Lectura orante de Marcos 9,42-50
42 Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar.
43 Y si tu mano te escandaliza, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.
45 Y si tu pie te escandaliza, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
47 Y si tu ojo te escandaliza, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, 48 donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; 49 pues todos han de ser salados con fuego.
50 Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.
CUANDO LEAS
- El evangelio de hoy es una cadena de dichos de exhortación de Jesús, hilvanados por palabras clave que sirven para conectar temas diversos. Con esta secuencia de dichos, el evangelista redondea la enseñanza de Jesús a sus discípulos que comienza en 9,33, sobre la necesidad de hacerse servidores.
Los vv. 42.43.45 y 47 forman unidad y repiten rítmicamente el tema del escándalo. El término clave es el verbo “escandalizar” (= hacer caer o tropezar, poner un obstáculo).
Los dichos sobre el escándalo y los referidos a la sal (vv.49 y 50) están conectados por la palabra “fuego”, que aparece en los vv. 48 y 49.
Los vv. 44 y 46 deben suprimirse del texto, pues no constan en los manuscritos mejores y más antiguos. Esos versículos son como el v.48.
- El primer dicho sobre el escándalo pretende proteger de manera especial a los “pequeños” de la comunidad. ¿A quién se refiere esta expresión? Lo primero que sugiere esta expresión es la idea de los niños, que han aparecido en 9,36-37 como símbolo del discípulo, último de todos, y volverán a aparecer en 10,13ss (¡que los discípulos les dejen acercarse a Jesús!). De hecho, según el paralelo de Mt 18,1-6, el v.42 seguiría inmediatamente al v.37.
La añadidura “que creen” le da otro matiz a la expresión. Los pequeños “que creen”, en el contexto de Marcos, podría referirse a los cristianos que se adhieren realmente a la enseñanza de Jesús, creen en una comunidad fraterna de iguales y de pronto descubren luchas de poder y pretensiones de superioridad precisamente entre los que deberían dar ejemplo de servicio. Juan Mateos cree que el término podría referirse a los discípulos provenientes del paganismo, frente a quienes los judeocristianos mantenían actitudes dominantes. En todo caso, son los discípulos más humildes y desprotegidos por cualquier razón.
El escándalo, el obstáculo que hace tropezar en el camino de seguimiento es, en Marcos, la ambición de grandeza, actitud que deforma el mensaje de Jesús. Escandaliza quien pretende ser superior, quien asocia el mensaje de Jesús a signos de poder. Por eso Pedro escandaliza a Jesús cuando rechaza ir detrás del Siervo sufriente y quiere ponerse delante de él, marcándole un camino de triunfo mesiánico (cf. Mt 16,23).
La gravedad del castigo (algo peor que ahogarse en el mar) se corresponde con la gravedad del daño causado a los pequeños. Es una imagen exagerada y chocante que pretende hacer reaccionar a los oyentes y que tomen en serio la coherencia en la vivencia del discipulado.
- Los tres dichos que siguen hablan de un escándalo de naturaleza diversa: no del que una persona puede ocasionar a otra, sino del tropiezo que uno se causa a sí mismo por sus acciones injustas (mano), sus caminos torcidos (pie) o sus deseos equivocados (ojo).
Las imágenes son muy plásticas y nos recuerdan expresiones del A.T. que hablan de ojos altaneros, insaciables, ambiciosos (cf. Prov 6,17; 27,20; Sal 131), de manos que derraman sangre inocente (Prov 6,18) o, por el contrario, manos que se sacuden rechazando el soborno (Is 33,15), de pies que caminan por sendas de justicia (Is 33,15), o de pies que caminan siguiendo los consejos de los malvados (Sal 1,1)…
El texto podría leerse así: “Si tu manera de actuar te pone en peligro –te hace vivir desde y para la ambición -cámbiala. Si vas por un camino equivocado, que no lleva a la entrega y al servicio, modifica su rumbo. Si tus deseos no van en esa misma línea de amor servicial a todos, transfórmalos” (Enrique Martínez Lozano).
Los verbos “cortar” y “sacar” sugieren la energía, determinación y radicalidad con que hay que actuar para arrojar de nosotros el mal, porque de ello depende “entrar en la Vida”, o en “el Reino de Dios” (que aquí, equivalen), o bien, ser arrojado a la gehenna.
- La gehena como lugar de castigo proviene de la expresión “Valle de Hinón” (heb. Ge’ Hinnôm), un lugar situado al oeste de Jerusalén (Jos 15,8; 18,16). En este valle, en tiempos antiguos se habían quemado niños en sacrificio a Moloc (2 Re 23,10). Más tarde, se convirtió en vertedero de la ciudad donde se incineraban las basuras continuamente. Jeremías lo maldijo llamándolo “valle de la matanza” (Jr 7,32), y en esta historia oscura se inspiró el judaísmo apocalíptico para hablar de un “barranco maldito” en el que tendría lugar el juicio de castigo al final de los tiempos, con un fuego inextinguible (1Henoc).
El triple dicho de Jesús se cierra, en el v. 48, con una cita de Is 66,24, referida al juicio sobre los malvados. Las imágenes del gusano que no muere y del fuego que no se apaga que ahí aparecen designan la destrucción total (Eclo 7,17; Jud 16,17) y Jesús se vale de ella para indicar la autodestrucción que supone vivir desde el pecado, en la línea de lo que ya había dicho en Mc 8,37: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?”
- El término “fuego” introduce el tema de la sal en el v. 49: “Todos han de ser salados con fuego”. Se alude aquí a la función purificadora tanto de la sal como del fuego. Todos han de ser purificados para entrar en la Vida, quizá por sufrimientos y persecuciones (situación de la comunidad de Roma).
- Y sigue el dicho sobre la sal del v.50. La sal, en este versículo, es más un condimento que un agente de purificación (Lev 2,13). “Tened sal en vosotros” puede aludir a la enseñanza de Jesús sobre los discípulos como sal de la tierra (Mt 5,18). En Col 4,6, con la mención de la sal se exhorta a los creyentes a hablar con sabiduría espiritual: “que vuestra conversación sea siempre amena, sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene.” También puede aludir a que no falte entre los discípulos la enseñanza de Jesús, su Palabra. De hecho, la Torá también se comparó con la sal.
- “Y tened paz unos con otros”, alude a las tensiones y discusiones del grupo de discípulos por el poder, con las que comenzaba esta sección (9,33ss). Eireneuo (conservar la paz o vivir en paz) es un término paulino: 1 Tes 5,13; Rom 12,18; 2 Cor 13,11.
- En resumen: si los discípulos quitan de ellos mismos su ego, su ambición y sus deseos de poder y se ponen a servir, serán sal de la tierra, la palabra de Cristo habitará en ellos con toda su riqueza, edificarán a otros, no serán motivo de tropiezo, y tendrán paz en la comunidad de hermanos.
CUANDO MEDITES
- Pablo les escribía a los Romanos: “Por vuestra causa el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles” (2,24). Es una frase que podría aplicarse a la Iglesia como cuerpo social y a cada uno de los cristianos cuando escandalizamos a los no creyentes que buscan a Dios con sinceridad, o a los pequeños que creen. ¿Cómo resuenan en mí las palabras de corrección del Señor Jesús? ¿Soy consciente de haber causado escándalo con mi incoherencia de vida?
- Las palabras de Jesús son de exhortación y de juicio, e invitan a darnos cuenta de nuestro modo de vivir: ¿cómo la avidez de mis manos, mis acciones injustas, mis omisiones, mis pasos torcidos, mis deseos no evangelizados… constituyen un obstáculo para mí mismo y no me dejan entrar en la vida plena de amistad con Dios y en lo mejor de mí mismo?
- “Tened sal en vosotros”… ¿Qué da sabor a nuestra vida? ¿Qué nos alimenta y nos proporciona “salero cristiano”? ¿Habita la Palabra de Cristo en nosotros con toda su riqueza…?
- “Tened paz unos con otros”. ¿Cuáles son las causas de mis divisiones y confrontaciones con otros: en la familia, la comunidad, el trabajo…? A mí, ¿qué me roba la paz? Santiago dice en su carta: “¿De dónde nacen las guerras y de dónde las peleas que hay entre vosotros? ¿No será de vuestros deseos, que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis…, envidiáis pero no podéis conseguir…” (Sant 4,1ss).
CUANDO ORES
- Haz memoria de los escándalos que has causado a otros con tus incoherencias, ambiciones, egoísmos, pecado… y pide perdón por ello. Deja tus errores en la misericordia de tu Dios y confía en su perdón… Haz memoria también del pecado de la Iglesia, del escándalo de su violencia, sectarismo, abuso de poder, pecado, errores… y haz lo mismo… ponlo todo ello en la entrañable misericordia de nuestro Dios, orando para que sea la comunidad de amor que quiere Dios.
- Pídele al Señor que te dé unas manos como las suyas, que sepan servir, lavar los pies, curar las heridas, como el buen samaritano, bendecir, abrazar, liberar…
- Pídele unos pies que caminan hacia donde él caminaba, hacia los últimos, los necesitados, los lugares de “abajo”… y hacia los lugares desiertos para encontrarse con su Padre.
- Pídele que te dé su mirada, sus deseos… pídele luz para ver la voluntad del Padre… pídele la gracia de ser uno con Él, como Él es uno con el Padre…
- Agradécele el don de la fe…, el don de su amor…, el don de su Palabra…, la sal que pone en tu vida…, el don de la paz…
-Oración: Manos, pies y mirada de Jesús
Señor Jesús, te he visto tocar, con tus manos divinas,
a hombres y mujeres impuros
y devolverles la salud, la vida, la fuerza y la alegría.
Te he visto tomar el pan, bendecirlo, partirlo
y repartirlo hasta saciar el hambre
de la multitud que te seguía.
Te he visto levantar a los muertos
y extender tus manos al madero para morir por nosotros.
Te he visto caminar en busca de la oveja perdida,
y correr al encuentro del perdido que vuelve.
Te he visto recorrer los caminos de Galilea
sembrando vida a tu paso, recreando la historia.
Te he seguido a lugares solitarios,
donde tu corazón te llevaba al encuentro de tu Padre.
Te he visto transfigurado en la montaña,
inundado por la Luz del Padre que te ama.
Te he visto mirar con tus ojos luminosos,
te he visto mirar con tu compasión infinita,
como sólo Dios mira.
Te he visto, y tu vida me parece hermosa.
Te he visto, y me avergüenzo de mis manos, de mis pasos,
de mi forma de mirar indiferente o esquiva.
Te he visto, y tu vida pone sal y pone paz en la mía.
Dame tus manos… ¡que sirva!
Dame tus pies… ¡que busque al Padre y a la oveja perdida!
Dame tus ojos… ¡que mire con tu misma compasión infinita!
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(Notas del comentario tomadas de: Joachim Gnilka, El evangelio según San Marcos, Vol II, 1997, 113-121 y Enrique Martínez Lozano, Sabiduría para despertar. Una lectura transpersonal del evangelio de Marcos, Desclée de Brouwer, Bilbao 2011)
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Autora: Conchi López, pddm; Equipo de animación de la lectio divina de la UPComillas.
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