jueves, 31 de enero de 2013

Ningún profeta es bien recibido en su tierra

Lectio divina de Lc 4,21-30
Oración al Espíritu
Espíritu Santo,
sé que me habitas y que habito en ti.
Algunas veces, he llegado a sentirlo, como si fuera más consciente…
Algunas veces, he vislumbrado comprenderlo, como más lúcidamente…
Muchas veces, ni siento, ni entiendo, ni siquiera me acuerdo de que estás en mí
y de que estamos en ti…
Pero, CREO.
Creo en ti, Espíritu Divino de la Creación.
Creo, porque quiero creerle más y más a Jesús, que me reveló
tu presencia viva y discreta en todo lo que es…
Creo, cada vez más, que no se trata de mí ni de que yo tenga vida,
sino de ti, en todo, y de que me regalas ser parte de la Vida.
Gracias por cada sensación, por cuanto percibo y capto.
Gracias por cada sentimiento y cada emoción, por cuanto vivo y expreso.
Gracias por cada recuerdo, cada idea, cada momento de comunicación.
Gracias por cada silencio, cada vez más lleno de tu divino amor.
Gracias por cada rostro que habita en mi corazón.
Deseo dejarme mover por tu acción.
Deseo fluir, no pasiva ni resignadamente, sino confiadamente, atentamente, felizmente.
Deseo liberarme de cualquier necesidad y deseo, desapegarme y soltar,
Decir “adiós” sin aferrarme, pero saber darme y siempre amar.
Te consagro mi ser.
Quiero que llenes a las personas con las que comparto esta historia.
Deseo que reines en toda la creación y que seamos, más y más,
humanidad consciente de tu amor, que une sin fundir,
que anima sin someter,
que ilumina sin deslumbrar,
que da vida dándose y sin dejar de amar.

¡GRACIAS, ESPÍRITU SANTO!
¡GRACIAS Y AMÉN, CON TODA LA HUMANIDAD!

(Rogelio, misionero del Espíritu Santo)
………………………………………………………

Lucas 4,21-30

20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga, todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles:
- Esta Escritura, que acabáis de oír,
se ha cumplido hoy.
22 Y todos daban testimonio de él
y estaban admirados de las palabras
llenas de gracia que salían de su boca. Y decían:
-¿No es éste el hijo de José?
23 El les dijo:
- Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.
24 Y añadió:
- En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. 25 Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.  27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.

28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; 29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
             
CUANDO LEAS

- Encontrándose en la sinagoga de Nazaret, Jesús ha leído el c. 61 de Isaías que anuncia el Mesías de los pobres y luego afirma que dicha profecía se cumple “hoy” (implícitamente en él).
- Tres son las reacciones del auditorio: admiración, menosprecio y, por último, odio mortal. Al principio, todos le prestan atención y quedan maravillados de sus palabras. Luego, sin embargo, nace la duda en sus corazones, pues las “palabras de gracia” pronunciadas por Jesús no encajan con su humilde origen.
- La pregunta que se hacen los presentes (“¿No es éste el hijo de José?”) provoca una larga intervención de Jesús articulada en dos momentos: 1. Les dice un refrán ya conocido en el mundo antiguo (“Médico, cúrate a ti mismo”), con el cual reconoce la hostilidad del auditorio y lo confirma con otro refrán (“Ningún profeta es bien aceptado en su patria”), auto-presentándose así como profeta; 2. Recurre a dos ejemplos del Antiguo Testamento para ilustrar su experiencia. Lo que le ha ocurrido a él ya había sucedido a dos grandes profetas de Israel, Elías y Eliseo.
- Los dos ejemplos mencionados se encuentran en los libros de los Reyes: el milagro de la harina y el aceite (1Re 17,7-16) y la curación de Naamán el sirio (2 Re 5,1-14). En estos dos textos, Elías y Eliseo actúan a favor de dos paganos que, además de ser extranjeros, eran marginados de la sociedad: una pobre viuda y el leproso pertenecen al grupo de los pobres y de los oprimidos  a los que está destinada la liberación de Jesús (cfr. Lc 4,18). La salvación, pues, no es exclusiva de Israel sino que alcanza a los pueblos paganos. Dos ejemplos del pasado que iluminan el hoy de Jesús: Jesús ha venido a liberar a todos aquellos que necesitan la salvación.
- Presos de indignación, los habitantes de Nazaret se levantan para precipitarlo en un barranco, pero Jesús, incomprendido en su tierra, “siguió caminando”.
(Nuria Calduch, Misa dominical)

CUANDO MEDITES

- Sabemos que históricamente la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su ejecución en la cruz.
También lo sabe el evangelista Lucas. Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.
- Lo sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los suyos a lo largo de los siglos.
A los seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi por completo algo que tiene importancia. Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la ley. Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación.
Olvidamos que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en Dios.
Los cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de las grandes manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historia cristiana, no deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A finales del siglo segundo "cae sobre el espíritu (profético) de la Iglesia una escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo".
Hoy, de nuevo, preocupados por restaurar "lo religioso" frente a la secularización moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y "se alejará" para proseguir su camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera, reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora.

(José Antonio Pagola)


CUANDO ORES


1) Pregoneros y profetas
 
Cuando pase el mensajero
que no me encuentre dormido,
afanado en otras metas,
indiferente a su voz.
Que no sea su relato
semilla que el viento barre
o luz que a nadie ilumina.
Cuando pase el mensajero
que no le vuelva la cara
para esquivar su propuesta.
 
Se presentará en un libro,
en un verso, 
o será estrofa de un canto
que me envuelva.
Vendrá, tal vez, en un amigo,
en un hombre roto,
o en el pan partido.
Le abriré la casa, 
pondré en juego el corazón
y escucharé, con avidez,
sus palabras.
 
Y entonces 
me cambiará la vida.

(José Mª Rodríguez Olaizola, sj)


2) “Estaban admirados de las palabras de gracia que salían de su boca” (Lc 4,22)

Palabras vivas, graciosas y llenas de gracia,
capaces de arrancar amaneceres en noches eternas.

Palabras que quitan losas, que aligeran pesos,
que devuelven la cordura y disuelven los miedos.

Palabras, como parteras de la vida, 
tirando de ti, para que nazcas de nuevo.

Palabras alegres, que despiertan sonrisas,
que dan respiro y ensanchan angosturas.

Palabras llenas de Dios, llenas de aliento divino.
Así son tus palabras.
Así serán las mías, si tú hablas en mi boca.
....................................................................... 

miércoles, 30 de enero de 2013

Consolación

Dibujo tu rostro con mis dedos, 
buscando la huella que dejó en ti la tristeza.
Lágrimas calientes y amargas trazan surcos
de devastación
 
por tu piel blanca.
Enjugo tu rostro con mis dedos,
borrando la huella que dejó en ti la tristeza.
Y cubro de besos los surcos de tu llanto
y le devuelvo
 
la sonrisa 
al rubor de tus mejillas.

El beso (Sarangello)
.......................................

El Espíritu de Dios está sobre mí


Lectio Divina de Lucas 1,1-4; 4,14-21



 .........................................................................

1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, 2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, 3 he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, 4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su fama se extendió por toda la región. 15 Iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado, entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías, desenrolló el volumen y halló el pasaje donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19 y proclamar un año de gracia del Señor.
20 Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy.»

CUANDO LEAS

w La lectura evangélica de hoy está formada por la conjunción de dos fragmentos independientes: el prólogo del evangelio (Lc 1,1-4) y el discurso de Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,14-21). Ambos textos son programáticos, porque funcionan como una guía de lectura del evangelio entero.
wImitando el estilo de los historiadores de su tiempo, Lucas coloca un prólogo al comienzo de su obra en el que declara qué es lo que se ha propuesto escribir, de quién lo aprendió, cómo lo escribe y qué fin pretende con ello. El tema del libro es “todo lo que Jesús hizo y enseñó” (Hch 1,1). La fuente en donde se inspira son los apóstoles, es decir, los testigos oculares. Respecto al método utilizado se caracteriza por tres cualidades: investigación completa, exactitud y orden pedagógico. La finalidad es que el amigo Teófilo y los demás cristianos reconozcan que su fe se apoya en una firme realidad histórica. Para Lucas, Jesús no es una idea, un mito o un símbolo revestido de historia, sino un personaje enraizado en nuestra historia, centro y razón de nuestro existir.
w Lucas inaugura el ministerio de Jesús con un episodio localizado en la sinagoga de Nazaret. Resulta evidente que ha reelaborado y adaptado la perícopa de Mc 6,1-6, donde el mismo episodio concluye la misión de Jesús en Galilea. A Lucas le interesa que la actividad pública de Jesús comience en Nazaret, donde también tuvo su origen (cf. Lc 1,26). De este modo, Lc 4,16-21 se convierte en texto programático, el “manifiesto de Nazaret”, que presenta el programa de lo que será el ministerio de Jesús y también la prefiguración de su destino.
w Lucas describe cuidadosamente todas las acciones de Jesús: llega a Nazaret, entra en la sinagoga, se levanta a leer, abre el libro, lo enrolla, lo entrega, se sienta y explica lo que ha leído. Es de notar que en su explicación, Jesús no hace referencia a su persona. El pasaje de Isaías alude directamente a Jesús (Él es el ungido del Señor), pero él se muestra reacio a manifestarlo abiertamente. Jesús no comenta el texto de Isaías como nosotros lo haríamos hoy, sino que confirma la palabra del profeta haciendo actual su mensaje: “Hoy se ha cumplido la escritura” (v.21). La afirmación se fija en el hoy, no en su persona, pues su finalidad es que los oyentes se den cuenta de que están viviendo un tiempo de gracia. El hoy inaugura el tiempo de la salvación.

(Nuria Calduch, Misa dominical)

CUANDO MEDITES

Antes de narrar la vida de Jesús, Lucas quiere presentar su programa. Le interesa mucho, pues ese es precisamente el programa que han de tener ante sus ojos quienes le siguen.
Según Lucas, es el propio Jesús quien selecciona un pasaje del profeta Isaías y lo lee a los vecinos de su pueblo, para que puedan entender mejor el Espíritu que lo anima, las preocupaciones que lleva en su corazón y la tarea a la que se quiere dedicar en cuerpo y alma.
Jesús se siente “ungido” por el Espíritu de Dios, impregnado por su fuerza. Por eso sus seguidores lo llamarán Cristo, es decir, Ungido, y por eso se llamarán ellos “ cristianos”. Para Lucas, es una contradicción llamarse cristiano y vivir sin el Espíritu de Jesús.
“Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres”. A Dios le preocupa el sufrimiento de la gente. Por eso su Espíritu empuja a Jesús a dejar su aldea para llevar la Buena Noticia a los pobres. Ésta es su tarea: poner esperanza en los que sufren. Si lo que hacemos y decimos los cristianos no es captado como “Buena Noticia” por los que sufren, ¿qué Evangelio estamos predicando?, ¿a qué nos estamos dedicando?
Jesús se siente enviado a cuatro grupos de personas: los “pobres”, los “cautivos”, los “ciegos” y los “oprimidos”. Son los que más dentro lleva en su corazón, los que más le preocupan. ¿Qué ha sido de la gran preocupación de Jesús?...
Jesús tiene claro su programa: sembrar libertad, luz y gracia… Nosotros podemos dedicarnos a juzgar a la sociedad actual y a condenarla; podemos lamentarnos de la indiferencia religiosa. Pero, si seguimos el programa de Jesús, nos sentiremos llamados a poner en el mundo libertad, luz y gracia de Dios.

(José Antonio Pagola)

CUANDO ORES

Cuerpo de Cristo

Ojos inquietos por verlo todo.
Oídos atentos a los lamentos,
los gritos, las llamadas,
Lengua dispuesta a hablar 
verdad, pasión, justicia…
Cabeza que piensa,
                para encontrar respuestas
                y adivinar caminos,
                para romper las noches
con brillos nuevos.
Manos gastadas de tanto bregar,
                de tanto abrazar
                de tanto acoger
                de tanto repartir
pan, promesa y hogar.
Entrañas de misericordia
para llorar las vidas golpeadas
y celebrar las alegrías.
Los pies, siempre en marcha
                hacia tierras abiertas
                hacia lugares de encuentro.
Cicatrices que hablan 
de luchas, de heridas, 
de entregas,
de amor,
de resurrección.
Cuerpo de Cristo…
 
…Cuerpo nuestro.



(José Mª Rodríguez Olaizola, sj)

sábado, 26 de enero de 2013

Te pienso sin figura

En momentos, te pienso sin figura,
y se me enturbia la memoria de tu rostro.
Quisiera recordarte en todos los detalles,
pero no puedo dibujarte, inundado, como está,
de niebla, mi recuerdo.

Sin embargo, nunca se me enturbia la memoria
de tu ser entero, vivo, vivo, vivo…
Nunca se me enturbia
la voz callada de tu alma
ni la hermosa mirada de tus ojos interiores,
posándose sobre el mundo.


......................

sábado, 19 de enero de 2013

Instantes

Luces espléndidas dibujando el recorrido de las calles de la ciudad vieja. Una nube blanca y quieta cubriendo el cielo en la noche. Luz de luna entre los claros. Soledad y silencio insólitos, de un lugar, por lo común, transitado. Algún coche de enamorados ocultando el amor entre sombras. Reflejos de luz dorada en el río. Una compañía amiga, con deseo de acompañar el devenir de tiempo, hasta la madrugada. Conversaciones sobre la fe, la vida y Dios. Once y media de la noche en el valle. No queremos irnos, pero debemos irnos.
Unos minutos han bastado para llevarnos la ciudad dormida en los ojos.

Foto: Mi instagram
.................................................................


jueves, 17 de enero de 2013

Jesús, el novio en el banquete de bodas del Reino

Lectura orante de Juan 2,1-11

Invocación al Espíritu

Acércate a nuestro límite, Tú que eres ilimitado.
Acoge nuestros deseos, Tú que lo puedes todo.
Levántanos con tu mano, cuando estamos en el fondo del abismo.
Cúranos con tu aceite, cuando estamos enfermos.
Límpianos con tu agua, cuando nos vemos manchados.
Fortalécenos con tu fuego, cuando somos cobardes.
Enséñanos tu sabiduría, cuando vivimos engañados.
Alégranos con tu risa, cuando somos incapaces de sonreír.
Agrándanos con tu amor, cuando somos mezquinos.
Acompáñanos con tu Presencia, cuando nos sintamos solos.
Aliméntanos con tu Vida, cuando sintamos hambre y sed de vida.
Ven, Espíritu Santo, haznos vivir por dentro la vida de Dios.

Canto: Ven, Espíritu de Dios
(Ain Karem) lam CI



........................................

Juan 2,1-11

1 Al tercer día, se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 
2 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
3 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino." 4 Jesús le responde: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora."
5 Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que él os diga."
6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
7 Les dice Jesús: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba.
8  "Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala." Ellos lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio 10 y le dice: "Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora."
11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.

CUANDO LEAS

El relato de las bodas de Caná tiene dos partes principales, separadas por la descripción de las tinajas de piedra, en el v. 6:
A) 2,1-5
2,1-2: Introducción: tiempo, lugar y circunstancias
2,3-5: Falta el vino. Intervención de la madre de Jesús, nombrada tres veces
2,6: Las tinajas vacías
B) 2,7-11
2,7-10: El vino nuevo. Intervención del maestresala, nombrado tres veces
2,11: Interpretación del hecho 
v.1:
1. El episodio de las bodas de Caná se abre con una indicación temporal: “al tercer día” o “el día tercero”. ¿“Al tercer día” a partir de qué momento? A partir de que Jesús tomara la decisión de ir a Galilea (Jn 1,43). Si nos fijamos, tras el prólogo, la narración sobre Juan el Bautista y sobre los primeros discípulos de Jesús está encuadrada en un marco temporal: 1,29 (“al día siguiente”); 1,35 y 1,43. Tras esto, viene la escena de las bodas de Caná, introducida por la expresión griega “al tercer día”. Esta expresión indica un intervalo de tiempo de dos días, como vemos claramente en el caso de la muerte y resurrección de Jesús. Jesús muere el viernes y resucita el domingo. 
Nos encontramos, por tanto, en el día sexto, contando desde Jn 1,19. ¿Qué importancia tiene esta consideración? El día sexto, en la tradición israelita, es el día de la creación del hombre y de la mujer “a imagen y semejanza de Dios” (1,26-31). Si además tenemos en cuenta que las referencias implícitas a la creación han sido recurrentes en el primer capítulo de Juan (“En el principio” Jn 1,1 = Gn 1,1; El Espíritu sobre Jesús, Jn 1,32; el Espíritu sobre las aguas, Gn 1,2; la alusión a la luz, Gn 1,2-3; la Palabra creadora, Jn 1,3, Gn 1,3.6.9.11.14...) resulta que el evangelista nos está diciendo que vamos a asistir a una nueva creación de la humanidad, en el relato de estas bodas.
2. La boda sucede en un marco espacial: Caná de Galilea, un pueblecito a unos 15 km al norte de Nazaret. Jesús, que se encuentra en Betania, “al otro lado del Jordán”, decide ir a Galilea. Como los sinópticos, Juan sitúa también en Galilea el comienzo de la vida pública de Jesús. Recordemos que Galilea era una región con mala fama entre los judíos: por una parte, era el lugar clásico de los rebeldes contra el régimen imperante en Jerusalén y, por otra, era “la Galilea de los gentiles” (Is 9,1 ss; Mt 4,15), llamada así por la intensa mezcla de la población primitiva con elementos paganos, tras la conquista de Tiglatpileser III, rey de Asiria, en el s. VIII a.C.
3. Allí, en aquellas bodas, estaba “la madre de Jesús”. Notemos que Juan no llama a María por su nombre sino por referencia a su Hijo. Así sucede las otras dos veces que Juan menciona a María, en 6,42 y 19,25-27.
Son los sinópticos los que nos han transmitido el nombre de María, en Mc 6,3, en los evangelios de la infancia de Mateo y Lucas y en el libro de los Hch 1,14. 
¿Es raro que se llame así a María? Hasta hoy, en el Medio Oriente, es común designar a las mujeres con el nombre de sus hijos, refiriéndose al hijo mayor o al más importante, pues en el mundo semítico la gloria más grande de una mujer es su maternidad.
Sin embargo, a María también se la llama simplemente “mujer” (2,4 y 19,26), apelativo que no resulta normal tratándose de un hijo y una madre.  Recordemos que Jesús se dirige así a otras mujeres del evangelio, como la samaritana (4,21) y la Magdalena (20,15). ¿Qué puede querer decirnos Juan con esto? Indudablemente, la figura de María trasciende, en su evangelio, la figura histórica de la madre del Señor para convertirse en figura simbólica de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, nueva Jerusalén, esposa de las bodas de la nueva alianza. María comparte este simbolismo con otras mujeres del evangelio.
María, denominada mujer al principio y al final del evangelio (cf. 19,25-27), forma una INCLUSIÓN y quiere significar que lo que se va a contar entre estos dos pasajes es la nueva alianza de Dios con la humanidad. Esa nueva alianza son unas bodas entre Cristo esposo y cada uno de los personajes positivos que van apareciendo en el evangelio y que representan a la comunidad esposa.
4. Es significativo que el evangelio comience con un banquete de bodas. El evangelio de Marcos empieza igual: una comida en casa de Leví en la que Jesús declara que él es “el novio” en un banquete de bodas en el que sería absurdo que los comensales ayunaran (cf. Mc 2,19-20). Sigue, con ello, la tradición profética, según la cual, el Reino se compara con un banquete en el que no falta nada, y en donde la alegría desbordante y la esperanza por la salvación regalada son los rasgos distintivos:
6 Dará el Señor, Dios de los ejércitos,
a todos los pueblos, en este monte,
un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera,
manjares enjundiosos,
vinos generosos.
7 Y arrancará, en este monte,
el velo que cubre a todos los pueblos,
el paño que tapa a todas las naciones.
8 Aniquilará la muerte para siempre.
El Señor, Dios de los ejércitos, enjugará las lágrimas
de todos los rostros
y el oprobio de su pueblo lo alejará
de todo el país –lo ha dicho el Señor.
9 Aquel día se dirá:
“Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara;
celebremos y gocemos con su salvación” (Is 25,6-9)

La boda era, además, el símbolo de la alianza en la que Dios aparecía como el esposo del pueblo (Os 2,16-25; Is 1,2; 49,14-26; Jr 2,2; Ez 16) y figura de los tiempos mesiánicos: “Como se casa un joven con doncella, se casará contigo tu Hacedor, y con gozo de esposo por su novia, se gozará por ti tu Dios” (Is 63,2); “Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y derecho, en amor y compasión, te desposaré en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh” (Os 2,21-22).

Juan Bautista nos presenta a Jesús como el novio, el que viene a llevarse a la novia (3,29). Pero es que Jesús esposo está ya presente en las bodas de Caná. Fijémonos en que el maestresala piensa equivocadamente que es el novio el que ha traído el vino mejor y lo felicita (2,9-10). El maestresala se ha equivocado pero, sin saberlo, ha dicho la verdad: es el verdadero novio, Jesús, el que ha procurado el vino de aquella boda.
La comparación del Reino con un banquete de bodas forma parte de la tradición sinóptica más antigua y se remonta a Jesús mismo (cf. Mt 22,1-14; Mt 25,1-13). 

5. Observemos, finalmente, que María “estaba allí”. Se dice de ella lo mismo que de las tinajas: “estaban allí”. Es decir, María pertenece a la antigua alianza. Jesús no. Jesús está fuera de aquellas bodas porque él es la nueva alianza. Sin embargo, María va a hacer de puente entre lo antiguo y lo nuevo. En este sentido, va a ser un poco como Juan Bautista: representa lo más válido de la antigua institución judía en su capacidad de abrirse a la novedad aportada por Jesús y en su relación con los discípulos, a quienes engendra. 
Al contrario que el maestresala, María es consciente de que en la antigua alianza se ha terminado el vino. 
Su figura indica continuidad y ruptura porque, aunque está allí, no se identifica con lo antiguo: no dice “no tenemos vino” sino “no tienen vino”, marcando una cierta distancia con lo que allí está sucediendo.

v. 2: Por primera vez, Jesús entra en escena con sus discípulos. Hasta ahora los protagonistas han sido Juan el Bautista y los hombres que, de modo sorprendido y entusiasmado, han entrado en contacto con Jesús y le han seguido. Ahora Jesús comienza su actividad para establecer una alianza nueva con su pueblo.

v.3: La tradición sinóptica hacía referencia también a un dicho de Jesús sobre el vino nuevo (Mc 2,22: “... el vino nuevo, en pellejos nuevos”).
La abundancia de vino era una de las señales de los tiempos mesiánicos: “Destilarán vino los montes” (Am 9,13; cf. Os 14,8; Jr 31,12). En el segundo libro de Baruc tenemos una fantástica descripción de esta abundancia de vino: “Cada cepa dará mil sarmientos; cada sarmiento, mil racimos; cada racimo, mil uvas; cada uva, 500 litros de vino” (29,5).
El vino representa el gozo de la fiesta, la alegría del corazón: “Has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino” (Sal 4,8). “El vino alegra el corazón del hombre” (Sal 104, 15). 
El vino es también el símbolo del amor nupcial en el Cantar: “Son mejores que el vino tus amores” (1,2); “tu boca es vino generoso” (7,10); “te daré a beber vino aromado” (8,2).
En las bodas de Caná, la antigua alianza es una boda en la que se ha terminado el vino, la alegría, la chispa, el amor. Todo ha quedado reducido al legalismo. Las tinajas de piedra están vacías.

v. 4: La respuesta de Jesús, “¿qué a ti y a mí?”, no indica rechazo a la intervención de María, sino un aplazamiento, porque todavía no ha llegado “su hora”. Sin embargo, Jesús se aviene a anticipar simbólicamente esa hora de la revelación de la gloria de Jesús (que será el momento de amar hasta el extremo en la cruz) en el signo milagroso.
Caná es sólo un “comienzo” (2,11) que remite a un momento de plenitud situado en el futuro. La dinámica del evangelio está orientada a un punto culminante que se designa como la hora de Jesús: Jn 13,1; 19,30.

v.5: María no se siente rechazada ya que invita a los servidores a que se pongan a sus órdenes: “Haced lo que Él os diga” (v. 5). Esas palabras evocan las de la antigua alianza en el Éxodo: “Haremos todo lo que dice el Señor” (Éx 19,8), y la frase del faraón al pueblo hambriento, en Gn 41,55: “Id a José y haced cuanto él os diga”. Del mismo modo que José abasteció al pueblo con una abundancia de grano semejante a la arena del mar (Gn 41,49), Jesús dará el mejor vino, y en abundancia, en aquel banquete de bodas.

v.6: Las tinajas vacías tienen un denso simbolismo: el número 6 indica imperfección.
El hecho de que sean de piedra es un dato interesante desde el punto de vista de la pureza ritual: las vasijas de piedra son siempre ritualmente puras (a diferencia de las de cerámica). Sin embargo, la piedra recuerda las tablas de la ley (Éx 31,18; Dt 4,13) o el corazón de piedra del que nos habla Ezequiel (Ez 36,26).
Su vaciedad indica la inutilidad de los ritos de purificación judíos. Su carácter repetitivo mostraba su ineficacia para purificar el corazón del hombre. La ley creaba una continua conciencia de impureza pero no revelaba el amor de Dios como agua que purifica definitivamente el corazón del hombre (cf. Mc 7,9-23).
Los servidores (diáconos) en realidad representan a los discípulos: a diferencia del maestresala sí saben el origen del vino nuevo (2,9), se ponen al servicio de Jesús para llenar las tinajas y sacar el vino; acogen las indicaciones de María, como también el discípulo amado acogerá a María junto a la cruz. Más tarde, Jesús invitará a los discípulos a convertirse en servidores del Reino: “Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor” (12,26).
La impresión de todo el pasaje es que la gente no se enteró del milagro. Sólo los servidores, María y los discípulos, que creyeron en él. Llevar a los discípulos a la fe y a la vida es el objetivo del evangelio de Juan.

(Notas tomadas de Secundino Castro)

CUANDO MEDITES

1. Es en Galilea, en los márgenes, en lo marginal (“¿De Nazaret puede salir algo bueno?”, Jn 1,46) donde Dios decide comenzar a sembrar salvación, no en el centro, en Jerusalén, la capital “lugar de la Morada de Dios”. Ahora la morada de Dios es Jesús y, donde está Jesús, allí hay salvación: en los lugares más inverosímiles. ¿Cuáles son esos lugares inverosímiles a donde tendríamos que llevar a Jesús hoy (lugares de nuestra persona, de la sociedad, de nuestra parroquia que casi damos por perdidos o adonde no nos atrevemos a ir)?
2. En tu vida cristiana, tu fe y tu oración ¿qué lugar ocupa María? ¿Cómo te diriges a ella? Medita cómo su persona apunta continuamente a la de su Hijo Jesús: “Haced lo que Él os diga”.
3. ¿La fe cristiana convierte tu vida en una fiesta, en la que la alegría y el “exceso” abundan, o más bien tu talante es rígido, intransigente, perfeccionista y grave?
4. Recuerda la cantidad de relatos evangélicos que hablan de comidas y banquetes, de una mesa compartida, de fraternidad, circularidad y servicio… y saca las consecuencias para tu forma de ser cristiano/a hoy.

CUANDO ORES

1. Sitúate en Caná y colócate junto a una de las enormes tinajas llenas de agua que Juan, intencionadamente dice que eran de piedra, destinadas a la purificación de los judíos. Es su manera de hacer ver la rigidez pétrea y la inutilidad del agua para animar una fiesta.
Siente todo lo que hay de agua encerrada e inmóvil en tu vida, todo aquello a lo que quizá das valor de purificarte o acercarte a Dios, pero que te deja frío y es tan incapaz como la piedra de movilizar tu vida.
Contempla después la sala de bodas, después de haber circulado entre los invitados el vino que contienen ahora las tinajas; la preocupación se ha convertido en júbilo, hay una comunicación expansiva, se brinda por los novios...
Reconoce y agradece todo lo que en tu vida se parece al vino, lo que te dilata y anima, lo que te da sentido de fiesta. Acércate a María y cuéntaselo. Pídele que te acompañe hasta donde está Jesús y que le susurre: “No tiene vino..., pero quiere hacer lo que tú le digas”.
Quédate un rato bajo la mirada de los dos.

(Dolores Aleixandre, Relatos desde la mesa compartida, CCS 1999)

2. Invocaciones a Jesús, vino nuevo del Padre

Señor Jesús, banquete, fiesta, comida, bebida, esposo, risa, gozo…
Señor Jesús, alimento de sabiduría y de pan, en cada Eucaristía…
Señor Jesús, banquete que sacia nuestra hambre de bondad y de belleza…
Señor Jesús, vino nuevo e incomparable, que alegra nuestro camino hacia el Padre…
Señor Jesús, fiesta continua por la salvación que ofreces todos los días…
Señor Jesús, Hombre Nuevo en quien todos somos renovados y volvemos a nacer…
Señor Jesús, alegría sin fin, que nada ni nadie puede arrebatarnos…

3. Vacía 

Vacía, como los odres del vino de la fiesta,
vacía, como de agua lo estaban
las tinajas de piedra,
vacía estoy sin Ti,
deseando que me llenes,
deseando hacer lo que tú desees,
y encarnar tu Reino así,
en la alegría del vino que alegra una boda,
en la frescura del agua que calma la sed,
en comidas compartidas entre iguales,
en lugares corrientes, sin nombre.

Eres Tú la alegría que nadie puede quitarme.
Creo en Ti, no por lo que haces,
no por tus milagros,
sino por Ti mismo,
porque amo lo que eres, 
Inmenso y Humilde Dios,
que alegras nuestros caminos
con tu vino nuevo.
...........................................................

miércoles, 16 de enero de 2013

Cuando te pienso

¿Sabes qué me pasa cuando te pienso?
Cuando te pienso, el universo entero se me alegra,
la tragedia del mundo se me hace soportable,
el cansancio de los días me resulta ligero,
la oscuridad de la noche es toda ella luminosa,
me importa bien poco la incertidumbre del futuro,
y el gozo del presente se me agiganta.
Cuando te pienso, estoy a un leve paso 
de tocar el paraíso.


Foto: Mi instagram
......................

miércoles, 9 de enero de 2013

Somos no-dos

Leyendo La vida no termina nunca, de Willigis Jager, DDB 2007


"Conoce quién eres

Soy 'una chispa de Dios' (maestro Eckhart), 'una gota del océano divino' (santa Teresa de Jesús), 'una llama del fuego divino' (san Juan de la Cruz), 'Dios se alumbra en mí' (Orígenes), 'Dios se hace fructífero en mí' (San Agustín). Somos no-dos, una llama del fuego que es Dios, una ola del mar que es Dios, la vasija de lo divino".

Foto: Mi instagram

.................................................

martes, 8 de enero de 2013

¡Rompe la tela de este dulce encuentro!

"Acaba ya, si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
(Llama de amor viva, San Juan de la Cruz)


Desear ardientemente
contemplar al Invisible,
saciarte en la Fuente,
abrazar al Infinito,
adorar al Necesario,
fundirte con el Eterno...

y quedar vacía y callada,
caminando a oscuras y a tientas,
soportando una sed de desierto,
acariciando lo efímero,
desterrada en lo contingente,
y separada aún por la fina tela 
que impide el dulce y añorado encuentro.

...............................................................................................

lunes, 7 de enero de 2013

"Tu madre te quiere siempre"

En una esquela pinchada en el tablón de anuncios de mi parroquia, he leído esta mañana una frase que me ha estremecido. 
En mayúsculas, y solitarias, antes de la retahíla acostumbrada en todas las esquelas, estaban estas palabras:
"TU MADRE TE QUIERE SIEMPRE".

¿Son palabras de ahora? He pensado que quizá eran palabras de siempre, que su niña conocía, que la madre le decía a menudo, como un código secreto entre las dos...

La niña tenía trece años.
Era hija única.
Se ha quitado la vida.
Sola, en su habitación.



domingo, 6 de enero de 2013

Te diré mi amor, Rey mío

El himno de Navidad "Te diré mi amor, Rey mío" me rondaba el corazón... Me daba vueltas y vueltas... Y, orándolo, me salió esta versión propia, menos poética pero sentida. 
A Dios quiero decirle mi amor todos los días. Los días de sol radiante y los desapacibles días de tormenta. El amor no está a merced de las circunstancias. La percepción de las circunstancias se transforma por el amor. Y de este modo, "las grandes aguas no podrán apagar el amor ni los ríos anegarlo". El amor es para siempre.
.............................


Te diré mi amor, Rey mío,
cuando el corazón se inflame
y la luz llene los ojos
y la sonrisa se ensanche.

Te diré mi amor, Rey mío,
cuando el corazón se seque,
y las tinieblas me envuelvan
y la tristeza me apague.

Te diré mi amor, Rey mío,
cuando la plenitud de sentido
invada toda mi tarde.

Te diré mi amor, Rey mío,
cuando el absurdo aparente
todo lo rompa y devaste.

Te diré mi amor por siempre
en amaneceres grandes
y en densas oscuridades.

Te diré mi amor de noche,
mi barca varada a tus pies,
y susurrando tu Nombre.


Foto: Conchi López


.............................