martes, 3 de septiembre de 2013

Cuidarse y cuidar

"Animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis" 
(San Pablo a los Tesalonicenses)

Animar a alguien es darle aliento, darle respiro, quitarle losas (o ayudar a cargar con ellas), darle vida, contagiarle fe, levantarlo del suelo, ser apoyo, reavivarle el sentido de los acontecimientos, alentar su alegría y esperanza y una visión optimista de la realidad.
Ayudar a crecer es... ¿Cómo podemos ayudar a alguien a crecer? No se me ocurre otro modo mejor que el amor incondicional, la escucha atenta y... trabajar por el propio crecimiento para poder compartir con el otro la riqueza de la propia persona y de la propia visión.
La atención y el cuidado son modos de animar y ayudar a crecer. Y diría que para realizar esa tarea con otros es necesario hacerlo también con nosotros mismos. Estar atentos a lo que pasa por dentro. Cuidar nuestras necesidades de sueño, descanso, alimentación, ejercicio... Nuestras necesidades espirituales y afectivas. Tratarnos con suavidad y cariño. Todas éstas son cosas en las que no solemos tener mucha práctica.
Quizá hoy es un buen día para regalarnos un momento de autocuidado. Sin descuidar el regalar ánimo y escucha y cuidado a los demás.



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