La luz del sol es resplandeciente esta mañana entre las nubes. La primavera pasa por la tierra cubriéndola de un manto de color. Infinidad de verdes distintos y de flores rosas, blancas y gualdas. Las amapolas ya despuntan también y la floración es una fiesta para los sentidos.
Por un amplio ventanal de la biblioteca de la universidad, veo pasear a hombres ancianos que, en otro tiempo, fueron profesores eminentes. Una gran cabeza sostenida en pasos torpes y desacostumbrados al movimiento. Han dejado el legado de huellas interiores en aquellos que les han escuchado. Alguno ha dejado grandes volúmenes que ahora atesoran polvo en las estanterías de algunas bibliotecas, incluida la mía. Alguna vez lo utilicé para consultarlo, pero no se presta al disfrute ni marca pistas para vivir mejor…
Mientras los miro, la misma pregunta de siempre acude a mi mente: ¿qué es lo que hace valioso nuestro trabajo en esta única vida que se nos ha dado?
Algunos alumnos preparan su tesis doctoral. Muchas horas diarias dedicadas a estudiar estudios de otros, realizados sobre investigaciones de otros, para concluir con un escrito de unos cientos de páginas, tras años de búsqueda, que probablemente ni una cincuentena de personas leerá. Pero ellos habrán obtenido un título que les acreditará para enseñar en una universidad y ése será el verdadero premio a su inmolación. ¿Qué es lo que hace valioso nuestro trabajo en esta única vida que se nos ha dado?
Hay personas sin estudios, sin títulos académicos, sin preparación, que alimentan a otros todos los días y llenan vidas de sonrisas y de luz, de optimismo y ánimo, de compañía y cuidado… Hay quienes poseen todas las palabras del mundo y la ciencia en su cabeza, pero no saben acariciar, ni acompañar, ni preparar una comida para nadie. Y hay quienes apenas saben escribir su nombre pero sostienen vidas, como pilares sorprendentes, tiernos e incansables.
2 comentarios:
Bueno, Conchi, tampoco es eso. Hay muy buena gente con estudios y gente no tan buena sin estudios.
Aunque supongo que te basarás en tu propia experiencia o estarás pensando en personas concretas...
Shalom!
Sí, sin duda el estudio o la ignorancia no son criterios de bondad, Yentl. Tienes razón.
Solo estaba pensando en personas concretas.
Shalom! :)
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