martes, 25 de febrero de 2014

La multiplicación de los panes

Lectio divina de Juan 6,1-15

61 Algún tiempo después se fue Jesús al otro lado del lago de Galilea (de Tiberíades). 2 Lo seguía una gran multitud,  pues veían las señales que hacía con los enfermos.3Se retiró Jesús a un monte y allí se sentó con sus discípulos. 4Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 5Alzando la vista y viendo la multitud que acudía a él, Jesús  dice a Felipe:
  --¿Dónde compraremos pan para que coman ésos? 6(Lo decía para ponerlo a prueba, pues bien sabía él  lo que iba a hacer). 7Felipe le contestó:
- Doscientos denarios de pan  no bastarían para que a cada uno le tocase un pedazo.
8Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
9-Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tantos?
10Jesús les dijo:
- Haced que se recueste la gente.
(Había mucha hierba en el lugar). Se sentaron. Los varones eran unos cinco mil. 11Entonces Jesús tomó los panes, pronunció una acción de gracias y los repartió  a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los  pescados: todo lo que querían. 12Cuando quedaron satisfechos dijo a sus discípulos:
- Recoged las sobras para que no se desaproveche nada.
 13Las recogieron y,  con los trozos de los cinco panes de cebada, que habían sobrado a los comensales, llenaron doce cestas14Cuando la gente vio la señal que había hecho, dijeron:
- Ciertamente éste es el Profeta, el que tenía que venir al mundo.
15Jesús entonces, conociendo que pensaban venir para llevárselo y proclamarlo rey, se retiró de nuevo al monte, él solo.

CUANDO LEAS

El cap. 6º de Juan abre la 3ª sección del “libro de los signos”. Presenta dos hechos: la multiplicación de los panes y la marcha sobre las aguas, y dos discursos: el primero sobre el pan de vida (6,23-51a) y el segundo sobre la eucaristía (6,51b-58). Entre los hechos y los discursos hay una especie de intermedio que trata de centrar la atención sobre el verdadero alimento. Este capítulo es importante, lo abordaremos en cinco jueves. Nuestra atención está tarde está focalizada en los vers. 1 al 15, el relato del signo de la “multiplicación de los panes y los peces”, un hecho sorprendente, que se conserva en la memoria de los testigos y que recogen los cuatro evangelistas, aunque el de Juan es el más atento a los detalles.
(vv.6,1-4): Marco de la escena, personajes: En paralelismo con 5,1 comienza con la expresión “algún tiempo después”, “pasado algún tiempo”, según traducciones, idénticas en el original. Seguidamente describe la presencia de  Jesús (v.1), los discípulos (V.3), y una muchedumbre (v.2) en la montaña (v.3), en el otro lado del mar de Galilea (v.1), cuando ya estaba cerca la fiesta de “los judíos”, la Pascua. La muchedumbre, que va por su cuenta, sigue a Jesús porque habían visto los signos que hacía en los enfermos (v.2). Jesús sube a un monte cuyo nombre no se da y se sienta allí con sus discípulos.

Jesús pasó al otro lado del mar”: Alusión al mar que atravesaron los judíos en el antiguo éxodo. El “lago/mar” tiene dos nombres: el tradicional hebreo (de Galilea), y el de Tiberíades, nombre romano, que le daban los gentiles porque en su orilla se levantaba la ciudad de Tiberias, en honor del emperador Tiberio. Al utilizar los dos nombres el evangelista quiere llamar la atención acerca de la mezcla de población judía y pagana en la región hacia la que está abierto el éxodo de Jesús.

Hay en toda la narración un trasfondo simbólico apoyado en el recuerdo del Éxodo: salida y paso del mar (v; 1); monte (v.3); dificultad de subsistencia (v.5); tentación (v.6); solución inesperada: el maná/pan (v.9.1.13); crisis entre grupo/gente y líder/Jesús (v.14-15). Y alusión al suceso de Eliseo: 2Re 4,42-44.

(vv. 5-9): El problema. No hay personajes nuevos. Es la primera vez  que Juan presenta una multitud que sigue a Jesús porque ve en él una esperanza, una alternativa frente al sistema judío. Esta multitud fuerza a Jesús a tomar la iniciativa manifestando su preocupación por su alimentación (v.5) y da pie a su diálogo con Felipe, al que enfrenta con la realidad que tiene delante: el problema  de cómo alimentarla. El narrador informa de que Jesús sabía lo que iba a hacer. La pregunta pone a prueba la fe de los discípulos (v.6b). Estos atienden al hambre y a la alimentación material, de ahí sus respuestas. Felipe calculando el importe necesario, Andrés llevando los panes y peces que un previsor muchacho ofreció, acompañado de un ¿qué es esto para tantos? Duda que pueda bastar.

(vv. 10-13): El milagro/signo.  Fijémonos en las acciones de Jesús:  les  ORDENA  recostarse en la falda de la montaña, como para un banquete. Comer recostado era propio de hombres libres, los siervos comían de pie. El narrador añade dos detalles: “había mucha hierba en aquel lugar”. A los lectores contemporáneos, -también a nosotros-  les recordó el salmo 23: “en verdes praderas me hace recostar”. La abundancia de hierba da un tono de fiesta, no es un lugar desierto sino una pradera sin frontera frente al mar.  TOMA en sus manos los panes del muchacho, DA GRACIAS y  los DISTRIBUYE a la gente que está recostada para el banquete (v.11a). --Esta distribución de los panes evoca una formal celebración eucarística--. Jesús también distribuye el pescado (v.11b) y todos quedan satisfechos (v.11c). Entonces MANDA  a sus discípulos que recojan los trozos sobrantes para que no se desperdicie nada: el don que hace Jesús al pueblo que viene hacia él buscando alimento (v.5) no debe desperdiciarse; los discípulos tienen el deber de preservarlo, obedeciendo así la palabra de Jesús (v.13). A lo largo del relato se mezclan las tradiciones de la Pascua judía y las cristianas que rodeaban la celebración de la eucaristía.

(vv. 14-15): Consecuencias del milagro/signo: Los discípulos pensaban lo mismo que la muchedumbre, estaban solo preocupados del alimento material. Sucede como en el pasaje paralelo de Marcos, quien apunta: “No habían entendido lo de los panes” (6,52). Como les ocurrió al principio (1,35-49), como Nicodemo (3,2) y la samaritana (4, 19.25.30), un signo les ha conducido a una fe limitada. No han progresado desde que comenzaron el seguimiento.           
Los seguidores de Jesús, es decir, aquellos que le habían seguido hasta allí por sus obras, al contemplar el portento pensaron que, efectivamente, Jesús era el profeta que Israel esperaba, el que había sido anunciado por los profetas, y decidieron forzarle a aceptar ser su rey, pero Jesús --igual que Moisés cuando contempló la idolatría de su pueblo (Ex 34,3-4) — “se retiró de nuevo al monte, él sólo” (v.15). “El poder de Jesús no debe ser mal entendido. Acepta ser  “el profeta que había de venir”. Niega ser el rey que ellos esperaban. Se anticipa aquí la afirmación que hace el mismo Jesús ante Pilato: “mi reino no es de este mundo” (18,36). La partida de Jesús marca el final del episodio.

CUANDO MEDITES

- Aprende este hermoso verso de Mamerto Menapache, monje benedictino:
“No tenemos en nuestras manos
la solución a los problemas del mundo.
Pero, ante los problemas del mundo, 
tenemos nuestras manos.
Que la madrugada nos encuentre sembrando”.
¿Qué siembro yo? ¿Están mis manos dispuestas para esa siembra que me espera?

-  “Y la gente decía: “Este es verdaderamente el Profeta que había de venir”… ¡Oh fuerza excesiva de la gula! Había hecho milagros más maravillosos seguramente, pero nunca confesaron esto, sino cuando estuvieron hartos…!!!
Y yo ¿a qué espero para “descubrir” al Jesús que me espera? 
  
- Jesús quiso la cooperación de sus discípulos en este signo/milagro. Primero les llamó la atención sobre el problema devenido mediante la pregunta a Felipe, y les dejó proponer posibles soluciones que no son tales. Jesús nos invita a una revisión profunda de criterios, a confrontar el estilo de Jesús, su valores y los nuestros.
    
CUANDO ORES

- Hazte consciente de la presencia de Dios Padre bueno en interior, en la parte más profunda de ti. Ten la seguridad de que Dios se deja encontrar si le buscas.
- Disfruta estos minutos de silencio en la presencia amorosa de la Trinidad
- Puedes terminar rezando la oración Nosotros creemos, del cardenal Carlo María Martini.

Nosotros creemos que Jesús, Hombre y Dios, es el Cristo resucitado que permanece para siempre con nosotros en el símbolo del pan y del vino.

Nosotros creemos  que Jesús se ha entregado voluntariamente a la muerte para comunicar al hombre la nueva vida redimida y santificada. El gesto de la víspera de su Pasión sigue vivo día a día en la Eucaristía.

Nosotros creemos en su presencia viva, en su sacrificio que se renueva en la Misa.

Nosotros sabemos que ahí está la fuente de la Redención para nosotros y para todos.

Nosotros creemos que repetir su gesto al entregar el cuerpo y la sangre, es decir, darse en ofrenda por el prójimo, no es sólo deber del cristiano, sino el único modo de convivir humanamente.
             
Nosotros creemos que la respuesta más ajustada a nuestras expectativas, con frecuencia dramáticas, la fuente de paz, de justicia y de amor que tan trabajosamente andamos buscando entre los hombres, la capacidad de cambiar y de fundar una nueva humanidad, sólo se encuentra en Ti, Jesús, en tu entrega total y definitiva, que es la Eucaristía presente en la Iglesia.

Estamos seguros de que todo el dolor injusto y cruel, toda la sangre fraterna que baña la tierra, se mezcla con tu sangre, oh Cristo, y se convierte en salvación y redención para todos.


Estamos seguros, Señor crucificado, de que el sacrificio oculto en el corazón de los hombres y mujeres honestos, la entrega valiente de cuantos luchan por amor, el penoso esfuerzo de cada día, son momentos preciosos y fecundos, ofrecidos la muerte de Cristo que se renueva en la Eucaristía.
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Lectio divina preparada por Trinidad Brunet (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

martes, 18 de febrero de 2014

Jesús, uno con el Padre

Lectio divina de Juan 5,19-47

19. Jesús, tomando la palabra, les decía: En verdad,  en verdad os digo, el Hijo no puede  hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer  al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. 20.Porque el Padre quiere al Hijo y le  muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que  os asombréis.  21.Porque como el Padre  resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.  22.Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. 24. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

25. En verdad, en verdad os digo, llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. 26.Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, 27 y le ha dado poder juzgar, porque es Hijo del hombre. 28.No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz 29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio,  30 Yo no puedo  hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

31 Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido.  32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. 33 Vosotros mandasteis enviados a Juan y él dio testimonio de la verdad. 34 En cuanto a mí, no es de un hombre del que recibo testimonio; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.  35 Él era la lámpara que arde y alumbra  y vosotros quisisteis recrearos una  hora con su luz.  36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, 38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que  él ha enviado.  39 Vosotros investigáis las Escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;  40 y vosotros no queréis venir a mí para  tener vida. 41 La gloria no la recibo de los hombres. 42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. 44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del  único Dios? 45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque,  si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. 47 Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?

CUANDO LEAS

El texto que vamos a orar pertenece a lo que algunos autores llaman “El libro de las obras”, ya que la actividad de Jesús aparece determinada  como “obra” y no como “signo” (1). Las acciones que Jesús realiza no tienen sentido por sí mismas (curación del paralítico) sino que tienen que ser explicadas por él. La explicación provoca una controversia que apunta a la identidad profunda de Jesús y termina en un monólogo normal sobre el mismo tema: la relación de Jesús con el Padre.
Los interlocutores son a partir de aquí “los judíos” casi siempre. Y la acción, salvo un pequeño momento, se desarrolla preferentemente en Jerusalén y en el contexto de las fiestas judías, en el Templo.
Jesús ha sustituido las purificaciones judías y luego el Templo. Ahora va a sustituir las grandes fiestas, una tras otra. Notamos también la continuación del tema de la vida que alcanza un punto culminante en el discurso del pan de vida del cap 6. Se habla mucho más de la unión entre el Padre y su Enviado.
Probablemente revela también la historia de la comunidad. Se mezclan los dos niveles. El escándalo provocado es un reflejo de la problemática comunidad- sinagoga.
El argumento de Jesús (curación del paralítico) no es humanitario (como a veces en los sinópticos), sino bíblico y judío: imitar a Dios y dice que el Padre trabaja siempre (los judíos lo aceptaban).
Afirma que revela su autoridad suprema; se erige en único juez de la verdadera imitación del Padre (5,19-20).
La implicación clara de que Jesús es igual a Dios no convence a los judíos, que le acusan de arrogarse el poder mismo de Dios; el discurso se centra sobre  en el todo poder que el Padre ha confiado al Hijo en los temas del juicio, vida y resurrección…

La obra de Jesús: 5,19-30 (discurso de Jesús)

v.21-23:  El Hijo aprende del Padre (parábola del padre que enseña el oficio al hijo). Aprende dos actividades:  dar vida, juzgar. Estas obras  que los judíos admiten que Dios sigue haciendo: se las ha confiado también al Hijo.
v.24-25: la fe en él y en su misión  es lo que dará al hombre la vida espiritual, la vida eterna; libra de la muerte del pecado y también del juicio; notamos que el juicio y el don de la vida son presentados como realidades presentes: escatología realizada.
v.26-30: parecen una variante del discurso de los v.19-25, con el acento puesto en el juicio futuro y en la vida concedida en el último día (escatología final). Ambas perspectivas escatológicas pasaron a formar parte de la teología cristiana posterior.

Testimonios de las reivindicaciones de Jesús: 5,31-47

Jesús apela a sus testigos a favor de lo que ha dicho.
v. 33-35: en primer lugar, el Bautista. Era una lámpara, como Elías, pero no era la luz
v.36: en segundo lugar, las obras mismas de Jesús.
v.37-38: en tercer lugar, el Padre también ha dado testimonio, pues preparó su camino en el AT.
v. 39-40: por último, las Escrituras. Notemos el tema de la vida: los judíos creen tenerla en las escrituras, pero el verdadero dador de vida es Jesús.
v.40-44: Jesús conoce que los fariseos no aceptarán estos testimonios. Jn radicaliza aquí la tradición sinóptica contra las autoridades judías: no aman a Dios, sino que únicamente desean la gloria humana.
v. 45-47: como consecuencia, el mismo Moisés  les acusará, ya que Moisés escribió de él y ellos no les hacen caso.

En este texto aparece el tema de la identidad de Jesús con el Padre y el tema de la vida (se recogerá posteriormente en el cap. 6).  Jesús acaba de levantar a un inválido (5,8 Levántate), dándole salud y libertad; y con él levanta al pueblo muerto; detrás se ve el horizonte de vida para toda la humanidad (Ez 37,1-14). La actividad de Dios respecto al hombre es darle vida, suprimir toda clase de muerte (en la Palabra estaba la vida 1,4). Ésta es la misión del Hijo.
Esta vida  que es don (3,16)  que es eterna, “no cesa nunca” la recibe el hombre a través de la fe, de la adhesión a Jesús y de la  aceptación de su mensaje. El hombre que la acepta pertenece al estado de la creación terminada, para quien la posee el juicio es superfluo, ha pasado de la muerte a la vida (éxodo que propone Jesús 13,1 es el paso a la plenitud de vida que él ofrece, saliendo del dominio de las tiniebla-muerte.
Esta vida se halla en las Escrituras en la Palabra estaba la vida porque las Escrituras hablan del Hijo, dan testimonio de él. Los judíos que van a las Escrituras no encuentran vida en ellas ya que no reconocen a Aquel de quien hablan las Escrituras,  y que es el que podría hacerles comprender profundamente lo que en ellas está escrito (Jesús intérprete, hermeneuta del Padre). Es el dador de vida.

CUANDO MEDITES

- Jesús escucha, aprende, habla y dice lo que escucha y aprende del Padre su vida es un constante diálogo con el Padre… ¿mi oración es verdadera escucha del Padre? ¿Trabajo para que mi vida refleja poco a poco que escucho y veo del Padre, de  Jesús?
- La Sagrada Escritura es el alimento de la vida espiritual “vida eterna” ¿por qué y para qué acudo a ella?, ¿para saciar mi curiosidad?, ¿para conocer más cosas?, ¿para justificar mis actitudes? ¿Extraigo de ellas (como de una cantera) la vida que necesito para vivir yo y para dar vida?

CUANDO ORES

Oramos con San Juan de la Cruz

"Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra,
que es mi Hijo, y no tengo otra,
¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso?
Pon los ojos solo en Él, porque en Él te lo tengo dicho todo y revelado,
y hallarás en El aún más de lo que pides y deseas.
Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte,
y si pones en Él los ojos, lo hallarás en todo;
porque Él es toda mi palabra y mi respuesta,
y es toda mi visión y toda mi revelación.
Lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado,
dándoosle por Hermano, Compañero y Maestro, Precio y Premio.
Porque desde aquel día  que bajé con mi Espíritu sobre El
en el monte Tabor diciendo:
 "Este es mi amado Hijo, en quien me he complacido; escuchadle",
ya alcé Yo la mano de todas esas maneras
de enseñanzas y respuestas y se la di a Él.
Oídle a Él, porque ya no tengo más fe que revelar,
ni más cosas que manifestar". 
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Lectio divina preparada por Conchi Alonso (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)
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(1) Nota de la autora del blog: Hay autores que denominan a la primera parte del evangelio de Juan "Libro de los signos". Tal es el caso de Brown, que estructura el libro en dos partes: El Libro de los signos (1,19-12,50) y el Libro de la gloria (13,1-20,31). A partir del corte que se da al final del capítulo 12, y basándose en el término “hora” Brown localiza la articulación principal del evangelio. Hasta entonces ha predominado el discurso de Jesús a los de fuera. A partir de ahora Jesús va a volver su actividad hacia los “suyos”.
Juan Manuel Martín Moreno estructura el evangelio siguiendo a R.J. Brown, aunque con algún retoque.

Prólogo: 1,1-18. Himno juánico programático

LIBRO DE LOS SIGNOS (1,19-12,50) 
1ª Parte: Días inaugurales de la revelación de Jesús (1,19-51; 2,1-11) 
    I.      El testimonio del Bautista (1,19-34)
    II.     Los discípulos del Bautista siguen a Jesús (1,35-51)
            Los discípulos creen en Jesús (2,1-11)
                  (Este relato sirve de fin de la primera parte y comienzo de la segunda) 
2ª Parte: De Caná a Caná. Diversas respuestas a Jesús en Galilea, Jerusalén y Samaría 
    I.      El primer signo en Caná de Galilea (2,1-12)
    II.     Purificación del templo en Jerusalén (2,13-22)
    III.    Conversación con Nicodemo en Jerusalén (3,1-21)
    IV.    Testimonio final del Bautista (3,22-36)
    V.     Conversación con la samaritana y reacciones samaritanas (4,1-45)
    VI     Segundo signo en Caná (4,46-54)
                  (Este relato sirve de fin de la segunda parte y comienzo de la tercera) 
3ª Parte: Jesús y las principales fiestas judías (5,1-10,42) 
    I.      El Sábado: El paralítico de la piscina y la obra de dar vida (5,1-47)
    II.     La Pascua: Multiplicación de los panes y discurso sobre el pan (6,1-71)
    III.    Los Tabernáculos: Ceremonias del agua y de la luz. El ciego (7,1-8,59)
    IV.    La Dedicación: Jesús consagrado Mesías e Hijo de Dios (10,22-42) 
4ª Parte:  Jesús avanza hacia su hora (11-12) 
    I.      Jesús da la vida a Lázaro. Los hombres condenan a Jesús (11,1-54)
    II.     Escenas preparatorias: Unción, entrada solemne, los griegos (12,1-50) 

LIBRO DE LA GLORIA (13,1-20,31) 
1ª Parte   La última Cena, el último discurso y la plegaria de Jesús (13-17) 
2ª Parte:  Narración de la Pasión (18-19) 
3ª Parte   Jesús resucitado (20) 

lunes, 17 de febrero de 2014

Sobre el poder transformador del pensamiento y la palabra

ENTREVISTA A MARIO ALONSO PUIG

Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa) 

- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión? 
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
 

- ¿Psiconeuroinmunobiología? 
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

- ¿De qué se trata? 
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal. 

- ¿Qué tipo de cambios? 
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas. 

- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios? 
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo? 
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental. 

- ¿Dice que no hay que ser razonable? 
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. 

- Exagera. 
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad. 

- Más recursos... 
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades. 

- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras? 
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro". 

-¿Seguro que no exagera? 
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos. 

- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia? 
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas? 
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia. 

- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? 
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona. 

- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente. 
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no solo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente. 

- Deme alguna pista. 
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia. 

- Ver lo que hay y aceptarlo. 
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación. 

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miércoles, 12 de febrero de 2014

"¿Quieres curarte?"

Lectio divina de Juan 5,1-18

1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 2 Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. 3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. 4 Porque el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, recobraba la salud de cualquier mal que tuviera. 5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le dice: “¿Quieres curarte?” 7 Le respondió el enfermo: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina y cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo”. 8 Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y anda”. 9 Y al instante el hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar.
Pero era sábado aquel día. 10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: “Es sábado y no te está permitido llevar la camilla”. 11 Él les respondió: “El que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma tu camilla y anda”. 12 Ellos le preguntaron: “¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?” 13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. 14 Más tarde, Jesús lo encuentra en el Templo y le dice: “Mira, has recobrado la salud; no peques más, para que no te suceda algo peor”.
15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que le había devuelto la salud. 16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. 17 Pero Jesús les replicó: “Mi padre trabaja hasta ahora y yo también trabajo”. 18 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.

CUANDO LEAS (1)

Hasta este momento, en la lectura continua del evangelio de Juan, hemos viajado con Jesús por Caná de Galilea (2,1), por Jerusalén para la fiesta de Pascua (2,13), por toda Judea (3,22), de nuevo por Galilea pasando por Samaría (4,3-4.46) para llegar ahora, nuevamente, a Jerusalén con motivo de “una fiesta de los judíos”. El lugar geográfico (Jerusalén) da unidad a todo el capítulo 5. Y, dentro de Jerusalén, el lugar donde acontece el episodio es la piscina de Betesda (o Betzathá), una zona situada al nordeste del templo, junto a la puerta por la que pasaban los rebaños conducidos a Jerusalén para ser sacrificados. En cuanto a la fiesta mencionada, no sabemos de cuál se trata. Es una fiesta entre dos Pascuas (2,13 y 6,4). Pero la indicación temporal más importante es que se trataba de un sábado (5,9).
Teniendo en cuenta la reacción de los distintos personajes en la narración, se puede dar al capítulo la siguiente estructura:
  1. La curación del paralítico por Jesús en la piscina (5,1-9)
  2. Interrogatorio de los judíos a causa del sábado (5,10-13)
  3. Encuentro del hombre curado con Jesús en el templo (5,14)
  4. Reconocimiento público de Jesús por el hombre (5,15)
  5. Altercado entre Jesús y los judíos (5,16-18)
  6. Discurso de Jesús a los judíos (5,19-47)
1. La narración comienza con un relato de curación. Se nos describe el lugar y la multitud de enfermos (ciegos, cojos y paralíticos). Allí se encuentra Jesús y ve a un hombre que yace, de quién él sabe que ya hace treinta y ocho años que está paralítico y le pregunta: “¿Quieres sanar?”
La cifra 38 puede ser simbólica y quizá remite a Dt 2,14: “Nuestra marcha desde Cadés Barnea duró 38 años, exactamente el tiempo necesario hasta que desapareció del campamento toda la generación de varones aptos para la guerra”. Después de treinta y ocho años, habían muerto todos los varones que habían pecado, entonces viene la vida nueva. Esto es lo que está a punto de suceder con el hombre que lleva 38 años paralítico. Para Brown, la sugerencia de que  la cifra tiene valor simbólico es innecesaria. En los milagros del N.T. es frecuente indicar que la enfermedad en cuestión no era una dolencia temporal sino crónica: la mujer de Lc 13,11 llevaba 18 años enferma; la hemorroísa de Mc 5 llevaba 12 años con flujos de sangre; el tullido de Hch 4,22 tenía 40 años; Eneas, curado por Pedro en Lida, llevaba 8 años enfermo, 9,33. Es una manera de indicar que se trataba de casos desesperados.
La pregunta de Jesús al paralítico no es absurda. Pretende movilizar su deseo de curación y de vida. La enfermedad crónica ha matado ese deseo en él y se encuentra aislado y solo. Es una persona que no tiene a nadie. Por eso no responde a Jesús. No dice si quiere sanar o no, sino que permanece encerrado en su forma de pensar, como si lo suyo no tuviera solución, como si no hubiera esperanza para él, como si él mismo no pudiera cargar con su propia vida y hubiese olvidado sus propios deseos y necesidades.
La palabra de Jesús, en esta situación, trae de nuevo al paralítico a la plenitud de la vida: “Levántate, toma tu camilla y anda”. El verbo “levantarse”, en griego es el mismo que se usa para hablar de la resurrección (“… como el Padre hace levantar a los muertos y los trae a la vida, así el Hijo trae a la vida”, 5,21). La curación es un acto de pasar de la muerte a la vida.
Sin embargo, era sábado aquél día. El tema del sábado es importante en el relato. Hay dos modos de entender el sábado: como plenitud de la creación, día de la vida plena, día del Señor, día de fiesta y de alegría, un día hecho para el hombre, o bien como un día que se convierte en una carga para los creyentes: carga de leyes rígidas que no se deben transgredir y que impiden incluso hacer el bien y cuidar la vida de otros.
2. En la segunda escena cambia el lugar, las personas y el contenido. La curación de Jesús no es el tema principal, sino la ley. Los judíos se dirigen al enfermo, que camina por las calles de Jerusalén llevando su camilla, para decirle que eso no está permitido en sábado. En el centro de su conversación está Jesús y sus palabras milagrosas: “toma tu palabra y echa a andar”. Al paralítico le pasa, en principio, como a todos los que se encuentran con Jesús: no sabe quién es (así también, el Bautista, 1,31.33, Nicodemo, la samaritana…).
3. Jesús encuentra al hombre en el Templo. Le encuentra porque le busca. En el evangelio de Juan, el verbo buscar es recurrente: los discípulos buscan a Jesús, se buscan unos a otros para dar testimonio de Jesús; Jesús busca al ciego en 9,35…; unos griegos buscan a Jesús, y también los judíos, Jn 7.  
La frase de Jesús “no peques más” parece extraña y contradice lo que Jesús dice en 9,3. Pero, en este caso, sugiere que Jesús pone en relación el pecado con la enfermedad de la parálisis, como en Mc 2,5. ¿Cuál sería el pecado de este enfermo? No querer curarse, haber renunciado al deseo de vivir, la desesperación ante el futuro, y el vivir como “normal” su situación de exclusión de la fiesta, como si Dios fuere malvado y gozase con la muerte del hombre (cf. Ez 33,11). También ese pecado está en relación con conocer o no conocer a Jesús y al Padre. Ahora el paralítico ha conocido a Jesús. En 5,24, Jesús dice: “Quien escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado… ha dado ya el paso de la muerte a la vida” (5,24). Se trata de no volver a la antigua vida sin Jesús y sin Dios. Quien cree en Jesús tiene vida eterna.
4. El versículo 15 ha recibido dos interpretaciones totalmente opuestas: 1) El hombre es un traidor que acusa a Jesús (a favor de esta interpretación está la expresión “el hombre se fue”, física y emocional-teológicamente, como los discípulos de Jn 6,66 que abandonaron a Jesús); 2) El hombre se ha convertido en un discípulo de Jesús que da testimonio público de él (a favor de esta interpretación está el hecho de que el verbo “dar a conocer” tiene un sentido positivo en todos los lugares donde aparece en el evangelio: 4,25; 16,13; 16,14.15).
5. Por primera vez en el relato aparecen las palabras “perseguir” y “matar”. El conflicto entre Jesús y los judíos es a vida o muerte. Jesús cura y da vida a quien no tiene vida. En contraposición, él será entregado a la muerte. Este episodio en Jerusalén, en un contexto de fiesta, evoca la Pascua definitiva en la que entregará su vida, por amor, hasta el fin.
La frase de Jesús en 5,17 (“mi Padre trabaja y yo también trabajo”) se debe entender sobre el trasfondo de Éx 31,17: “En seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, pero en el día séptimo descansó y tomó respiro”. Los rabinos interpretan que Dios cesó su obra creadora pero no cesó de impartir justicia y de encargarse del “respiro”, del “aliento”, de la vida del hombre. El descanso de Dios es, en realidad, introducirnos en su descanso, en su fiesta, comunión y filiación. Cuando Jesús cura a un paralítico en el día sábado, está participando de ese poder vivificador de Dios y cumpliendo su obra. Así como su Padre no ha cesado con el trabajo de vivificar en el día séptimo, así tampoco Jesús.
Los judíos entienden que Jesús se equipara con Dios. No solo anula el sábado sino que se hace igual a Dios.

CUANDO MEDITES

1. Sitúate en la escena… Hazte consciente de tu enfermedad, de tu necesidad… Puede que estés ciega, que algún aspecto de tu vida o de tu persona estén paralizadas… Mira cómo Jesús pasa junto a ti, te mira… sabe… y te pregunta “¿Quieres curarte?”… ¿Qué le respondes a Jesús? ¿Qué deseos quieres expresarle?...
2. “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”… ¿Te sientes capaz de cargar con todas las cargas de tu vida, con toda tu realidad y tus circunstancias?... Si no es así, cree que la fuerza vivificadora de Jesús te da la fuerza, la gracia, la posibilidad… Su fuerza vence en tu debilidad…
3. “Mi Padre trabaja y yo también trabajo”… Jesús hace lo que ve hacer a su Padre. Su misión, su tarea, su vida, es ocuparse de lo que el Padre se ocupa… En este caso, son los excluidos de la salvación que ofrecía la religión oficial del pueblo judío… Los enfermos impuros. La piscina de Betesda, con cinco pórticos, evoca el templo y sus pórticos, al que aquella multitud de gente enferma no tenía acceso… Pero el Padre se ocupa de ellos… y Jesús, verdadero Templo, los acoge, los cuida, los sana… La mención a la puerta de las ovejas evoca el buen Pastor que da su vida por las ovejas, aquellas ovejas cojas, ciegas, postradas, incapaces de ponerse en pie… ¿En qué trabajos te ocupas tú? ¿Están en la línea de lo que a Dios le interesa y quiere?... 

CUANDO ORES

- Dale gracias a Jesús porque él te mira, te “sabe”, desea curarte y llenarte de vida… Puedes darle gracias con el salmo 103: “Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo Nombre; bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. Él harta de dicha tu existencia y tu juventud renueva como el águila… Bendice, alma mía al Señor…

- Pídele al Señor ojos para ver como Él ve, sensibilidad, fuerza y deseo de trabajar por los excluidos y privados de vida de nuestro entorno…

- Podemos terminar orando con alguna de las siguientes oraciones:

1. Todo esto deseo 

Todo esto deseo:
Que mi oído esté atento a tus susurros.
Que el ruido cotidiano no tape tu voz.
Que te encuentre, y te reconozca y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido, todo esto te ofrezco, Padre.

(José María Olaizola)

2. ¿Quieres curarte?

- ¿Quieres curarte?
- ¡Qué pregunta! ¡Claro que quiero curarme, Señor!
¿Acaso hay alguien que no quiera curarse?

- Hijo mío, ¡no te apresures a responder!
Hace tanto tiempo que estás enfermo,
disminuido,
hace tanto tiempo que eres pecador,
que, en cierto modo,
te has habituado a tu mal,
te has resignado a tu minusvalía.

Tienes necesidad de tu enfermedad
y te aferras a ella
para dispensarte de “ser”.
¿Qué sería de ti sin tus males?
¿No son ellos la coartada
que te exime de vivir?
Piénsalo bien:
cuando yo te pregunto si quieres curarte,
¿lo deseas VERDADERAMENTE?
¿Tienes ganas de vivir?
¿Decides vivir?

- Es verdad, Señor,
que mi fe es bastante pobre.
Apenas me quedan fuerzas
para querer nada.
No hay en mí el menor atisbo de esperanza
que pueda dar comienzo a mi curación.
Ven tú a reanimar
la llama de mi deseo.
Ven tú a devolverme
el gusto de creer y esperar,
las ganas de curarme,
para, al fin,
volver a estar VIVO. 


(Louis Évely, Tú me haces ser, Santander 1990, 94)
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(1)  Cf. VAN TILBORG, S. Comentario al evangelio de Juan. Estella (Navarra), Verbo Divino, 2005. 105-115; Silvano Fausti, Una comunità legge il vangelo di Giovanni, EDB 2002, 107ss.
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Lectio divina preparada por Conchi López, pddm (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)