sábado, 16 de noviembre de 2013

Verás madre, es que me gusta mirarte

Precioso escrito de mi siamesa, sobre mujeres. Bueno, sobre una mujer única.
"A veces quiero ser tus brazos fuertes con los que poder abarcarte, mas soy tan solo tu bastón olvidado sobre el brocal del pozo..."
Comparto esos sentires desde dentro, como escritos por mí.
Mi mirada es hoy la de mi hermana, y mi corazón escribe con sus dedos.


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Mujeres I

Verás madre, es que me gusta mirarte, desde siempre. Te miro desde el silencio, el tuyo y el mío, como una espectadora en mi butaca de cine, desde la abstracción y cierta perspectiva, como fuera de escena. Te miro como si fueses la única actriz sobre el escenario, en tu personal y acallada tragedia, en un desgarrador Cinco horas con Mario. Me sitúo al calor de la estufa, en el ángulo resguardado de la luz de la ventana, entre cierta penumbra acogedora y necesaria y la tímida luz de la tarde que resplandece sobre mis cabellos y perfila tu cuerpo cansado, en ese íntimo hueco que se crea en torno al fuego y que siempre me recuerda a tu regazo.

He aprendido a conocerte, eso de lo que siempre nos olvidamos los hijos para con los padres: conocerlos. Conocerse es sentirse.Te conozco porque te siento, porque a veces soy el aire que entra en tus pulmones en uno de tus suspiros, y ahí, desde dentro, te recorro. Soy tus piernas doloridas y tus huesos carcomidos. Soy muchas de tus canas. Soy tu dolor de madre. A veces quiero ser tu fuerza y tu coraje. Soy tus ojos rojos, a veces quisiera ser tu apretón de manos que hacía crujir las nuestras hasta hacernos llorar. A veces quiero ser tus brazos fuertes con los que poder abarcarte, mas soy tan solo tu bastón olvidado sobre el brocal del pozo.

Te pienso en tu niñez, aquella que estaba obligada a pasar deprisa para ser mujeres antes de tiempo. Te imagino pretendida por aquellos jóvenes de los que no sabías nada, y a los que tenías que dar un sí o un no sin haber sentido el roce de sus manos, sin apenas conocer el tono de su voz cuando estaban felices o enfadados. Qué mala suerte, madre, echar el amor a cara o cruz, como una moneda al aire. Nunca sabrás si hubieses sido más feliz si hubiese existido la opción de conocer, de besar, de pasear, de hablar, de reír, de llorar, de enfadarse, de reconciliarse... y la libertad de renunciar a tiempo si no lo sentías realmente compañero, pero aquello era deshonra, un hombre era para siempre. Te sé asustada ante el amor, paralizada frente al sexo por el recato y el pudor, negándote al deseo y a la entrega bajo la amenaza del padre, por aquello de guardar la honra... Creíste haber elegido bien, después de todo. Otras no tuvieron tanta suerte, has pensado siempre... Y, a pesar de tu buena suerte, siempre quisiste para tus hijos mucha mejor suerte. A cada uno le corrió su suerte, la que a veces es ineludible, como tu suerte.


jueves, 14 de noviembre de 2013

La llamada de los primeros discípulos en el evangelio de Juan

Lectio divina de Juan 1, 35-51

35 Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos. 36Viendo pasar a Jesús, dice: - “Ahí está el Cordero de Dios”. 37Se lo oyeron decir los discípulos y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dice: - “¿Qué buscáis?” Respondieron: - “Rabí (que significa maestro), ¿dónde resides?”. 39 Les dice: - “Venid y lo veréis”. Fueron, pues, vieron donde residía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde.
 40 Uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. 41 Fue a buscar  primero a su hermano Simón y le dice: - “Hemos encontrado al Mesías” (que se traduce Ungido). 42 Y lo condujo a Jesús. Jesús lo miró y le dijo: - “Tú eres Simón, hijo de Juan: a ti te llamarán Cefas (que significa piedra).
43 Al día siguiente se disponía Jesús a marchar a Galilea, cuando encuentra a Felipe y le dice: -“Sígueme".
44Felipe era de Betsaida, patria de Andrés y Pedro. 45 Felipe encuentra a Natanael y le dice: -“Hemos encontrado al que describen Moisés en la Ley y  los profetas: Jesús, hijo de José, natural de Nazaret”. 46 Replica Natanael: - “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Le dice Felipe: -“Ven y verás”. 47 Viendo Jesús acercarse a Natanael, le dice: -“Ahí tenéis un israelita de verdad, en quien no hay falsedad”. 48 Le pregunta Natanael: -“¿De qué me conoces?” Jesús le contesto: -“Antes de que te llamara Felipe, te vi bajo la higuera”. 49 Respondió Natanael: -“Maestro, tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel”.
50 Jesús le contestó: -“¿Porque te dije que te vi bajo la higuera crees? Cosas más grandes verás. 51 Y añadió: -“Os aseguro que veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando por este hombre”. 

CUANDO LEAS

Estos 16 versículos ofrecen otra versión del primer llamamiento a los discípulos para el ministerio con Jesús. Los sinópticos lo relatan como si lo hubieran visto desde la distancia, Juan lo hace como testigo de vista. Las dos unidades literarias en que podemos dividir este pasaje: 1,35-42 y 1,43-51, ocupan los días tercero, cuarto y quinto de la secuencia cronológica que presenta el evangelista. Esta sección de Juan revela progresivamente el misterio de Jesús. Los días se cuentan a partir del interrogatorio de Juan (1,19-28):

- 1,35: “al día siguiente”, día 3º: Andrés y otro, discípulos de Juan de Juan se acercan a Jesús y se quedan con él todo el día. El narrador no cuenta qué hicieron, ni de qué hablaron, pero sí que era la hora décima. Todavía quedaba un tiempo disponible para el diálogo, etc., pero probablemente evoca una hora particular, la del cumplimiento-plenitud.

- 1,41-42: “al día siguiente”, día 4º: Andrés encuentra (¿lo buscó? a su hermano Simón y le lleva a Jesús; ambos van juntos. Jesús, es presentado como Mesías y anuncia a Simón que se le conocerá como Cefas/Pedro (en griego, piedra). Pedro en adelante será reconocido por este nombre dentro del grupo de discípulos y, según dice Pablo en alguna de sus cartas, también por las comunidades cristianas del I siglo. En este primer encuentro con Jesús, Pedro tiene una actitud pasiva.
 
- 1,43-45: “al día siguiente”: día 5º: Jesús se disponía a marchar a Galilea, cuando encuentra (en singular, no iban con él  Andrés y Pedro?) a Felipe y le dice directamente: “Sígueme”. Ésta es la única llamada que Jesús hace directamente y también la primera palabra de Jesús que recoge el evangelista. Felipe le sigue. Volverá aparecer en 6.5.7 (multiplicación panes y peces; 12,21: la visita de los griegos, y en 14,8: “enséñanos al Padre”. Y otras tres veces en Hechos. Se le atribuyen dos escritos apócrifos: Evangelio de Felipe y Hechos de Felipe.
                       
El texto de esta tarde podría resumirse en dos palabras: llamada y seguimiento. El evangelista quiere escribir más que una escena realista, un modelo de llamada y seguimiento.  El proceso por el cual  son llamados los discípulos en Juan difiere del relatado en los sinópticos. En éstos, Jesús llama personalmente a sus primeros discípulos (Mc 1,16-20; Mt 4,18-22). En este evangelio encontramos al Bautista como testigo de Jesús, no en la familiar figura de predicador de conversión, un testigo que, cumplido su cometido, desaparece para que aparezca la figura de Jesús y y el relato de cómo los discípulos reconocen a Jesús gradualmente y más en profundidad. La valoración de los TÍTULOS con los que designan a Jesús nos lo índica: Cordero de Dios – Mesías – Maestro – Rey de Israel – Hijo (ó Elegido) de Dios.

Desde un punto de vista histórico es más que probable un encuentro entre el Bautista y Jesús. El Bautista pudo considerar presentar a Jesús como el enviado de Dios, pero los títulos que utiliza para presentarle sólo son pensables después de la resurrección, a la luz de la Pascua. Es admisible que, una vez desvelado el misterio de Jesús, se pongan los títulos en boca de su presentador oficial, el Bautista. (Mollat). El relato es, pues, histórico, pero ha sido reelaborado con una reflexión teológica a partir, probablemente, de las experiencias y percepciones de las comunidades.

La expresión os lo aseguro”, que es traducción aproximada del Amén, amén,  que figura en el texto en duplicado y colocado
antes de una afirmación significa la certeza total, que excluye toda posibilidad de error. En Juan, Jesús lo utiliza 25 veces y siempre duplicado. Mediante esta fórmula Jesús se manifiesta con toda su autoridad en la cuestión que sea, por eso se suele traducir como “os aseguro”. Para otros evangelistas esta visión se cumplirá al final de los tiempos; para Juan se cumple durante el ministerio porque el Hijo del hombre ya ha bajado del cielo.

Los relatos evangélicos hablan de forma inequívoca de que Jesús llamó al seguimiento. El hecho de que en su origen haya una llamada de Dios, nos recuerda que el seguimiento es un don, algo ajeno al voluntarismo. El discipulado es un  “horizonte de gracia”, una  relación de seguimiento Jesús-discípulo que  se expresa en tres actitudes: 
 -- escuchar a Jesús,
 -- contemplar su forma de actuar, y
-- dejarse iniciar por él en la experiencia de Dios.


CUANDO MEDITES 

 A la luz de este evangelio puedes plantearte las siguientes cuestiones u otras que sintonicen mejor con tu situación hoy:

- ¿Ves reflejada tu experiencia de fe y seguimiento en las experiencias narradas en este pasaje?

- En tu vida de fe habrás encontrado seguramente testigos, como lo fueron en su momento Juan Bautista, Andrés, Felipe, que te han mostrado a Jesús, ayudado a ir a él, o a volver … pero ¿has descubierto de que sólo cuando vas tras Jesús y pasas tiempo con él te descubre su auténtico rostro?

- ¿Cuánto tiempo, momentos, días paso con Jesús? ¿Su presencia se diluye en mi vida? ¿Qué presencia, importancia y atención tiene la oración en mi vida? ¿Creo de verdad que es camino para mi seguimiento no encuentre ”tiempos muertos”?

- ¿Qué soy testigo de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, para los demás…? ¿Cómo puedo crear espacios –si es que no los hay, o mejorarlos si los hay- en los grupos por donde me muevo, en mi comunidad, familia, amigos, donde se hable de Jesús?
  
CUANDO ORES

- Aprovecha este “tiempo descalzo” de otras ocupaciones, preocupaciones, trabajos, compañías complicadas, etc., etc., y disfrútalo conversando con el Padre que te entiende, conoce tus ilusiones, límites, afanes y fracasos, y que puede ayudarte porque para eso está el Espíritu ¿o no?

-  Puedes decirle despacio como concreción de este rato de compañía y con la fuerza de tu deseo:

       “AQUÍ ESTOY, SEÑOR: He escuchado tu voz  // en el secreto de mi corazón,
       en la mirada de los que te buscan,   // en la necesidad de mi comunidad, (grupo, familia…)
para anunciarte a los más jóvenes // y quiero seguir buscándote
       acompañando otras búsquedas.
      
       Aquí estoy, Señor, para caminar hacia ti,   //  acompañando los pasos de otros.
       No soy ningún portento  /// ni tú necesitas “poderosos”.
       El evangelio no es mío;  // se hace paso por la fuerza de tu Espíritu, no por mis fuerzas.

       Aquí estoy, Señor, para decir mi fe  // para decir a todos que tú eres mi Dios y Señor
       Y que tu evangelio riega mis días y es el alimento de mi vida.
       Aquí estoy, Señor, para hablar de ti a mis hermanos.

                                                                               Espe González, catequista

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Lectio divina preparada por Trinidad Brunet (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La gloria de Dios

A propósito de Lucas 17, 11-19

La gloria de Dios es que el hombre viva plenamente.
Dar gloria a Dios no es construirle templos que parecen palacios, ni darle incienso, ni hacerle reverencias litúrgicas haciendo gestos hieráticos, ni posar ante Él cual estatuas de piedra. No es ponerse, en su Nombre, suntuosos ropajes ni usar lenguajes que ya nadie entiende.
Dar gloria a Dios es hacer que el hombre viva. Es hacer que todos tengan pan, y acceso a la educación, y trabajo, y descanso (a ser posible, en lugares hermosos). 
Dar gloria a Dios es reconocer la dignidad de todo ser humano, y la bondad de todo ser viviente, y el respeto y cuidado que debemos a toda la creación.
Dar gloria a Dios es cuidar del otro tanto como de uno mismo.
Dar gloria a Dios es amar y sanar. Sanar con las palabras, con las miradas, con los gestos, con las acciones solidarias. Es ayudarse a uno mismo y a los demás a ser lo que somos, en nuestra mejor versión.
No es pronunciar palabras grandilocuentes de alabanza a Dios, sino bendecirlo con humildad en su verdad, y bendecir a sus hijos e hijas con palabras sanadoras.
Jesús fue el que mejor supo dar gloria a Dios a todas horas. De él dice Lucas que pasó haciendo el bien y curando, porque Dios estaba con él.
Quiero darte gloria así, hoy y siempre.
Quiero darte gracias, hoy y siempre, por todos tus regalos, Señor que amas la vida.


miércoles, 30 de octubre de 2013

Zaqueo, hoy a llegado la salvación a tu casa...

LEEMOS Sabiduría 11,22-12,2 y LUCAS 19,1-9

Sabiduría (11,22–12,2)

Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes y no te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo podrían existir los seres, si tú no lo hubieras querido? ¿Cómo podrían conservarse, si tú no lo ordenaras? Tú tienes compasión de todos, porque todos, Señor, te pertenecen y amas todo lo que tiene vida, porque en todos los seres está tu espíritu inmortal. Por eso, a los que pecan los corriges y reprendes poco a poco, y les haces reconocer sus faltas, para que apartándose del mal crean en ti, Señor.

Lucas (19,1-10)

1Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. 2Vivía en ella un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico. 3 Buscaba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Así que se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 
5 Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.» 
6 Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. 7Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. 
8 Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor: «Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. 10 Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.»


Sobre el texto de Lucas

- Lucas sitúa el relato de Zaqueo al final del viaje de Galilea a Jerusalén (9,51-19,27), en una sección que T.W. Manson ha titulado “el evangelio de los excluidos”, y que abarca los capítulos 15 al 29.
-  Jericó. Jesús va subiendo a Jerusalén y atraviesa Jericó, conocida en el evangelio por el famoso relato de la curación del ciego Bartimeo quien, en el evangelio de Marcos, se convierte en prototipo del buen discípulo (Mc 10,52).
Jesús encuentra a este ciego (sin nombre en Lc) a la entrada de la ciudad. Atravesando la ciudad, otro hombre saldrá  a su encuentro y encontrará en Jesús la respuesta a todas sus búsquedas.
- Zaqueo es nombre semítico y su portador debía de ser judío. El v. 2 lo caracteriza por su oficio (jefe de publicanos) y su posición social (rico). Este hombre “buscaba” ver a Jesús. Dos verbos importantes. El verbo “buscar” en Lucas designa la búsqueda de la verdad, la salud, el sentido de la vida o la salvación. En 11,9, Jesús dice: “Buscad y hallaréis”, y en 9,9, Herodes “buscaba” ver a Jesús, un deseo que cumple durante su proceso (Lc 23,8).
En todos los evangelios, Jesús es buscado por todo el mundo: Pedro y los demás (Mc 1,35); los judíos (Jn 6,26; 7,11; 11,56); los griegos (12,20-21)… Todos quieren verlo, tocarlo, estar cerca… Muchos, buscando recibir de él la vida. Otros, buscando quitársela…
Zaqueo busca ver quién es Jesús. No lo conoce, pero ha oído hablar de él. A pesar de su riqueza, su vida no está satisfecha y su inquietud lo lleva a acercarse a Jesús. Lucas usa el verbo ver una metáfora del conocimiento, del amor y de la fe (Recordemos el hombre de la mano seca, en Lc 6,6 o la mujer que sufría flujos de sangre, Lc 8,43)

- Zaqueo es pequeño de estatura y la gente, que aparece aquí por primera vez, es un obstáculo para que él pueda acceder a Jesús. Sin embargo, Zaqueo se pone en movimiento. Vence los obstáculos. Sube a un árbol y espera que Jesús pase. Sin embargo, las expectativas de este hombre quedan ampliamente superadas por Jesús, que no solo pasa cerca, sino que se detiene, mira a Zaqueo y le dirige la palabra: Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.” Jesús conoce a Zaqueo por su nombre. El adverbio “hoy” sugiere que Dios va a intervenir salvando, en el presente, a este hombre por medio de Jesús. En Jesús está actuando todo el poder salvador de Dios (cf. Lc 2,11; 4, 21; 5, 26; 11,3; 23, 43).
Zaqueo recibe la disposición de Jesús con alegría y lo acoge en su casa según la hospitalidad judía habitual. Para Lucas, la presencia de Dios en la vida de las personas no puede sino producir alegría. Hay un contraste entre Zaqueo un hombre rico que rechazó la propuesta de Jesús y se alejó lleno de tristeza (cf. Lc 18,23).
- La alegría de Zaqueo provoca la reacción negativa y crítica de la gente. Lucas nos ha acostumbrado a recriminaciones envidiosas situadas cerca de episodios de perdón, reconciliación, curación o liberación (cf. Lc 5,30; 15,2).
Entonces, y como consecuencia del encuentro con Jesús, en Zaqueo se produce una transformación profunda que le lleva a tomar una decisión ética: repartir la mitad de sus bienes a los pobres y dar cuatro veces lo robado a aquellos a quienes había defraudado. Es verdad que Zaqueo no vende todos sus bienes (cf. 12,33; 14, 33; 18,22), pero el episodio pone el acento en la amplitud del don y en el valor del gesto. El gesto de dar el cuádruplo pudo estar inspirado en un mandato aislado de la ley de Moisés (el caso aislado de la restitución de cuatro corderos por uno robado, Éx 22,1; 2 Sam 12,6), pero más probablemente por una regla del derecho romano, vigente en la provincia de Judea.
- Ahora Zaqueo es verdadero hijo de Abrahán porque no se ha contentado con decirse en su interior, de forma vacía y autocomplaciente: “tengo por padre a Abrahán”, sino porque ha dado frutos dignos de conversión (cf. 3,8).
El que buscaba ver a Jesús ha sido buscado, mirado y encontrado por él. La frase del v. 10 resume la esencia del evangelio de Lucas: Jesús ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido porque ese es el deseo del Padre, tal y como reflejan las parábolas de la misericordia (Lc 15) y textos veterotestamentarios como el de Ez 34,15-16.

(cf. François Bobon, El evangelio según San Lucas, Vol IV, Sígueme 2002)

CUANDO MEDITES

Trata de descubrir lo que ambos textos quieren comunicarnos en torno a la imagen de Dios: Amigo de la vida. Imagen provocativa, escandalosa que denuncia nuestras falsas imágenes de Dios, que no son cristianas: “a todos perdonas, porque son tuyos” (v.26).
Toma conciencia de cómo Dios quiere la conversión del pecador “poco a poco” (v.2), dándonos el tiempo necesario para que podamos creer en El y acercarnos a Él, como Zaqueo.
Detecta lo que te impide acoger esta imagen de Dios; los obstáculos para ver a Jesús, como a Zaqueo… Pregúntate: ¿Soy yo un obstáculo o soy una ayuda y un cauce para que los demás se encuentren con Jesús? ¿Soy transparencia de Jesús o soy opacidad que impide que los demás lo vean a Él?
Contempla cómo se va construyendo el Reino. Porque Dios reina precisamente perdonando y salvando a los que andan perdidos. Y solamente quien acoge en su casa esta misericordia tan inmerecida puede de verdad experimentar la alegría de la conversión.

CUANDO ORES

- Alaba la grandeza de Dios, su amor creador que nos llama a la existencia.
- Agradece la compasión, el perdón recibido. Siéntete criatura: “todos llevan tu soplo incorruptible” (12,1). El Espíritu del Señor nos habita. “Todo concurre al bien...” dirá Pablo en Rm 8, 28.  Renueva los sentimientos de confianza en un amor de tal totalidad.

- Gusta la cercanía de Dios que se nos hace presente en la iniciativa de Jesús. Lo puedes contemplar en Zaqueo como en tu propia historia personal. Saborea  cómo el Señor puede sacar del pecador lo mejor de sí mismo, la generosidad, entrega: “Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres...” (v. 8).

- Termina la oración ofreciéndote a ser instrumento de perdón y misericordia para otros.   

- Textos que pueden ayudarte a orar:

Salmo 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; 
bendeciré tu nombre por siempre jamás. 
Día tras día, te bendeciré 
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es clemente y misericordioso, 
lento a la cólera y rico en piedad; 
el Señor es bueno con todos, 
es cariñoso con todas sus criaturas.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas. 
El Señor es fiel a sus palabras, 
bondadoso en todas sus acciones. 
El Señor sostiene a los que van a caer, 
endereza a los que ya se doblan. 

Tu sabiduría

Tu sabiduría es sorpresa para el niño,
desafío para el que busca
y promesa para el que sueña.

Tu sabiduría es necia
para quien quiere ser Dios,
pero cierta para quien se sabe
humano,
finito y frágil.

Tu sabiduría es cruz donde se alza
el que ofrece un brazo amigo,
una palabra cierta,
un encuentro liberador.

Tu sabiduría es llave que abre
portones largo tiempo cerrados
y trae a nuestras estancias
un aire de libertad y gozo,
de comunión y fiesta.

Haznos sabios, señor,
con esa sabiduría tuya
de evangelio y reino,
de camino y mesa.


José Mª Rodríguez Olaizola, sj


martes, 29 de octubre de 2013

La Sabiduría de Dios (XXXI Domingo del Tiempo Ordinario)

Reproduzco aquí la propuesta de oración, para el domingo XXXI del Tiempo Ordinario (ciclo C) de la web rezandovoy.org.
Espero que esto no vulnere los derechos de los autores y que pueda ayudar a la oración de los que se acercan a esta página. Recomiendo acudir a rezandovoy y descargarse los audios que permiten rezar con el evangelio del día en cualquier tiempo y lugar.
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Para comenzar

La oración tiene que ver con la amistad, con saberse en manos de un Dios amigo de la vida, y con traer al silencio y al corazón otras vidas. Tiene que ver con descubrir que uno está habitado por Dios y por los otros. Este tiempo de oración es una oportunidad para ese viaje interior y compartido.

Canto: Señor de la sabiduría (Sab 9,1ss) – Ain Karem

Señor de la misericordia,
Dios de nuestros padres,
que con tu Palabra creaste el Universo,
danos tu bondad.
Tú, que con tu Sabiduría
formaste al ser humano
para que actuara con justicia y caridad,
danos tu perdón.

SOMOS LLAMADAS, SEÑOR, A RECREAR TU OBRA,
DIOS DEL UNIVERSO, DIOS DE LA PAZ.
QUEREMOS CONTIGO ANUNCIAR Y DEFENDER
LA VIDA, DIOS DE LA JUSTICIA, DIOS DE BONDAD. (2)

Señor, Amigo de la vida,
Dios del universo,
que amas cuanto existe, sin tu amor nada sería,
danos tu compasión.
Señor, Dios de la justicia,
Padre, Madre de todos
que has puesto tu obra en nuestras manos,
danos creatividad.



* La lectura de hoy es del libro de la Sabiduría (11,22-12,2):

Tú de todos tienes compasión, porque lo puedes todo y no te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo podrían existir los seres, si tú no lo hubieras querido? ¿Cómo podrían conservarse, si tú no lo ordenaras? Tú tienes compasión de todos, porque todos, Señor, te pertenecen y amas todo lo que tiene vida, porque en todos los seres está tu espíritu inmortal. Por eso, a los que pecan los corriges y reprendes poco a poco, y les haces reconocer sus faltas, para que apartándose del mal crean en ti, Señor.
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Para hacer tuya la Palabra...

1. Todo lo puedes, Señor. El libro de la Sabiduría canta la pequeñez del hombre y la inmensidad de Dios. Lo sabio es saber que no somos dioses, que no lo podemos todo, que hay sueños inútiles. ¿En qué te sientes limitado? ¿Vives con paz tu flaqueza y tu pequeñez?

2. El Señor perdona y corrige. Lo sabio es descubrir que uno engaña y se engaña. Lo sabio es también no culparse por ello ni dejar que los errores se repitan. El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo. ¿Te vives perdonado y reconciliado?

3. El Señor crea, conserva y sostiene. Lo sabio es vivir la vida como regalo y descubrir que todos los bienes descienden de arriba, vienen de Dios. Haz memoria de todo lo recibido: la vida, la familia, los amigos, tus cualidades personales, tus capacidades… ¿Por qué te gustaría dar gracias?

4. La vida como regalo, el perdón como expresión de amor, un Dios que busca siempre el encuentro con sus criaturas… El libro de la sabiduría se abre para ofrecer sus consejos y ayudar a vivir de una manera más plena y profunda. Escucha de nuevo el texto abriéndote a ese Dios que no aborrece nada de lo creado: “Te compadeces de todo porque todo lo puedes… Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado…”
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Oración final: Tu sabiduría

Tu sabiduría es sorpresa para el niño,
desafío para el que busca
y promesa para el que sueña.

Tu sabiduría es necia
para quien quiere ser Dios,
pero cierta para quien se sabe
humano,
finito y frágil

Tu sabiduría es cruz donde se alza
el que ofrece un brazo amigo,
una palabra cierta,
un encuentro liberador.

Tu sabiduría es llave que abre
portones largo tiempo cerrados
y trae a nuestras estancias
un aire de libertad y gozo,
de comunión y fiesta.

Haznos sabios, señor,
con esa sabiduría tuya
de evangelio y reino,
de camino y mesa.

(José Mª Rodríguez Olaizola, sj) 
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El libro de la Sabiduría recuerda que nuestro Dios no es un Dios distante. Es un Dios cercano, personal, amigo. En Jesús tenemos la máxima expresión de esa amistad. Habla con él, con la confianza de saberte escuchado y aceptado. Que esta oración te pueda acompañar a lo largo de la semana, repitiendo en tu interior, una y otra vez, ese anhelo: “Somos tuyos, Señor, amigo de la vida…”
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lunes, 28 de octubre de 2013

Fallece el franciscano Ignacio Larrañaga, fundador de los talleres Oración y Vida

"Hace muchos años, me di cuenta 
de que la esencia de la religión
está en la humildad" 
(Ignacio Larrañaga)

Los capuchinos de Chile han informado que el padre franciscano Ignacio Larrañaga, nacido en Loyola, España, y fundador de los Talleres de Oración y Vida (www.tovpil.org) falleció en la mañana del lunes 28 de octubre en México, con 84 años, después de una vida fecunda en frutos evangelizadores. 
Ha muerto en pleno trabajo evangelizador. El sacerdote, explican, "se encontraba en México, dando retiros y conferencias, cuando en la madrugada de hoy fue encontrado ya sin vida".

De Loyola a Chile y al mundo

Ignacio Larrañaga nació en Loyola el 4 de mayo de 1928, fue ordenado sacerdote en Pamplona y desarrolló durante unos años su ministerio sacerdotal en España. 
Enviado después a Chile, desde muy joven desarrolló una obra pastoral inmensa, como predicador, escritor y organizador de conferencias, cursos, retiros.

En el año 1965 fundó, el Centro de Estudios Franciscanos y Pastorales para América Latina (CEFEPAL), desarrollando a lo largo de una década una intensa actividad animadora en la línea franciscana y en la renovación conciliar en diversos países de América Latina y España.

"Encuentro de experiencias": miles de personas

En 1974 en Brasil, inició un método de evangelización llamado "Encuentro de Experiencia de Dios", de seis días de duración que llevó a cabo durante 23 años, en los que participaron decenas de miles de personas, delegando después esa tarea evangelizadora a matrimonios de distintos países, que hoy día prosigue.
Desde el año 1984 inició la obra, considerada más importante de su vida: los Talleres de Oración y Vida (TOV), a cuya fundación y consolidación dedicó aproximadamente diez años, escribiendo para su eficaz funcionamiento, dos libros fundamentales: el ‘Manual del Guía TOV’ y ‘Estilo y Vida de los Guías’ y grabando siete casetes con la misma finalidad.

Libros de autoayuda cristiana y sanadora

El Padre Larrañaga es asimismo autor de 16 libros que han alcanzado numerosas ediciones y han sido traducidos a 10 idiomas. 
En España tuvo un éxito especial su libro "El arte de ser feliz", un libro de autoayuda cristiana que pone el Evangelio y a Cristo como fuente de paz y transformación interior.
Otros de sus libros de espiritualidad son "Muéstrame tu rostro", "El hermano de Asís", "El pobre de Nazaret", "Salmos para la vida", "El silencio de María", "Del sufrimiento a la paz" y "El matrimonio feliz".

Evangelizar "con el amor, no el temor"

El padre Larrañaga fundó los Talleres de Oración y Vida en 1984, como una forma de nueva evangelización "vibrante y positiva, basada en el amor, no en el temor". 
Tienen presencia en unos 40 países y cuentan con 18.000 responsables de taller (llamados "Guías") que "enseñan a la gente a orar, de una manera experimental y progresiva, introduciéndolos en la oración litúrgica y en la vida sacramental".
El método recibió una primera aprobación del Pontificio Consejo de Laicos en 1997, como Asociación Internacional Privada, de Derecho Pontificio, confirmada después en 2002. 


Las claves de los talleres

Entre sus puntos clave están: 
1. Su basen en la Biblia, con textos para leer cada día 

2. Ponen a Cristo como centro: con la pregunta en el corazón: "¿Qué haría Jesús en mi lugar?"
3. Fomentan las vocaciones apostólicas 
4. Son un servicio eminentemente laical 
5. Son prácticos, experienciales: "el Taller no es una doctrina; tampoco una teoría o teología; orando se aprende a orar".
6. La actividad orante se da paso a paso y adaptada a la persona: la oración es gracia, pero también arte
7. Son "liberadores y sanadores": el participante llega paulatinamente a "liberarse de tristezas y angustias, sanarse de las heridas, superar complejos, recuperando el sentido de la vida y la alegría de vivir".
8. Suscitan el compromiso con los pobres y promueven los valores del evangelio.
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