martes, 9 de octubre de 2007

Mt 1-2: Hijo de Abrahán, hijo de David – La persecución del hijo del Rey

Leemos juntos la Biblia

Diálogos de María y Micaela


Cuando comencé la lectura del dichoso evangelio de San Mateo, con ese pasaje tan poco poético y tan repleto de nombres extraños que le sirve de antesala (la llamada genealogía de Jesús), me dije: “¿Pero para qué le habré hecho caso a la lianta de María? ¡Menudo tostonazo de libro! Bueno, al menos algún nombre me suena. ¿Y éste es el “encanto” al que voy a sucumbir? Vamos a ver, Micaela, ¡cálmate! y trata de encontrar una salida airosa a este dilema: leer o no leer”.
Entonces tuve la tentación de saltarme los 15 primeros versículos e ir al grano, pero recordé lo que me había dicho María: “No hay que saltarse ni una palabra del libro más aburrido. Nunca se sabe dónde saltará la chispa de la gracia. Quizá en el árido desierto de nombres y datos incomprensibles se encuentre perdida una palabra para ti, capaz de transformar tu vida”.¡Qué cosas tiene esta mujer! Una palabra perdida y transformadora... ¡Desde luego que me estoy transformando! ¡Como el doctor Jekyll en Mister Hide! ¡Se me está subiendo la adrenalina con tanta sucesión de hombres que se engendran unos a otros "sin concurso de mujer"! ¡Esto no hay quien lo entienda!
Necesito que María me diga cómo encontrarle a esto la gracia y el salero.
Rinnnnnnnnnngggggg
- Sí, dígame.
- María, ¿se puede saber qué gracia le puedo encontrar yo a la bendita genealogía?
- Mujer, gracia, lo que se dice gracia… Pero sí que tiene su puntazo. Por ejemplo: ¿Te has fijado en lo bien organizadita que está?
- ¿Organizadita? A mí me parece un caos de nombres, todos parecidos.
- Fíjate: aparecen tres grupos de catorce generaciones divididas por las grandes etapas de la historia de Israel: los patriarcas, David, la dolorosa deportación a Babilonia del año 587, y el nacimiento de Jesús. Como si toda la historia alcanzara su plenitud de sentido en Él.- Bueno, sí, eso es bonito.

- Seguramente que a esa genealogía le faltan muchísimos nombres, porque es imposible que esas pocas personas cubran un espacio de tiempo tan largo. Pero la intención de San Mateo no es hacer un minucioso recorrido histórico, sino decir algo en clave.-¿En clave? ¿Como en el códido Da Vinci?
- Bueno, algo así, pero de verdad. ¿Sabes por qué hay catorce generaciones en cada grupo?
- ¡Pues eso digo yo! ¿No es el doce el número perfecto?
- Sí, pero es que el catorce es el número del nombre de David. Como los números no nos llegaron hasta los árabes, resulta que eran representados por las letras, correspondientes a su posición en el alfabeto hebreo o alefato. La D está en cuarto lugar y la W, en sexto. Suma ahora y entenderás lo del catorce. Es como si Mateo nos estuviera diciendo a gritos: ¡Jesús, Mesías descendiente de David, David, David…!
- ¡Vaya, qué interesante!
- En realidad, la genealogía es, aparte de una legitimación del enraizamiento de Jesús en Judá y en David, una profesión de fe: Este Mesías del linaje de David trae la salvación para todos los pueblos. Abrahán representa la universalidad, porque en él fueron bendecidas todas las naciones de la tierra. Según San Pablo, Abrahán es el padre de todos los creyentes, no sólo de los judíos, sino de todos.

Y otra cosa: ¿Te has fijado en las mujeres que aparecen en la genealogía?

- ¿Mujeres? Pues mira, es que me cuesta distinguir los nombres masculinos de los femeninos. En mi barrio nadie se suele llamar Naasón...
- Hay cuatro mujeres que, curiosamente, no son las grandes matriarcas de la historia de Israel. ¿Y por qué teniendo a mujeres con un pasado glorioso y tan amadas como Sara, Rebeca o Raquel, San Mateo se va a fijar justo en cuatro mujeres que venían a ser casi como las ovejas negras de la familia: la mentirosa Tamar, la prostituta Rahab, la moabita Rut y la adúltera Betsabé? Y en continuidad con esas mujeres, María, la madre del Señor.
- Ah, pues no me imagino por qué San Mateo hizo una cosa tan irreverente en la genealogía de nuestro Señor.
- Pues piénsalo y si extraes alguna conclusión, llamas y me la cuentas.

- ¡Oye! ¡María! ¡No se te ocurra colgarme! ¡Necesito preguntarte por qué José se pasa todo el tiempo soñando y no dice ni mu! ¡Quiero saber por qué se dice que “le pondrán por nombre Emmanuel" y luego van y le llaman Jesús! ¡Quiero saber si realmente la Sagrada Familia viajó a Egipto, y si existió una estrella, y si unos magos de Oriente, llenos de alegría, fueron a adorarlo!...
Nada. Me ha dejado con la palabra en la boca. Y, además, no encuentro la Anunciación ni la Visitación, con la devoción que a mí me dan cuando rezo el rosario. ¿En qué parte del evangelio de la infancia estarán?

3 comentarios:

Quique Fernández dijo...

Siempre ma han gustado los juegos de pistas, es más, tengo la molesta costumbre para los mios que si me dicen en casa ¿sabes a quien he visto? mi respuesta siempre es ¡dame una pista! Pues con tu permiso, Conchi, voy a lanzar alguna pista.
1ª pista:
Es bueno saber que algunas de nuestras dudas en la lectura del Nuevo Testamento se responden desde el Antiguo Tesatamento y viceversa. Por ello os animo a miraros estos textos donde salen las susodichas y a ver si encontramos en ellas un denominador común (aparte del que sean mujeres)
Tamar: Gen 38, 1-30
Rajab: Jos 2, 1-21
Rut: Rut 1-4
Betsabé: 2Sm 11-12
Y si alguien comenta ese denominador común me ahorro de dar la segunda pista.
Siempre comento a los niños de la catequesis que seguir a Jesús y sumergirse en su Palabra es más emocionante que Indiana Jones.
Quique (Barcelona)

Anónimo dijo...

¡Totalmente permitido, Quique!
"Micaela" te lo va a agradecer...

Un beso

itzel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.