martes, 11 de febrero de 2014

Método para orar un texto del evangelio (de Silvano Fausti)

1. Entro en oración...
- Pacificándome:
·         con un momento de silencio;
·         respirando lentamente;
·         pensando que encontraré al Señor;
·         pidiendo perdón por las ofensas cometidas
y perdonando de corazón las ofensas recibidas.
- Poniéndome en la presencia de Dios:
·         hago un signo de la cruz;
·         por el espacio de un Padre nuestro miro como Dios me mira;
·         hago un gesto de reverencia;
·         comienzo la oración, de rodilla o como más me ayude, pidiendo al Padre, en el nombre de Jesús, el Espíritu Santo, para que mi deseo, mi voluntad, mi inteligencia y mi memoria se orienten solo para su alabanza y su servicio.
2. Me recojo
Imaginando el lugar en el que se desarrolla la escena a considerar.
3. Pido al Señor lo que quiero
Será el don de que aquel pasaje del Evangelio me quiere hacer y que corresponde con lo que Jesús hace o dice en esa narración.
4. Medito y/o contemplo la escena
- Leyendo el texto lentamente, punto por punto;
- Sabiendo que detrás de cada palabra está el Señor que me habla a mí;
- Usando
·         La memoria para recordar;
·         la inteligencia para entender y aplicar a mi vida;
·         la voluntad para desear, pedir, dar gracias, amar, adorar.
No tendré prisa; no hace falta hacerlo todo;
es importante sentir y gustar interiormente;
avanzo hasta y hasta que encuentro fruto, inspiración,
paz y consuelo.
5. Concluyo
- Con un coloquio con el Señor, como si de un amigo se tratara, sobre lo que he meditado;
- Termino con un Padre nuestro;
- Salgo lentamente de la oración.

Después de haber orado, reflexionaré brevemente sobre cómo ha ido, preguntándome:
si he seguido el método;
si ha ido mal, ¿por qué?
Qué fruto o qué mociones espirituales he tenido.



lunes, 10 de febrero de 2014

Búsquedas

Desde la mecedora

"Me propongo cientos de veces, tantas veces como días hay casi en una vida, crear mi historia con consciencia, con elecciones deseadas, realizadas, cumplidas... Modelar mi propia persona, no a golpe de reacciones, sino suavemente, a base de decisiones...
La vida es demasiado breve.
Querríamos otra vida, otras oportunidades para deshacer entuertos y dejar de cometer errores que, las más de las veces, han provocados sufrimientos gratuitos e innecesarios. Pero no hay segundas oportunidades para lo que ya pasó. Solo hay oportunidades para lo que está viniendo y por venir.

Siempre me digo que quiero aprovechar esas oportunidades.
Quiero construir mi vida a mi gusto, a base de sueños deseables, de nombres que, al pronunciarlos, den respiro; a base de palabras que te hacen, como una suave poesía; a base de imágenes que dan alas.

Estoy, más o menos, en la mitad de una vida.
Quiero vivirla bien. Como si fuera una nueva vida regalada. Lo es.
Quiero amar bien, porque el amor es lo único que importa.
Quiero ser un hogar, porque no hay nada mejor que se me ocurra poder ser.

Cada día observo lo que sucede bajo el sol. Y descubro que hay mucho ego, mucha necedad y mucha falta de sabiduría.
Aprender a vivir bien es la asignatura pendiente de todas las universidades de este mundo nuestro del siglo XXI. Hay mucha técnica, mucha información, muchos aparatos electrónicos, mucha comunicación digital... y poca comprensión profunda del sentido de la vida, poca comunión, poca alegría, poca simplicidad, poca felicidad.
Esa es mi búsqueda.
Creo que es la búsqueda de todos.
Por aquí paso buscando esa sabiduría del vivir, que no sé aún en qué consiste".

miércoles, 5 de febrero de 2014

Sal, luz, huerto, manantial... Imágenes que dan alas

Canto:
Dios es amor. Atrévete a vivir por amor.
Dios es amor. Nada hay que temer.

Isaías 58,7-10
Así dice el Señor: «7 Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. 8 Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. 9 Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy." Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, 10 cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.»
11 Te guiará el Señor continuamente, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan…


Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «13 Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 14 Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. 15 Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. 16 Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

CUANDO LEAS
1. Busca el contexto de la primera lectura de Isaías. ¿Qué le pide Dios a Isaías que denuncie a gritos? ¿De qué está hablando todo el pasaje? Ver Is 58,1-12.
¿Cuál es el verdadero modo de buscar a Dios? ¿Cuál es el verdadero ayuno que Dios pide?
¿Qué le sucederá a la persona que obra lo que Dios pide?
¿Qué hará Dios con las personas que muestran compasión con otras?
2. Sitúa el evangelio de este domingo dentro del Evangelio de Mateo. ¿Entre qué pasajes está situado y en qué sección del evangelio?
¿Qué dice Jesús que somos los cristianos? ¿Qué imágenes utiliza?
¿Qué sentido tiene la imagen de la sal?
¿En qué consiste ser luz, por lo que puedes deducir de estos versículos? ¿Cómo se es luz?
3. La imagen de la luz habla del modo de ser de Dios. Para enriquecer estas lecturas y su sentido, haz memoria de textos bíblicos en los que se hable de que Dios (o Jesús) es luz y de que nosotros somos luz… A mí se me ocurren las siguientes:
"Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna..." (1 Jn 1,5)
"Yo soy la luz del mundo" (Jn 8,12)
"El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz" (Is 9,1)
"El Señor es mi luz y mi salvación..." (Sal 27/26)
"Ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz..." (Ef 5, 8)

CUANDO MEDITES
  • En tu vida cotidiana, habitualmente, ¿te sientes una luz o te sientes oscuridad?...
  • Piensa en una persona o en un grupo de personas que sepas que te conocen y te quieren… ¿Crees que ellas piensan que eres luz o eres oscuridad?...
  • ¿Cuáles son las oscuridades que descubres en tu vida que necesitan ser iluminadas por la presencia amorosa y salvadora de Dios?...
  • Date cuenta de todos los dones de bondad, todas las cualidades, todas las posibilidades que Dios te ha dado para ser sal y luz en tu familia, en tu ambiente, en tu trabajo… y da gracias por todo ello…
  • Contempla a Jesús como luz del mundo: luz en su casa de Nazaret, luz en la vida de sus discípulos, luz para los enfermos y los marginados, luz para los últimos y los pequeños; luz para ti en tu vida…
…………………………………………
Lo que quiero contemplar del evangelio de este domingo son sus imágenes tan impactantes, tan positivas, que dan fuerza y dan respiro.
Anselm Grün, en su libro Fluir. Cómo superar el burnout y los bloqueos, recuerda que “son importantes las imágenes que irradian algo, que pueden contagiarnos y con cuya ayuda comprendemos y nos comunicamos… Las imágenes con que topamos pueden liberar en nosotros una dinámica positiva o negativa, según los casos. Pueden oprimirnos y bloquearnos. Pero también pueden darnos alas… Las imágenes son como ventanas que abren el espacio de mi alma a una realidad mayor. Poseen una fuerza emocional… Un antiguo padre de la iglesia se expresaba así: “Sin imágenes no hay futuro”. Las imágenes nos llevan hacia adelante, nos regalan un amplio horizonte… La imagen ve juntas realidad y posibilidad, presencia y posteridad, actualidad y visión…”
Las imágenes que tenemos en nuestra mente y en nuestro espíritu van dándole forma a nuestra vida para bien y para mal. Si yo pienso que un problema es como un pozo del que no puedo salir, no saldré. Si pienso que es una habitación con una ventana abierta a la luz y que algo nuevo es posible, mi emoción cambia y me hago más fuerte y más capaz de superar ese problema.
Lo mismo sucede con la imagen de una tiniebla y una oscuridad inundada por una luz que brota de mí, de mi interior. Es una imagen potentísima que me ayuda a vivir y que contiene salvación.
La imagen del huerto regado y del manantial de aguas que nunca faltan me dice que hay una vida continua en mí, hay fecundidad, hay don y capacidad para sostenerme y alimentarme a mí misma y a otros.
La imagen de la sal me dice que yo tengo algo que aportar al bien y a la alegría de otros…
Dios quiere que yo sea así porque Él es así…
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Meditamos con José Antonio Pagola

Jesús da a conocer con dos imágenes audaces y sorprendentes lo que piensa y espera de sus seguidores. No han de vivir pensando siempre en sus propios intereses, su prestigio o su poder. Aunque son un grupo pequeño en medio del vasto Imperio de Roma, han de ser la “sal” que necesita la tierra y la “luz” que le hace falta al mundo. (…)
Las dos metáforas coinciden en algo muy importante. Si permanece aislada en un recipiente, la sal no sirve para nada. Solo cuando entra en contacto con los alimentos y se disuelve con la comida, puede dar sabor a lo que comemos. Lo mismo sucede con la luz. Si permanece encerrada y oculta, no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. Una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.
El Papa Francisco ha visto que la Iglesia vive hoy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos, y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecerle la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: “Hemos de salir hacia las periferias”.
El Papa insiste una y otra vez: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.
La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. “El Evangelios nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro”. El Papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama “la cultura del encuentro”. Está convencido de que “lo que necesita hoy la iglesia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones”.
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Canto:
Que sea mi vida la sal; que sea mi vida la luz.
Sal que sala, luz que brilla. Sal y fuego que es Jesús.

CUANDO ORES
  1. Dale gracias a Dios por ser tu luz, por estar contigo, por guiarte y conducirte hacia la vida…
  2. Pídele a Dios que convierta tu tiniebla en luz, porque ni la noche es oscura para él; la noche es clara como el día” (cf. Salmo 139)…
  3. Puedes terminar orando el salmo 111, 4-5.6-7.8a.9: El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. 
Dichoso el que se apiada y presta, 
y administra rectamente sus asuntos. 
El justo jamás vacilará, 
su recuerdo será perpetuo. 
No temerá las malas noticias, 
su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor. 
Reparte limosna a los pobres; 
su caridad es constante, sin falta, 
y alzará la frente con dignidad. 
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martes, 4 de febrero de 2014

Prejuicios e ideologías

Desde la mecedora...

Cuando las ideologías valen más que las personas y los prejuicios pesan más que la realidad.

Principio del formulario
- Entonces es cuando la realidad se vuelve insoportable ¿no?
- Bueno, a estas alturas estoy convencida de que todo es soportable. Cualquier cosa que la vida pueda traer es soportable. Porque la "soportabilidad" o "insoportabilidad" de las cosas depende de la fortaleza y de la esperanza de las personas, no de las realidades adversas. Pero, digamos que entonces es cuando la realidad se vuelve muy injusta, desenfocada. Y las personas se vuelven intolerantes, intransigentes, rígidas y poco comprensivas-compasivas.
Mejor dicho, "nos volvemos"..., porque nadie está libre de prejuicios... Es muy difícil hacerse simple, respetuoso de lo distinto, cariñoso incluso con lo que no se comprende... Es muy difícil tener una mente limpia de residuos "prejuiciosos" y dejar de juzgar, de etiquetar y, en ocasiones, de sentenciar... Es muy difícil ser abiertos y dialogantes. 
Digo esto, no porque haya pasado nada especial... Son cosas que pasan todos los días.

En estos días en que está tan candente el debate sobre la penalización-despenalización del aborto, salen unas feministas a pecho descubierto arrojando sus bragas manchadas de sangre sobre el cardenal Antonio Rouco Varela y gritando "¡El aborto es sagrado!". También increparon a la gente gritando: "¡Sacad los rosarios de vuestros ovarios!"
Ese hecho no ha ridiculizado ni puesto en evidencia al cardenal ni a la iglesia católica. Ha puesto en evidencia la zafiedad, la falta de respeto y el infantilismo de estas mujeres y de sus modos de reclamar un pretendido derecho a quien no tiene poder alguno para reconocer o conceder ese derecho. Y por otra parte, aunque Rouco tuviera ese poder, es absurdo pensar que un cristiano va a estar a favor del aborto, que es una forma extrema de violencia contra un ser humano indefenso. Nadie que profese una religión con una espiritualidad compasiva estará a favor del aborto. Ni el Dalai Lama, ni los monjes budistas, ni cualquiera que se interese por el cuidado y el respeto a la vida en todas sus formas. 
Sin embargo, el debate sobre esta cuestión da lugar a debates subidos de tono en las redes e incluso a ruptura de relaciones de amistad que parecía que tenían cierta solidez.

Y luego está la penosa identificación de "abortistas" = progres = de izquierdas y "antiabortistas" = conservadoras = de derechas. Como digo, los prejuicios son devastadores e impiden un debate respetuoso sobre cualquier cuestión de interés.

Si quieres conservar ciertas amistades, hay dos temas que no puedes tocar: la política y el aborto. Sin embargo, una se pregunta, inevitablemente, si merece la pena mantener "amistades" en las que una no puede ser una misma sin ser etiquetada y puesta aparte por no compartir enteramente las ideologías del otro.
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Cf. Artículo de José Luis Martín Rodríguez en Laopiniondezamora.es, El aborto no es sagrado.

lunes, 3 de febrero de 2014

Curación del hijo de un funcionario real

Lectio divina de Juan 4,43-54

43 Pasados los dos días se trasladó de allí a Galilea. 44Jesús mismo había declarado que un profeta no recibe honores en su patria.  45Cuando llegó a Galilea, lo recibieron los galileos que habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante las fiestas; pues también ellos habían acudido a las fiestas. 46Fue de nuevo a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
 Había allí un funcionario real cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaún. 47Al oír que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a visitarlo y le suplicaba que bajase a sanar a su hijo, que estaba a punto de morir.  48Jesús le dijo: Mientras no veáis señales y prodigios, no creéis.  49Le dice el funcionario real: Señor, baja antes de que muera mi niño.  50Jesús le dice: Ve, que tu hijo sigue vivo. El hombre creyó lo que le decía Jesús y se puso en camino.  51Iba ya bajando, cuando sus sirvientes le salieron al encuentro para anunciarle: tu hijo vive. 52Les preguntó a qué hora se había puesto bien, y le dijeron que el día anterior a la una se le había pasado la fiebre. 53Comprobó el padre que era la hora en que Jesús le había dicho que su hijo seguía vivo. Y creyó en él con toda su familia. 54Ésta fue la segunda señal que hizo Jesús cuando se trasladó de Judea a Galilea.

CUANDO LEAS

El relato nos sitúa en Galilea. Galilea es para Juan un lugar donde Jesús realiza signos importantes (en Caná: convirtiendo el agua en vino realiza su primer signo; en Cafarnaúm va a realizar el segundo, es donde tendrá lugar la crisis de Galilea (Jn 6), etc…). Galilea es, pues, un lugar extranjero donde Jesús es acogido frente a Judea que es el lugar por excelencia donde Jesús es rechazado. Se nos avisa: ningún profeta es bien recibido en su patria.
Esta fe en Jesús se demuestra con la curación del hijo del funcionario real. Jesús está en Caná de Galilea y el funcionario ha oído en Cafarnaún que Jesús desde Judea ha retornado a Galilea (4,47). El funcionario quiere que Jesús baje a Cafarnaún a curar a su hijo pero Jesús lo hará desde la distancia. La curación del hijo del funcionario nos la sitúa el evangelista en relación con la historia de Caná (4,46) cuando Jesús convirtió el agua en vino. Pero, ¿qué relación hay entre ambas?

Relato de la boda
La madre pide por los anfitriones
Lo portentoso se da en ese lugar y en ese momento
Se refiere a una realidad material
Los afectados no llegan a creer ni a saber del cómo y desde dónde

Relato de la curación
El padre pide por su hijo
Lo portentoso tiene lugar a distancia
Se refiere a una necesidad de salud
El afectado cree en la sola palabra de Jesús

El segundo relato de Caná debe ser comprendido como una potenciación, intensificación, confirmación y perfeccionamiento del primer relato de Caná.
Jesús se presenta en el relato como Señor de la vida. Tres veces se repite en el texto la frase: tu hijo vive. Como si de un estribillo se tratara va dando significado a la narración.
Primero lo dice Jesús (4,50) y el funcionario ha de creerle. La segunda lo dicen los esclavos que han salido al encuentro del Señor para comunicarle que su hijo vive (4,51) y, por último, el mismo funcionario recuerda la hora en que Jesús le había dicho que su hijo vivía (4,53). Jesús está a favor de la vida y no de la muerte. Además pertenece a sus posibilidades determinar quién vive y quién muere.

CUANDO MEDITES

- Mi fe en Jesús, ¿es acogedora a todo lo que Dios va haciendo en mi vida o hay alguna situación que me produce rechazo?
- Mi relación con Jesús, ¿en qué sentido me da vida?, ¿qué vivifica en mí?
- Mi testimonio de Jesús, ¿cómo ayuda a otros a creer?, ¿qué signos acompañan a mis palabras creyentes?

CUANDO ORES

- Agradecemos, pedimos, presentamos a Dios nuestra oración según nos inspire el Espíritu de Jesús.
- El funcionario real cree en el poder de la palabra de Jesús. Podemos decir con María: Hágase en mí según tu palabra.

Hágase la luz en la tiniebla, y la paz en la batalla.
Hágase la risa en el sollozo y la cura en el desgarro.
Hágase poema el grito amargo,
que se abran senderos donde hay llanto,
donde hay muros que impiden tender manos,
donde el miedo nos vuelve descuidados.
Hágase tu voz en este ruido
tu mensaje se adueñe de los campos,
de las calles, las casas, los espacios,
las palabras, las vidas que soñamos.
He aquí tus hijos, fieles, esperamos
un respiro, más fe, algún que otro abrazo.
Hágase, Señor, tu sueño eterno.
Hágase tu Vida en nuestro barro.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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Sigo a VAN TILBORG, S. Comentario al evangelio de Juan. Estella (Navarra), Verbo Divino, 2005. 96-103.
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Lectio divina preparada por Azucena Fernández (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

martes, 28 de enero de 2014

Adorar al Padre en espíritu y verdad

Lectio divina de Juan 4,31-42

[27En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviese hablando con una mujer; pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería ella o de qué estaban hablando. 28La mujer dejó allí el cántaro, volvió al pueblo …..]

“  31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
 --“Maestro, come algo”.
 32 Pero él les dijo:
 -- “Yo tengo un alimento que vosotros no sabéis”.
33Los discípulos  comenzaron a preguntarse unos a otros:
--“¿Será que le han traído algo de comer?”
 34Pero Jesús les dijo:
 --“Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación. 35Vosotros decís: “Todavía faltan cuatro meses para la siega”; pero yo os digo: Levantad  la vista y mirad los sembrados, que están ya maduros para la siega. 36El que siega recibe su recompensa, y la cosecha que recoge es para la vida eterna,  para que igualmente se alegren el que siembra y el que siega. 37Porque es cierto lo que dice el refrán: “Uno es el que siembra y otro el que siega”. 38Yo os envié a segar lo  que vosotros no habíais  trabajado. Otros fueron los que trabajaron, y vosotros os beneficiáis  del fruto de su trabajo”.
39Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba:
--“Me ha dicho todo lo que he hecho”.
40 Así que los samaritanos, cuando llegaron donde estaba Jesús, le rogaron que se quedara con ellos. Se quedó  allí dos días,  41 y muchos más fueron los que creyeron por lo que él mismo decía. 42  Por eso dijeron a la mujer:
-- “Ahora ya no creemos sólo por lo que tú nos contaste, sino porque  nosotros mismos le hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”.

CUANDO LEAS

vv. 31-33: “Mientras tanto” es una forma de concretar el papel de los acontecimientos y las palabras que tienen lugar “entre” la partida de la mujer (27-30) y la llegada de los samaritanos (39-40). Los discípulos insisten a Jesús, son las únicas palabras que los discípulos dicen a Jesús: “Maestro, come”; también es un comienzo con imperativo (4,7). Ellos habían dejado a Jesús junto al pozo  para ir a comprar alimentos (v.8), pero cuando vuelven se encuentran con que no come. Y con que la respuesta les sume en la perplejidad pues habla de un alimento que tiene siempre y que ellos no conocen (v.32). Los discípulos no entienden porque solo conocen el alimento común, material, aquel que han pedido a Jesús que coma, y lo único que se les ocurre es que podía haberse alimentado sin que ellos lo supieran (v. 33), pero son incapaces de ir más allá. La idea de la “comida” suministra a Jesús el vocabulario que utilizará en v.34.

v. 34: “Mi alimento es, repite, hacer la voluntad del que me envió y completar su obra” (v.34). La clarificación de lo que alimenta a Jesús y que los discípulos no entienden, es fundamental para la presentación que el evangelio hace de la relación de Jesús con el Padre y sus consecuencias. Interpretamos este alimento como aquello que orienta la vida y la muerte de Jesús. Por eso Jesús pasó por Samaria: “su alimento es estar presente en esta tierra no judía, tratando con un pueblo que no era judío”. La respuesta de Jesús a su asombro es algo que no pueden entender. “¿Será que alguien le ha traído de comer?” (v.33b).

vv. 35-38: Las últimas palabras del discurso pasan de la descripción hace de su “alimento”, para centrarse en la misión de los discípulos: les dice que, aunque podrían seguirle en su misión, la cosecha estaba ya allí para recogerla. Aunque falta tiempo para la cosecha: “cuatro meses más y llega la cosecha” (v 35a) como parece evidente, Jesús contradice esta opinión diciéndoles que levantaran los ojos y podrían ver la llegada de los samaritanos (v.30). “Jesús fuerza el lenguaje. Una cosecha que “ya blanquea” sólo puede referirse a unos campos sembrados a punto de cosecharse, pero los samaritanos que llegan, respondiendo a la fe incipiente y parcial de la samaritana “blanquean ya para la siega” (v.35b). Las mieses de los campos en torno a Jesús, los discípulos y los samaritanos que se acercan podrían estar aún un tanto lejos de la cosecha, pero es un signo  “de que la presencia de Jesús trae vida a todos los que “vinieran hacia él” (v. 35).

vv. 39-41: Jesús sigue junto al pozo, pero los discípulos desaparecen del primer plano cuando los samaritanos y la mujer llegan junto al pozo. A partir de v.39 es el narrador el que  informa al lector de cuanto ocurre: de la fe inicial de “muchos” samaritanos, basada en las palabras de la mujer (v. 39);  de la petición que hicieron los samaritanos a Jesús para que se quedara con ellos (v. 40a); de la respuesta positiva de Jesús a su petición (v. 40b) y también de que hay “muchos más” que creen en la palabra de Jesús (41). Atender al contraste entre los dos motivos para creer: muchos creyeron  “por la palabra de la mujer”(v.39),  pero “muchos más creyeron por la palabra de Jesús” (v.41).

v. 42: Este breve episodio sirve como punto culminante de la presencia de Jesús en Samaria: unos no judíos lo proclaman como el “Salvador del mundo”.  El término “salvador” es un título helenista utilizado con los emperadores romanos, y en el 4E no vuelve a ser utilizado. En otros libros del NT apenas aparece, sí en Lc 1,47.

CUANDO MEDITES

- El plan que estructura el evangelio de Juan es teológico. No es una biografía de Jesús (20,30), aun cuando tiene  numerosos apuntes y detalles que completan los datos sinópticos. Es una interpretación de su persona y de su obra hecha por una comunidad a través de su experiencia de fe. Esto es lo que nos da a entender la conversión de los samaritanos.

- Juan presenta a Jesús como el portador de un nuevo orden de cosas, –el verdadero orden soñado por Dios--con el que declara vencidas, caducadas, superadas las viejas tradiciones e instituciones religiosas del judaísmo de su tiempo. El culto profesado antes de Jesús era expresión de una religiosidad incapaz de descubrir un Dios-Amor.
- Juan en su evangelio tiene un claro objetivo: en todas sus páginas, a través de los seleccionados episodios de la vida de Jesús que recoge  y de las palabras a las que da preferencia, desarrolla un único tema que repite una vez y otra. El Padre revela al Hijo porque ama al mundo. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo” (3,16)
- Ante esta revelación, el hombre-la mujer se sienten llamados a la fe –a fiarse, a creer—y al amor. Juan no habla de virtudes ni de vicios, no plantea problemas morales. Juan se centra en lo que constituye el sentido, la cumbre de todo: la fe y el amor. “Fe y amor para con el Padre, para con el Dios reconocible que en el Hijo se revela con amor, nos atrae hacía sí y nos salva”.

CUANDO ORES

- Pregúntate: ¿”creo cosas” acerca de Jesús? ¿mi adhesión a él es una “adhesión doctrinal” de todos sus dogmas?  ¿cómo es mi comunicación con él?
- ¿Saboreo el evangelio? ¿Me ocupa y me preocupa conocer más para saborear mejor?
- Adorar al Padre. Jesús no habla “de Dios”, habla “del Padre”, de adorar al Padre (tres veces lo dice el cuarto evangelio). Adora con Jesús a tu Padre-Madre que acompaña tu vida hasta el final.

- Puedes terminar orando el salmo 115 (113b)


1No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.

2¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
3Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.

4Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
5tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;

6tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
7tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
8que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

9Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
10La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
11Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

12Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
13bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.

14Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
15benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
16El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.


17Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
18Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
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Lectio divina preparada por Trinidad Brunet (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

jueves, 23 de enero de 2014

Dame de tu agua viva

Lectio divina de Juan 4,1-41

1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan2 -aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos-, 3abandonó Judea y volvió a Galilea.
4 Tenía que pasar por Samaría. 5 Llega, pues, a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.», 8 pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana:
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.»
17 Respondió la mujer: «No tengo marido.»
Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, 18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.»
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.»
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.»
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.»
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: 29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no conocéis.»
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?»
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. 35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. 36 Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. 37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: 38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, 42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»
CUANDO LEAS

s Fíjate en que, en los primeros capítulos del evangelio de Juan, Jesús se va revelando como el cumplimiento de las esperanzas de Israel. Jesús es “aquel de quien escribió Moisés en la ley y los profetas” (Jn 1,43), es el Mesías esperado (1,41), es el Unigénito de Dios; es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; es el Novio en el banquete escatológico del Reino; es el nuevo Templo; es el que ha venido de parte de Dios como Maestro y enseña su camino conforme a la verdad; es la Palabra, la Luz y la Vida.
s En el capítulo 4, Jesús se revela como el que responde a las esperanzas del judaísmo heterodoxo samaritano y a las expectativas del mundo entero. Podemos distinguir las siguientes partes en el evangelio:
  • vv.1-3: Transición que justifica el paso de Jesús por Samaría.
  • vv. 4-6: Introducción geográfica.
  • vv.7-26: Coloquio de Jesús con la samaritana
  • vv.27-30: Vuelta de los discípulos y marcha de la samaritana.
  • vv.31-38: Diálogo de Jesús con los discípulos.
  • vv. 39-42: Conclusión. Los samaritanos creen en Jesús.
s Cae en la cuenta de que, a lo largo del episodio, se produce un progresivo descubrimiento de la identidad de Jesús, reconocido, en primer lugar, como judío (v.9), más grande que Jacob (v.12), profeta (v.19), Mesías (vv. 26.29) y Salvador del mundo (v.42). Junto a este tema cristológico, aparece la novedad del don del Espíritu y de la misión simbolizada en la siega.
s El episodio sucede en una ciudad de Samaría llamada Sicar.  Samaría sugiere, en tiempos de Jesús, un lugar hostil. Los judíos y los samaritanos no se trataban. Tenemos un ejemplo de esa hostilidad entre judíos y samaritanos en el evangelio de Lucas (cf. Lc 9,51-56). Pero Jesús rompe esta oposición étnica: reconoce al leproso agradecido (cf. Lc 17,11ss), y pone como protagonista de una parábola del amor a un samaritano (cf. Lc 10, 30ss.). Y no solo rompe el antagonismo entre dos pueblos sino también las barreras del sexo. Un maestro no debía hablar con una mujer sola sin la presencia del marido (de ahí, la extrañeza de los discípulos en v. 27).
s Jesús se sienta junto a un pozo y se encuentra con una mujer que viene a sacar agua. Una pareja junto a un pozo sugiere y evoca los relatos patriarcales de los encuentros amorosos entre los patriarcas y las matriarcas: Eliezer, siervo de Abrahán, encuentra a Rebeca, futura esposa de Isaac, junto a un pozo (Gn 24,11ss); Jacob se enamora de Raquel junto a un pozo (Gn 29), y Moisés conoce a Séfora junto a un pozo (Éx 2,15). El escenario sugiere, por tanto, un encuentro de amor y de mayor intimidad.
Jesús, sentado junto a un pozo, se encuentra con una mujer sin nombre, personaje que representa al pueblo de Dios idólatra y representa a cada uno de los discípulos y discípulas con los que Jesús se hace el encontradizo aprovechando nuestra situación de carencia y necesidad.
s Fíjate en los personajes principales y secundarios de la escena:
- Jesús: Aparentemente es un hombre normal, un hombre que experimenta el cansancio y la sed tras largas horas de caminata. Es judío, pero se trata de un judío muy “extraño”, pues le dirige la palabra a una mujer y, para colmo, samaritana. Fíjate lo que dice un tratado rabínico sobre el trato con las mujeres: “Un hombre se procura tanto mal cuanto más tiempo pasa hablando con la mujer, se aleja de la palabra de la ley y su destino es la gehenna” (Abot 15). Pero Jesús no hace ningún caso de principios y normas que marginen y excluyan a los débiles.
- La mujer samaritana: La vida de esta mujer está marcada por la carencia y la rutina infecunda. Diariamente debía ir a buscar el agua, pues carecía de ella. Tampoco tenía marido. Había tenido cinco, y su compañero actual no era su marido. Esta mujer representa el pueblo idólatra, incapaz de saciar su sed de vida con los numerosos dioses paganos a los que se había ido aferrando sin encontrar lo que pedía su corazón. Recordemos que muchos profetas utilizan la imagen de una esposa que se prostituye para representar al pueblo infiel a Dios (cf. Oseas 1-2; Ez 16,15ss; Jr 3...). La referencia a los cinco maridos puede ser una alusión a las cinco ermitas de los dioses paganos que se mencionan en 2 Re 17,24-41.
- Los samaritanos de Sicar: Creen en Jesús por el anuncio de la mujer. Pero no se conforman con una fe “recibida”, “heredada”, “externa”. La hacen suya cuando ellos mismos conocen a Jesús y le oyen (vv. 39-41). Fíjate en el proceso que sigue su fe: el testimonio de alguien à la fe desde lo escuchado à la personalización de la fe à la confesión. Es un itinerario catecumenal.
- Los discípulos entran en escena en los vv. 27-38. Tienen en común con la samaritana que no entienden el lenguaje de Jesús ni entran en su modo de pensar. Ellos están empeñados en que coma y Jesús les está hablando de “otro alimento”, como la samaritana estaba obstinada en hablar del agua H2O, del cubo y de cómo se las arreglaría Jesús para sacarla del pozo... mientras que Jesús estaba hablando del agua viva del Espíritu.
s Fíjate en el proceso que va haciendo esta mujer: pasa de sus búsquedas más superficiales a las más profundas; del agua material al agua viva; de la percepción de Jesús como un “judío”, un simple “hombre”, al reconocimiento de Jesús Profeta y Mesías-Cristo.
Su fe sorprendida la arrastra a dejar el cántaro (“cisternas agrietadas que no retienen el agua”, diría Jeremías), y a ir corriendo a anunciar lo que ha visto y oído. Su fe contagia de fe a sus paisanos, quienes terminan confesando: “Éste es verdaderamente el Salvador del mundo”.

CUANDO MEDITES

1. Jesús, vulnerable, cansado y sediento, me pide de beber. A pesar de mi pobreza, él confía en mis recursos, en que puedo hacer algo por él… ¿Qué puedo darle yo de lo que tengo?
2. Jesús rompe los muros de separación y exclusión y se dirige a una mujer samaritana para hacerle el don de su persona, del Espíritu, de la salvación… ¿A quién incluyo y a quién excluyo yo de mi vida y mis relaciones?
3. La samaritana tiene sed. Busca agua con su cántaro. ¿De qué tienes sed tú? ¿Cuáles son tus búsquedas y deseos profundos?
4. Date cuenta de cuáles son los “maridos” en los que a veces pones tu seguridad y tu felicidad: ¿la salud, la prosperidad económica, el éxito profesional, la buena fama...?
5. Contempla a Jesús como el agua viva que te da el agua del Espíritu Santo. ¿Con qué manantiales calma Dios la sed de tu vida? ¿Qué oasis, ríos, fuentes, pozos... ha puesto en tus desiertos?
6. Cuando la samaritana se encuentra con Jesús, deja atrás su cántaro y va a anunciarlo a sus vecinos. Haz memoria de personajes bíblicos o personas que conozcas que, al encontrarse con Jesús, dejaron atrás todo lo que hasta entonces había constituido su seguridad y su riqueza. ¿Qué has dejado atrás tú? ¿Qué sientes que debes dejar atrás?...
7. Jesús dice que su alimento es hacer la voluntad del Padre y llevar a cabo su obra. ¿Con qué alimentas tu vida y tu fe? ¿Qué lecturas, conversaciones, “ritos”, hábitos, costumbres, relaciones...? ¿Qué espacios de oración dejas para que el Señor te dé de beber y te alimente?
8. ¿Crees que Jesús es el Salvador del mundo y tu Salvador, como confesaron los samaritanos? ¿Sientes la urgencia amorosa de anunciarlo así a los demás?
CUANDO ORES

w Acércate a Jesús, manantial de agua viva y exponle tu vida, tus cansancios, tus vacíos, tus búsquedas… Pídele: “Dame de tu agua viva”.
w Dale gracias porque se hace el encontradizo contigo y te da su vida, su Espíritu… todo.
w Puedes terminar rezando la siguiente oración:

Tengo sed de ti

Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de noche.
Aun cuando no estás escuchando,
aun cuando dudes que pudiera ser yo,
ahí estoy: esperando la más pequeña señal de respuesta,
hasta la más pequeña sugerencia de invitación
que me permita entrar.
Y quiero que sepas que cada vez que me invitas,
Yo vengo siempre, sin falta.
Vengo en silencio e invisible,
pero con un poder y un amor infinitos […].
Vengo con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y de sanarte,
con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión.
Un amor en cada detalle, tan grande como el amor
que he recibido de Mi Padre.
Vengo deseando consolarte y darte fuerza,
levantarte y vendar todas tus heridas.
Te traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. […]
Vengo con Mi paz, para tranquilizar tu alma.
Cuando finalmente abras las puertas de tu
corazón y te acerques lo suficiente,
entonces Me oirás decir una y otra vez,
no en meras palabras humanas sino en espíritu:
«no importa qué es lo que hayas hecho, te amo por ti mismo.
Ven a Mí con tu miseria y tus pecados, con tus problemas y necesidades,
y con todo tu deseo de ser amado.
Estoy a la puerta de tu corazón y  llamo... ábreme, porque tengo sed de ti…».

(Madre Teresa de Calcuta) 

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Lectio divina preparada por Conchi López, pddm (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)