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sábado, 5 de abril de 2008

Explícanos las Escrituras y parte para nosotros el Pan

Lectura orante de Lucas 24,13-35
(Evangelio del III Domingo de Pascua)

Y Invocación al Espíritu, camino de Emaús
Espíritu Santo, Dador de Vida y Maestro interior,
ven a mi encuentro
y enséñame los caminos a seguir.

Como los discípulos de Emaús,
arrastro numerosas cargas a mi espalda
y algún que otro peso en el corazón:
desesperanza, proyectos frustrados, desaliento,
cansancios, miedos, dudas...

Acércate,
entra en mi casa
y susurra en mi oído
la Buena Noticia de la Resurrección,
noticia que da paz, descanso y fuerza
a las rodillas vacilantes.

Sopla sobre mí tu aliento
y dame vida nueva.


Sopla sobre mí tu aliento
y lléname de luz y de fe.

Sopla sobre mí tu aliento
y guíame hacia donde Dios quiere llevarme.

Sopla sobre mí tu aliento
y abre mis ojos
para que reconozca a Jesús Resucitado
en la Palabra que nos salva
y en la mesa compartida
de la Eucaristía y del Amor, que se hace pan,
en detalles y gestos cotidianos.


a Leemos el Evangelio

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
El les dijo: - ¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?
Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió:
- ¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?
El les dijo: - ¿Qué cosas?
Ellos le dijeron: - Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.

El les dijo: - ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?
Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: - Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.
Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.


Se dijeron uno a otro: - ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: - ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.



a Meditamos a partir del Evangelio

- "Jesús se puso a caminar a su lado..." Sé que caminas a mi lado, y que nada de cuando pueda pensar, sentir o hacer aleja de mí la presencia de tu Santo Espíritu. Soy una mujer habitada por ti, habitada por lo divino.

- "¿De qué venís hablando por el camino?" ¿Qué llevo en el corazón? ¿Qué me agobia? ¿Qué me preocupa? ¿Qué me asusta? ¿Qué me cansa?...

- "Nosotros teníamos la esperanza... pero..." ¿Cuáles son mis esperanzas frustradas? ¿Dónde y cuándo me fallan la fe y la esperanza?

- "Algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado..." Les han sobresaltado con la buena noticia de que Jesús está vivo. Ellas son las primeras testigos de la resurrección, las que se atrevieron a hablar, aunque sus palabras parecían locas o absurdas. ¿A quién sobresalto yo, positivamente, con el testimonio de mi vida? ¿Mi vida "sobresalta", cuando hablo a los otros de Dios?

- "¡Cuánto os cuesta creer!" ¿Qué necesitamos que Dios haga con nosotros para que creamos? ¿Por qué nos cuesta tanto abandonarnos al amor del Invisible? ¿Por qué el racionalismo nos puede tanto que impide, incluso, a algunas personas, el beneficio de la duda sobre la existencia de Dios?

- "[Jesús] se puso a explicarles las Escrituras (...), tomó pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio...".
Palabra y Eucaristía. El alimento que me da vida, que me fortalece, que me modela, que me conforma con aquel que recibo y asimilo.
Sin la Palabra y la Eucaristía, mi vida sería desapasionada, plana, sofocada por la insoportable levedad del ser sin trascendencia; una vida aislada, sin meta ni proyecto. Porque en la Palabra late el palpitar del proyecto del Reino, el único proyecto y tarea con sentido, y la Eucaristía es comunión con Dios y con los otros, escuela de una vida compartida, entregada y feliz.

- A vosotros, que oráis con este relato del encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, os propongo continuar la siguiente frase: "SIN LA PALABRA Y LA EUCARISTÍA, MI VIDA SERÍA..."

Mi compañera orante ha hecho ese ejercicio, y ha escrito lo siguiente:

"Asfixia sin respiro,
temor continuo,
desierto infecundo,
oscuridad infinita,
gélido y largo invierno,
miopía permanente.

Ausencia de bálsamo y consuelo,
en situaciones de falta de perspectiva,
anorexia espiritual.

Sin dejarme configurar por la Palabra,
por la que he sido llamada, nada soy.
Sin Pastor que me conduzca a verdes praderas
y fuentes tranquilas, estoy perdida.
Si Tú no me hablas,
soy como quien baja a la fosa.
¡Sólo Tú tienes palabras de vida...!

Sabiduría escondida,
tesoro oculto.
Como el maná que nutrió a Israel
en el desierto.
Pan fresco, perfumado y caliente,
pan del día,
que sacia mi hambre.

La Palabra hace luminosos los rostros
y abre los oídos del corazón.
Al principio era la Palabra,
y la Palabra era Dios,
y la Palabra estaba junto a Dios.
Al principio era la escucha,
y la escucha, el ser humano.

Teje el tejido de mi vocación, mi Señor,
con el hilo de tu Palabra vivificante.


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Nota: Podéis encontrar otra propuesta de lectio divina sobre este texto en el apartado correspondiente de www.discipulasdm.org

domingo, 3 de febrero de 2008

El evangelio del Domingo: Mateo 5,1-12a (Las bienaventuranzas)

La siguiente propuesta de lectura orante es de Dolores Aleixandre para el grupo de Comillas.
La oración final ("Siémbranos alma de pobre"), y la inicial para disponer el corazón son mías, tomadas de http://www.discipulasdm.es, sección Lectio Divina. La propuesta de nuestra web (publicada en documento word) es más amplia y favorece la oración en grupo.

¡Feliz IV Domingo del Tiempo Ordinario, en vísperas de la Cuaresma!

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"DICHOSOS LOS POBRES, PORQUE EL REINO DE DIOS ES SUYO"

Oración para disponer el corazón

Espíritu Santo, Maestro interior, Promesa de Jesús,
enviado para enseñarnos el camino del Evangelio:
revélanos cómo es la felicidad del Reino.

Muéstranos el futuro que les aguarda a los que lloran,
a los que lo han perdido todo, a los que tienen hambre,
a los que están desesperados,
a los que son humillados y vejados,
a los oprimidos por los poderosos de este mundo,
a los que se juegan la vida trabajando por la paz.

Mi mente no alcanza a comprender el sentido
de una existencia sumida en el sufrimiento, la pobreza o la injusticia.
A menudo pienso, Señor, que sólo quien disfruta de la vida,
quien no ha visto la desgracia,
quien no carece de nada
y quien puede "realizarse" según sus deseos más hondos
puede ser plenamente feliz.
Pero, si esto fuera así, la mayor parte de la humanidad
estaría privada de la felicidad que todos deseamos.

Espíritu Santo, ayúdame a entender
de qué modo los pobres pueden ser dichosos,
ayúdame a confiar en las más misteriosas palabras de Jesús:
¡Felices los últimos: los pobres, los que lloran, los mansos,
los que tienen hambre... porque el Reino de Dios es suyo!

Mateo 5, 1-12a


En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán "hijos de Dios".
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Cuando leas

- Comienza por recordar las Bienaventuranzas de Lucas:
Al bajar Jesús del monte con ellos, se detuvo en un llano con un buen grupo de discípulos y una muchedumbre del pueblo, procedente de todo el país judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía:
Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Alegraos en ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa es grande en el cielo, pues así fue como sus padres trataban a los profetas.
Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya estáis recibiendo vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque os lamentaréis y lloraréis.
¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas (Lc 6, 17-26).

- Recuerda que el contexto de las Bienaventuranzas de Mateo es el sermón del monte y que las Bienaventuranzas son el exordio de ese discurso.

- Observa las semejanzas y diferencias entre las dos versiones:
- la última Bienaventuranza es muy parecida en ambas, las demás son diferentes
- las dos versiones abordan los mismos temas: pobreza, hambre, sufrimiento
- las de Mateo van en tercera persona, las de Lucas en segunda (pero la de los perseguidos aparecen en ambos en segunda persona)
- las de Mateo son pronunciadas desde un monte y las de Lucas desde un llano
- las de Mateo son nueve y las de Lucas, cuatro
- el centro del sermón del monte en Mateo son las exigencias del Evangelio, mientras que el sermón del llano pone el acento en el amor al prójimo
- Mateo quiere combatir la autosuficiencia religiosa y se fija más en las disposiciones interiores. Lucas denuncia la falta de amor, la desigualdad y el egoísmo y parte de situaciones reales.
- Mateo se dirige a todos los hombres que practican la justicia y hace “positivas” las Bienaventuranzas, convirtiéndolas en actitudes vitales adecuadas para todos los creyentes. Lucas se dirige a los cristianos pobres, desvalidos y perseguidos.



Cuando medites

- Toma conciencia de los sentimientos de acogida o rechazo, acuerdo o resistencia,
alegría o ¿culpabilidad? que provocan en ti las Bienaventuranzas.
- Hazte eco de las dificultades que pueden despertar: ¿cómo pueden ser felices los pobres, o los afligidos, o aquellos que son odiados y excluidos? ¿Es posible en un mundo globalizado vivir esa utopía?
- Trata de leer las Bienaventuranzas, no como normas de moral, sino como palabras que nos anuncian cómo es Dios y hacia dónde se le inclina el corazón. Declarar dichoso a alguien es darle la enhorabuena públicamente por algo, por eso las Bienaventuranzas representan una palabra visible de autentificación y acreditación que Jesús hace de sus discípulos, que han elegido deliberadamente el camino del seguimiento. Cuando Jesús da la enhorabuena a sus discípulos/as por ser pobres, sufrir y ser perseguidos, no lo hace para ofrecerles un consuelo, sino para animarles y exhortarles a vivir radicalmente las exigencias que trae consigo su Buena Noticia. No está magnificando esas situaciones, sino que habla claramente de las consecuencias de la opción tomada.
- Recuerda que en el AT la función primordial del rey era asegurar la justicia a sus súbditos y la defensa de los pobres, incapaces de defenderse, y garantizar los derechos del débil frente al poderoso. Los atributos de Yahvé, Rey de su pueblo, son la compasión y la misericordia: cuando llegue su reino, Dios manifestará plenamente su justicia, rescatará a sus pobres y los vengará de los poderosos. Por eso el anuncio de la llegada del Reino es una buena noticia para los pobres. Pero el modo elegido por Jesús para hacer llegar ese Reino no es el de la imposición ni la violencia sino el del Siervo, el del Hijo del hombre que acoge a los perdidos, hace surgir el Reino tomando sobre sí los pecados de los hombres: su poder es la impotencia de la gracia, su soberanía es la del amor que se vacía.


Cuando ores

- Sitúate ante Jesús y evoca su propia manera de ser pobre, manso, misericordioso, constructor de la paz, perseguido...

- Repite internamente junto a él:

Cuantos eligen compartir todo lo que tienen: ¡Dichosos! Porque Dios cuida de ellos.
Los oprimidos: ¡Dichosos! Porque terminará su opresión.
Los marginados ¡Dichosos! Porque encontrarán dignidad.
Aquellos que viven por la justicia: ¡Dichosos! Porque serán satisfechos.
Aquellos que están siempre prontos a ayudar: ¡Dichosos! Porque serán siempre ayudados por Dios.
Aquellos que son sinceros: ¡Dichosos! Estarán siempre en presencia de Dios
Cuantos trabajan por la fidelidad del hombre: ¡Dichosos! El Padre está con ellos.Los perseguidos por fidelidad al evangelio: ¡Dichosos! Porque Dios cuida de ellos.


- Oración: Siémbranos alma de pobre

Después de cada estrofa de la siguiente oración, cantamos o rezamos la antífona:
¡Oh, pobreza, fuente de riqueza!
Señor, siémbranos alma de pobre.


1. Señor, a veces pretendo grandezas que superan mi capacidad.
Mi corazón es ambicioso y deseo ser más importante que los demás,
ser halagado, tenido en cuenta, estimado.
Por eso mi corazón se acongoja ante las críticas,
y mis nervios se crispan ante los fracasos y contratiempos que trae la vida.
Quiero conseguir el aprecio de los demás por mis éxitos,
y nunca estoy seguro de ser amado por mí mismo.
Quiero aparentar seguridad y fortaleza, pero la verdad es que a menudo me siento
como un niño desvalido y necesitado de Alguien más fuerte.
Por eso, te suplico...

2. Señor, ¿cómo voy a ser manso si sólo quien es agresivo triunfa?
¿Cómo escalaré puestos en mi empresa, si dejo que otros me pisen el terreno?
¿Cómo dejaré que me insulten cuando sé defenderme con un sarcasmo
capaz de silenciar a cualquier adversario?
Pero, cuando procedo así, no me siento bien, Señor.
Estoy tenso y nervioso.
Mi hogar se transforma en un lugar frío e inhóspito
y mi trabajo, en un campo de batalla.
Por eso, te suplico...

3. Señor, hace mucho que no lloro.
Cada vez me resulta más difícil conmoverme.
Ninguna imagen, ninguna noticia, ninguna desgracia sacude la fuente de mis lágrimas.
No me siento vivo. No me siento humano.
Por eso, te suplico...

4. Señor, tengo hambre y sed de muchas cosas:
aparatos tecnológicos de última generación,
ropa que sustituya la del año pasado,
dinero para consumir lo que me ofrece el mercado...
Mis ojos no se detienen en la injusticia que sufren los pobres,
tan lejanos y tan ajenos.
Por eso, te suplico...

5. Señor, el ritmo de vida que llevo me inmuniza contra la compasión:
no tengo tiempo para escuchar a los demás,
no tengo tiempo que perder,
no puedo darme cuenta de si alguien necesita de mí.
Por eso, te suplico...

6. Señor, nadie puede decir que no trabajo por la paz:
he gritado "¡paz!" en todas las manifestaciones de mi ciudad.
Sin embargo... me cuesta ceder, mi rostro es duro, mi palabra, arrogante,
mis principios, rígidos e intransigentes.
Por eso, te suplico...

viernes, 25 de enero de 2008

El Evangelio del Domingo: Mateo 4,12-25

Esta semana le tocaba a mi hermana Pilar Casarrubios preparar la lectura orante para el grupo de la Universidad de Comillas del jueves, sobre el evangelio de este Domingo III del Tiempo Ordinario. Seguramente sus propuestas de lectura, meditación y oración os resultarán sugerentes.

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Mt, 4,12-25: Predicación y llamada a los primeros discípulos

12 Cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaún, junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
“15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles!
16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló!”
17 Desde entonces, comenzó Jesús a predicar y decir: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos”.

18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. 20 Y ellos, al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago el de Zebedeo y a su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos, paralíticos, y los curó. 25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.


CUANDO LEAS
El fragmento mateano al que hoy nos acercamos se divide en tres partes: la retirada de Jesús a Galilea, la llamada a los primeros discípulos y la predicación en esta tierra, después de abandonar Nazaret.
La semejanza del mensaje inicial de Jesús con el de Juan indica que era solidario con el Bautista (cf. 3,2 con 4,17; 3,8 con 7,17-20; 3,12 con 13,30.41; también con Jn 3,22-4,3). En Galilea empieza su ministerio. Se traslada a Cafarnaún, junto al mar, citando a Is 9,1-2 (vv. 14-16), se mencionan los lugares geográficos que conducen a Galilea de los gentiles.
Isaías había dicho de los que habían sido deportados que encontrarían esperanza en un futuro jefe mesiánico que les traería paz y promesas cumplidas (9,5-6). Mateo ha puesto el texto de Isaías en relación más estrecha con la misión de Jesús de representar a Israel (Is 42,1) en cuanto pueblo-alianza, como luz de las naciones (42,6). Así vemos a Jesús comenzando su misión por el lugar al que primero se había hecho la promesa de la luz, conocido como Galilea de los gentiles. Respuesta firme a las objeciones de que el Mesías no podía venir de Galilea.
A pesar de que inicia su ministerio con el mismo mensaje que el Bautista (3,2), mediante la referencia a Galilea de los gentiles, la buena noticia de Jesús, a diferencia de la de Juan, alcanza una dimensión universal desde el principio. Además, la invitación al arrepentimiento no va acompañada de la amenaza de ira manifestada por el Bautista.
El precursor había sido entregado, detenido por Herodes. El verbo “entregar” se usa en el NT a propósito del destino de Jesús, de traición, prendimiento y muerte violenta.
Es en este momento cuando Jesús comienza a reunir a sus primeros discípulos (v.18). Los nombres de los dos hermanos indican la cultura mixta de Galilea. Simón es la forma griega del “Simeón” hebreo, y su hermano tiene nombre griego, Andrés. En contra de lo habitual en un rabí, es Jesús quien escoge a sus discípulos, y no ellos quienes lo eligen a él. Los discípulos le siguen, no simplemente para escuchar y aprender, sino para participar activamente: ser pescadores de hombres (cf. Jr 16, 15-16). Como habían reunido peces en sus redes, son llamados ahora a reunir a los hombres en el Reino de Dios (Is 49,5.6).
A Santiago y Juan (vv. 21-22) se les llama a menudo simplemente “los hijos de Zebedeo”. Esto podría indicar el respaldo del padre a la misión, pues parece que la familia entera estaba comprometida con la causa (20,20; 27,56).
El ministerio de Jesús consiste en enseñar, proclamar y curar. Para Mateo, enseñar es la actividad principal de Jesús. Enseña con autoridad para llamar al pueblo a cumplir su objetivo en cuanto Israel Siervo, como testigo de la gloria de Dios (Is 43, 10-12), y a que tuviera la enseñanza de Dios en su corazón (Is 51,7; Jr 31,31-34).
La proclamación en Mateo tiene como objeto el reino de los cielos (3,1; 4,17.23; 9,35). Proclamar el Evangelio procede de la expresión de Isaías del anuncio de liberación del exilio y la restauración del reinado de Dios.
La tercera expresión, curar, tiene el significado más amplio de “atender, cuidar”. Curar está relacionado con proclamar, y realmente forma parte de la proclamación. Tiene su origen en la promesa de Jeremías del retorno y restauración como curación (Jr 30, 12,17).La buena noticia es lo que trae restauración y curación. Enfermedades y dolencias remite al Israel que sufre en Is 53,3-4. Jesús cura y restaura al pueblo para que cumpla lo que Dios le marca (Mt 8,17). No existe distinción real entre curación espiritual y física.


CUANDO MEDITES

- Galilea de los gentiles. La buena noticia de Jesús es propuesta universal desde el principio de su ministerio. Tal vez tu visión no coincida enteramente y siempre con la del Maestro, ¿qué crees que te lo impide (sentirte superior, hacer acepciones, particularismos, etc)?
- Jesús aparece después de “la entrega” del Bautista. Tu existencia quizás deja algo que desear porque no se desarrolla totalmente en esa clave, como la de ellos; ahonda en ello.
- Jesús escogió, llamó a sus discípulos. Medita si cuidas y renuevas en ti la llamada de Jesús por tu propio nombre y a una misión muy particular e irremplazable.
-Enseñar, proclamar y curar. ¿Sientes vivamente que Jesús es tu Maestro, el único Maestro que tiene Palabras de vida eterna que puede enseñarte todo y orientar y planificar tu existencia? ¿Experimentas que tú también eres llamado a enseñar, a ser buena noticia con palabras y vida, a cuidar a los hermanos con los que te cruzas en el camino? No pierdas nunca de vista tu hermosa vocación de bautizado, hijo en el Hijo.


CUANDO ORES
- Da gracias a Dios por su llamada a seguirle, a vivir cerca de él, a conocerle y amarle. Da gracias de corazón porque confía plenamente en ti y te confía su Palabra y su evangelio para vivirlo y ser testigo de su amor en este mundo.¡Gracias Jesús porque has venido y sigues viniendo a llamar a los pecadores, no a los perfectos y justos!
- Gracias por hacerme libre y profundamente feliz en tu seguimiento.
- Gracias por todos aquellos que has puesto en mi camino y hacen que se confirme una y otra vez la llamada que me haces a vivir el Evangelio de la Vida, la Verdad, el amor y la libertad del Espíritu. ¡Gracias por hacerme testigo del amor que es lo único que vale, llena e importa en esta vida!
- Gracias por la fe de los que me han sostenido cuando la mía vacilaba cual pábilo vacilante. Gracias porque al creer y esperar en ti puedo soñar otro mundo posible.
- María, primera discípula del Maestro, que mi “Sí” se apoye en tu fe sin reservas más allá de toda aparente contradicción. Porque el Dios Padre y Madre tiene sólo proyectos de paz.
- Desde tu corazón, renueva hoy tus ganas de seguirle con palabras de S. Ignacio:
“Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.
Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo.
Dispón de todo según tu voluntad.
Dame tu amor y tu gracia, que ésta me basta.”