Foto: Conchi L. Cartuja de Miraflores (Burgos) |
Vuelta a comenzar.
Como si acabara de ser alumbrada.
Como si mi madre acabara de romper aguas
y me hubiera presentado en la vida así, de golpe, súbitamente, hoy.
Como si todos los rostros fueran nuevos.
Como si no conociera a nadie.
Como si no tuviera miedos ni prejuicios.
Como si todo fuera digno de confianza.
Como si fuéramos sabias, lúcidas, generativas.
Como si la vida religiosa estuviera llena de Dios.
Como si fuéramos místicas y proféticas.
Como si yo fuera todo eso.
5 comentarios:
Ya se que te refieres a la vida religiosa pero creo que también se puede aplicar a la vida en general. Considerar cada día como un nacimiento: sin miedos, sin prejuicios... Si viéramos la vida así nos iría mejor y disfrutaríamos más de esta oportunidad que Dios no ha dado.
Sí, es un princio de sabiduría y de "higiene espiritual" que no seguimos, pero que es sanísimo para el corazón y una vida más libre y descargada...
Hay cosas que no pueden transformarse desde la voluntad, y empeñarse en ello sin trabajar otros aspectos sólo aumenta la frustración. Pero me alegro (mucho) de que te sientas así. Mucho. Porque seguro que ese sentimiento ha nacido de experiencias concretas, y así lo he deseado estos días para tí.
¡¡¡Y me encanta tu nueva etiqueta!!!
:D
Gracias, Carmen!
La nueva etiqueta me va a espabilar ahora a abrir más los ojos en busca de belleza... de todo tipo.
Un beso
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