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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Nuevo "look"

Curso nuevo, "look" nuevo, nuevas fuerzas, proyectos nuevos... ¡Por fin he dado con una imagen del blog con el que me siento cómoda porque habla de mi "look" interior!
En la composición frontal está Jesús, Jesús, Jesús y... otra vez Jesús, en el que tengo siempre puestos los ojos. Los mosaicos de Rupnik son muy expresivos y retratan al Señor que "llevo en mis entrañas dibujado":

- El que desciende a los infiernos para sacarnos de nuestros infiernos. ¡Qué potente y qué tierno a la vez! Alrededor del cuello, como un pastor lleva a un cabrito, lleva Jesús cargado a Adán. Sus rostros casi se rozan. Adán mira a Jesús con grandes y atentos ojos, y no hace otra cosa sino mirarlo. No puede hacer nada para salvarse a sí mismo y se deja llevar, abandonado a los brazos del que es más fuerte que él. Es el Salvador, el Resucitado, el amoroso Pastor el que lo carga en sus hombros y agarra fuertemente la mano de Eva, que a su vez se agarra a Él mientras tiene cogido a su compañero Adán. No nos salvamos solos. Jesús carga con los dos. Tira de los dos hacia la luz... ¡Éste es mi Señor y mi Dios!

- Más adelante están las manos del Crucificado-Resucitado partiendo el pan. Jesús es pan tomado, bendecido, partido y entregado para que todos comamos y quedemos saciados. Unas manos reparten ese pan para todos. El mundo que Dios quiere es ése: un mundo de justicia, solidaridad, igualdad, en el que todos comen y sobra, porque hay recursos suficientes para todos. Quizá esas manos que dan el pan sean nuestras propias manos ("Comiéndote sabremos ser comida", dice un poema de Casaldáliga).¡Éste es mi Señor y mi Dios!

- Al final, Jesús lava los pies a Pedro y, en Pedro, a la humanidad entera. "El Pastor se hizo Cordero. Servidor se hizo mi Rey". El "Altísimo" está clavado en el suelo ante unos pies sucios y cansados para lavar, ungir, curar y aliviar... ¡Éste es mi Señor y mi Dios!

- Y entre las imágenes, la Palabra que es luz y vida. "Bereshit" es la primera Palabra de la Biblia, "en el principio..." "En el principio creó Dios los cielos y la tierra... y vio que todo era bueno". El libro de Rut, uno de mis preferidos, está en segundo lugar. Y, junto al lavatorio de los pies, el evangelio de Juan: "En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios..."

Jesús lo hace todo nuevo: un ser nuevo, una nueva creación. Que Él sea el motor de todos nuestros deseos y nuestras búsquedas.
Como fondo, un texto hebreo tomado del libro Shir ha-shirim, El Cantar más bello. No es el que sigue, pero con éste quiero terminar por hoy:

"En mi lecho, por la noche,
busqué al amor de mi alma,
lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí
la ciudad, calles y plazas;
busqué al amor de mi alma;
lo busqué y no lo encontré.
Me encontraron los guardias
que hacen la ronda por la ciudad:
¿Habéis visto al amor de mi alma?
Apenas los había pasado,
cuando encontré al amor de mi alma.
Lo agarraré y no lo soltaré..."

(Cant 3,1-4a)

lunes, 25 de abril de 2011

Jesús tenía razón

(De José Antonio Pagola)


¿Qué sentimos los seguidores de Jesús cuando nos atrevemos a creer de verdad que Dios ha resucitado a Jesús? ¿Qué vivimos mientras seguimos caminando tras sus pasos? ¿Cómo nos comunicamos con él cuando lo experimentamos lleno de vida?

Jesús resucitado, tenías razón. Es verdad cuanto nos has dicho de Dios. Ahora sabemos que es un Padre fiel, digno de toda confianza. Un Dios que nos ama más allá de la muerte. Le seguiremos llamando "Padre" con más fe que nunca, como tú nos enseñaste. Sabemos que no nos defraudará.
Jesús resucitado, tenías razón. Ahora sabemos que Dios es amigo de la vida. Ahora empezamos a entender mejor tu pasión por una vida más sana, justa y dichosa para todos. Ahora comprendemos por qué anteponías la salud de los enfermos a cualquier norma o tradición religiosa. Siguiendo tus pasos, viviremos curando la vida y aliviando el sufrimiento. Pondremos siempre la religión al servicio de las personas.
Jesús resucitado, tenías razón. Ahora sabemos que Dios hace justicia a las víctimas inocentes: hace triunfar la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, el amor sobre el odio. Seguiremos luchando contra el mal, la mentira y el odio. Buscaremos siempre el reino de ese Dios y su justicia. Sabemos que es lo primero que el Padre quiere de nosotros.
Jesús resucitado, tenías razón. Ahora sabemos que Dios se identifica con los crucificados, nunca con los verdugos. Empezamos a entender por qué estabas siempre con los dolientes y por qué defendías tanto a los pobres, los hambrientos y despreciados. Defenderemos a los más débiles y vulnerables, a los maltratados por la sociedad y olvidados por la religión. En adelante, escucharemos mejor tu llamada a ser compasivos como el Padre del cielo.
Jesús resucitado, tenías razón. Ahora empezamos a entender un poco tus palabras más duras y extrañas. Comenzamos a intuir que el que pierda su vida por ti y por tu Evangelio, la va a salvar. Ahora comprendemos por qué nos invitas a seguirte hasta el final cargando cada día con la cruz. Seguiremos sufriendo un poco por ti y por tu Evangelio, pero muy pronto compartiremos contigo el abrazo del Padre.
Jesús resucitado, tenías razón. Ahora estás vivo para siempre y te haces presente en medio de nosotros cuando nos reunimos dos o tres en tu nombre. Ahora sabemos que no estamos solos, que tú nos acompañas mientras caminamos hacia el Padre. Escucharemos tu voz cuando leamos tu evangelio. Nos alimentaremos de ti cuando celebremos tu Cena. Estarás con nosotros hasta el final de los tiempos.



(Tomado de: http://www.21rs.es/news/view/7571)

domingo, 23 de enero de 2011

Jesús, nuestra luz, nuestra alegría

Lectio divina de Mt 4,12-23
III Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo A)


Oración inicial:

Amado Dios,
Tú que eres Luz sin tiniebla alguna,
ilumina los ojos de nuestro corazón
para que podamos contemplar, conocer,
amar y seguir a Jesús
cada día más intensamente.

Leemos el evangelio: Mt 4,12-23

12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; 14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:

15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz;
a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado."


18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres." 20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. 22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.


23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. 25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.



CUANDO LEAS

Comenzamos, en este tercer domingo del tiempo ordinario, a hacer la lectura continua del evangelio de Mateo, que es el correspondiente al ciclo A.
Los dos primeros capítulos de Mateo (evangelio de la infancia) ya los hemos leído en Navidad, y el primer episodio del Bautismo lo hemos meditado hace dos domingos. Así es que seguimos hoy con el comienzo de la vida pública de Jesús como "misionero itinerante del Padre".

En el pasaje de hoy podemos descubrir tres partes:
1. El anuncio del Reino y la llamada a la conversión.
2. La llamada de los primeros discípulos al seguimiento.
3. Un resumen o sumario de la actividad de Jesús en Galilea.

1. Con motivo del encarcelamiento de Juan (prototipo del destino martirial de todo profeta y anticipo del destino de Jesús), Jesús se retira a Galilea, se establece en Cafarnaúm y allí comienza a anunciar: "Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos".
El Reino de Dios viene con Jesús y necesita un cambio del corazón, una transformación interior para poder acogerlo, porque a menudo supone una subversión total de nuestros "valores" y criterios mundanos. Jesús mismo es el Reino.

Lo que más me llama la atención de esta primera parte del evangelio es la presentación de Jesús como Luz que ilumina las tinieblas del mundo. Y si leemos el texto más amplio de Isaías, citado por Mateo para decir que todo eso se cumple en Jesús, Jesús es también nuestra alegría y la liberación de todas nuestras opresiones (Is 8,23b-93: "... Aumentaste la alegría, acreciste el gozo. Se alegran en tu presencia como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín; porque la vara del opresor, el yugo de carga, el bastónd e su hombro, has roto...").
"Donde está Jesús hay una concentración de gente contenta por km2", decía una conocida biblista en una conferencia sobre "la felicidad en la biblia".
Así es Jesús: luz, alegría y liberación.

2. El relato de vocación de los primeros cuatro discípulos subraya la inmediatez y radicalidad de la llamada. No hay ningún otro valor por encima del tesoro escondido o la perla preciosa que los discípulos han encontrado al encontrarse con Jesús: ni profesión, ni familia, ni casa, ni seguridades. Todo lo dejan para ir detrás de Jesús como misioneros itinerantes, también ellos, sin lugar fijo de residencia y con una nueva familia: la comunidad de discípulos y discípulas que viven con Jesús.

3. La descripción de la actividad de Jesús, que recorría Galilea enseñando, predicando y curando. Mateo subraya, más que otros evangelistas, la tarea sanadora de Jesús.

CUANDO MEDITES

Fíjate en los "nombres" de Jesús que aparecen en este evangelio:
- Jesús es Luz. ¿Cómo lo es para mí? ¿Cómo torno yo en luz los aspectos oscuros de la vida?
- Jesús es Alegría. Alguien ha dicho que el setenta y cinco por ciento de las conversaciones cotidianas son negativas: nos quejamos del tiempo, del tráfico, del cansancio, de los otros... Incluso nos quejamos de aquellos a quienes amamos y les hacemos la vida fastidiosa y pesada. ¿Podemos hacer un pequeño (o gran) esfuerzo para pasar de la queja y el lamento al agradecimiento y la alegría?
- Jesús es Maestro: ¿De quién aprendo? ¿A quién sigo? ¿Qué valores son esenciales para mi vida? ¿Son los de Jesús?
- Jesús es Sanador: ¿Acudo a Él para que sane mis heridas?

CUANDO ORES

Gracias, Jesús.
Tú me has dado una vida hermosa.
La iluminas con tu Presencia y con muchas presencias de hermanos y hermanas
que me ayudan a vivir.
La guías con tus Palabras y tu ejemplo.
La alegras con tus dones y con tanto bien que encuentro a mi alrededor.
La sanas con la presencia consoladora de tu Espíritu.

Transforma mi vida para que desprenda luz, sanación y alegría para los demás.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Descensos y caídas

En ocasiones, las "cosas de la vida" confluyen en un mismo punto para hacerte caer en la cuenta de algo que te es necesario en ese momento. Considero que esta afluencia no es casualidad ni fruto de una "conjunción planetaria", sino Providencia.
Ayer, en uno de los grupos bíblicos, saltó a la palestra el tema de la autoconciencia de Jesús y de su conocimiento. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con personas que debatieran y discutieran sobre si el Jesús terreno conocía todas las cosas o no. Y, puesto que es Dios, debía conocerlas. Hay cierta teología que afirma que, en virtud de la "visión beatífica", Jesús conocía todos los misterios y toda la ciencia. Todo. Pero es evidente que no es así. Jesús mismo confesó su ignorancia respecto a cuestiones que ni el Hijo ni los ángeles conocen, sino sólo el Padre.
El conocimiento de Jesús se vio condicionado por su encarnación y limitado a un espacio (Palestina), un tiempo (siglo I), una cultura (mediterránea), una raza (judía), una religión (judaísmo), un género (varón)... La encarnación es verdadera encarnación. No fue una representación teatral. Jesús fue verdaderamente humano. "Se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos y viviendo como un hombre cualquiera...".
Dios, en la encarnación, desciende, desciende, deciende... En el escándalo que esto supone para algunas personas religiosas que siguen insistiendo: "pero lo sabía todo y lo podía todo, porque era Dios", he entendido mejor el escándalo de los contemporáneos de Jesús, el escándalo de fariseos, escribas... y de los mismos discípulos. El escándalo de Pedro, que corrige a Jesús, se lo lleva aparte y le reprende: "Eso no puede sucederte a ti". El Mesías-Rey no puede morir crucificado. Dios no puede ser ignorante y débil. ¡Pero es que Él quiso hacerse pobre para enriquecernos con esa pobreza! ¡Dios mismo quiso descender!

Precisamente ayer (primera confluencia) me llegó un escrito de Dolores Aleixandre, publicado en ALANDAR, sobre el descenso de Jesús. Precisamente el sábado (segunda confluencia) mi cuñada Ana me regaló un libro que yo deseaba desde hace tiempo: Aprendiendo a caer. Elogio de la vida imperfecta, que tiene mucho que ver con esto. Y precisamente hoy (tercera confluencia) es la fiesta de San Juan de la Cruz, que habla como nadie de bajadas y descensos vertiginosos hacia el despojamiento del yo.
A esto hay que añadir que este año toco con mis manos el doloroso descenso y rápido deterioro psicofísico de una persona muy amada. Y lo hago desde mis propios descensos y limitaciones (cuarta, quinta, sexta... confluencias).
¿Conjunción planetaria? Providencia que, en su sabiduría, se las arregla para enseñarme el arte de vivir descendiendo.
__________________________________

Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada;
para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada;
para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada;
para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada;
para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas;
para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes;
para venir a poseer lo que no posees,
has de ir por donde no posees;
para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo;
para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener;
has de tenerlo sin nada querer.


En esta desnudez halla el espíritu su descanso, porque, no codiciando nada, nada le fatiga y nada le oprime, porque está en el centro de su humildad.

(San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo)

sábado, 9 de octubre de 2010

Mis claves de seguimiento de Jesús

Hoy tendremos, en Madrid, un retiro, como Familia Paulina, en preparación a la fiesta del Divino Maestro, que celebramos siempre el último domingo de octubre y es la fiesta titular de nuestra congregación, como nuestro nombre indica: Pías Discípulas del Divino Maestro.
Este año hemos invitado a Pedro Barrado a animar el retiro. Pedro es teólogo y especialista en Sagrada Escritura, y dedica gran parte de su tiempo a la divulgación de la Biblia en el ámbito parroquial. Es el director de la Escuela Juan XXIII, de Hermanandades del trabajo de Madrid, y secretario de la Asociación Bíblica Española. Ha publicado La oración del barrio (1997), Preguntas clave sobre la Biblia (2001) y Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios (2008).
Lo que le he pedido a Pedro es que, en las charlas, nos comunique sus claves de seguimiento de Jesús desde una perspectiva totalmente personal. Que nos hable de su experiencia, de Jesús como Maestro de su vida. De lo que a Él le parece esencial para ser un buen discípulo. De cómo lo vive él. No quiero que nos hable de Jesús como Maestro en Marcos, Juan o Pablo. Sino de Jesús como Maestro en el evangelio de Pedro Barrado, aunque en la exposión, claro está, acuda a Marcos, Juan o Pablo.
Y ya que le he pedido a él este ejercicio, me he propuesto hacer lo mismo.
Así, de repente, esta mañana, en la meditación, pensaba mis claves de seguimiento en gerundio: escuchando, contemplando, amando, com-padeciendo, co-laborando, creyendo y esperando.

Aún quiero rumiar y ahondar esto durante el día.

¿Cuáles son tus claves de seguimiento?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Contemplativas en el mundo

-"¿Cómo podéis ser contemplativas "en el mundo"? Tiene que ser muy difícil ponerse a rezar tanto tiempo sin que te asalten las preocupaciones del día, las imágenes, los recuerdos, la memoria de conversaciones, de sucesos..."

Nos lo decía hace unos días precisamente un monje cuya vida está totalmente dedicada a la contemplación mediante una peculiar organización del día en torno a las horas de oración.
Para este hombre joven, como para el resto de los monjes de su orden, el día termina a las 7:30 de la tarde. Se levanta a las 11.30 de la noche y ora hasta las 3, momento en que vuelve a acostarse para después levantarse a las 6 y continuar la oración hasta las 8. El resto del día, hasta el tiempo de descansar, estudia, ora y trabaja. Todos sus días transcurren entre los muros de piedra de su "celda", sumido en un gran silencio, movido por un único deseo: el deseo de Dios.
"¿Cómo podéis ser contemplativas en el mundo?" No es una tarea fácil. Yo, de hecho, no lo soy, aunque pertenezco a una Congregación que, siendo activa, propone en su Regla de vida cuatro horas diarias de oración.
-"¡Será que no rezas lo que debes! Las religiosas de hoy en día sois tan... `callejeras'"
Es cierto, confieso que no siempre rezo lo que debo y, seguramente, tampoco rezo bien el tiempo que rezo. Aprender a orar es tan difícil como aprender a amar o a vivir. Por muchos libros que se lean sobre "teoría y práctica de la oración", la experiencia es otra cosa y creo que nunca podré tener la certeza de estar orando realmente, y mucho menos de "hacerlo bien".
Lo cierto es que sólo puedo poner de mi parte el hecho de acudir a la oración y estar, en silencio, ante Dios que, como sabemos, está en todas partes (aunque ya decía Madeleine Delbrêl: "Señor, si tú estás en todas partes, ¿cómo es que yo estoy a veces en otro lugar?").
Sólo podemos buscar un pequeño rincón y dedicar algo de nuestro tiempo a darnos cuenta de su Presencia, a agradecer, a escuchar, a suplicar, a amar... Y creer que Dios se hace presente en ese momento y en ese lugar con la voluntad de entrar en contacto con nosotros y decirnos su amor.
Aunque yo no lo soy, y muchos "profesionales de la religión" no lo sean, sé que se puede ser contemplativo en medio del mundo. Y lo creo porque Jesús no se retiró a ningún claustro a vivir; vivía entre la gente que lo apremiaba hasta el punto de no tener tiempo ni para comer, lo que no impidió que fuera el mayor y el mejor contemplativo de la historia.

sábado, 15 de mayo de 2010

Jesús, cercano y distante

Sábado, 15 de mayo. 20:00 h.
Estoy sentada en un rincón cualquiera de la casa, solitario y silencioso.
Mañana celebramos la fiesta de la Ascensión y alguien me ha preguntado qué significa esta fiesta. Hay muchos libros que lo explican, muchos comentarios bíblicos, muchas homilías en la red...

Para mí significa que el Señor Resucitado "ha subido" al Padre. Ya no está con nosotros. Está ausente y lejos de nuestras coordenadas espacio-temporales. Está lejos del hambre, la sed, la enfermedad, el cansancio o el sueño. Está lejos de las tristezas y angustias, y ya no está al alcance de nuestras traiciones. Está lejos. Ha recorrido la distancia que separa la luz de la oscuridad, lo santo de lo que no lo es. "Ha subido" al Padre, porque Dios es Altísimo, habita en el cielo, que no es un lugar, sino la más alta plenitud de la existencia, colmada de Luz, de Gracia y de Vida. Este "cielo" no es un espacio, es un estado habitado por la Presencia del Padre, que es todo Amor y Luz sin tiniebla alguna. Y Jesús "ha subido" a ese seno del Padre al que siempre ha estado vuelto.
La Ascensión significa, además, que Jesús puede ahora estar más cerca de nosotros que nosotros mismos, porque nos penetra, nos habita y está dentro de nosotros por su Espíritu.
El jesuita Quique Sanz habla de "la cercanía del Dios distante" al hablar de la imagen de Dios presente en el libro del Éxodo. Es una expresión hermosa y llena de sentido. Vale también para Jesús y para esta fiesta de la Ascensión. El Señor Resucitado ha ascendido al Padre, pero se ha quedado, por su Espíritu, tirando de nosotros hacia Él.


Espíritu Santo,
sacude nuestra pereza para que dejemos de mirar al cielo
y nos pongamos, manos a la obra,
a trabajar por tu Reino, aquí, en la tierra.

Danos creatividad y valentía para llevar el Evangelio
a los rincones donde aún no ha sido proclamado o acogido.
Danos fe para confiar en que el Señor Resucitado
está con nosotros y trabaja con nosotros.
Danos esperanza para vivir en el mundo
ansiando nuestra meta definitiva:
el abrazo del Padre, en el cielo.
Danos amor para vencer el desánimo, la tribulación
y la tentación de abandonar la misión
que has encomendado a todo tu pueblo.
Danos la capacidad de soportar la duda,
y el don de abandonarnos al Padre en todo momento,
pero más aun cuando las dificultades y sufrimientos que nos afligen
logran tambalear la fe en el triunfo definitivo de la Vida.

Espíritu Santo,
“súbenos” a la visión de Dios sobre el mundo,
a la vida de Dios, a la alegría de Dios,
a la humildad de Dios, a la compasión de Dios,
para que bajemos, desde allí, a recrear el mundo
con Dios y desde Dios.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Congreso "just for men"

En abril, algunas hermanas y yo participamos en un congreso sobre el sacerdocio, organizado por la Universidad Pontificia Comillas.
En este año sacerdotal este congreso se presentaba como una de las actividades más significativas y específicas que se han organizado en España y, viniendo de Comillas, pensé que podría aportar algo interesante y sugerente a la reflexión actual sobre el sacerdocio ministerial.
En general (salvo alguna excepción), las ponencias me decepcionaron e incluso reconozco que algunas me irritaron. Mi impresión general es que fue un congreso de hombres, organizado por hombres y sólo para hombres. Curioso, si tenemos en cuenta que el ochenta por ciento de las asambleas cristianas está constituido por mujeres... El rostro de la Iglesia es masculino mientras que su cuerpo, sus brazos, sus pies y sus entrañas son femeninos...
Así pues, un congreso just for men, y hombres mirados desde un prisma "ontológico" y extrañamente desencarnado. ¿Se podía esperar algo diferente de un título como el que sigue: "El ser sacerdotal: fundamentos y dimensiones constitutivas"?
En este congreso faltó la voz de los laicos y faltó la voz de la mujer. También faltó hablar más, en todas y cada una de las conferencias, de Jesús, el único sacerdote y el único fundamento del sacerdocio (Albert Vanhoye habló muy bien en la conferencia inaugural, pero ahí quedó). Faltó hablar del estilo "sacerdotal" de Jesús, tan diferente del de la mayoría de los sacerdotes que conocemos. Faltó cuestionarse e interpelarse desde la experiencia pastoral, porque se habló muy poco de la misión pastoral, la única, a mi modo de ver, esencial para un sacerdote. Faltó abordar cuestiones candentes respecto al tema, no exentas de polémica. Faltaron ingredientes que hubieran hecho de ese congreso un espacio de reflexión más vivo, plural y relevante.

Todo fue correcto. Todo fue contenido y seguro.
El ser sacerdotal, tal y como lo conocemos, salió fortalecido y reafirmado.
Pero la vida sigue otros derroteros. La historia se empeña en poner ante nuestros ojos que el modelo sacerdotal actual no sirve, no es significativo y no realiza bien su función de mediación en una sociedad como la nuestra. Y la Iglesia y el mundo siguen necesitando sacerdotes más parecidos al único sacerdote misericordioso y digno de fe, Jesús.

martes, 11 de mayo de 2010

Para esbozar un sonrisa

Hoy quiero colgar el video de unas niñas que vienen a mis grupos de guitarra de los viernes y que el otro día me dejaron impresionada, fascinada, pasmada por su modo de cantar "Jesús amigo". ¡Qué energía, qué fuerza, qué potencia de voz... y qué modositas en su silla, como inmovilizadas por una camisa de fuerza! Quizá por eso su chorro de energía habitual les inundó la garganta.

No habíamos ensayado.
Los cambios de acordes de ese canto aún les resultan demasiado rápidos y no quisieron tocar. Sólo Ana, la madre de Marta, tocó conmigo.
Este video siempre me hace sonreír, y pensar lo que se podría hacer con esas voces si estuvieran educadas...

domingo, 24 de enero de 2010

"Jesús", de Klaus Berger

Me pregunta mi amigo Vicente Vindel si conozco el nuevo libro que ha salido sobre Jesús, de un tal Klaus Berger, y le digo que lo he visto anunciado en Vida Nueva, pero no lo he tenido en mis manos. Así es que desconozco tanto su enfoque como su contenido.
A él se lo regalaron esta Navidad y ha comenzado a leerlo, al parecer, con muchas ganas. Había leído, al respecto, la recensión que hizo Dolores Aleixandre en la citada revista (Vida Nueva), en la primera semana del mes de diciembre y claro, sucumbió al encanto de las palabras y al suave poder de persuasión de Dolores.
El artículo de Dolores lleva por título "Acercarse a Jesús desde el corazón", y subtitula: "Un nuevo libro devuelve a la Biblia su propia voz sobre el Hijo de Dios".
Como quizá reproducir aquí las cuatro páginas que Dolores escribe sobre el libro de Klaus Berger vulneraría derechos de autor, os escribo sólo las primeras líneas y os reenvío al archivo en pdf que viene en la web de la editorial Sal Terrae. Reconozco, como dice ella, que ni terminé de leerme el libro sobre Jesús de Benedicto XVI ni tampoco el de Pagola, más por falta de tiempo que de ganas. Pero quiero hacerme eco del libro de Klaus, puesto que promete un acercamiento más místico y cordial que "teológico-profesional".
Os dejo con Dolores.

"Al ver a pie de pantalla las dimensiones del libro de Klaus Berger, mi primera reacción fue pensar: los de la editorial Sal Terrae se han vuelto locos. Con la que está cayendo en la edición de libros religiosos, ¿cómo emprenden la aventura de publicar otro libro que lleve por título Jesús, cuando en la memoria de todos están el de Benedicto XVI y el de J. A. Pagola, quizá sin acabar de leer para algunos?
Y encima éste bastante más voluminoso que los otros dos, y de un autor alemán casi desconocido aquí, con sólo otro libro suyo traducido al castellano, también en Sal Terrae: ¿Qué es espiritualidad bíblica? Fuentes de la mística cristiana (2001).
Ahora que ya he acabado su lectura, mucho antes de lo que pensaba porque lo he leído “sin aliento”, creo que ya sé por qué se han decidido a publicarlo y, si yo fuera la directora de la editorial, también correría el riesgo de hacerlo: es un gran servicio poner a nuestro alcance este libro “bipolar”, que resulta a la vez atrayente e incómodo, apasionado y crítico, combativo e iluminador y cuyo autor aparece, a veces, como un profesor de exégesis atraído por la mística y, otras, como un místico que domina exégesis. “Contemplata tradere, transmitir lo meditado, constituye mi existencia como biblista”, reconoce el autor, y por eso hace constantes referencias a la experiencia religiosa en el judaísmo veterotestamentario y a la tradición monástica de la Iglesia antigua y el Medievo, que tienen en común la orientación mística en el sentido más amplio del término.
Se dirige a gente de hoy para decirles qué es lo que tienen de Jesús y dar una respuesta a quienes se preguntan si posee Él todavía hoy alguna importancia para ellos. Evita toda jerga teológica, habla de forma sencilla, clara y sin rodeos, recurre a formulaciones ágiles y sorprendentes, intentando que el texto esté al alcance de cristianos y no cristianos, especialistas y legos, personas creyentes y no tan creyentes. Contribuye a ello el excelente trabajo del traductor, que ha conseguido una gran fluidez de lenguaje y acierta en el empleo de los giros y de expresiones coloquiales..."
... puedes continuar la lectura en http://www.salterrae.es/08_11_AFONDO.pdf

sábado, 25 de octubre de 2008

"Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor..."

Solemnidad de Jesucristo, Divino Maestro

Mañana celebramos nuestra fiesta, la del Divino Maestro. No podía ser otra. Toda la Familia Paulina en el mundo lo hace, aunque es la fiesta titular de nuestra congregación y de los hermanos pertenecientes al instituto Jesús Sacerdote. ¡Feliz día a todos!Las lecturas, para el ciclo A, son Is 50,4-7, 2 Pe 1,16-19 y Jn 13,1-17.

Hoy he estado orando con este evangelio del lavatorio de los pies.
Con él inaugura Juan su "libro de la hora", la hora de su glorificación de Jesús en la cruz y en la luz, la hora de ser elevado en el madero y en la resurrección, la de volver junto a su Padre.
El marco espacio-temporal en el que suceden los acontecimientos es "antes de la fiesta de la Pascua", "durante la cena". Como sabemos, Juan no nos narra la última cena, como los otros tres evangelistas. En su lugar, nos cuenta el lavatorio de los pies.
Esta cena es una cena de despedida, en donde Jesús les deja a sus discípulos su "testamento", el legado de su deseo: que crean en Él, que tengan confianza, que se amen como Él los ha amado, que permanezcan unidos a Él, con el Padre y entre ellos, que tengan paz y alegría, que no tengan miedo, que aguarden al otro Paráclito que vendrá en ayuda de su debilidad y les recordará todo cuanto Él ha hecho y dicho, y les guiará a la verdad completa... Cinco capítulos de discurso de Jesús, con tan sólo un gesto, el del lavatorio de los pies, símbolo de lo que ha sido su vida, de lo que ha querido enseñarles durante el tiempo que ha estado con ellos: que no hay otra cosa más importante que el AMOR, expresado en el servicio humilde.
El clima de esa cena es de intimidad, de confidencias, de amor, de tristeza, de esperanza y... de odio o, al menos, ingratitud y traición. La ingratitud de Judas, decidido ya a entregar a su amigo y maestro.
En la escena se nombra a Judas y a Pedro, dos discípulos que, cada cual a su modo, negaron a Jesús. Pero en uno pudo la fuerza del amor y de la esperanza y en el otro venció la desconfianza en que Jesús podía amarlo por encima de su traición. No conocía a su Maestro.
Tampoco los otros discípulos parecen entender a Jesús, después de tanto tiempo de compartir con Él techo, comida y camino. Todavía esperan que sea un Mesías poderoso... ¿Qué hace Jesús, de rodillas, como un esclavo, lavándoles los pies? "¡No me lavarás los pies jamás!"

Tenemos un Maestro que se hace el último de todos y el servidor de todos. Un Maestro que nos precede con el ejemplo, que dice y hace, y cuyo único mandamiento es el Amor.


Oración para disponer el corazón


Maestro mío y Señor mío,
mi Dios y mi todo,
contemplo tu vida hermosa, plena de sentido,
y deseo vivir como tú:
tu Amor al Padre, vuestra intimidad y comunión,
y tu obediencia a Él;
tu Amor a la humanidad, tus curaciones, tus enseñanzas,
tu modo de relacionarte,
tu entrega hasta el extremo.

Deseo vivamente participar en esa dinámica de Amor,
en tu proyecto y tu sueño, que es el del Padre,
en tu gracia, en tu vida, en tu muerte
y en tu resurrección.

Vive en mí, Maestro y Señor,
Pastor bueno y Puerta del Reino,
Luz del mundo, Verdad y Camino,
Resurrección y Vida,
Pan y agua para nuestra hambre y nuestra sed.
Vive en mí y transfórmame
en pastor,
en puerta,
en luz,
en camino
y en pan
para todo el que te busca.

Lee atentamente Juan 13,1-17

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una jofaina y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice:
«Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?».
Jesús le respondió:
«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde».
Le dice Pedro:
«No me lavarás los pies jamás».
Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Le dice Simón Pedro:
«Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza».
Jesús le dice:
«El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos».
Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo:
«No estáis limpios todos».
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. Puesto que sabéis estas cosas, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica».

CUANDO MEDITES

- ¿Qué te dice un Dios que se hace "uno de tantos", más aún, siervo de todos, y que llega a entregarse en una muerte de cruz?
- ¿Qué te dice la contemplación de Jesús, arrodillado ante los discípulos, lavándoles los pies?
- ¿Experimentas que el Señor te va modelando para saber estar donde Él está: en los puestos de abajo, como el que sirve, y no como el que gobierna y obstenta el poder y la autoridad?
- Traduce, en acciones concretas, para ti, hoy, el mandato de Jesús de "lavarnos los pies unos a otros".

CUANDO ORES

Servidor del Padre y de la humanidad,
bendigo tus palabras llenas de gracia
que todo lo hacen nuevo
al derramarse en nuestra tierra.

Bendigo tus palabras, semillas de sabiduría,
semillas de amor, perdón y reconciliación,
semillas de esperanza y de dicha...

Bendigo tus palabras
que nos enseñan a estar en medio de los otros,
como humildes servidores,
rechazando todo afán de dominio, de poder
y de supremacía.
Bendigo tus palabras: "Yo estoy en medio de vosotros
como el que sirve".

Bendigo tus gestos de profeta y de Maestro.
Bendigo tus manos lavando los pies de todos,
partiendo el pan para todos,
tocando a los "intocables",
y sanándoles de sus enfermedades y dolencias.

Te bendigo, Maestro y Señor mío,
ceñido el delantal
y arrodillado ante mí para lavarme.
Condúceme a la dicha
de encarnar lo que aprendo de ti
todos los días.

sábado, 19 de enero de 2008

El Jesús de Pagola

Hace semanas adquirí, con entusiamo y sumo interés, el libro de José Antonio Pagola sobre Jesús. Me gusta Pagola. Leo con frecuencia sus breves, lúcidos y "aterrizados" comentarios al evangelio dominical en la web de la parroquia San Vicente Mártir de Abando (http://svicentemartir-abando.org). Y realmente no me parece que sea un hereje arriano ni que pretenda negar la divinidad de Jesús, el Señor de su vida.
Por eso me ha sorprendido la noticia de que el obispo de Tarazona, D. Demetrio Fernández, ha escrito a sus fieles una carta pastoral en Navidad alertándoles del grave riesgo que, para la integridad de su fe, supone el libro de José Antonio. Así se expresa el obispo:


"(...) Si de un libro bueno se tratara, la difusión me alegraría, porque se trata de dar a conocer a Jesús. Pero leyendo detenidamente su contenido, me produce profunda preocupación que este libro se difunda tanto, y precisamente en torno a la Navidad. El “Jesús” de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia.

Este libro, que se lee con gusto por el buen estilo literario de su autor, sembrará confusión, también en mi diócesis, pequeña y humilde, que vive influenciada como todas por los fenómenos de masas, tantas veces provocados con gran aparato mediático.
Muchos de sus lectores no tendrán elementos de juicio, y confían que sus pastores les alerten de los peligros que pueden acechar su fe en Jesucristo, el Jesús que anuncia la Iglesia y que es el único salvador de todos los hombres. Movido por esta inquietud pastoral, escribo estas notas que no pretenden ser exhaustivas y animo a otros, pastores y teólogos, a que examinen con atención este libro que tanta difusión está teniendo, y que tanto daño puede hacer a nuestros fieles, sobre todo a los más sencillos.

(...)
Nos encontramos ante una presentación de Jesús, que hará daño, sobre todo a quienes no tienen elementos de juicio para leerla críticamente. Es función de los pastores llamar la atención sobre esta presentación de Jesús, que no se atiene a la fe de la Iglesia. Que la luz del Verbo encarnado disipe todo tipo de tinieblas, sobre todo las que pueden cernirse sobre la figura de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre."

Algún medio de comunicación le ha dado publicidad al asunto.
El mismo Pagola ha sentido la necesidad de emitir un comunicado sobre los escritos contra su libro (comunicado que podéis encontrar en la web citada arriba). Y yo siento la necesidad de leer el libro para poder hacerme un juicio sobre él y poder decir una palabra documentada a quien me pregunte. Al fin y al cabo, el mismo D. Demetrio nos anima a ello.
Lo mismo os invito a hacer a todos los que os acercáis a este blog, así como a dejar vuestro comentario sobre las impresiones que os merezca la aproximación a Jesús de esta obra. ¿De veras el Jesús de Pagola no es el Jesús de la Iglesia?

domingo, 28 de octubre de 2007

Somos Tierra Sagrada en la que habita Dios

Contemplación en Tierra Santa

Son las 16:40 y tengo un ratito antes de acudir al último ensayo de los cantos que precederá a la Eucaristía de Jesús Maestro.
Toda la Familia Paulina de Madrid y numerosos amigos participan en esta celebración. Jesús es el Señor, la razón de nuestra vida y queremos celebrarlo en esta fiesta anual.

Esta mañana, en mi parroquia de Toledo, un catequista les decía a los numerosos chavales de su grupo de confirmación que "no hay que avergonzarse de ser cristiano". Y yo no he podido reprimir el ímpetu de acercarme y decirles que "no sólo no hay que avergonzarse, sino que hay que estar agradecidos y dichosos por serlo, porque la vida cristiana es una vida hermosa, plena, desbordante de sentido, como lo es la de Jesús, 'el más bello de los hombres".
Y eso es precisamente lo que los hermanos y hermanas que van llegando a nuestra casa esta tarde quieren testimoniar con su presencia: la dicha de amar, seguir y servir a tan Buen Amigo...


Mientras tanto, se me ocurre leer, en el ordenador, una meditación-oración que escribí hace días, a las dos de la madrugada (la noche siempre es tiempo de inspiración para mí...). Estaba pensando en Tierra Santa y en un encuentro que tendría al día siguiente con un grupo en la parroquia San Bonifacio de Madrid. Y se me ocurrió lo que sigue.
Lo pongo aquí por si a alguien le sirve para algún encuentro en torno a ese tema.
Mis amigos de San Bonifacio y de la Santísima Trinidad de Madrid se van esta semana de peregrinación a la tierra de Jesús. Yo fui el año pasado, más o menos en estas fechas.
Mientras se contemplan algunas de las fotos colgadas en discipulasdm.org, se puede leer este texto con actitud orante, y deseando, con todo el corazón, que Dios nos transforme en Tierra Sagrada en donde Él habita.





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Una Tierra para una historia de Amor

Hoy quiero poner los ojos
en la tierra
que un día , Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob,
Dios de Judá y de José,
Dios de Moisés, de Aarón y de María,
Dios de Débora, de Gedeón, Jefté, Sansón y Samuel,
Dios de David,
Dios de los profetas y los sabios,
Dios de José y de María,
Dios y Abbá de tu Mesías Jesús,
Padre de todos nosotros,

miraste con predilección
para hacer de ella tu morada.

“El Señor ha elegido a Sión,
ha deseado morar en ella.
Aquí está mi reposo para siempre,
aquí viviré, porque lo he querido”
(Sal 132,13-14)

Hoy quiero contemplar este misterio de tus preferencias:
el pueblo que Tú escogiste como heredad (1),
no por ser el más sabio, numeroso, rico e inteligente,
sino por puro amor, porque así te pareció bien (Dt 7,7; cf. Lc 2,14; Mt 3,17; 11,26).

Hoy quiero poner los ojos en ese rincón del mundo
en el que hiciste una historia de salvación
con tu pueblo amado

para mostrar a todos los demás pueblos, en él,
cómo ERES y cómo ACTÚAS, Dios, rico en misericordia (2).

Hoy recorreré la misma senda de Abrahán, de Sara y de Lot (cf. Gn 12, 1-5)
en busca de un presente y un futuro mejores,
llevada en volandas por la voz del Invisible,
que me invita a salir de mi tierra y de mis caminos trillados
para adentrarme, con los ojos de la fe (3), en la promesa sorprendente de Dios.

Llevada de la mano, iré a la tierra que mana leche y miel (4),
tierra de dulzura y bienaventuranza.
y levantaré santuarios en cada lugar
que se halle sin noticias de Dios (Gn 12,6-9)

Con Jacob, bajaré a Egipto (también hay “egiptos” en mi vida…).
Miraré de frente lo que me esclaviza y clamaré a Ti,
cuyo Nombre es una promesa: “Yo soy el que soy”, (Ex 3,14)
Yo soy el que está contigo siempre para librarte”.

Y, desde el fondo de mi esclavitud, clamaré que tires de mí a un lugar espacioso,
que en el aprieto me des anchura (Sal 4)
que me lleves con alas como de águila,
que me rodees cuidando de mí,
que me guardes como un pastor a su rebaño (5).

Con Moisés, recorreré un inmenso desierto,
con hambre
del alimento que perdura hasta la vida eterna, (Jn 6, 27)
y con sed del agua viva que sólo Tú puedes dar (Jn 4,15)
y que es tu Espíritu (Jn 7,37-39)

Con Moisés, atisbaré la tierra de la promesa (Dt 34,1-4).
Con Josué, entraré atravesando el Jordán sin miedo (Jos 3,14-4,18).
Y allí haré memoria agradecida de una historia
poblada de héroes y heroínas que supieron amarte con todo el corazón;
historia de profetas convertidos en Voz y Fuego de Dios (1 Re 17-18),
reyes justos conforme a tu corazón (1 Sm 16; 2 Sm 6),
mujeres sagaces, en cuya debilidad triunfó tu fuerza (6),
sabios que descubrieron tu Rostro Amigo de la Vida… (Sab 11,26)

Me adentraré después, no sin riesgo, en la Galilea de los gentiles (Is 8,23b-9,1ss),
“gentuza” para los “verdaderos hijos de Abrahán” (cf. Jn 8,39-41).
Y descubriré que, sobre ese pueblo que yace en tinieblas,
has hecho brillar una gran Luz:
Una doncella está encinta y dará a luz un hijo, (Is 7,14)
que será Dios con nosotros,
Luz para alumbrar a las naciones (Lc 2,32)
y Sol de Justicia que nace de lo alto (Lc 1,78).

Miraré a la humilde María y a José, pobre de Yahveh,
en camino hacia la aldea más pequeña de Judá (cf. Mi 5,1):
a la patria de Noemí, Booz, Obed, Jesé y David.
Y contemplaré allí el nacimiento del Gran Rey, despojado, anonadado,
hecho uno de tanto, Siervo nuestro por Amor (Filp 2, 6-11).

Recorreré sus pisadas por los caminos de Galilea,y contemplaré cómo pasó haciendo el bien (Hch 10,38)
dando la Buena Noticia a los pobres (Lc 4,18-19),
a los ciegos, la vista,
y a los oprimidos, la libertad,
como Único Maestro y dador de Vida abundante (Jn 10,10; Mt 23,8).

Me contagiaré de sus preferencias,de su mirada compasiva,
de sus palabras y de sus gestos de misericordia,
y aprenderé con Él el camino del amor.

Le seguiré de cerca a rincones apartadosen donde aprendía de Ti, Padre Bueno, tus sentires y tus proyectos,
el sencillo y deseable arte de ser feliz construyendo el Reino desde el Amor.


Y finalmente, subiré a Jerusalén, a la Sión amada (Lc 9,51),
corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de su Dios” (Is 62,3)

Allí expulsaré a los vendedores de tu Templo (Mc 11,15-19),
y haré de su casa una casa de oración y de encuentro en la que quepan todos.
Oraré con tu Hijo Jesús, mi Señor, en el pavor de su entrega, (Mc 14,32-42)
le seguiré de cerca hasta el Calvario (Lc 23,49)
y, en la mañana de Pascua,
correré con mis perfumes en las manos para robarle a la muerte,
por breves instantes, la posesión del Viviente (Lc 24,1-8).

Después de esto, al tercer día, en la Jerusalén morada de su Gloria,
me veré sorprendida por la noticia
de que no está entre los muertos el que Vive.
Su Espíritu nos habita
y ahora somos nosotros
la tierra sagrada
donde Él quiere morar.

La Jerusalén del cielo somos nosotros,
los que llevamos en nuestro cuerpo las marcas de Jesús, (Gál 6, 17)
y estamos habitados por el Amor de la Trinidad (Jn 14,23).

Volvamos de esta contemplación de Tierra Santa
convertidos en tierra sagrada,

de la que el Señor se prenda y toma posesión hoy,
en la que el Señor se forma y nace hoy,
para ser de nuevo, en nuestra carne,
Dios-con-nosotros para toda la Humanidad.

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(1) Sal 32,12: “Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se escogió por heredad”.
Sal 46,5: “Él nos escogió por heredad suya, gloria de Jacob, su amado”.
Dt 33,29: “¡Dichoso tú, Israel! ¿Quién como tú, pueblo salvado por el Señor? Él es tu escudo protector, tu espada victoriosa”.[2] Éx 34,6; Ef 1,4[3] Hebreos 11,8: "Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba".[4] Ez 20,15: “… tierra que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras”; Éx 3,8; Dt 8,7-20. “Cuando me miras, yo me siento hermosa” (Gabriela Mistral) ; “Yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura” (Cántico Espiritual, San Juan de la Cruz”)[5] Dt 32,10-12; Is 40,11: “Como un pastor que apaciente el rebaño, su brazo los reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres”; 49,10: “no pasarán hambre ni sed, no les dará el bochorno ni el sol, porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua”.[6] Sara, Rebeca, Raquel, Débora, Yael, Ana, Ester, Judit, Rut…

martes, 2 de octubre de 2007

Él me lleva

Domingo, 12 de la mañana.

Me encuentro barriendo el arroz arrojado a la puerta de la parroquia de Santa Teresa. Manuel, un andaluz, mendigo por necesidad, sentado sobre su manta, pide para poder ir a Talavera.

Se levanta y merodea a mi alrededor. Yo le miro y sonrío, pero permanezco en silencio, mientras continúo amontonando kilos de arroz en numerosos montones del pórtico de entrada (mi madre diría, a juzgar por el despilfarro, "¡qué familia más "importanciosa", la de los recién casados!").
Manuel inicia la conversación diciendo que los cantos de la Eucaristía eran hermosos, que entró en el templo y estuvo en la celebración porque quería cantar.

-Hacen ustedes misas muy bonitas aquí -dice.

-Me alegro de que le haya gustado -respondo.

Realmente me alegro. Y también me sorprendo de que un hombre de aspecto tosco, descuidado y apestando a vino sonría ahora como un niño y hable con la ilusión de un adolescente.

-Me sé "Dios está aquí", pero con otra letra -dice con brillo en los ojos.

Le pregunto "de dónde viene y adónde va", como los antiguos de la Biblia, y él responde que de Sevilla y a Damiel, a vendimiar. Termina contándome la historia de su vida, su paso de albergue en albergue, sus penurias y calamidades, su profunda religiosidad...

Cuando saca un crucifijo del bolsillo de su camisa, le digo:

-¡Ah! ¿Lo lleva siempre con usted? .- Y él, sin escucharme, afirma con serena emoción:

-Él me lleva siempre.

El vello de sus brazos se eriza cuando lo dice, con toda naturalidad, sin sentimentalismo ni afectación; con seriedad y casi con ternura.

Quedo sorprendida (y estremecida, como él) por esa confesión y por esa experiencia casi inédita entre los cristianos que, por cierto, nunca esperaríamos escuchar de los labios de un mendigo con aspecto de borracho: la experiencia profunda y casi mística de que es Dios el que nos lleva como en volandas; la experiencia de que el Señor, a pesar de múltiples evidencias que dirían lo contrario, cuida nuestra vida.

Me pareció que era un hombre sencillamente bondadoso y no precisamente poco inteligente. ¿Por qué, entonces, llevaba esa vida desarraigada y menesterosa? Una historia de desamor. Lo abandonó su mujer, el encanto de sus ojos, y ahora ella vivía con otro hombre. ¿Más familia? Un hijo casado que acababa de darle su primera nieta, Ana.

Manuel bebe. ¿Se entregó a la bebida para calmar el dolor del abandono? Probablemente. ¿O fue abandonado porque bebía sin poder evitarlo, haciendo insufrible la convivencia? Quizá. No pregunté. Aun así, no se quejó de la vida. No había en él una actitud amarga o resentida, sino conformidad con lo que le había sobrevenido.

Me dejó sorprendida y avergonzada de mis pretensiones, por todo lo que le pido a la vida sin caer en la cuenta de que ya me ha sido dado todo lo que necesito para ser feliz.

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