"Aunque nuestra apariencia exterior se va desmoronando,
el ser interior se va renovando de día en día"
(2 Cor 4,16)
en instantes perdidos,
en que se abre aún una brecha
en el túnel oscuro
de tu memoria ausente?
Me miras, me besas.
Hay cariño en tu gesto.
Me sonríes, incluso, levemente.
Pero no es a mí a quien besas,
sino a una desconocida a la que acoges
con tu bondad natural de siempre.
Y tanto como tú recordar,
necesito yo que me recuerdes, todavía.
A ti está ligada
más de la mitad de mi vida,
más de la mitad de mis luchas,
más de la mitad de mis lágrimas, y de mis alegrías.
Y un mar de apoyo a fondo perdido.
Hermana mía, amiga mía,
(casi madre mía, que alumbraste,
con dolores de parto,
mi resistencia y mi confianza),
zarandea mi corazón tu partida prematura
en esta muerte lenta,
en esta devastación
de casi todo lo que has sido.
Y Tú, dime, por favor, Dios que nos amas,
¿la abrazas Tú en su soledad inalcanzable?
Es mi pregunta, muchas veces repetida.
Es mi súplica y mi único consuelo, al mirarla.
(18 de octubre de 2012)
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Te escucho, en silencio,
en la penumbra de tu habitación,
mientras duermes.
Te beso, en silencio,
y te digo lo mucho que te quiero.
Querría saber dónde estás
cuando no estás con nosotras.
Querría saber cómo está Él contigo,
cómo llega a ti y a tu soledad opaca y triste,
en la que nadie entra.
Cómo te alcanza, en tu pérdida.
Cómo te abraza, si acaso sientes miedo.
Cómo te rodea y te cuida.
Cómo te toma de la mano en este tránsito
que vas recorriendo sin nosotras,
en las garras de la nada.
El tránsito que recorres sin mí,
compañera de camino,
que siempre ibas conmigo.
Te miro, y sigo diciendo gracias
por tanto bien recibido de ti.
Te miro, y sigo diciendo gracias
por haberte conocido.
(20 de diciembre de 2012)
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8 comentarios:
Se nota que te ha salido del corazón.
Del corazón, sí, mi querida Mónica.
Un abrazo!
Gracias, Conchi, por compartir lo que
sin duda es uno de los mayores tesoros de tu vida, tu amor y gratitud hacia Paula, y hacerlo además con tanta belleza. Muchas gracias.
Hasta hoy no lo había leído, ¡Dios mío! Qué belleza. Qué don de vida y de amor. Habéis recorrido juntas un sin fin de etapas y épocas, de alegrías y penas, como muy bien dices. Auténtico don de Dios, Paula para ti y tú para Paula. Seguro que el Señor le arrulla como a una niña en brazos de su padre/madre. Pienso muchas veces que él les cuida cuando nosotros ya no sabemos qué o cómo hacer.
Un abrazo,
Gracias, Carmen y María Luisa.
Sí, Paula es y será siempre uno de los grandes tesoros que Dios me ha regalado. Mi vida se ha entretejido con su cariño y su sabiduría...
Un beso
Muchas gracias Conchi, por haber compartido estos sentimiendos VIVENCIAS con Paula. Lo he tenido que leer por etapas, ha sido tal la emoción que no conseguia terminar. Las lágrimas corrian por mi cara, sin poder detener tal emoción GRACIAS DE VERDAD.
Esperanza
Gracias. Asi queremos ser acogidas,queridas,amadas y respetadas por todos aquellos que nos llamamos hermanos.
Acabo de ver el relato tan poetico y tan bonito que has hecho de una de las personas que más quieres en esta vida. Imagino que es desgarrador ver la devastación de la demencia en Paula, pero estate segura que Dios la abraza y la cuida en estos momentos en que tu sabes que ni siquiera te conoce. Me gusta la gratitud que tienes hacia ella y el valor de la bondad que ha caracterizado toda su vida. Quien tiene retiene y hasta la vejez guardo.
UN ABRAZO Y ESPERO QUE TE LO MANDE BIEN.
Mª Isabel Novillo
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