miércoles, 26 de marzo de 2014

"El que me come vivirá por mí"

Lectio divina de Juan 6,41-59

41Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo
42Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo
43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros.
44«Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
45Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
47En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48Yo soy el pan de la vida.
49Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51aYo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre;
51by el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
52Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

53Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí,  y yo en él.
57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»         
59Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
CUANDO LEAS

- Haz memoria del contexto pascual en el que se encuentra nuestro evangelio: Juan 6, con los relatos de la multiplicación de los panes, Jesús caminando por el mar, y el diálogo de Jesús con la gente, a orillas del mar, sobre el maná del desierto, a partir del salmo 78,24: “Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús hace, entonces, una relectura de ese versículo y se aplica a sí mismo las tres características del maná: Lo da el Padre, ha bajado del cielo y da la vida al mundo (v.33).
A partir de aquí, comienza el discurso de Jesús en el que se revela a sí mismo como “Yo soy el pan de vida… he bajado del cielo” (vv.35.38). Y la voluntad de Dios es que creamos en su Hijo y tengamos vida eterna (v.40). Es la finalidad del evangelio de Juan, según su primer epílogo: el evangelio ha sido escrito “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su  nombre” (Jn 21,30).
- En nuestro evangelio de hoy, retomamos el discurso en el v.41. La reacción de los judíos ante las palabras de Jesús es la murmuración, el escándalo, la incredulidad; una murmuración que, en contexto pascual, evoca la murmuración del pueblo en el desierto por la falta de alimento (Éx 16,2.7.8.12). En esta ocasión murmuran porque no pueden aceptar la encarnación. ¿Cómo puede decir que desciende del cielo aquel galileo cuyo padre y madre conocemos? Los sinópticos refieren también este escándalo, referido a los paisanos de Jesús en Nazaret: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María…?” (Mc 6,1-6). Y dice Marcos que no pudo hacer allí ningún milagro por su falta de fe.
- Jesús les pide que no murmuren. La actitud ante Jesús ha de ser venir a él y creer en él (vv. 44.45.47), expresiones que son equivalentes. Podemos venir a Jesús porque el Padre nos atrae a él. Citando a Is 54,13, Dios mismo nos enseña a ir a Jesús. Quien escucha a Dios y aprende de Él, va a Jesús, imagen de Dios invisible (Jn 12,45; 14,7-9; Col 1,15). Como apunta el relato de la transfiguración, el Padre tira de nosotros hacia Jesús, a escucharlo y creer en él: “Éste es mi Hijo amado, escuchadlo” (Mc 9,7).
- El que cree, tiene vida eterna (v.47), una vida abundante que comienza ya en el presente y que se prolongará en la vida de resucitados. La vida eterna, según Jn 17,3, es conocer al Padre y a su enviado, Jesucristo. Conocer al Padre y al Hijo es amar  (1 Jn 4,7), permanecer en él por el amor (1 Jn 4,12.16), vivir como vivió Jesús (1Jn 2,6), vivir nuestra filiación divina, que es nuestra identidad más profunda (1Jn 3,1).
- En esta primera parte del discurso, Jesús como pan de vida (vv.35.48) que sacia el hambre y la sed de quien cree en él (v.35) evoca la Sabiduría del A.T. Allí se habla de comer el banquete de la Sabiduría (Prov 9,5s; Sir 24,18-25; Is 55,1-5), el pan de inteligencia (Eclo 15,3). E incluso se habla de comer el rollo de la Palabra (Ez 3,3). Jesús es la Palabra-Sabiduría del Padre hecha carne para que comamos-creamos en ella.
- En la segunda parte del discurso (vv.51b-58), los términos claves son dar (entregar), carne, comer (masticar) y beber. Hay una clara alusión a la Eucaristía y a la muerte de Jesús, a Jesús que se entrega a sí mismo por la vida del mundo (1 Cor 11,24; Lc 22,19 y paralelos).
- La invitación de Jesús a comer su “carne” (sarx, no soma-cuerpo, para subrayar la verdadera encarnación) provoca, no solo la murmuración de los judíos, sino una discusión en torno a cómo puede ser esto. Jesús responde, hablando con autoridad (“amén, amén”): hay que comer (masticar) su carne y beber su sangre para tener vida en nosotros; hay que entrar en comunión con su persona, hacerse uno con él, como él es uno con el Padre. Al participar de la eucaristía, permanecemos en él como el sarmiento está unido a la vid (Jn 15,4-7). Lo mismo que Jesús vive por el Padre, al que Juan llama “el que vive”, “el que tiene la vida”, la fuente de la vida (cf.5,26), así también quien “come” a Jesús tendrá su misma vida (v.57)

CUANDO MEDITES

1. Los judíos murmuraban… Se escandalizaban de Jesús… Discutían cómo puede darnos a comer su carne… Jesús pide que creamos en Él, que nos alimentemos de él, que permanezcamos en él, que vivamos como vivió él, con sus actitudes, sus preferencias, su fe en el Padre… ¿Puedes decir que permaneces en Jesús y que Él vive en ti (cf. Gál 2,20)?
2. Fíjate en las veces que aparece el término vida. ¿De qué vida habla Jesús? ¿Cómo sientes que participas tú, en el presente, de esa vida abundante de Dios?
3. Jesús es Palabra-Sabiduría. ¿Escuchas a Jesús? ¿Es él tu único Maestro?...  Jesús es Pan-Eucaristía. Es pan tomado, bendecido, partido y entregado para la vida del mundo… ¿Reconoces que tu vida es, como la suya, pan que se parte y se entrega a los demás? ¿Vives las celebraciones eucarísticas con el deseo de que Jesús te transforme en aquello que recibes?
CUANDO ORES

- Da gracias a Jesús por ser el pan que se entrega para la vida del mundo…, por ser tu alimento en  la Palabra, en la Eucaristía y en su continua presencia en los otros, en el mundo, en la historia…
- Pídele que te transforme en aquello que recibes para que puedas ser, también tú, pan para otros…
- Puedes terminar rezando el siguiente poema-oración de Pedro Casaldáliga: Eucaristía
Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu Muerte y en Tu Vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los Humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu Memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo historia,

fraterna y subversiva Eucaristía. 
........................................................
Lectio divina preparada por Conchi López, pddm (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

No hay comentarios: