jueves, 20 de septiembre de 2012

Si alguno quiere seguirme...

Lectio divina de Marcos 8, 31-38

31 Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que lo matarían y que resucitaría a los tres días.
32 Hablaba de ello abiertamente. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderlo.33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro diciéndole: “Quítate de mi vista, Satanás!. Porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres”.

34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará: 36 Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? 37 ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Y los conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

CUANDO LEAS

Estos versículos, que forman parte de la enseñanza directa de Jesús, retoman aspectos mencionados anteriormente y se profundiza en ellos. El relato vuelve a utilizar la expresión Hijo del hombre, que ya había aparecido en 2,10.28. Con ella se enfatiza la encarnación y el compromiso de Dios con la Historia, al tiempo que dota al pasaje de una gran dimensión trascendente. En el salmo 8,5 cuando se habla de Dios, se le recuerda como el que cuida, protege y conoce al ser humano es una realidad que también está acompañada por Dios.
El tema central del relato es el del sufrimiento y el fracaso como aspectos inherentes a la predicación y el seguimiento de Jesús. A través de su discurso, Jesús desmonta un mesianismo triunfalista y lo transforma en un proyecto que será rechazado y estigmatizado. Sin embargo ahí es donde está el camino del Reino, el camino de Jesús. Se anuncia la reprobación por parte de las instituciones más relevantes de Israel, por los sabios y entendidos de la ley (ancianos, sumos sacerdotes y escribas), pero también por parte de Pedro (33). Él se une a los que reprueban lo que dice, pero entre él y los anteriores hay diferencia. Habitualmente se lee negativamente, como aquel que no entiende el mensaje de Jesús y se atreve a recriminarlo...¡Qué osadía! Aunque en los versículos anteriores se le haya ensalzado como el que reconoce al Cristo (8,28). Desde las relaciones humanas y la construcción de la comunidad, la escena presenta algo más. Pedro dialoga con Jesús, no es un receptor pasivo, sino que expresa su comprensión del cómo debe ser el camino. La mala comprensión lo conduce hacia un nuevo camino, aquel que lo sitúa junto a los demás, con posibilidades y capacidad de aprender, y con el reto constante de responder en cada momento y situación a la invitación de Jesús. Tras la dura recriminación que el Maestro le hace, Pedro recibe de nuevo la llamada a seguirlo. Él no rechaza al que se equivoca.
Su enseñanza referida al sufrimiento, articulada con el anuncio de la resurrección, es paradójica como lo es también la construcción de la comunidad que plantea, según muestra en la segunda parte del relato (34-38). Ésta no se dirige solo a los discípulos, sino también a “la gente” (34). La invitación no sólo está abierta, sino que resulta novedosa para aquellos que ya estaban en el grupo. También los discípulos, que ya caminaban con Jesús, deben adherirse y comprender de nuevo cuál es el proyecto del Maestro. A ese camino y en las mismas condiciones se unen todos aquellos que acepten los postulados de Jesús “tomar la cruz”. Ojo que esta expresión no implica eliminar lo positivo de la vida ni asumirla como un camino de “mortificaciones”, sino de aceptación de que en el camino de Jesús los éxitos, convivirán con fracasos, con las limitaciones que cada uno tiene. Implica asumir con realismo la condición humana y no construir una sociedad “idealista”, alejada de nuestra propia condición. Éxito y fracaso conviven en el seguimiento, así como la incomprensión por las opciones que uno toma. Como veíamos en la semana anterior, Jesús, retomando la experiencia de Isaías, revela la condición sufriente del Mesías que él encarna y, frente al rechazo e incomprensión de Pedro, reinterpreta el seguimiento desde la aceptación y la implicación personales de este camino sufriente.

CUANDO MEDITES

ü Hablaba de esto abiertamente”. La predicación del Reino, la lucha por la justicia y la confesión en la muerte y resurrección de Jesús se hace “abiertamente”. El silencio y la ocultación parecen contrarios a la construcción de la nueva sociedad.

ü ¡Apártate de mi Satanás!. Esta imprecación, que siempre nos resulta tan fuerte, define a Jesús. Él permanece alejado de todo aquello que es contrario a la vida y a la justicia, aunque su camino lo lleve a la muerte. Él es capaz de percibir lo negativo, lo erróneo y de posicionarse claramente contra ello.

ü “Quien se avergüence de mi y de mis palabras”. En la construcción de la comunidad de Jesús, lo importante no es lo que otros digan, el criterio de actuación no está en responder “como se espera que deba ser hecho”. La implicación en su proyecto lleva consigo el rechazo de los “sabios y entendidos”.

CUANDO ORES

ü “Si alguno quiere venir en pos de mi”. Repítete esta llama y responde. Presenta a Dios tus dones y límites y ofréceselos.
ü “Pedro se lo llevó a parte y se puso a reprenderlo”. Sé tú también Pedro y “riñe a Jesús”. Pregúntale y preséntale aquello que no entiendes. Sólo desde el reconocimiento de la carencia se puede comprender que, tal vez, la comprensión de lo que Jesús te muestra no es la adecuada. Deja que te diga ¡aléjate de mí, Satanás!.... y ¡prepárate para una nueva llamada!.
ü “Quien pierda su vida por mi y por el evangelio, la salvará”. Agradece a Jesús que te muestre este camino de entrega y la paradoja del cristianismo; cuanto más das, cuanto más entregas, más vida recibes.

ü Ora con el salmo 8, 5 ¿Qué es el ser humano para que te acuerdes de él?
........................
Autora: Carmen Yebra, equipo de Lectio Divina de la UPComillas

No hay comentarios: