Canto: El siervo
1. No gritará, no alzará su voz,
no voceará por las calles,
no quebrará la caña cascada
ni apagará la llama vacilante.
Éste es mi siervo
en quien me complazco.
Es mi elegido
a quien sostengo,
para que traiga la salvación
a todos los pueblos (bis).
2. Yo, el Señor, te llamé,
te tomé de la mano,
para dar vista a los ciegos
y liberar al cautivo.
3. Sin apariencia humana,
desfigurado y humillado,
se escandalizan ante tu rostro,
ante Ti,
mi Siervo amado.
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Oración para disponer el corazón
1. Exulta de gozo, hija
de Sión,
grita de alegría, hija
de Jerusalén,
porque se acercan los
días de la Pascua
y tu Señor viene a ti,
humilde y montado en un asno,
justo y victorioso
sobre todo orgullo y
altanería humana.
2.
Aclámalo como un niño,
corre tras
Él,
pon a sus
pies
todo lo que eres,
expón tu vida ante sus ojos,
pues Él viene a ti como
poderoso Salvador.
3. Él te mostrará la
victoria de la paz
sobre las violencias
humanas,
porque hoy se anuncia la
paz
a través de su
mansedumbre sin medida.
4. Él te hará ver la
victoria de la humildad
sobre las grandezas
humanas,
porque hoy son los pequeños
el centro de todas las
miradas.
5. Él te enseñará la
victoria de la alegría del Espíritu
sobre las tristezas
humanas,
porque, a su paso, se
desborda
el entusiasmo que viene de Dios.
6. Él abrirá tu corazón
para que acojas
la victoria de la
esperanza
sobre los desencantos
humanos,
porque el Reino de
Dios viene a nosotros en Él
y llena de Vida
todos los rincones de nuestra casa.
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* Isaías 50,4-7
para saber
decir al abatido
una palabra
de aliento.
Cada mañana
me espabila el oído
para que escuche,
como los iniciados.
5 El Señor Dios me ha abierto el oído;
y yo no me
he rebelado ni me he echado atrás.
6 Ofrecí la espalda a los que me
apaleaban,
la mejilla
a los que mesaban mi barba.
No oculté
el rostro a insultos y salivazos.
por eso
ofrecí el rostro como pedernal,
y sé que no
quedaré avergonzado.
* Filipenses 2,5-11
5Tened entre vosotros los mismos sentimientos que
Cristo:
6El cual, siendo de condición divina,
no retuvo ávidamente
el ser igual a Dios.
7Sino que se despojó de sí mismo
tomando condición de siervo
haciéndose semejante a los hombres
y apareciendo en su porte como hombre;
8y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte
y muerte de cruz.
9Por lo cual Dios le exaltó
y le otorgó el Nombre,
que está sobre todo nombre.
10Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en los cielos, en la tierra y en los abismos,
11y toda lengua confiese
que Cristo Jesús es Señor
para gloria de Dios Padre.
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Canto: En mi
debilidad (Brotes)
En mi debilidad, me haces fuerte.
En mi debilidad, me haces fuerte.
Sólo en tu amor, me haces fuerte,
sólo en tu vida, me haces fuerte.
En mi debilidad, te haces fuerte en mí.
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Lucas
19,18-40
28 …Marchaba por delante
subiendo a Jerusalén.
29 Y sucedió que, al
aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió
a dos de sus discípulos, 30 diciendo: «Id al pueblo que está
enfrente y, entrando en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no
ha montado todavía ningún hombre;
desatadlo y traedlo.
31 Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo
desatáis?", diréis esto: "Porque el Señor lo necesita."»
32 Fueron, pues, los enviados y lo encontraron
como les había dicho.
33 Cuando desataban el pollino, les dijeron los
dueños: «¿Por qué desatáis el pollino?»
34 Ellos les contestaron: «Porque el Señor lo
necesita.»
35 Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos
sobre el pollino, hicieron montar a Jesús.
36 Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por
el camino.
37 Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos,
toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces, por todos
los milagros que habían visto.
38 Decían: «Bendito el Rey que viene en nombre del
Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas.»
39 Algunos de los fariseos, que estaban entre la
gente, le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos.»
40 Respondió: «Os digo que si éstos callan
gritarán las piedras.»
CUANDO LEAS
- Puesto que el Evangelio de
la celebración narra la Pasión
de Jesús que también contemplaremos el próximo viernes –aunque narrado por Juan
y hoy por el evangelista Lucas-, vamos a orar hoy con el evangelio de la
entrada de Jesús en Jerusalén y las dos primeras lecturas de la celebración del
Domingo de Ramos.
- La primera lectura
invita a detener nuestra mirada sobre la figura del Siervo de Yahveh.
Éste es también el protagonista de las lecturas que la liturgia nos presentará
los próximos días: lunes, martes, miércoles y viernes santo.
- Las palabras de Isaías 50, 4-7 constituyen lo que se
denomina el tercer oráculo o canto del Siervo y nos volveremos a
encontrar con él el miércoles, con una ampliación de dos versículos más. Lo que
conocemos como primer oráculo podremos contemplarlo el lunes santo: Is
42,1-7; el segundo canto del Siervo, Is 49, 1-6, la Iglesia nos lo presenta el
martes santo y el cuarto y más largo, el que encontramos en Is 52,13-53,12,
nos es ofrecido para la celebración del Viernes santo con objeto de conocer
mejor al autor de nuestra salvación, Jesús, el Cristo.
El objeto de esta elección no es sino adentrarnos
más en las actitudes y sentimientos que Jesús hizo suyas, que lo
mantuvieron firme hasta su entrega radical y amorosa y que caracterizan al discípulo
que, como el Siervo, saben bien que “el Señor ayuda” (Is 50,7).
- El texto se centra en la
figura del Siervo de YHWH, que habiendo recibido una misión desea mantenerse
en fidelidad a Dios y a los hombres, por ello permanece firme en el
sufrimiento y en el aparente fracaso. La suerte de este atento discípulo de la Palabra de Dios prefigura
la de Cristo, el humilde que no opuso resistencia a la voluntad del Padre, sino
que “a pesar de su condición divina… se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte, y una muerte de cruz” (segunda lectura, Flp 2, 6-11).
La vocación del siervo lo muestra como un discípulo
que, por don y misión de Dios, trasmite la Palabra a los
desanimados e indecisos (“para saber decir al abatido una palabra de aliento”
Is 50, 4a). Pero esto sólo ocurrirá si
él el primero se abre diariamente como un discípulo pronto a escuchar la Palabra que no es suya y
de la cual no puede disponer ni a su gusto ni exclusivamente para él.
- En este tercer poema se
acentúa el tema del fracaso, presente también en el segundo oráculo (“me
había cansado en vano y había gastado mis fuerzas para nada” Is 49,4). El
siervo encuentra hostilidad y persecución, incluso violencia: golpes, insultos,
salivazos y ultrajes (Is 50, 6-7). Pero consciente desde el principio de las
exigencias de su vocación, el Siervo no opone resistencia a Dios; y su pleno consentimiento le hace fuerte
y manso de cara a los perseguidores: ni huyó ante la Palabra “yo no me he
rebelado ni me he echado atrás” (Is 50,5), ni se arredró ante las
injurias y la violencia de los que quisieron acallarla, reduciéndola al
silencio.
- Si no se rinde ante el
sufrimiento es porque confía en la ayuda de Dios: "El Señor
me ayuda, por eso soportaba… sabiendo que no quedaría defraudado” (Is 50,7),
porque confía en que es valioso para el Señor, y "en Dios se halla
mi fuerza” (Is 49,5), y porque confía en que Dios le sostiene y le
dará su Espíritu, como se afirmará el lunes: “Este es mi siervo a quien
sostengo, mi elegido en quien me complazco. He puesto sobre él mi espíritu” (Is
42,1).
…………….
El evangelio de Lucas 19,28ss
- Fíjate en
dónde ocurre cada escena: en la primera, están más o menos en la mitad del
Monte de los Olivos y los personajes son Jesús y sus discípulos. La segunda
escena tiene lugar en la aldea cercana y los personajes son los discípulos
enviados y los propietarios del pollino. En la tercera, están ya bajando del
Monte y los personajes son Jesús y la multitud de los discípulos. En lugar de
conversación, hay exclamaciones de alegría y alabanza. En la cuarta el clima jubiloso anterior es
reemplazado por la murmuración de los fariseos y la respuesta tajante de Jesús.
- Observa cómo
todo el texto está marcado por el descenso: Jesús desciende de “arriba”
(Betania, Betfagé, el Monte de los Olivos...) y va hacia “abajo” ( Jerusalén lo
está con relación al Monte, el pollino
es un animal pequeño, los mantos están en el suelo...).
Mira el verde de los olivos, el colorido de los mantos
tendido en el suelo, el esplendor de las murallas que rodean Jerusalén. Siente
la fuerza deslumbrante del sol de la mañana,
el polvo del camino, el lomo cálido del pollino. Escucha el
griterío de la gente, las alabanzas, la bendición, la aclamación que repite la
que oyeron los pastores en Belén. Escucha las protestas de los fariseos que
ofrecen un trasfondo oscuro a la luminosidad de la escena. Trata de escuchar
también a esas piedras que gritan...
CUANDO
MEDITES
Detente en algunas
palabras claves del texto:
REY: al proclamar a su manera el evangelio, Lucas ha
querido, más aún que los otros evangelistas, presentar a Jesús entrando en
Jerusalén como para una entronización regia. El trasfondo del texto son otras
dos entronizaciones célebres del AT: la del rey Salomón. «Los allegados de
David hicieron montar a Salomón sobre la mula del rey... todo el pueblo gritó:
'Viva el rey...'. Subió después todo el pueblo detrás de él; la gente tocaba
las flautas y manifestaba tan gran alegría que la tierra se hendía con sus
voces» (1 Re 1, 38-40). Y la de Jehú: «Los oficiales se apresuraron a
tomar cada uno su manto que colocaron bajo él encima de las gradas; tocaron el
cuerno y gritaron: 'Jehú es rey'» (2 Re 9, 13). Jesús sigue el patrón de sus
antepasados y se presenta como rey en Jerusalén y como un Rey poderoso, que da
órdenes con un tono soberano, prevé las dificultades con que chocará su
realización pero afirma su cumplimiento seguro: “Id al pueblo que está
enfrente y encontraréis... Y si alguien os pregunta... Encontraron... Les
preguntaron...»...
Pero la realeza de Jesús aparece marcada por signos diferentes: el de la
paz y el de la humildad. La semejanza con la coronación de Salomón, cuyo nombre
significa «el pacífico», es pretendida, con el fin de apoyar el tema, como
también el recuerdo del himno cantado por los ángeles la noche de Navidad.
Jesús es un rey de paz que trae a Jerusalén, la ciudad cuyo nombre significa
«ciudad de paz» (Sal 122,6), la paz que su nombre reclama.
POLLINO. El término aparece 4 veces como sustantivo y 7 como
pronombre (van subrayados) y evoca la profecía de Zacarías: “Alégrate, ciudad de Sión; aclama,
Jerusalén; mira a tu rey que está llegando: justo, victorioso, humilde,
cabalgando un pollino, una cría de borrica.” (Zac 9, 6) Nos recuerda que
nuestro rey está en medio de nosotros como el que sirve y su realeza aparece
marcada por la pobreza y la mansedumbre. Ya el samaritano había echado mano de
una cabalgadura para llevar al hombre herido. Aquí el pollino “sube de
importancia” y de él se dice algo muy importante: ¡Jesús tiene necesidad de él!
PIEDRAS. Las palabras de Jesús están seguramente tomadas de un
texto de Habacuc: ¡Ay del que mete en casa ganancias injustas y anida muy
alto para librarse de la desgracia! Las piedras de las paredes gritarán
alternando con las vigas de madera (Hab 2,9). Se diría que tanto el profeta
como Jesús están capacitados para captar una “frecuencia de onda” inaudible
para nuestros atrofiados oídos. En el contexto de Habacuc, las piedras gritan ante la injusticia. En el
de Jesús, y frente a la dureza de corazón y de mente de los fariseos, las
piedras tomarían el relevo de la proclamación de su realeza si callara la
aclamación de sus discípulos.
CUANDO ORES
Todos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el
Rey de Israel!
¡Bendito
eres Tú, Jesús, Señor y Maestro nuestro,
que,
desde el seno del Padre, desde tu Cielo,
bajaste
a nuestra Tierra y abrazaste nuestra carne
para
ser la Presencia Viva de Dios
en
medio de nosotros!
¡Bendito
eres, Señor de todo lo creado,
porque
no hiciste alarde de tu categoría de Dios,
sino
que te despojaste y, por amor a nosotros,
tomaste
la condición de esclavo, pasando por uno de tantos!
¡Bendito
eres, Señor y Salvador nuestro,
que
pasaste por el mundo haciendo el bien
y
curando a muchos sus enfermedades y dolencias!
¡Bendito
eres Tú, Médico y medicina!
¡Bendito
eres Tú, Esperanza de los pobres!
¡Bendito
eres Tú, Perdón de los pecadores,
bendito
eres Tú, Luz de los que andan en
tinieblas!
¡Bendito
eres Tú, manantial para el sediento,
bendito
eres Tú, Pan vivo bajado del cielo!
¡Bendito
eres Tú, Rostro del Padre, reflejo de su Gloria e impronta de su Ser,
misericordia
hecha gesto y palabra
para
la humanidad destinada a la salvación!
¡Bendito
eres Tú, Jesús, que ahora subes a Jerusalén
y
entras aclamado como Rey poderoso
sobre
un asnillo, cabalgadura de pobres y de pacíficos!
¡Bendito
eres Tú, Rey convertido en Siervo!
¡Bendito
eres Tú, Príncipe de la Paz!
¡Bendito
eres Tú, Maestro y Dador del Amor, la Reconciliación y la Vida!
¡Bendito
eres Tú, Pan eucarístico de la Nueva Pascua
sellada
con tu Cuerpo entregado y tu Sangre derramada!
¡Bendito
eres Tú, el Divino hecho humano,
El
Grande hecho pequeño,
El
Rico convertido en pobre,
El
Fuerte convertido en débil,
El
Todopoderoso sometido a la impotencia...
...
El Bondadoso sentenciado como a un malhechor,
El
Justo condenado injustamente,
El
Amado del Padre tenido por “abandonado de Dios”,
El
Digno de adoración despreciado y crucificado!
Bendigamos,
con todo el agradecimiento del corazón, al Bendito,
hecho
maldito por amor a nosotros,
porque
maldito es el que cuelga del madero!
Fijemos
los ojos en Él,
entremos
con Él a Jerusalén
y
aprendamos su lección de amor y fidelidad.
Todos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el
Rey de Israel!
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Canto:
En la cruz (Maite López)
En la cruz está la vida
y el consuelo
y ella sola es el camino
para el cielo (bis)
1. En la cruz está es Señor de cielo y tierra
y el gozar de mucha paz aunque haya guerra.
Todos los males destierra en este suelo
y ella sola es el camino para el cielo.
2. De la cruz dice la esposa a su querido
que es una palma preciosa donde ha subido.
Y su fruto le ha sabido a Dios del cielo
y ella sola es el camino para el cielo.
3. El alma que a Dios está toda rendida,
y muy de veras del mundo desasida,
la cruz le es “Árbol de Vida” y de consuelo
y un camino deleitoso para el cielo.
4. Después que se puso en cruz el Salvador,
en la cruz está la gloria y el honor;
y en el padecer dolor, vida y consuelo:
y el camino más seguro para el cielo.
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La lectio divina contiene se vale de comentarios de Mª Pilar Casarrubios Lucas, del equipo de lectio divina de la UPComillas, y de mis propios materiales (oraciones) y comentarios.
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