jueves, 20 de mayo de 2010

Rosario Eucarístico

Estamos a pocos días del Congreso Eucarístico Nacional que, en esta ocasión, tendrá lugar en Toledo, del 27 al 30 de mayo. De su web oficial he sacado un "rosario eucarístico" que me ha gustado. Tiene un lenguaje inusualmente cercano en documentos "oficiales" y sus meditaciones y oraciones son bonitas y actuales. He tenido que adaptarlo, pues venía de Argentina, con sus "vos" y "ustedes" correspondientes. Pueden intercalarse cantos y lo que la creatividad de cada cual sugiera.
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Monición: Los misterios del rosario no son sólo los veinte misterios que conocemos y desgranamos habitualmente, sino que cada gesto y cada palabra de Jesús forman parte del Misterio del Verbo hecho carne. Hoy vamos a meditar el episodio de la multiplicación de los panes y los peces, según el evangelista Mateo, de la mano de María, “la mujer eucarística”.

1. La Eucaristía, compasión de Jesús

Del Evangelio de Jesucristo según San Mateo (14,13-14)

Jesús se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario.
En cuanto lo supieron las gentes, le siguieron a pie de las ciudades.
Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos
y curó a los enfermos.

- Jesús contempla a la muchedumbre. Se compadece de ella porque “eran como ovejas sin pastor”. La imagen es elocuente. Son hombres y mujeres indefensos, en peligro, sin nadie que las conduzca, sin protección y sin alimento.
En esta escena vemos hoy reflejada la dispersión, el abatimiento, la indefensión y el desamparo de tantos hombres, mujeres y niños de nuestra sociedad.
Frente a una multitud necesitada, está Jesús. Su corazón compasivo y su gesto solidario revelan el rostro de Dios, “rico en misericordia”.

Señor Jesús,
queremos abrirnos a tu amor
manifestado en la Eucaristía
para tener un corazón cada vez más compasivo
hacia las necesidades de los demás.
María, mujer eucarística,
Queremos abandonarnos a la Palabra de Dios, como tú,
porque vemos que el gesto de Jesús
supera nuestro entendimiento.
Danos un corazón como el de tu Hijo Jesús.
Amén.

2. La Eucaristía, pan del desierto

Del Evangelio de Jesucristo según San Mateo (14,15)

Al atardecer, se le acercaron los discípulos le dijeron:
“Este es un lugar desierto y ya se hace tarde;
despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos”.

- Junto a Jesús y frente a la multitud estaban también los discípulos del Señor. Ellos se acercaron a Jesús y le dijeron que despidiera a la gente.
La despreocupación de los discípulos ante las necesidades de la gente contrasta con la compasión de Jesús. Ellos sólo intentan distanciarse del problema. Olvidaron tantos lugares de la Escritura en los que el Pueblo de Israel y los profetas pudieron alimentarse en medio del desierto gracias al gesto providente de Dios.
En medio del desierto, Dios quiere volver a hacer algo maravilloso: salir al encuentro de los que ama y cuida: los pobres, los indefensos, los marginados. Él quiere regalarles una fuerza nueva, una comida verdadera: su propio cuerpo y su propia sangre.

Señor Jesús
cuántas veces olvidamos las maravillas de Dios,
su amor de Padre por cada uno de nosotros.
Cuántas veces olvidamos su proyecto de salvación:
saciar el hambre y enjugar toda lágrima.
Queremos estar muy cerca de ti
para confiar en el Dios que nos salva,
que nos alimenta en el desierto
con tu cuerpo y con tu sangre.
Virgen María, en tu seno bendito
brotó el pan del desierto: Cristo Jesús.
Tú le diste tu cuerpo y tu sangre.
Hazlo brotar de nuevo en nuestras vidas.
Amén.

3. La Eucaristía, pan confiado a los discípulos

Del Evangelio de Jesucristo según San Mateo (14,16-18)

Pero Jesús les dijo: “No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer”.
Ellos respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces”.
Él dijo: “Traédmelos”.

- A los discípulos, Jesús les ordena algo que les sonaba imposible de realizar: “Dadles vosotros de comer”. El Señor no aceptó la actitud evasiva de los discípulos. Les exigió que se mostraran compasivos y solidarios con las necesidades de la gente, aún cuando esto los colocara en una situación muy por encima de sus pobres fuerzas.
Con esta orden, Jesús estableció una norma de conducta que lo tiene a Él mismo como modelo: los discípulos no deben buscar su propio interés sino el de los demás, y sentir como propias las necesidades de los otros.
Hoy, en nuestra sociedad, hay hambre de Dios, que hay que satisfacer con el pan de la Palabra, y hay sed de justicia, que hay saciar con la promoción mas íntegra de la dignidad humana.

Señor Jesús
queremos ser instrumentos de vida para los demás
y revestirnos de entrañas de misericordia.
Queremos hacernos cercanos y solidarios con todos,
especialmente con los que sufren.
Virgen María,
queremos dar de comer
a los hombres y mujeres de hoy
con el pan de Jesús,
semilla viva de esperanza.
Sabemos que tu Hijo,
el pan vivo y verdadero,
es el único que puede dar vida a nuestro presente.
Amén.

4. La Eucaristía, pan que se comparte

Del Evangelio de Jesucristo según San Mateo (14,19)

Y después de ordenar a la multitud que se sentara en la hierba,
tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos
y ellos los distribuyeron entre la multitud.

- Los pocos panes y los peces que los discípulos pudieron aportar se convirtieron en un alimento suficiente para todos. Los discípulos de Jesús asumen un gran protagonismo al ser los encargados de distribuirlos a toda la gente.
Solo la Eucaristía puede transformar el mundo.
Ella comienza cambiando primero nuestro corazón. Ella despierta en nosotros, las ganas de compartir. Ella es, en nuestras manos, un tesoro que humaniza, que aporta vida, luz y salvación.

Señor Jesús,
tu sacrificio eucarístico
es señal de que la vida
sólo da fruto cuando se comparte
y cuando no se guarda celosamente.
Queremos compartirte con nuestro pueblo hambriento,
y ser protagonistas de la nueva evangelización.
Madre del Cuerpo de Cristo,
tú que fuiste la primera
en compartir a Jesús con los hombres,
ayúdanos a hacernos prójimos de todos
y a compartir con ellos
el pan que nos ha cambiado la vida.
Amén.

5. La Eucaristía, pan para saciar a nuestro pueblo

Del Evangelio de Jesucristo según San Mateo (14,20)

Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron
se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron cinco mil hombres,
sin contar las mujeres y los niños.

- Entre las manos de Jesús, los panes y los peces se hicieron un gran alimento. Todos comieron hasta saciarse. Cada uno de los discípulos que repartió el pan quedó transformado en poseedor de una fuente inagotable que puede seguir alimentando a los hombres y mujeres de todos los tiempos.
En este pan abundante del Evangelio descubrimos una imagen de la Eucaristía.
En el humilde signo del pan y del vino, transformados en su Cuerpo y su Sangre, Cristo camina con nosotros como nuestra fuerza.
Él quiere seguir saciando a su pueblo con su presencia.

Cristo vivo,
tú eres el pan que nos sacia.
Sólo tú puedes satisfacer
nuestros deseos más profundos.
Madre de Jesús Eucaristía,
tú fuiste llena de su presencia,
la primera en ser plenificada por Cristo.
Queremos anunciar contigo
que Él es el pan que sacia de verdad.
Amén.


(El rosario eucarístico está tomado, con adaptaciones, de la web: http://www.congresoeucaristico2010.es/)

martes, 18 de mayo de 2010

Variaciones sobre el Cantar de los Cantares

El otro día vi anunciado en Vida Nueva el nuevo libro de Dolores Aleixandre, La hendidura de la roca. Variaciones sobre el Cantar de los Cantares, publicado en PPC.
Me he ido a buscar algo más sobre el libro y he encontrado una entrevista reciente a Dolores que me ha resultado interesante, amén de simpática, como todo lo suyo.
La reproduzco a continuación:



ENTREVISTA A DOLORES ALEIXANDRE

1. Aunque muchos la conocen ¿Quién es Dolores Aleixandre? Preséntese, por favor.
Jubilada feliz. Encajando el envejecer con cierto garbo (de momento). Convencida de la fuerza de la Palabra y de la bondad última de las personas. Adicta a la Biblia y a contársela a otros. Agradecida a la vida, al cariño de tantos amigos y al sentido del humor. Aficionada al cine, a la música polifónica y a Gomaespuma. Lectora desordenada y escritora de vuelo corto. Tratando de callarme más, rezar más y vivir más atenta al latido del corazón de Dios en el corazón del mundo.


2. ¿Puede contarnos como sintió la llamada a la vida religiosa?
A los 15 años dando una tarde un paseo en bicicleta, vi una iglesia románica, dejé la bici en la puerta y entré por curiosidad a ver la iglesia. Estaba vacía y oscura, sólo con la pequeña lamparilla junto al sagrario. Me senté y estuve allí mucho rato. Era la primera vez que tomaba conciencia de la presencia viva de Jesús. Cuando leí después en el evangelio la llamada a los primeros discípulos: “Fueron, vieron y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde”, empecé a desear vivir un tipo de vida que me hiciera posible lo de “quedarme con él”. Me pareció que las monjas de mi colegio (Sagrado Corazón) eran mujeres muy felices y decidí apuntarme a lo suyo. Y ahí sigo, encantada, después de un montón de años.

3. ¿Qué labor pastoral esta realizando en estos momentos?
En estos momentos doy Ejercicios y retiros, acompaño en su caminar cristiano a algunas personas y grupos y enseño a leer y escribir a algunas mujeres inmigrantes. En los ratos libres, escribo: textos breves en Alandar, Vida Nueva o El Ciervo; un poco más largos en Catequistas, Sal Terrae o Misión Joven. Más o menos cada dos años, un libro.

4. Sus libros son muy leídos pues nos acercan a la Buena Nueva. ¿Cree que los cristianos conocemos suficientemente la Biblia?
Dice un biblista latinoamericano, Carlos Mester, que Dios ha escrito un libro que es la vida y le ha puesto unas notas que son la Biblia. Creo a que mucha gente que lee bien “el libro de la vida” le ayudaría mucho en esa lectura conocer más esas “notas” con las que la Biblia ilumina nuestra vida.

5. ¿Qué lugar piensa que debe ocupar la oración en la vida del cristiano?
Para ponernos a orar no necesitamos darle muchas vueltas ni emplear muchos razonamientos: si Jesús oraba, ¿cómo no vamos a hacerlo los que intentamos vivir como él? En cuanto nos acercamos al Evangelio le vemos buscando, en medio de su vida ajetreada, tiempos y espacios para encontrarse con su Padre. Lo que sí necesitamos es determinación determinada de buscar esos tiempos y si no fuera porque estoy convencida de que es el Señor quien nos atrae al encuentro con él, diría: “la oración, para quien se la trabaja”.

6. Sabiendo que puede citar muchos, ¿con que pasaje de la vida de Jesus se queda?
¡No me resulta fácil la elección! Quizá el momento en que expresa a sus discípulos el deseo profundo que lo habitaba: “Cuánto he deseado comer esta Pascua con vosotros…” porque pienso que la vida cristiana no es más que el intento de respuesta a ese deseo suyo de comunión y trabajar por hacer del mundo una mesa abierta, en la que todos podamos compartir el pan y la palabra.

7. ¿Qué retos piensa bajo su punto de vista que debe afrontar la iglesia en el presente y también en el futuro?
Más centramiento en la persona de Jesús, más decisión de trabajar junto con otros, también no creyentes, en los grandes temas que tocan la supervivencia de la humanidad: el empobrecimiento de tantos y el hambre, la injusticia en la distribución de recursos, el cuidado de la tierra, la paz…
Retos para los que gobiernan la Iglesia y nos representan: escribir menos documentos y centrarse más en el Evangelio. Creerse con la misma intensidad lo de: “No llaméis a nadie padre…”, que lo de “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. Subrayar menos el papel y la importancia del clero y más la de los fieles de a pie. Recordar que más de la mitad de los miembros de la comunidad cristiana somos mujeres y que si un cuerpo prescinde de la mitad de sus células, se atrofia sin remedio. Y algo más: una vez que ha quedado clara su postura, que es la de todos, sobre el aborto y el divorcio, no seguir hablando de esos temas como si fueran centrales, porque lo importante es comunicar la Buena Noticia que se nos ha regalado.

8. ¿Cómo ve a los jóvenes actualmente?
Veo a los jóvenes más sinceros que antes pero muy huérfanos de referentes y eso no culpa suya sino de la sociedad que les hemos preparado los adultos.

9. ¿Qué libro escrito por usted nos recomendaría? ¿Por qué?
El último que he escrito: La hendidura de la roca. Variaciones sobre el Cantar de los Cantares (PPC). Quizá porque el Cantar ha estado durante más de un año alimentando mi oración y el libro ha salido muy conectado con el corazón.


(De la web: www.cooperadores-bilbao.com)

sábado, 15 de mayo de 2010

Jesús, cercano y distante

Sábado, 15 de mayo. 20:00 h.
Estoy sentada en un rincón cualquiera de la casa, solitario y silencioso.
Mañana celebramos la fiesta de la Ascensión y alguien me ha preguntado qué significa esta fiesta. Hay muchos libros que lo explican, muchos comentarios bíblicos, muchas homilías en la red...

Para mí significa que el Señor Resucitado "ha subido" al Padre. Ya no está con nosotros. Está ausente y lejos de nuestras coordenadas espacio-temporales. Está lejos del hambre, la sed, la enfermedad, el cansancio o el sueño. Está lejos de las tristezas y angustias, y ya no está al alcance de nuestras traiciones. Está lejos. Ha recorrido la distancia que separa la luz de la oscuridad, lo santo de lo que no lo es. "Ha subido" al Padre, porque Dios es Altísimo, habita en el cielo, que no es un lugar, sino la más alta plenitud de la existencia, colmada de Luz, de Gracia y de Vida. Este "cielo" no es un espacio, es un estado habitado por la Presencia del Padre, que es todo Amor y Luz sin tiniebla alguna. Y Jesús "ha subido" a ese seno del Padre al que siempre ha estado vuelto.
La Ascensión significa, además, que Jesús puede ahora estar más cerca de nosotros que nosotros mismos, porque nos penetra, nos habita y está dentro de nosotros por su Espíritu.
El jesuita Quique Sanz habla de "la cercanía del Dios distante" al hablar de la imagen de Dios presente en el libro del Éxodo. Es una expresión hermosa y llena de sentido. Vale también para Jesús y para esta fiesta de la Ascensión. El Señor Resucitado ha ascendido al Padre, pero se ha quedado, por su Espíritu, tirando de nosotros hacia Él.


Espíritu Santo,
sacude nuestra pereza para que dejemos de mirar al cielo
y nos pongamos, manos a la obra,
a trabajar por tu Reino, aquí, en la tierra.

Danos creatividad y valentía para llevar el Evangelio
a los rincones donde aún no ha sido proclamado o acogido.
Danos fe para confiar en que el Señor Resucitado
está con nosotros y trabaja con nosotros.
Danos esperanza para vivir en el mundo
ansiando nuestra meta definitiva:
el abrazo del Padre, en el cielo.
Danos amor para vencer el desánimo, la tribulación
y la tentación de abandonar la misión
que has encomendado a todo tu pueblo.
Danos la capacidad de soportar la duda,
y el don de abandonarnos al Padre en todo momento,
pero más aun cuando las dificultades y sufrimientos que nos afligen
logran tambalear la fe en el triunfo definitivo de la Vida.

Espíritu Santo,
“súbenos” a la visión de Dios sobre el mundo,
a la vida de Dios, a la alegría de Dios,
a la humildad de Dios, a la compasión de Dios,
para que bajemos, desde allí, a recrear el mundo
con Dios y desde Dios.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Congreso "just for men"

En abril, algunas hermanas y yo participamos en un congreso sobre el sacerdocio, organizado por la Universidad Pontificia Comillas.
En este año sacerdotal este congreso se presentaba como una de las actividades más significativas y específicas que se han organizado en España y, viniendo de Comillas, pensé que podría aportar algo interesante y sugerente a la reflexión actual sobre el sacerdocio ministerial.
En general (salvo alguna excepción), las ponencias me decepcionaron e incluso reconozco que algunas me irritaron. Mi impresión general es que fue un congreso de hombres, organizado por hombres y sólo para hombres. Curioso, si tenemos en cuenta que el ochenta por ciento de las asambleas cristianas está constituido por mujeres... El rostro de la Iglesia es masculino mientras que su cuerpo, sus brazos, sus pies y sus entrañas son femeninos...
Así pues, un congreso just for men, y hombres mirados desde un prisma "ontológico" y extrañamente desencarnado. ¿Se podía esperar algo diferente de un título como el que sigue: "El ser sacerdotal: fundamentos y dimensiones constitutivas"?
En este congreso faltó la voz de los laicos y faltó la voz de la mujer. También faltó hablar más, en todas y cada una de las conferencias, de Jesús, el único sacerdote y el único fundamento del sacerdocio (Albert Vanhoye habló muy bien en la conferencia inaugural, pero ahí quedó). Faltó hablar del estilo "sacerdotal" de Jesús, tan diferente del de la mayoría de los sacerdotes que conocemos. Faltó cuestionarse e interpelarse desde la experiencia pastoral, porque se habló muy poco de la misión pastoral, la única, a mi modo de ver, esencial para un sacerdote. Faltó abordar cuestiones candentes respecto al tema, no exentas de polémica. Faltaron ingredientes que hubieran hecho de ese congreso un espacio de reflexión más vivo, plural y relevante.

Todo fue correcto. Todo fue contenido y seguro.
El ser sacerdotal, tal y como lo conocemos, salió fortalecido y reafirmado.
Pero la vida sigue otros derroteros. La historia se empeña en poner ante nuestros ojos que el modelo sacerdotal actual no sirve, no es significativo y no realiza bien su función de mediación en una sociedad como la nuestra. Y la Iglesia y el mundo siguen necesitando sacerdotes más parecidos al único sacerdote misericordioso y digno de fe, Jesús.

martes, 11 de mayo de 2010

Para esbozar un sonrisa

Hoy quiero colgar el video de unas niñas que vienen a mis grupos de guitarra de los viernes y que el otro día me dejaron impresionada, fascinada, pasmada por su modo de cantar "Jesús amigo". ¡Qué energía, qué fuerza, qué potencia de voz... y qué modositas en su silla, como inmovilizadas por una camisa de fuerza! Quizá por eso su chorro de energía habitual les inundó la garganta.

No habíamos ensayado.
Los cambios de acordes de ese canto aún les resultan demasiado rápidos y no quisieron tocar. Sólo Ana, la madre de Marta, tocó conmigo.
Este video siempre me hace sonreír, y pensar lo que se podría hacer con esas voces si estuvieran educadas...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Mi sueño posible

Biblioteca. 9:45 de una mañana desapacible.

Ha vuelto el frío gélido de invierno y un viento violento vapulea los árboles del campo de la universidad, a su antojo. Sobre la mesa, el ordenador, la Biblia abierta, y mis lapiceros de colores.
Anoche fue el último encuentro bíblico en San Bonifacio. Este año he tenido que cerrar antes de lo habitual los cursos que animo en tres parroquias de Madrid y Toledo porque necesito el mes de mayo más libre. A finales de mes tendré otro curso bíblico de cinco días con unas monjas de clausura y he de programarlo con tiempo. Serán muchas las horas de trabajo. Además, yo misma estoy cursando unas asignaturas de reciclaje en Comillas y necesito días de dedicación al estudio. El tiempo corre como un caballo desbocado y otro año más he perdido la oportunidad de aprender cómo frenarlo y procurar que avance con un trote ligero y gracioso, sin la estampida de siempre. A este paso, alcanzaré la vejez mucho antes de lo previsto… De hecho, siento como si este año hubiera envejecido, de golpe, unos cuantos. Lo que no estaría mal, si a las ojeras y al cuerpo quebrantado les acompañara un poco más de sabiduría. Me temo que no es el caso.

Pero este envejecimiento prematuro, fruto de una vida demasiado afanada, se ve compensado por la alegría que produce en mí el interés que cientos de personas que he podido conocer en los últimos años muestran por la Palabra de Dios. En algunos casos, es más que interés: es búsqueda sincera y deseante de un camino espiritual iluminado por la Biblia.
Muchas de estas personas son ya como de mi familia. Llevamos años buscando juntos a Dios en la Palabra. Ellos me sostienen y me inspiran en mi propia búsqueda. Y mi sueño es que en cada comunidad cristiana y en cada parroquia de cada diócesis haya una escuela bíblica que sea lugar de estudio y oración con la Palabra.

¿Será éste un sueño imposible?