(14) Después de que arrestaran a Juan, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios (15) y diciendo: se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed en el Evangelio. (16) Y pasando junto al mar de Galilea vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón que estaban echando la red en el mar, porque eran pescadores.(17) Y les dijo Jesús: Venid detrás de mí y haré de vosotros pescadores de hombres. (18) Y en seguida dejando las redes le siguieron. (19) Y un poco más adelante vio a Santiago el del Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban en la barca reparando las redes (20) y en seguida los llamó. Y dejando a su padre Zebedeo en la barca, con los jornaleros, se fueron detrás de él.
CUANDO LEAS
En este breve texto de Marcos tenemos dos partes bien diferenciadas:
a) Mc 1,14-15: Transición entre Juan Bautista y Jesús.
b) Mc 1,16-20: Llamada a los primeros discípulos.
De Juan Bautista a Jesús:
Los dos primeros versos son un puente entre Juan Bautista y Jesús. Juan Bautista fue arrestado y lo matarán. El destino de Juan Bautista aparece en la sombra y será el destino que compartirá también Jesús. No sabemos si el hecho de que arrestaran a Juan influyó en la decisión de Jesús de comenzar su misión, el caso es que lo encontramos predicando en Galilea.
En su predicación aparece sintetizado todo el Evangelio. Con Jesús el tiempo de espera del Mesías, anunciado por los profetas, ha llegado a su fin. Con Jesús el Reino de Dios comienza y llega hasta nosotros. Nuestra respuesta aparece resumida en dos verbos: convertirse y creer en el Evangelio.
Este proceso de conversión, de cambio de mentalidad y corazón al que nos invita Jesús lo tendrá que ir haciendo cada lector a medida que pasa las páginas del Evangelio de Marcos. Será el conocimiento cada vez más profundo de Jesús, viendo lo que dice y hace, lo que hará posible esa conversión. Será un camino que tendremos que recorrer todos los discípulos de Jesús. Aquí simplemente se enuncia.
Llamada a los discípulos:
Los versos que siguen nos relatan la llamada de Jesús a los cuatro primeros discípulos. Es Jesús quien toma la iniciativa de buscar discípulos, en vez de ser los discípulos los que buscan al maestro, como solía ocurrir en la época. Jesús, al igual que Dios en el A.T, es quien llama y propone una misión. No son los discípulos los que quieren y se lo proponen, sino los que son queridos e invitados por Jesús.
Jesús es el protagonista y el único que habla. El poder de la mirada de Jesús es lo que atrae a los discípulos que, sin mediar palabra, le siguen rápidamente.
Jesús no les hace una propuesta, en condicional, y les dice: si quieres… sino que usa un imperativo: “Venid”. Expresa la fuerza y autoridad de su llamada, que sólo Dios tiene.
El seguimiento de Jesús aparece expresado con “Seguir detrás de” y será el mismo Jesús quien, cuando llame la atención a Pedro en Galilea, le diga: “Ponte detrás de mí”. Al final del texto de hoy se dice que fueron detrás de él. Esta es la posición correcta en el seguimiento: detrás de Jesús y no delante de Jesús. Después de la resurrección el ángel dice a las mujeres: “Id y decidle a los discípulos y a Pedro: Va delante de vosotros a Galilea” (Mc 16,7). Está claro: Jesús delante y el discípulo detrás.
Jesús cuando llama no presenta un programa de vida sino que es su persona y la comunión con Él la base del seguimiento, “venid detrás de Mí”. En primer plano está la relación con Jesús, no el ser pescadores de hombres, y desde ahí, comienza el seguimiento.
El paso de pescadores de peces a pescadores de hombres es una metáfora usada también por los filósofos y es un ascenso de categoría. Sin embargo, aún tendrá el evangelista Marcos que desarrollar lo que significa este paso en la dinámica del Reino de Dios.
Los discípulos dejan las redes en el caso de Simón y Andrés, y el negocio familiar (redes, barca y jornaleros) en el caso de Santiago y Juan. Se van sin posesiones ni herencias y más adelante preguntarán a Jesús: “Nosotros que lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué?...” Recibirá el ciento por uno, les dice Jesús (Mc 10,28-30) y es que el hecho de que el Reino de Dios haya llegado con Jesús cambia la relación con las cosas. Con Jesús todo comienza de nuevo, como en el Génesis.
La llamada de Jesús les invita a comenzar una nueva vida y un nuevo estilo de fraternidad. Aunque son hermanos de dos en dos, Jesús les irá descubriendo el nuevo estilo de relación que se ha de dar entre ellos: el que quiera ser el primero que sea el último. Los discípulos se convertirán en comunidad y en Iglesia. En este texto dejan a su padre Zebedeo y con Jesús se creará una nueva familia. Jesús les dirá: éstos son mi madre y mis hermanos, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.
CUANDO MEDITES
- Galilea es el lugar dónde Jesús fue bautizado, donde comienza su vida pública y, después de la resurrección, dónde le encontrarán sus discípulos. Podemos decir que todo comenzó en Galilea. ¿Dónde comenzó mi relación con Jesús?, ¿a qué lugares está asociado mi ser cristiano?
- Jesús nos llama a la fe y a la conversión como respuesta a la llegada del Reino: ¿cómo ha de cambiar mi mentalidad?, ¿a qué conversión me llama Jesús hoy?
- Jesús llama al seguimiento cada día, según en el momento en el que estoy: ¿qué llamadas me hace hoy Jesús?, ¿cómo puedo crecer en mi ser discípulo?
CUANDO ORES
- Agradece la llamada que Dios te hace, a través de Jesús, a ser su discípulo. Agradece las llamadas de cada día a seguirle.
- Recuerda tu vocación con sus momentos gozosos y sus momentos dolorosos. Ponlo todo en las manos misericordiosas de Dios.
- Pide fuerza para seguir detrás de Jesús en el camino del discipulado. Pídele lo que necesites en este tramo del camino.
SER DISCÍPULO
Podría seguir así, tirando más o menos como hasta ahora: manteniendo el equilibrio prudentemente, justificando mis opciones dignas, diciendo “sí” cuando todo es a medias…
Pero también puedo ser… discípulo.
Quiero ser dueño de mi vida, no renunciar a mi libertad, gozar de tantas cosas buenas, entregarme a los míos, y tener esa serena paz del deber bien cumplido…
Pero también puedo ser… discípulo.
Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya. También, complicarme la vida y complicársela a otros con osadía, hablar de la buena noticia y soñar nuevas utopías…
Pero también puedo ser… discípulo.
Anhelo hacer proyectos, proyectos vivos y sólidos para un futuro solidario; deseo ser eficaz, acertar, dar en el clavo y ayudar…
Pero también puedo ser… discípulo.
Soy capaz de pararme y deliberar, escuchar, contrastar y discernir; a veces, me refugio en lo sensato, otras, lanzo campanas al vuelo y parece que rompo moldes y modelos…
Pero también puedo ser… discípulo.
No siempre acabo lo que emprendo; otras arriesgo y no acierto, o me detengo haciendo juegos de equilibrio; me gusta apuntarme a todo y dejar las puertas abiertas, por si acaso. Me asusta tu oferta…
Pero también puedo ser… discípulo.
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Sigo principalmente a M. NAVARRO PUERTO, Marcos Guías de Lectura del Nuevo Testamento. Estella (Navarra) 2006. 54-55, 64-71.
Autora: Azucena Fernández, equipo de lectio divina de la U.P. Comillas)
3 comentarios:
Gracias por esta publicación... me ha dado tema para hoy! Un abrazo.
Me alegra que estos escrititos de oración sean "útiles".
Un abrazo y feliz tarde.
He leido la lectio D. Me he parado un ratito en la LLAMADA a los discípulos. Siempre tan interesante comprobar que es Jesús el de la iniciativa, el de la MIRADA, con poder y admiración por cada uno que llama: VENID, aqui no les ha dicho: QUIERES, como te llamas, cuantos años tienes, te gustaria?. VEN.
GRACIAS Esperanza
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