viernes, 28 de diciembre de 2007

Y llegó... y casi pasó la Navidad

Hace semanas que no escribo en mi blog. Comencé con la fuerza de un torbellino. Dieciocho mensajes en un mes. Pero el curso se echó encima, y las tareas... Y mis personajes (Micaela, María y Judit) quedaron mudas de repente, y la lectura continua de la Biblia, interrumpida, y los sentires al hilo de lo cotidiano, silenciosos...
Pero la Navidad hermosa necesita un eco. La Palabra de Dios pronunciada sobre nosotros quiere resonar en todas las antenas, canales, medios... para alcanzar a todos. El eco lejano del llanto de un niño que nace en Belén resuena HOY nuevamente en nuestro mundo, y quiere decirnos algo a cada uno, como algo le dijo a su madre María, y a su padre, José, y a los pastores, y a los magos... y a tantos hombres y mujeres de su tiempo.
En nuestro tiempo, ese Niño que podemos ver, oír, contemplar y tocar... tiene una Palabra de Gracia que decirnos y nos pide una palabra de respuesta. ¿CUÁL ES SU PALABRA PRONUNCIADA SOBRE TI Y CUÁL ES TU PALABRA PARA ÉL?

¡FELIZ NAVIDAD
Y FELIZ COMIENZO DEL 2008!


sábado, 1 de diciembre de 2007

La pareja feliz

Sigo ilustrando el escrito anterior, porque hace tiempo que quería traer a este blog a un matrimonio que, desde que llegué a Toledo hace más de cuatro años, me ha suscitado gran admiración y ternura. Ellos son Jesús y Odete Soledad. Una de mis primeras impresiones sobre ellos, la dejé plasmada en mi diario el 14 de junio de 2004:

"Llegan a la Iglesia con paso ágil y decidido, como quien acude a una cita deseada. Al arrodillarse, sus voces se unen en oración unánime. Sus corazones laten en el mismo fervor.
Deben de tener casi ochenta años. Cualquiera diría que son dos jóvenes enamorados. Por la calle siempre van cogidos de la mano. Son todavía bellos en su ancianidad y conservan el brillo en los ojos, la vivacidad en las palabras y la sonrisa en los labios.
Al mirarlos, recuerdo imágenes de los salmos y de los profetas: "¡Feliz el que ama al Señor! Será como un árbol plantado junto a las corrientes de agua. Al llegar el estío, no lo sentirá. No se marchitarán sus hojas" (cf. Sal 1; Jr 17,7-8).
Jesús y Odete tienen noventa y ochenta y cinco años. A primera vista, calculé mal. Pero es que son tan vitales que resulta increible que ambos sean ya, casi, nonagenarios.
Alguna que otra mañana me he divertido uniéndome a su "accidentada" oración. Y es que, en ocasiones, "entre col y col, encontraba una lechuga", entre las "ave marías", su vida...:
Ella: - ¡Dios te salve, María, llena eres de gracia...!
Él: - ¡Ahhhh! ¡Se me ha olvidado una cosa!... ¡Santa María, Madre de Dios...!
Ella: - ¿Qué?... ¡Dios te salve, María, llena eres de gracia...!
Él: - La cartilla... ¡Santa María, Madre de Dios...!

Entre los pucheros, está Dios. Y entrelazado entre las preocupaciones de la visita médica de mi matrimonio feliz, también. Lo curioso es que no perdían el ritmo ni la atención a las plegarias de su diaria Estación a Jesús Sacramentado. La llevan impresa en la memoria del corazón.

Gracias por vuestro testimonio cotidiano, por vuestra fidelidad a la Eucaristía, por vuestra permanencia y amor.