, que salía del mar (mencionada en los vv. 1-10). La de ahora surge de la tierra y parece estar subordinada a la primera. Pero, en realidad, es otro aspecto de la misma, dado que la “bestia”, en general, alude a un poder imperial que es multiforme y omnipresente.
- La bestia “cuya herida mortal había sido curada” podría aludir a la leyenda, muy extendida en Asia Menor durante el siglo I, de Nero redivivus (Nerón retornado o vuelto a la vida), según la cual Nerón habría sobrevivido, se habría refugiado en Partia y regresaría triunfal a Roma. Domiciano sería ese “Nerón redivivo” que persigue ahora a los cristianos (cf. más abajo), como hizo antaño su predecesor.
- Fíjate en el aspecto propagandístico (mentiroso) que se subraya en esta bestia.
- Por un lado parece un cordero (arên), aunque solo tiene dos cuernos (no siete, como el Cordero-Cristo de 5,6; por eso algunas versiones traducen aquí “carnero”) y habla como los dragones (¿y cómo hablan los dragones? Según Ap 12,9, con palabras engañosas: “El dragón gigante, la serpiente primitiva, llamada Diablo y Satanás, que engañaba a todo el mundo, fue arrojada a la tierra con todos sus ángeles”).
- Por otro, es capaz de seducir a los hombres e incitarlos a adorar, mediante los prodigios que realiza (como el falso profeta de Dt 13,2), a la “bestia imperial”. Alguno de esos prodigios, como hacer bajar fuego a la tierra, hace pensar inmediatamente en el profeta Elías (1 Re 18; Eclo 48,1-4), por eso en Ap 16,13 se podrá identificar a la bestia con el dragón y el “falso profeta”.
- Advierte que la estatua que se menciona es una especie de alter ego de la bestia. Probablemente alude al culto imperial, muy destacado en el reinado de Domiciano (81-96). De hecho, este emperador reclamará para sí los títulos de Kyrios (Señor) y Theós (Dios) (cf. la confesión de fe de Tomás, Jn 20,28).
- La estatua que cobra vida y habla puede ser un eco de creencias populares o supercherías. Por otro lado, la estatua como tal sin duda está inspirada en la de Dn 2-3.
- Observa la marca que llevan los seguidores de la bestia. Es la que les otorga “derechos de ciudadanía”: solo los que la llevan (que son “todos”, y de toda condición social) pueden “comprar y vender”. En este sentido, los cristianos son gentes marginales, contraculturales, “malos ciudadanos”… que lo tienen difícil en el Imperio.
- Todo lo contrario que en Ap 7,3, donde los que llevan una marca son los “servidores de nuestro Dios” (parecida a aquella de la que habla Ez 9).
- Fíjate en el famoso número de la bestia: 666.
Algunos creen que se trata de un caso de gematría (un recurso que parte del valor numérico de las letras y que consiste en jugar con él, pudiendo intercambiar términos del mismo valor), ya que 666 es precisamente lo que suman las letras hebreas correspondientes a la expresión “NRWN QSR” (“Nerón césar”).
Otros se inclinan más bien por un significado simbólico más amplio: 666 es la cifra de la imperfección absoluta, habida cuenta de que el 6, que indica imperfección (porque no llega a 7), está combinado con el 3, que denota lo definitivo (“a la de tres” o “a la tercera va la vencida”, solemos decir). Así, 666 apuntaría a lo definitivamente imperfecto, y por tanto a lo opuesto a Dios y a su Cristo-Cordero.
CUANDO MEDITES
- Piensa en cuáles pueden ser las “bestias” que pueblan hoy nuestro mundo, los “imperios” que nos toca soportar y las “estatuas” que se erigen por todos lados para ser adoradas. (Un ejemplo trivial: los domingos, en algunos estadios de fútbol se llega a leer en pancartas: “Nacido para morir por tus colores”.) ¿Y cuáles son las “bestias” o los “imperios” a los que nos plegamos nosotros, las “estatuas” a las que adoramos, los “ídolos” a los que servimos? (¿Podrían transformarse esos ídolos en iconos? ¿De qué manera?)
- Reflexiona sobre la respuesta personal y comunitaria que damos a estas “bestias” y a estas “estatuas” (que a veces incluso se revisten de una apariencia “religiosa”). ¿Cedemos a ellas o les oponemos resistencia, aunque eso nos cueste la marginalidad social o que nos llamen frikis? ¿De qué forma? ¿Podríamos o deberíamos incorporar otras posibilidades? ¿Cuáles?
- Medita sobre la “marca” que llevas en la mano o en la frente (porque todos, de una forma u otra, estamos marcados): ¿es la de la “bestia” o la de “servidor de nuestro Dios”? ¿Cuál es esa marca? ¿En qué consiste? ¿En qué se nota?
CUANDO ORES
- Confiesa con tus palabras, y sobre todo con tu comportamiento, que eres un “servidor de nuestro Dios”. (Puedes crear una “jaculatoria” en este sentido, aunque recuerda que Jesús ya no nos llama siervos, sino amigos.)
- Pide al Señor que nos ayude a discernir entre las múltiples estatuas de la “bestia” que se nos ofrecen por doquier como sentido de nuestra vida, y que no nos deje caer en la tentación de adorarlas.
- Da gracias a Dios por Jesús, único camino, verdad y vida de nuestra existencia.
- Contempla con tranquilidad una imagen de Jesús y déjate acoger por su mirada.
Concluimos nuestra oración rezando juntos el Padrenuestro. Al acabar, nos hacemos plenamente conscientes de la «marca cristiana» que supone la señal de la cruz sobre nuestro cuerpo, es decir, sobre nosotros.
(Pedro Barrado, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
jueves, 24 de marzo de 2011
La bestia del mar
Lectio divina de Apocalipsis 13,1-10
1 Y vi subir del Mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, con una diadema en cada cuerno y un título blasfemo en cada cabeza. 2 La Bestia que vi se parecía a una pantera; tenía patas como de oso y fauces como de león. El Dragón le dio su fuerza, su trono y su inmenso poder. 3 Una de sus cabezas parecía haber sido herida de muerte, pero su herida mortal estaba ya curada. La tierra entera corría fascinada tras la Bestia. 4 Entonces adoraron al Dragón, porque había dado su poder a la Bestia y adoraron también a la Bestia diciendo: ¿quién será como la Bestia y podrá luchar contra ella? 5 Y se le dio una boca que profiere arrogancias y blasfemias, y poder para actuar durante cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca para proferir blasfemias contra Dios, contra su Nombre, contra su tienda y contra los que habitan en el cielo. 7 También se le concedió hacer la guerra contra los santos y vencerlos; y se le otorgó poder sobre las gentes de toda raza, pueblo, lengua y nación. 8 Y le adoraron todos los habitantes de la tierra, a excepción de aquellos que desde la creación del mundo están inscritos en el libro de la vida del Cordero degollado desde el comienzo del cosmos. 9 Quien tenga oídos, que escuche esto: 10 Quien esté destinado al cautiverio, vaya al cautiverio; quien deba morir al filo de la espada, muera al filo de la espada. ¡Ésta es la resistencia y fidelidad de los creyentes!
CUANDO LEAS…
Contexto: nos encontramos en la sección 11,15–14,5. Han llegado los 1260 días de la bestia (11,1-13), se ha oído el tercer ¡ay! (11,14) y ha sonado la séptima trompeta. Enmarcado entre dos cantos que proclaman la victoria de Dios (11,15-19 y 14,1-5) se encuentran dos episodios de lucha: el de la mujer y el dragón (12,1-18) y el de las dos bestias (13,1-18). Mientras “Ap 12 presentaba los poderes primordiales (mujer y serpiente) caídos del cielo y enfrentados en el suelo”, Ap 13 pasa a otro plano; el de la historia humana dominada por la violencia.
Contenido: En Ap 12,18 ya se había anunciado que el dragón se retira a la vera del mar para suscitar a dos bestias: la bestia del mar (13,1-10) y la bestia de la tierra (13,11-18). Ambos seres son descritos en neta contraposición con los vivientes del Ap 4, “animales” buenos y signos de Dios y de la vida. Las bestias, en cambio, son la expresión política del dragón, la encarnación del pecado y del mal en las estructuras culturales, políticas, sociales, económicas y religiosas.
Lectura por partes: el texto se podría dividir en tres partes. En la primera se ofrece una descripción de la bestia (13,1-4). La segunda trata de las “competencias” que tiene la bestia (13,5-7). Por último, las distintas reacciones humanas frente a la bestia así como una exhortación a la perseverancia.
- Descripción de la bestia (13,1-4)
• La bestia surge del mar, por tanto, del abismo y para los judíos de occidente. Luego, parece tratarse de Roma.
• Tiene 10 cuernos y 7 cabezas. La cabeza significa la perfección mundana, mientras los cuernos simbolizan los reyes.
• Es la bestia entre todas la bestias, porque condensa los rasgos de los viejos imperios (leopardo, león, oso; cf. Dn 7,14). El poder que otorga el dragón a la bestia es desmesurado. Aunque a lo largo de la historia ha habido estructuras perversas, la perversión alcanza su culmen con el rechazo de Jesús.
• Se trata de una bestia herida, aunque ya curada. La alusión hace referencia a las luchas intestinas en Roma en tiempos de Nerón que hicieron temer por el imperio. Superadas, éste vuelve a renacer con más fuerza. Hecho que se interpretará como un signo divino. De esto se hace eco el v. 4. El centro de la religión del imperio será la divinización de su poder.
- Las competencias que se le otorga a la bestia (13,5-7)
A la bestia se le da: 1) una boca que profiere arrogancias; 2) el poder para actuar por 42 meses; 3) la posibilidad de hacer guerra contra los santos y vencerles; 4) el poder contra las gentes. La imagen de la boca que profiere arrogancias recuerda a Antíoco (Dn 7,8.20). Una palabra blasfema que consiste en la divinización del poder. Y si bien se le concede un poder universal (v.7), por otra parte, es limitado (42 meses). Dios permite que el grano y la cizaña crezcan juntos. Es más permite que la bestia “venza” aparentemente a sus santos (cf. Dn 7,21), como ha sucedido con Él que se ha “dejado matar”. La muerte de Jesús es la verdadera victoria.
- Reacciones frente la bestia (13,8) y exhortación a la perseverancia (13,9-10)
Frente a una gran mayoría que adora a la bestia existe una minoría que se muestran fieles al Cordero. De repente se escucha el mismo aviso que el dado a las Iglesias: el que tenga oídos para oír que oiga y se exhorta a seguir el camino de Cristo; vencer el mal no oprimiendo sino dejándose matar, si fuera necesario. Ésta será la verdadera fidelidad y resistencia de los santos.
* Puede ayudar el libro de X. PIKAZA, Apocalipsis, GLNT 17, Estella 1999.
CUANDO MEDITES…
- Las bestias simbolizan las estructuras que oprimen a otros hombres. ¿Bajo el poder de qué bestias está sometida hoy la humanidad, sociedad, cultura, religión, ambiente, familias, etc?
- Juan pone de relieve en este pasaje el riesgo de idolatrización del poder humano. ¿Qué idolatrías de poder se encuentran hoy en el ámbito social, cultural, político, económico, religioso, eclesial?
- El Apocalipsis subraya el martirio como una forma de resistencia y respuesta al mal. ¿Qué otras formas de oposición a la bestia, tanto en el plano político, social, religioso, serían necesarias hoy?
CUANDO ORES…
Habiendo dicho que al mal se responde con bien, sería impropio recomendar un salmo imprecatorio. Sin embargo, estos salmos surgieron como rechazo profundo al mal. En ellos el orante expone ante Dios sus sentimientos oscuros. Le suplica que haga algo, pues él es incapaz de vencer el mal, también el propio. Y aunque le señala cómo tiene que hacer, en el fondo lo deja en sus manos. Esto es, renuncia a tomarse la justicia por su mano. En este sentido la cruz de Cristo es la respuesta a la imprecación, ya que allí se vence el mal sin destruir al pecador.
Cuando ores siente el horror del mal, también del tuyo. Como le pasa a Dios no te quedes insensible ante el sufrimiento ajeno ni ante la injusticia. Sé capaz de verla allí donde se esconde bajo forma de legalidad. Expón con sinceridad a Dios tus sentimientos, los más nobles y los más oscuros. Implora con todas tus fuerzas la petición del padrenuestro: “líbranos del mal”. Deja en sus manos la respuesta definitiva y renueva tu compromiso por el Reino, la justicia y la construcción de un mundo más humano.
(Marta García, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
1 Y vi subir del Mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, con una diadema en cada cuerno y un título blasfemo en cada cabeza. 2 La Bestia que vi se parecía a una pantera; tenía patas como de oso y fauces como de león. El Dragón le dio su fuerza, su trono y su inmenso poder. 3 Una de sus cabezas parecía haber sido herida de muerte, pero su herida mortal estaba ya curada. La tierra entera corría fascinada tras la Bestia. 4 Entonces adoraron al Dragón, porque había dado su poder a la Bestia y adoraron también a la Bestia diciendo: ¿quién será como la Bestia y podrá luchar contra ella? 5 Y se le dio una boca que profiere arrogancias y blasfemias, y poder para actuar durante cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca para proferir blasfemias contra Dios, contra su Nombre, contra su tienda y contra los que habitan en el cielo. 7 También se le concedió hacer la guerra contra los santos y vencerlos; y se le otorgó poder sobre las gentes de toda raza, pueblo, lengua y nación. 8 Y le adoraron todos los habitantes de la tierra, a excepción de aquellos que desde la creación del mundo están inscritos en el libro de la vida del Cordero degollado desde el comienzo del cosmos. 9 Quien tenga oídos, que escuche esto: 10 Quien esté destinado al cautiverio, vaya al cautiverio; quien deba morir al filo de la espada, muera al filo de la espada. ¡Ésta es la resistencia y fidelidad de los creyentes!
CUANDO LEAS…
Contexto: nos encontramos en la sección 11,15–14,5. Han llegado los 1260 días de la bestia (11,1-13), se ha oído el tercer ¡ay! (11,14) y ha sonado la séptima trompeta. Enmarcado entre dos cantos que proclaman la victoria de Dios (11,15-19 y 14,1-5) se encuentran dos episodios de lucha: el de la mujer y el dragón (12,1-18) y el de las dos bestias (13,1-18). Mientras “Ap 12 presentaba los poderes primordiales (mujer y serpiente) caídos del cielo y enfrentados en el suelo”, Ap 13 pasa a otro plano; el de la historia humana dominada por la violencia.
Contenido: En Ap 12,18 ya se había anunciado que el dragón se retira a la vera del mar para suscitar a dos bestias: la bestia del mar (13,1-10) y la bestia de la tierra (13,11-18). Ambos seres son descritos en neta contraposición con los vivientes del Ap 4, “animales” buenos y signos de Dios y de la vida. Las bestias, en cambio, son la expresión política del dragón, la encarnación del pecado y del mal en las estructuras culturales, políticas, sociales, económicas y religiosas.
Lectura por partes: el texto se podría dividir en tres partes. En la primera se ofrece una descripción de la bestia (13,1-4). La segunda trata de las “competencias” que tiene la bestia (13,5-7). Por último, las distintas reacciones humanas frente a la bestia así como una exhortación a la perseverancia.
- Descripción de la bestia (13,1-4)
• La bestia surge del mar, por tanto, del abismo y para los judíos de occidente. Luego, parece tratarse de Roma.
• Tiene 10 cuernos y 7 cabezas. La cabeza significa la perfección mundana, mientras los cuernos simbolizan los reyes.
• Es la bestia entre todas la bestias, porque condensa los rasgos de los viejos imperios (leopardo, león, oso; cf. Dn 7,14). El poder que otorga el dragón a la bestia es desmesurado. Aunque a lo largo de la historia ha habido estructuras perversas, la perversión alcanza su culmen con el rechazo de Jesús.
• Se trata de una bestia herida, aunque ya curada. La alusión hace referencia a las luchas intestinas en Roma en tiempos de Nerón que hicieron temer por el imperio. Superadas, éste vuelve a renacer con más fuerza. Hecho que se interpretará como un signo divino. De esto se hace eco el v. 4. El centro de la religión del imperio será la divinización de su poder.
- Las competencias que se le otorga a la bestia (13,5-7)
A la bestia se le da: 1) una boca que profiere arrogancias; 2) el poder para actuar por 42 meses; 3) la posibilidad de hacer guerra contra los santos y vencerles; 4) el poder contra las gentes. La imagen de la boca que profiere arrogancias recuerda a Antíoco (Dn 7,8.20). Una palabra blasfema que consiste en la divinización del poder. Y si bien se le concede un poder universal (v.7), por otra parte, es limitado (42 meses). Dios permite que el grano y la cizaña crezcan juntos. Es más permite que la bestia “venza” aparentemente a sus santos (cf. Dn 7,21), como ha sucedido con Él que se ha “dejado matar”. La muerte de Jesús es la verdadera victoria.
- Reacciones frente la bestia (13,8) y exhortación a la perseverancia (13,9-10)
Frente a una gran mayoría que adora a la bestia existe una minoría que se muestran fieles al Cordero. De repente se escucha el mismo aviso que el dado a las Iglesias: el que tenga oídos para oír que oiga y se exhorta a seguir el camino de Cristo; vencer el mal no oprimiendo sino dejándose matar, si fuera necesario. Ésta será la verdadera fidelidad y resistencia de los santos.
* Puede ayudar el libro de X. PIKAZA, Apocalipsis, GLNT 17, Estella 1999.
CUANDO MEDITES…
- Las bestias simbolizan las estructuras que oprimen a otros hombres. ¿Bajo el poder de qué bestias está sometida hoy la humanidad, sociedad, cultura, religión, ambiente, familias, etc?
- Juan pone de relieve en este pasaje el riesgo de idolatrización del poder humano. ¿Qué idolatrías de poder se encuentran hoy en el ámbito social, cultural, político, económico, religioso, eclesial?
- El Apocalipsis subraya el martirio como una forma de resistencia y respuesta al mal. ¿Qué otras formas de oposición a la bestia, tanto en el plano político, social, religioso, serían necesarias hoy?
CUANDO ORES…
Habiendo dicho que al mal se responde con bien, sería impropio recomendar un salmo imprecatorio. Sin embargo, estos salmos surgieron como rechazo profundo al mal. En ellos el orante expone ante Dios sus sentimientos oscuros. Le suplica que haga algo, pues él es incapaz de vencer el mal, también el propio. Y aunque le señala cómo tiene que hacer, en el fondo lo deja en sus manos. Esto es, renuncia a tomarse la justicia por su mano. En este sentido la cruz de Cristo es la respuesta a la imprecación, ya que allí se vence el mal sin destruir al pecador.
Cuando ores siente el horror del mal, también del tuyo. Como le pasa a Dios no te quedes insensible ante el sufrimiento ajeno ni ante la injusticia. Sé capaz de verla allí donde se esconde bajo forma de legalidad. Expón con sinceridad a Dios tus sentimientos, los más nobles y los más oscuros. Implora con todas tus fuerzas la petición del padrenuestro: “líbranos del mal”. Deja en sus manos la respuesta definitiva y renueva tu compromiso por el Reino, la justicia y la construcción de un mundo más humano.
(Marta García, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
lunes, 21 de marzo de 2011
La mujer y el dragón
Lectio divina de Apocalipsis, 12, 1-18
1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas . 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra . Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un Hijo varón , que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono . 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. 13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. 18 Me paré sobre la arena del mar.
CUANDO LEAS
Los capítulos 12-14, después de las descripciones de los preludios del fin del mundo, presentan bajo otras formas la lucha actual del Dragón y el Cordero. El capítulo 12 combina los elementos de dos visiones distintas: la lucha del dragón contra la Mujer y su descendencia, vv. 1-6 y 13-17; la batalla de Miguel contra el dragón, vv.7-12.
Ap 12, 1-2 es una escena que se corresponde con Gn 3, 14-16: “Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará”.
La Mujer da a luz con dolor, v.2, al que será el Mesías, v.5. Satanás la tienta, v.9, la persigue así como a su descendencia, vv.6, 13, 17. La Mujer representa al pueblo santo de los tiempos mesiánicos, y por tanto a la Iglesia que lucha. Es posible que Juan piense también en María, nueva Eva, la hija de Sión, que trajo al mundo al Mesías.
En la Tradición hallamos dos interpretaciones de esta figura de la Mujer. Se quiere ver en ella, bien un símbolo de la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, bien un símbolo de María, la Madre de Jesús. La exégesis patrística era principalmente eclesiológica. La mayoría de los autores antiguos vio en la Mujer del Apocalipsis, ante todo, un símbolo de la Iglesia que, a despecho de numerosas y graves persecuciones, ha de alcanzar la victoria final sobre el mundo y las fuerzas del mal. Es en la Edad Media cuando, con algunos autores monásticos, se desplaza el acento hacia una interpretación mariana del símbolo de la Mujer – María al pie de la cruz -.
El dragón es Satanás, Diablo en los LXX; la palabra hebrea significa propiamente “acusador”. En la tradición judía la serpiente o el dragón simbolizaba el poder del mal, hostil a Dios y a su pueblo, y que Dios iba a destruir al fin de los tiempos.
Miguel, según la tradición judía (Dn 10, 12-21; 12, 1) es el paladín de Dios, su nombre quiere decir: ¿Quién es como Dios?”.
CUANDO MEDITES
• El mensaje de todo el libro del Apocalipsis puede actualizarse a nuestro tiempo: ¿qué te dice a ti el texto de hoy?
• Leyendo Ap 12 brota una invitación al creyente para que se mantenga firme en el conflicto que involucra la vida cristiana. San Pablo da por sentado que «la vida es lucha». El camino cristiano no es un camino de rosas y los cristianos no estamos exonerados del sufrimiento. ¿Te cuesta aceptar la parte de la vida que es lucha?
• En Efesios 6, 10-19, San Pablo no niega el poder del mal. Más bien, afirma que la lucha de los cristianos tiene que ver con el mal como un sistema organizado, constituido por el diablo y sus huestes. El peligro que acecha a los cristianos está constituido por «las artimañas del diablo» y por poderes, autoridades y potestades que «dominan este mundo de tinieblas», y por «fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales». ¿Qué puntos de contacto encuentras entre estos textos?
CUANDO ORES
• Da gracias a Dios por su Palabra. Por poderte acercar a ella cada día. Por entrar en diálogo contigo. Porque el Señor te asegura su ayuda y su presencia salvadora.
• Acércate a María para que te ayude a ser “buen hijo de la Iglesia”: que ella sea para ti refugio en la tribulación y cuidado cuando nos toque ser testigos de nuestra fe.
• Estar cerca de María es estar cerca de Jesús en la cruz. Recíbela en tu casa y acógela, como quien ampara al mismo Cristo.
• ¿Eres capaz de mantener la esperanza en medio de las dificultades? ¿Ves la luz al final del túnel, cuando todo parece que se apaga y no hay salida?
• ¿Te apoyas en el Señor cuando hay dificultades… o te apoyas en tus propias fuerzas, siempre insuficientes?
(Fernando Gálligo, sj, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas . 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra . Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un Hijo varón , que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono . 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. 13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. 18 Me paré sobre la arena del mar.
CUANDO LEAS
Los capítulos 12-14, después de las descripciones de los preludios del fin del mundo, presentan bajo otras formas la lucha actual del Dragón y el Cordero. El capítulo 12 combina los elementos de dos visiones distintas: la lucha del dragón contra la Mujer y su descendencia, vv. 1-6 y 13-17; la batalla de Miguel contra el dragón, vv.7-12.
Ap 12, 1-2 es una escena que se corresponde con Gn 3, 14-16: “Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará”.
La Mujer da a luz con dolor, v.2, al que será el Mesías, v.5. Satanás la tienta, v.9, la persigue así como a su descendencia, vv.6, 13, 17. La Mujer representa al pueblo santo de los tiempos mesiánicos, y por tanto a la Iglesia que lucha. Es posible que Juan piense también en María, nueva Eva, la hija de Sión, que trajo al mundo al Mesías.
En la Tradición hallamos dos interpretaciones de esta figura de la Mujer. Se quiere ver en ella, bien un símbolo de la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, bien un símbolo de María, la Madre de Jesús. La exégesis patrística era principalmente eclesiológica. La mayoría de los autores antiguos vio en la Mujer del Apocalipsis, ante todo, un símbolo de la Iglesia que, a despecho de numerosas y graves persecuciones, ha de alcanzar la victoria final sobre el mundo y las fuerzas del mal. Es en la Edad Media cuando, con algunos autores monásticos, se desplaza el acento hacia una interpretación mariana del símbolo de la Mujer – María al pie de la cruz -.
El dragón es Satanás, Diablo en los LXX; la palabra hebrea significa propiamente “acusador”. En la tradición judía la serpiente o el dragón simbolizaba el poder del mal, hostil a Dios y a su pueblo, y que Dios iba a destruir al fin de los tiempos.
Miguel, según la tradición judía (Dn 10, 12-21; 12, 1) es el paladín de Dios, su nombre quiere decir: ¿Quién es como Dios?”.
CUANDO MEDITES
• El mensaje de todo el libro del Apocalipsis puede actualizarse a nuestro tiempo: ¿qué te dice a ti el texto de hoy?
• Leyendo Ap 12 brota una invitación al creyente para que se mantenga firme en el conflicto que involucra la vida cristiana. San Pablo da por sentado que «la vida es lucha». El camino cristiano no es un camino de rosas y los cristianos no estamos exonerados del sufrimiento. ¿Te cuesta aceptar la parte de la vida que es lucha?
• En Efesios 6, 10-19, San Pablo no niega el poder del mal. Más bien, afirma que la lucha de los cristianos tiene que ver con el mal como un sistema organizado, constituido por el diablo y sus huestes. El peligro que acecha a los cristianos está constituido por «las artimañas del diablo» y por poderes, autoridades y potestades que «dominan este mundo de tinieblas», y por «fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales». ¿Qué puntos de contacto encuentras entre estos textos?
CUANDO ORES
• Da gracias a Dios por su Palabra. Por poderte acercar a ella cada día. Por entrar en diálogo contigo. Porque el Señor te asegura su ayuda y su presencia salvadora.
• Acércate a María para que te ayude a ser “buen hijo de la Iglesia”: que ella sea para ti refugio en la tribulación y cuidado cuando nos toque ser testigos de nuestra fe.
• Estar cerca de María es estar cerca de Jesús en la cruz. Recíbela en tu casa y acógela, como quien ampara al mismo Cristo.
• ¿Eres capaz de mantener la esperanza en medio de las dificultades? ¿Ves la luz al final del túnel, cuando todo parece que se apaga y no hay salida?
• ¿Te apoyas en el Señor cuando hay dificultades… o te apoyas en tus propias fuerzas, siempre insuficientes?
(Fernando Gálligo, sj, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
miércoles, 16 de marzo de 2011
La séptima trompeta
Lectio divina de Apocalipsis 11,14-19
14 El segundo ¡Ay! Pasó; he aquí que el tercer ¡Ay! Viene pronto. 15 El séptimo ángel tocó la trompeta y sonaron en el cielo fuertes voces, que decían: «Los reinos del mundo son de nuestro Dios y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos.» 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios diciendo 17 «Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has asumido tu inmenso poder para establecer tu reinado. 18 Las naciones se habían encolerizado; pero ha llegado tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.» 19 Y se abrió el Templo de Dios en el cielo, y el arca de su alianza se apareció en el Templo. Y hubo relámpagos, voces y truenos y temblor de tierra y fuerte granizada.
CUANDO LEAS
Ya había anunciado el ángel los tres ayes (o tres lamentaciones) sobre los hombres (Ap 8,13). El primero lo encontramos en los acontecimientos contados con motivo de la quinta trompeta (Ap 9,1-11). El segundo se produjo como consecuencia del toque de la sexta trompeta (9,13-21). Ahora nos encontramos con el tercero.
Los toques de trompeta no anuncian otra cosa, sino los juicios divinos sobre los moradores de la tierra. Además del ¡Ay!, el ángel anuncia el sonido de la séptima y última trompeta, que traerá como consecuencia el derramarse sobre la tierra de las siete copas de la ira de Dios. Con ello, se cumple el tiempo de espera que precederá a la segunda venida de Jesucristo a la tierra y, en ese tiempo, se alcanzará también la manifestación de la ira de Dios sobre los impíos en la tierra. Pero veamos algunas de las escenas que nos presenta el texto.
a) Proclamación del reinado de Dios y de Cristo. El primer himno (v. 15), cantado por los coros angélicos, celebra y canta por el hecho de que el dominio del mundo ha pasado a manos de Dios y de su Cristo. Es un reinado sobre el mundo, sobre la humanidad histórica y trae consigo el juicio: la salvación de los fieles y la condenación de los seguidores de la Bestia. Dicho reinado será eterno.
b) La adoración de los Ancianos y segundo himno de adoración (11,16-18). En este himno, los ancianos agradecen a Dios haber hecho uso de su gran poder, haciendo de este modo efectiva su soberanía. Esta soberanía es reconocida por los ancianos en el gesto de levantarse, postrarse sobre sus rostros y adorar a Dios. El motivo de la acción de gracias no es otro que la instauración del reinado de Dios. Para esto, Dios ha desplegado su inmenso poder. Ante la rebelión de las naciones contra el pueblo de Dios, contra su Iglesia, el Todopoderoso interviene.
c) Los otros signos (11,19). La apertura del Santuario en el cielo y la aparición del arca de la alianza y los relámpagos, las voces, los truenos, el temblor de tierra y la fuerte granizada, son signos de la inminente intervención divina. Se abre ante el vidente el Templo del cielo y se hace visible el Arca de la Alianza. Ésta se encontraba en el Templo de Jerusalén, era considerada el lugar de la presencia de Dios, pero permanecía oculta a los ojos del pueblo. Desde ahora, con el establecimiento del Reinado de Dios, éste no seguirá más oculto, en una lejanía inaccesible, sino que estará siempre presente en medio de su pueblo. Los fenómenos naturales con que se cierra esta perícopa son un anuncio de los juicios que están por cumplirse.
CUANDO MEDITES
- Los ancianos celebran y cantan el hecho del paso del dominio de este mundo a las manos de Dios. ¿De qué forma doy gracias y celebro la venida del Reino de Dios que cada día pido en el Padrenuestro?
- Los ancianos sobre todo agradecen y adoran; éstas deberían ser las actitudes principales de la oración del cristiano. ¿Con qué actitud me pongo delante de Dios para orar? Cuando oro, ¿primeramente agradezco y adoro o, por el contrario, simplemente pido? ¿De qué forma reconozco la soberanía de Dios?
- ¿Estoy atento/a a los signos de los tiempos o a los signos con los que Dios se me manifiesta?
- Después de la lectura de esta perícopa, nos queda la certeza de que el mal ha sido vencido por el bien. ¿De qué manera contribuyo yo a ello?
CUANDO ORES
• Da gracias a Dios y adóralo por todos los beneficios que cada día te regala.
• Pidamos juntos a Dios que Él mismo nos enseñe a dar gracias y a adorarlo:
Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias!
Gracias en distintos idiomas,
gracias a las distintas personas
pero, sobre todo, Señor,
gracias porque... ¡existes!
Gracias por tu Eucaristía,
gracias por tu Madre,
gracias por todos y cada uno de tus hijos, mis hermanos,
que día a día colocas junto a mí.
Gracias, en fin, por haberme enseñado
a darte y a dar las gracias.
Junto con todas tus criaturas,
las que te las hayan dado antes que yo
las que no sepan no contesten a tu amor
o las que ni siquiera se hayan enterado.
Deseo desde ahora que mis palabras
sean simple y sencillamente éstas:
¡Gracias! ¡A todos! ¡A Tí, Señor!
(José Ignacio Pedregosa, ssp, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
14 El segundo ¡Ay! Pasó; he aquí que el tercer ¡Ay! Viene pronto. 15 El séptimo ángel tocó la trompeta y sonaron en el cielo fuertes voces, que decían: «Los reinos del mundo son de nuestro Dios y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos.» 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios diciendo 17 «Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has asumido tu inmenso poder para establecer tu reinado. 18 Las naciones se habían encolerizado; pero ha llegado tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.» 19 Y se abrió el Templo de Dios en el cielo, y el arca de su alianza se apareció en el Templo. Y hubo relámpagos, voces y truenos y temblor de tierra y fuerte granizada.
CUANDO LEAS
Ya había anunciado el ángel los tres ayes (o tres lamentaciones) sobre los hombres (Ap 8,13). El primero lo encontramos en los acontecimientos contados con motivo de la quinta trompeta (Ap 9,1-11). El segundo se produjo como consecuencia del toque de la sexta trompeta (9,13-21). Ahora nos encontramos con el tercero.
Los toques de trompeta no anuncian otra cosa, sino los juicios divinos sobre los moradores de la tierra. Además del ¡Ay!, el ángel anuncia el sonido de la séptima y última trompeta, que traerá como consecuencia el derramarse sobre la tierra de las siete copas de la ira de Dios. Con ello, se cumple el tiempo de espera que precederá a la segunda venida de Jesucristo a la tierra y, en ese tiempo, se alcanzará también la manifestación de la ira de Dios sobre los impíos en la tierra. Pero veamos algunas de las escenas que nos presenta el texto.
a) Proclamación del reinado de Dios y de Cristo. El primer himno (v. 15), cantado por los coros angélicos, celebra y canta por el hecho de que el dominio del mundo ha pasado a manos de Dios y de su Cristo. Es un reinado sobre el mundo, sobre la humanidad histórica y trae consigo el juicio: la salvación de los fieles y la condenación de los seguidores de la Bestia. Dicho reinado será eterno.
b) La adoración de los Ancianos y segundo himno de adoración (11,16-18). En este himno, los ancianos agradecen a Dios haber hecho uso de su gran poder, haciendo de este modo efectiva su soberanía. Esta soberanía es reconocida por los ancianos en el gesto de levantarse, postrarse sobre sus rostros y adorar a Dios. El motivo de la acción de gracias no es otro que la instauración del reinado de Dios. Para esto, Dios ha desplegado su inmenso poder. Ante la rebelión de las naciones contra el pueblo de Dios, contra su Iglesia, el Todopoderoso interviene.
c) Los otros signos (11,19). La apertura del Santuario en el cielo y la aparición del arca de la alianza y los relámpagos, las voces, los truenos, el temblor de tierra y la fuerte granizada, son signos de la inminente intervención divina. Se abre ante el vidente el Templo del cielo y se hace visible el Arca de la Alianza. Ésta se encontraba en el Templo de Jerusalén, era considerada el lugar de la presencia de Dios, pero permanecía oculta a los ojos del pueblo. Desde ahora, con el establecimiento del Reinado de Dios, éste no seguirá más oculto, en una lejanía inaccesible, sino que estará siempre presente en medio de su pueblo. Los fenómenos naturales con que se cierra esta perícopa son un anuncio de los juicios que están por cumplirse.
CUANDO MEDITES
- Los ancianos celebran y cantan el hecho del paso del dominio de este mundo a las manos de Dios. ¿De qué forma doy gracias y celebro la venida del Reino de Dios que cada día pido en el Padrenuestro?
- Los ancianos sobre todo agradecen y adoran; éstas deberían ser las actitudes principales de la oración del cristiano. ¿Con qué actitud me pongo delante de Dios para orar? Cuando oro, ¿primeramente agradezco y adoro o, por el contrario, simplemente pido? ¿De qué forma reconozco la soberanía de Dios?
- ¿Estoy atento/a a los signos de los tiempos o a los signos con los que Dios se me manifiesta?
- Después de la lectura de esta perícopa, nos queda la certeza de que el mal ha sido vencido por el bien. ¿De qué manera contribuyo yo a ello?
CUANDO ORES
• Da gracias a Dios y adóralo por todos los beneficios que cada día te regala.
• Pidamos juntos a Dios que Él mismo nos enseñe a dar gracias y a adorarlo:
Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias!
Gracias en distintos idiomas,
gracias a las distintas personas
pero, sobre todo, Señor,
gracias porque... ¡existes!
Gracias por tu Eucaristía,
gracias por tu Madre,
gracias por todos y cada uno de tus hijos, mis hermanos,
que día a día colocas junto a mí.
Gracias, en fin, por haberme enseñado
a darte y a dar las gracias.
Junto con todas tus criaturas,
las que te las hayan dado antes que yo
las que no sepan no contesten a tu amor
o las que ni siquiera se hayan enterado.
Deseo desde ahora que mis palabras
sean simple y sencillamente éstas:
¡Gracias! ¡A todos! ¡A Tí, Señor!
(José Ignacio Pedregosa, ssp, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
lunes, 7 de marzo de 2011
Los dos testigos
Lectio divina de Apocalipsis 11,1-13
Un aliento de Dios entró en ellos y los puso en pie
11 1 Luego me fue dada una caña de medir parecida a una vara, diciéndome: «Levántate y mide el Santuario de Dios y el altar, y a los que adoran en él.
2 El patio exterior del Santuario, déjalo aparte, no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, que pisotearán la Ciudad Santa cuarenta y dos meses.
3 Pero haré que mis dos testigos profeticen durante mil doscientos sesenta días, cubiertos de sayal».
4 Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra. 5 Si alguien pretendiera hacerles mal, saldría fuego de su boca y devoraría a sus enemigos; si alguien pretendería hacerles mal, así tendría que morir.
6 Estos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva los días en que profeticen; tienen también poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y poder de herir la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.
7 Pero cuando hayan terminado de dar testimonio, la Bestia que surja del Abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres, en la plaza de la Gran Ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto, allí donde también su Señor fue crucificado. 9 Y gentes de los pueblos, razas, lenguas y naciones, contemplarán sus cadáveres tres días y medio: no está permitido sepultar sus cadáveres.
10 Los habitantes de la tierra se alegran y se regocijan por causa de ellos, y se intercambian regalos, porque estos dos profetas habían atormentado a los habitantes de la tierra. 11 Pero, pasados los tres días y medio, un aliento de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie, y un gran espanto se apoderó de quienes los contemplaban.
12 Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo: «Subid acá.» Y subieron al cielo en la nube, a la vista de sus enemigos.
13 En aquella hora se produjo un violento terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y con el terremoto perecieron siete mil personas. Los supervivientes, presa de espanto, dieron gloria al Dios del cielo.
CUANDO LEAS
Estamos en el intermedio tras la sexta trompeta. Es una sección de transición y comprende las siguientes unidades:
a) La medición del vidente (cf. Ez 40,1-5) del santuario y del altar y los que adoran (11,1), mientras que el patio exterior es dejado a los gentiles para que lo pisoteen (11,2). En el II Baruc (IV-VIII) hay una escena parecida. Según la Biblia de Jerusalén, el Santuario es el grupo de escogidos, y la acción de pisotear la Ciudad Santa es la persecución de Roma contra la Iglesia. De todos modos, no es claro el sentido del simbolismo. Para algunos se trataría de la destrucción de Jerusalén, que es anunciada previamente (sin otros detalles). Para otros autores, el gesto de la medida, del todo simbólico significa que la Iglesia no será entregada a los paganos, sino que será preservada, en lo más sagrado, de las asechanzas ajenas. Conocerá tiempos de calamidad y de persecución, pero no podrá ser destruida. El poder de Dios la asiste.
b) Misión profética y suerte final de los dos testigos (11,3-13). La sección nos habla de dos figuras misteriosas, denominadas "mis dos testigos".
La duración del testimonio será de 1260 días (es decir, 42 meses, o tres años y medio; 11,3). Seguidamente encontramos la identificación de los dos testigos (11,4) con los dos olivos y los dos candelabros de Za 3,14. Los testigos son invulnerables durante su testimonio (11,5), como Elías (que hizo bajar fuego del cielo; cf. 2 R 1,10). Los poderes de los testigos son cerrar el cielo (11,6a), como Elías (1 R 17,1), o convertir el agua en sangre y herir con plagas (11,6b), como Moisés (Ex 7,17; 11,10).
Finalmente, los dos testigos serán asesinados por la Bestia que surgirá del Abismo (11,7; cf. Dn 7,21). Sus cadáveres son expuestos en la plaza de la Gran Ciudad (11,8), allí donde su Señor fue crucificado. ¿Se trata de Roma, simbolizada con una alusión a Jerusalén (llamada Sodoma o Egipto)?
Las gentes contemplan los cadáveres de los testigos durante tres días y medio (11,9). Se narra el regocijo de los habitantes de la tierra por la muerte de los testigos (11,10).
La profecía termina describiendo la resurrección y ascensión al cielo de los dos testigos (11,11-12). Es como el preludio y el símbolo de la misión profética de la Iglesia y de su destino (compartir la suer¬te de su Señor: muerte y resurrección). El acontecimiento está acompañado de los siguientes sucesos: signos (terremoto), destrucción de la décima parte de la ciudad y reacción de los supervivientes (cf. espanto y dar gloria a Dios en 11,13).
¿Quiénes son los dos testigos? Las respuestas son muy variadas. Unos piensan en personajes escatológicos (Elías y Henoc; o Elías y Moisés) que vendrán al final de la historia. Otros autores opinan que se trata de personajes de la primera comunidad cristiana. No faltan quienes piensan en el testimonio profético colectivo de la Iglesia durante la historia.
Las figuras de referencia en el AT son claramente Elías y Moisés (de las que una tradición afirmaba que se harían presentes en los días del Mesías (cf. poema de las cuatro noches en el Targum Neófiti a Ex 12,42).
No está claro a qué figuras del NT se refiere el autor (si es que deben interpretarse así). Como personas concretas del NT que podrían ser aludidas en la identificación de los dos testigos podemos indicar las siguientes: Juan Bautista (identificado con Elías en el NT); Esteban, el primer martirizado; los dos Santiagos (el Mayor y el pariente del Señor), martirizados en Jerusalén; Pedro y Pablo, martirizados por Nerón en Roma.
(Cf. Domingo Muñoz León, Apocalipsis, Comentario a la Nueva Biblia de Jerusalén, DDB 2007).
CUANDO MEDITES
- Para Juan, el “santuario” de Dios es Jesús (“él hablaba del templo de su Cuerpo”, Jn 2,21), y los verdaderos adoradores, los que adoran “en espíritu y verdad” (Jn 4,24), aquellos que se han convertido ellos mismos en templo de Dios, como Jesús. De ellos se dice que “son medidos”. Dios los cuenta y los tiene en su mano. Por ello no han de tener miedo en la tribulación, porque “hasta los cabellos de su cabeza están contados” (Mt 10,30). ¿Sientes tú esta confianza en medio de las tribulaciones, dificultades u oscuridades de la vida?
- Aunque haya fuerzas hostiles al Reino, destructivas y negativas, el Espíritu de Dios suscita profetas “en pie”, con la fuerza del Resucitado, con el poder del Espíritu, para dar testimonio del Reino. Haz memoria de testigos y profetas actuales que, con valentía y libertad, exponen su vida por la palabra de Dios y el testimonio de Jesús.
- Tú mismo/a estás llamado a ser testigo hoy. ¿Cómo experimentas la resistencia y hostilidad del mundo y cómo sientes el poder y la acción de Dios en ti?
- El texto de los dos testigos mantiene la confianza (como todo el apocalipsis) en que en el drama de la historia, siempre vencerá la vida sobre la muerte, el Reino sobre el anti-reino, el bien sobre el mal. El destino de los que mueran con Cristo será resucitar con Él, compartir enteramente el destino de su Señor. ¿Tienes tú esa firme esperanza o te puede la desconfianza y el miedo?
CUANDO ORES
- Da gracias a Dios por esta Palabra de consolación que promete su cuidado, su aliento y su vida a sus testigos y profetas, y pídele la gracia de ser testigo del evangelio de Jesús con esperanza y sin miedo.
- Puedes terminar orando con las palabras del cardenal Neuman:
¡Oh Jesús!
Ayúdame a esparcir tu fragancia
adondequiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra mi ser y aduéñate de tal manera de mí
que mi vida sea irradiación de la tuya.
Ilumina por mi medio
y toma posesión de mí de tal manera
que cada alma con la que entre en contacto
pueda sentir tu presencia en mí.
Que no me vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí de tal manera que brille con tu luz
y que mi luz pueda iluminar a los demás.
Toda mi luz vendrá de Ti, Oh Jesús.
Ni siquiera el rayo más leve será mío.
Tú, por mi medio, iluminarás a los demás.
Pon en mis labios la alabanza que más te agrada,
iluminando a otros a mi alrededor.
Que no te pregone con palabras
sino con el ejemplo de mis actos,
con el destello visible del amor
que de Ti viene a mi corazón. Amén.
(Conchi López, pddm, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
Un aliento de Dios entró en ellos y los puso en pie
11 1 Luego me fue dada una caña de medir parecida a una vara, diciéndome: «Levántate y mide el Santuario de Dios y el altar, y a los que adoran en él.
2 El patio exterior del Santuario, déjalo aparte, no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, que pisotearán la Ciudad Santa cuarenta y dos meses.
3 Pero haré que mis dos testigos profeticen durante mil doscientos sesenta días, cubiertos de sayal».
4 Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra. 5 Si alguien pretendiera hacerles mal, saldría fuego de su boca y devoraría a sus enemigos; si alguien pretendería hacerles mal, así tendría que morir.
6 Estos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva los días en que profeticen; tienen también poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y poder de herir la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.
7 Pero cuando hayan terminado de dar testimonio, la Bestia que surja del Abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres, en la plaza de la Gran Ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto, allí donde también su Señor fue crucificado. 9 Y gentes de los pueblos, razas, lenguas y naciones, contemplarán sus cadáveres tres días y medio: no está permitido sepultar sus cadáveres.
10 Los habitantes de la tierra se alegran y se regocijan por causa de ellos, y se intercambian regalos, porque estos dos profetas habían atormentado a los habitantes de la tierra. 11 Pero, pasados los tres días y medio, un aliento de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie, y un gran espanto se apoderó de quienes los contemplaban.
12 Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo: «Subid acá.» Y subieron al cielo en la nube, a la vista de sus enemigos.
13 En aquella hora se produjo un violento terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y con el terremoto perecieron siete mil personas. Los supervivientes, presa de espanto, dieron gloria al Dios del cielo.
CUANDO LEAS
Estamos en el intermedio tras la sexta trompeta. Es una sección de transición y comprende las siguientes unidades:
a) La medición del vidente (cf. Ez 40,1-5) del santuario y del altar y los que adoran (11,1), mientras que el patio exterior es dejado a los gentiles para que lo pisoteen (11,2). En el II Baruc (IV-VIII) hay una escena parecida. Según la Biblia de Jerusalén, el Santuario es el grupo de escogidos, y la acción de pisotear la Ciudad Santa es la persecución de Roma contra la Iglesia. De todos modos, no es claro el sentido del simbolismo. Para algunos se trataría de la destrucción de Jerusalén, que es anunciada previamente (sin otros detalles). Para otros autores, el gesto de la medida, del todo simbólico significa que la Iglesia no será entregada a los paganos, sino que será preservada, en lo más sagrado, de las asechanzas ajenas. Conocerá tiempos de calamidad y de persecución, pero no podrá ser destruida. El poder de Dios la asiste.
b) Misión profética y suerte final de los dos testigos (11,3-13). La sección nos habla de dos figuras misteriosas, denominadas "mis dos testigos".
La duración del testimonio será de 1260 días (es decir, 42 meses, o tres años y medio; 11,3). Seguidamente encontramos la identificación de los dos testigos (11,4) con los dos olivos y los dos candelabros de Za 3,14. Los testigos son invulnerables durante su testimonio (11,5), como Elías (que hizo bajar fuego del cielo; cf. 2 R 1,10). Los poderes de los testigos son cerrar el cielo (11,6a), como Elías (1 R 17,1), o convertir el agua en sangre y herir con plagas (11,6b), como Moisés (Ex 7,17; 11,10).
Finalmente, los dos testigos serán asesinados por la Bestia que surgirá del Abismo (11,7; cf. Dn 7,21). Sus cadáveres son expuestos en la plaza de la Gran Ciudad (11,8), allí donde su Señor fue crucificado. ¿Se trata de Roma, simbolizada con una alusión a Jerusalén (llamada Sodoma o Egipto)?
Las gentes contemplan los cadáveres de los testigos durante tres días y medio (11,9). Se narra el regocijo de los habitantes de la tierra por la muerte de los testigos (11,10).
La profecía termina describiendo la resurrección y ascensión al cielo de los dos testigos (11,11-12). Es como el preludio y el símbolo de la misión profética de la Iglesia y de su destino (compartir la suer¬te de su Señor: muerte y resurrección). El acontecimiento está acompañado de los siguientes sucesos: signos (terremoto), destrucción de la décima parte de la ciudad y reacción de los supervivientes (cf. espanto y dar gloria a Dios en 11,13).
¿Quiénes son los dos testigos? Las respuestas son muy variadas. Unos piensan en personajes escatológicos (Elías y Henoc; o Elías y Moisés) que vendrán al final de la historia. Otros autores opinan que se trata de personajes de la primera comunidad cristiana. No faltan quienes piensan en el testimonio profético colectivo de la Iglesia durante la historia.
Las figuras de referencia en el AT son claramente Elías y Moisés (de las que una tradición afirmaba que se harían presentes en los días del Mesías (cf. poema de las cuatro noches en el Targum Neófiti a Ex 12,42).
No está claro a qué figuras del NT se refiere el autor (si es que deben interpretarse así). Como personas concretas del NT que podrían ser aludidas en la identificación de los dos testigos podemos indicar las siguientes: Juan Bautista (identificado con Elías en el NT); Esteban, el primer martirizado; los dos Santiagos (el Mayor y el pariente del Señor), martirizados en Jerusalén; Pedro y Pablo, martirizados por Nerón en Roma.
(Cf. Domingo Muñoz León, Apocalipsis, Comentario a la Nueva Biblia de Jerusalén, DDB 2007).
CUANDO MEDITES
- Para Juan, el “santuario” de Dios es Jesús (“él hablaba del templo de su Cuerpo”, Jn 2,21), y los verdaderos adoradores, los que adoran “en espíritu y verdad” (Jn 4,24), aquellos que se han convertido ellos mismos en templo de Dios, como Jesús. De ellos se dice que “son medidos”. Dios los cuenta y los tiene en su mano. Por ello no han de tener miedo en la tribulación, porque “hasta los cabellos de su cabeza están contados” (Mt 10,30). ¿Sientes tú esta confianza en medio de las tribulaciones, dificultades u oscuridades de la vida?
- Aunque haya fuerzas hostiles al Reino, destructivas y negativas, el Espíritu de Dios suscita profetas “en pie”, con la fuerza del Resucitado, con el poder del Espíritu, para dar testimonio del Reino. Haz memoria de testigos y profetas actuales que, con valentía y libertad, exponen su vida por la palabra de Dios y el testimonio de Jesús.
- Tú mismo/a estás llamado a ser testigo hoy. ¿Cómo experimentas la resistencia y hostilidad del mundo y cómo sientes el poder y la acción de Dios en ti?
- El texto de los dos testigos mantiene la confianza (como todo el apocalipsis) en que en el drama de la historia, siempre vencerá la vida sobre la muerte, el Reino sobre el anti-reino, el bien sobre el mal. El destino de los que mueran con Cristo será resucitar con Él, compartir enteramente el destino de su Señor. ¿Tienes tú esa firme esperanza o te puede la desconfianza y el miedo?
CUANDO ORES
- Da gracias a Dios por esta Palabra de consolación que promete su cuidado, su aliento y su vida a sus testigos y profetas, y pídele la gracia de ser testigo del evangelio de Jesús con esperanza y sin miedo.
- Puedes terminar orando con las palabras del cardenal Neuman:
¡Oh Jesús!
Ayúdame a esparcir tu fragancia
adondequiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra mi ser y aduéñate de tal manera de mí
que mi vida sea irradiación de la tuya.
Ilumina por mi medio
y toma posesión de mí de tal manera
que cada alma con la que entre en contacto
pueda sentir tu presencia en mí.
Que no me vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí de tal manera que brille con tu luz
y que mi luz pueda iluminar a los demás.
Toda mi luz vendrá de Ti, Oh Jesús.
Ni siquiera el rayo más leve será mío.
Tú, por mi medio, iluminarás a los demás.
Pon en mis labios la alabanza que más te agrada,
iluminando a otros a mi alrededor.
Que no te pregone con palabras
sino con el ejemplo de mis actos,
con el destello visible del amor
que de Ti viene a mi corazón. Amén.
(Conchi López, pddm, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
viernes, 4 de marzo de 2011
El libro
Lectio divina de Apocalipsis 10, 1-11
1 Y vi otro ángel fuerte que bajaba del cielo, vestido de una nube, y el arco iris sobre su cabeza; su semblante, como el sol; sus pies, como columnas de fuego; 2 tenía en su mano un libro abierto. Puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, 3 y gritó con gran voz, como ruge un león. Cuando gritó, los siete truenos dieron cada uno su estampido.
4Y cuando hablaron los siete truenos yo iba a escribir, pero oí una voz procedente del cielo, que decía: “¡Mantén secreto lo que han dicho los siete truenos, y no lo escribas!”. 5 Y el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano derecha al cielo, 6 y juró por el que vive por lo siglos de los siglos, que creó el cielo y lo que hay en él, la tierra, y lo que hay en ella, y el mar y lo que hay en él: “¡Ya no habrá demora!, 7 sino que en los días en que se oiga la voz del séptimo ángel, cuando vaya a dar el toque de trompeta, se habrá cumplido el misterio de Dios, como se lo anunció a sus siervos los profetas”.
8 Y la voz que yo había oído, procedente del cielo, volvió a hablar conmigo, y me dijo: “Ve a coger el libro abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra”. 9 Me acerqué al ángel, diciéndole que me diera el libro. Y me dice: “Toma, y devóralo; en el vientre te será amargo, pero en la boca te será dulce como miel, pero cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor. 11 Y me dijeron: “Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.
CUANDO LEAS
Tres partes se pueden descubrir si tenemos en cuenta la voz divina que habla. A saber:
Escenario (10,1-3):
El origen celeste del ángel se ve en el modo como está vestido: de nube, arco iris, sol, fuego. Estos detalles acreditan que el ángel viene de Dios al igual que su mensaje.
La voz que habla (10,4-7):
Las voces de los siete truenos no son voces enemigas sino amigas ya que las oye el ángel y las iba a escribir. Sobre su contenido nada sabemos.
El juramento que hace el ángel está lleno de solemnidad: alza la mano e invoca el nombre de Dios Creador al igual que había hecho el profeta Daniel (Dn12,7).
La voz del séptimo ángel refleja el final, el reino de Dios ya definitivo. A la tentación de desesperanza, que puede atacar a los cristianos (¿Hasta cuándo, Señor?) responden dos visiones:10,5-7 y 11,15. Reflejan estos versos la doctrina escatológica de la primitiva Iglesia: el reino de Dios ha comenzado con la venida de Jesús, plenitud de las promesas, y su consumación, aunque no se puede fijar cronológicamente, se puede aguardar para pronto (2 Pe 2,8) y suplicar con piadoso anhelo (Ap 22,17).
En ese momento el misterio de Dios habrá llegado a su plena realización. Este misterio no es otro que Cristo, como nos dice San Pablo:
El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos. A ellos, Dios quiso darles a conocer las riquezas de la gloria de este misterio predicado entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre con toda clase de sabiduría, a fin de presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús. Quiero pues, que sepáis la gran lucha que sostengo por vosotros, por los que están en Laodicea y por todos los que nunca me han visto, para que se consuelen sus corazones, bien unidos por la caridad, y lleguen a toda la riqueza de la comprensión plena, al conocimiento del misterio de Dios, Cristo, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. (Col 1,26-2,3).
La voz que vuelve a hablar (10,8-11):
De nuevo se vuelve a oír una voz celeste y se repite el rito de investidura del profeta Ezequiel: Pero tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo; no seas rebelde, como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que te doy". Miré, y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritos en él cantos fúnebres, gemidos y ayes.
Me dijo: "Hijo de hombre, come lo que tienes ante ti; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel". Abrí mi boca y me hizo comer aquel rollo.
Me dijo: "Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy". Lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel. (Ez 2,8-3,3)
Para los profetas la palabra de Dios es siempre dulce al paladar pero la misión encuentra siempre hostilidad y resulta incómoda. El mismo Jeremías dice a Dios: Tu palabra fue mi gozo y la alegría de mi corazón, pero primero le había dicho: Sábelo: he soportado insultos por Ti.
Todo indica que se trata de una misión profética pero, si quedaba alguna duda, al final lo dice el texto claramente: tienes que volver a profetizar. Lo único que cambian son los destinatarios: sobre pueblos, naciones, lenguas y reyes. Los profetas del A.T profetizaban contra la casa de Israel, aquí la misión profética adquiere unas dimensiones geográfico-políticas.
CUANDO MEDITES
Escucha las voces del texto: aparecen rugidos de león, ruidos de truenos, voces del cielo, voces de ángeles, toques de trompeta.
Fíjate en los sabores: dulce como la miel y amargo en el vientre.
En Ap 5 el libro que tiene, el que está sentado en el trono, estaba cerrado y no había nadie digno de abrirlo. Aquí, en cambio, está abierto.
Preguntémonos: ¿qué dirá ese libro?, ¿qué tiene escrito?
Después se me dice que lo coma: ¿cómo entiendo yo eso de comer el libro? ¿Qué sabor me produce a mí? ¿A qué me invita? ¿A quién tengo yo que profetizar: en mi vida, en mi trabajo, en mi familia o comunidad?
Repasando los momentos en que he profetizado durante mi vida: ¿qué es lo más dulce de la misión de profeta? ¿Qué lo más amargo?
De cara al futuro: ¿dónde se necesita mi misión de profeta? En los lugares donde me muevo: ¿qué voz profética puedo ser yo?
CUANDO ORES
El Dios que nombra este texto es el Dios creador del cielo y la tierra. Detengámonos un momento para dar gracias a Dios por su creación. Agradezcámosle que la sigue sosteniendo y cuidando, también a nosotros dentro de ella. Agradezcamos los dones creadores y creativos que nos regala cada día. Los nuestros y los de los demás.
Pidamos profetas para nuestro tiempo, que hablen el lenguaje de hoy, que sean faros en el camino de los demás. Dejémonos convertir por Dios en profetas. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!
(Azucena Fernández, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
1 Y vi otro ángel fuerte que bajaba del cielo, vestido de una nube, y el arco iris sobre su cabeza; su semblante, como el sol; sus pies, como columnas de fuego; 2 tenía en su mano un libro abierto. Puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, 3 y gritó con gran voz, como ruge un león. Cuando gritó, los siete truenos dieron cada uno su estampido.
4Y cuando hablaron los siete truenos yo iba a escribir, pero oí una voz procedente del cielo, que decía: “¡Mantén secreto lo que han dicho los siete truenos, y no lo escribas!”. 5 Y el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano derecha al cielo, 6 y juró por el que vive por lo siglos de los siglos, que creó el cielo y lo que hay en él, la tierra, y lo que hay en ella, y el mar y lo que hay en él: “¡Ya no habrá demora!, 7 sino que en los días en que se oiga la voz del séptimo ángel, cuando vaya a dar el toque de trompeta, se habrá cumplido el misterio de Dios, como se lo anunció a sus siervos los profetas”.
8 Y la voz que yo había oído, procedente del cielo, volvió a hablar conmigo, y me dijo: “Ve a coger el libro abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra”. 9 Me acerqué al ángel, diciéndole que me diera el libro. Y me dice: “Toma, y devóralo; en el vientre te será amargo, pero en la boca te será dulce como miel, pero cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor. 11 Y me dijeron: “Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.
CUANDO LEAS
Tres partes se pueden descubrir si tenemos en cuenta la voz divina que habla. A saber:
Escenario (10,1-3):
El origen celeste del ángel se ve en el modo como está vestido: de nube, arco iris, sol, fuego. Estos detalles acreditan que el ángel viene de Dios al igual que su mensaje.
La voz que habla (10,4-7):
Las voces de los siete truenos no son voces enemigas sino amigas ya que las oye el ángel y las iba a escribir. Sobre su contenido nada sabemos.
El juramento que hace el ángel está lleno de solemnidad: alza la mano e invoca el nombre de Dios Creador al igual que había hecho el profeta Daniel (Dn12,7).
La voz del séptimo ángel refleja el final, el reino de Dios ya definitivo. A la tentación de desesperanza, que puede atacar a los cristianos (¿Hasta cuándo, Señor?) responden dos visiones:10,5-7 y 11,15. Reflejan estos versos la doctrina escatológica de la primitiva Iglesia: el reino de Dios ha comenzado con la venida de Jesús, plenitud de las promesas, y su consumación, aunque no se puede fijar cronológicamente, se puede aguardar para pronto (2 Pe 2,8) y suplicar con piadoso anhelo (Ap 22,17).
En ese momento el misterio de Dios habrá llegado a su plena realización. Este misterio no es otro que Cristo, como nos dice San Pablo:
El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos. A ellos, Dios quiso darles a conocer las riquezas de la gloria de este misterio predicado entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre con toda clase de sabiduría, a fin de presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús. Quiero pues, que sepáis la gran lucha que sostengo por vosotros, por los que están en Laodicea y por todos los que nunca me han visto, para que se consuelen sus corazones, bien unidos por la caridad, y lleguen a toda la riqueza de la comprensión plena, al conocimiento del misterio de Dios, Cristo, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. (Col 1,26-2,3).
La voz que vuelve a hablar (10,8-11):
De nuevo se vuelve a oír una voz celeste y se repite el rito de investidura del profeta Ezequiel: Pero tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo; no seas rebelde, como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que te doy". Miré, y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritos en él cantos fúnebres, gemidos y ayes.
Me dijo: "Hijo de hombre, come lo que tienes ante ti; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel". Abrí mi boca y me hizo comer aquel rollo.
Me dijo: "Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy". Lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel. (Ez 2,8-3,3)
Para los profetas la palabra de Dios es siempre dulce al paladar pero la misión encuentra siempre hostilidad y resulta incómoda. El mismo Jeremías dice a Dios: Tu palabra fue mi gozo y la alegría de mi corazón, pero primero le había dicho: Sábelo: he soportado insultos por Ti.
Todo indica que se trata de una misión profética pero, si quedaba alguna duda, al final lo dice el texto claramente: tienes que volver a profetizar. Lo único que cambian son los destinatarios: sobre pueblos, naciones, lenguas y reyes. Los profetas del A.T profetizaban contra la casa de Israel, aquí la misión profética adquiere unas dimensiones geográfico-políticas.
CUANDO MEDITES
Escucha las voces del texto: aparecen rugidos de león, ruidos de truenos, voces del cielo, voces de ángeles, toques de trompeta.
Fíjate en los sabores: dulce como la miel y amargo en el vientre.
En Ap 5 el libro que tiene, el que está sentado en el trono, estaba cerrado y no había nadie digno de abrirlo. Aquí, en cambio, está abierto.
Preguntémonos: ¿qué dirá ese libro?, ¿qué tiene escrito?
Después se me dice que lo coma: ¿cómo entiendo yo eso de comer el libro? ¿Qué sabor me produce a mí? ¿A qué me invita? ¿A quién tengo yo que profetizar: en mi vida, en mi trabajo, en mi familia o comunidad?
Repasando los momentos en que he profetizado durante mi vida: ¿qué es lo más dulce de la misión de profeta? ¿Qué lo más amargo?
De cara al futuro: ¿dónde se necesita mi misión de profeta? En los lugares donde me muevo: ¿qué voz profética puedo ser yo?
CUANDO ORES
El Dios que nombra este texto es el Dios creador del cielo y la tierra. Detengámonos un momento para dar gracias a Dios por su creación. Agradezcámosle que la sigue sosteniendo y cuidando, también a nosotros dentro de ella. Agradezcamos los dones creadores y creativos que nos regala cada día. Los nuestros y los de los demás.
Pidamos profetas para nuestro tiempo, que hablen el lenguaje de hoy, que sean faros en el camino de los demás. Dejémonos convertir por Dios en profetas. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!
(Azucena Fernández, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)
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