martes, 28 de enero de 2014

Adorar al Padre en espíritu y verdad

Lectio divina de Juan 4,31-42

[27En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviese hablando con una mujer; pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería ella o de qué estaban hablando. 28La mujer dejó allí el cántaro, volvió al pueblo …..]

“  31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
 --“Maestro, come algo”.
 32 Pero él les dijo:
 -- “Yo tengo un alimento que vosotros no sabéis”.
33Los discípulos  comenzaron a preguntarse unos a otros:
--“¿Será que le han traído algo de comer?”
 34Pero Jesús les dijo:
 --“Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación. 35Vosotros decís: “Todavía faltan cuatro meses para la siega”; pero yo os digo: Levantad  la vista y mirad los sembrados, que están ya maduros para la siega. 36El que siega recibe su recompensa, y la cosecha que recoge es para la vida eterna,  para que igualmente se alegren el que siembra y el que siega. 37Porque es cierto lo que dice el refrán: “Uno es el que siembra y otro el que siega”. 38Yo os envié a segar lo  que vosotros no habíais  trabajado. Otros fueron los que trabajaron, y vosotros os beneficiáis  del fruto de su trabajo”.
39Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba:
--“Me ha dicho todo lo que he hecho”.
40 Así que los samaritanos, cuando llegaron donde estaba Jesús, le rogaron que se quedara con ellos. Se quedó  allí dos días,  41 y muchos más fueron los que creyeron por lo que él mismo decía. 42  Por eso dijeron a la mujer:
-- “Ahora ya no creemos sólo por lo que tú nos contaste, sino porque  nosotros mismos le hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”.

CUANDO LEAS

vv. 31-33: “Mientras tanto” es una forma de concretar el papel de los acontecimientos y las palabras que tienen lugar “entre” la partida de la mujer (27-30) y la llegada de los samaritanos (39-40). Los discípulos insisten a Jesús, son las únicas palabras que los discípulos dicen a Jesús: “Maestro, come”; también es un comienzo con imperativo (4,7). Ellos habían dejado a Jesús junto al pozo  para ir a comprar alimentos (v.8), pero cuando vuelven se encuentran con que no come. Y con que la respuesta les sume en la perplejidad pues habla de un alimento que tiene siempre y que ellos no conocen (v.32). Los discípulos no entienden porque solo conocen el alimento común, material, aquel que han pedido a Jesús que coma, y lo único que se les ocurre es que podía haberse alimentado sin que ellos lo supieran (v. 33), pero son incapaces de ir más allá. La idea de la “comida” suministra a Jesús el vocabulario que utilizará en v.34.

v. 34: “Mi alimento es, repite, hacer la voluntad del que me envió y completar su obra” (v.34). La clarificación de lo que alimenta a Jesús y que los discípulos no entienden, es fundamental para la presentación que el evangelio hace de la relación de Jesús con el Padre y sus consecuencias. Interpretamos este alimento como aquello que orienta la vida y la muerte de Jesús. Por eso Jesús pasó por Samaria: “su alimento es estar presente en esta tierra no judía, tratando con un pueblo que no era judío”. La respuesta de Jesús a su asombro es algo que no pueden entender. “¿Será que alguien le ha traído de comer?” (v.33b).

vv. 35-38: Las últimas palabras del discurso pasan de la descripción hace de su “alimento”, para centrarse en la misión de los discípulos: les dice que, aunque podrían seguirle en su misión, la cosecha estaba ya allí para recogerla. Aunque falta tiempo para la cosecha: “cuatro meses más y llega la cosecha” (v 35a) como parece evidente, Jesús contradice esta opinión diciéndoles que levantaran los ojos y podrían ver la llegada de los samaritanos (v.30). “Jesús fuerza el lenguaje. Una cosecha que “ya blanquea” sólo puede referirse a unos campos sembrados a punto de cosecharse, pero los samaritanos que llegan, respondiendo a la fe incipiente y parcial de la samaritana “blanquean ya para la siega” (v.35b). Las mieses de los campos en torno a Jesús, los discípulos y los samaritanos que se acercan podrían estar aún un tanto lejos de la cosecha, pero es un signo  “de que la presencia de Jesús trae vida a todos los que “vinieran hacia él” (v. 35).

vv. 39-41: Jesús sigue junto al pozo, pero los discípulos desaparecen del primer plano cuando los samaritanos y la mujer llegan junto al pozo. A partir de v.39 es el narrador el que  informa al lector de cuanto ocurre: de la fe inicial de “muchos” samaritanos, basada en las palabras de la mujer (v. 39);  de la petición que hicieron los samaritanos a Jesús para que se quedara con ellos (v. 40a); de la respuesta positiva de Jesús a su petición (v. 40b) y también de que hay “muchos más” que creen en la palabra de Jesús (41). Atender al contraste entre los dos motivos para creer: muchos creyeron  “por la palabra de la mujer”(v.39),  pero “muchos más creyeron por la palabra de Jesús” (v.41).

v. 42: Este breve episodio sirve como punto culminante de la presencia de Jesús en Samaria: unos no judíos lo proclaman como el “Salvador del mundo”.  El término “salvador” es un título helenista utilizado con los emperadores romanos, y en el 4E no vuelve a ser utilizado. En otros libros del NT apenas aparece, sí en Lc 1,47.

CUANDO MEDITES

- El plan que estructura el evangelio de Juan es teológico. No es una biografía de Jesús (20,30), aun cuando tiene  numerosos apuntes y detalles que completan los datos sinópticos. Es una interpretación de su persona y de su obra hecha por una comunidad a través de su experiencia de fe. Esto es lo que nos da a entender la conversión de los samaritanos.

- Juan presenta a Jesús como el portador de un nuevo orden de cosas, –el verdadero orden soñado por Dios--con el que declara vencidas, caducadas, superadas las viejas tradiciones e instituciones religiosas del judaísmo de su tiempo. El culto profesado antes de Jesús era expresión de una religiosidad incapaz de descubrir un Dios-Amor.
- Juan en su evangelio tiene un claro objetivo: en todas sus páginas, a través de los seleccionados episodios de la vida de Jesús que recoge  y de las palabras a las que da preferencia, desarrolla un único tema que repite una vez y otra. El Padre revela al Hijo porque ama al mundo. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo” (3,16)
- Ante esta revelación, el hombre-la mujer se sienten llamados a la fe –a fiarse, a creer—y al amor. Juan no habla de virtudes ni de vicios, no plantea problemas morales. Juan se centra en lo que constituye el sentido, la cumbre de todo: la fe y el amor. “Fe y amor para con el Padre, para con el Dios reconocible que en el Hijo se revela con amor, nos atrae hacía sí y nos salva”.

CUANDO ORES

- Pregúntate: ¿”creo cosas” acerca de Jesús? ¿mi adhesión a él es una “adhesión doctrinal” de todos sus dogmas?  ¿cómo es mi comunicación con él?
- ¿Saboreo el evangelio? ¿Me ocupa y me preocupa conocer más para saborear mejor?
- Adorar al Padre. Jesús no habla “de Dios”, habla “del Padre”, de adorar al Padre (tres veces lo dice el cuarto evangelio). Adora con Jesús a tu Padre-Madre que acompaña tu vida hasta el final.

- Puedes terminar orando el salmo 115 (113b)


1No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.

2¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
3Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.

4Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
5tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;

6tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
7tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
8que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

9Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
10La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
11Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

12Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
13bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.

14Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
15benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
16El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.


17Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
18Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
..........................

Lectio divina preparada por Trinidad Brunet (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)

2 comentarios:

Yentl dijo...

"El culto profesado antes de Jesús era expresión de una religiosidad incapaz de descubrir un Dios-Amor". Un poco exagerado ¿no? Dios se revela en el Antiguo Testamento como un Dios misericordioso, por ejemplo en Oseas. Otra cosa es la hipocresía religiosa (tan denunciada por los profetas)y que encontramos en todas las religiones.
Shalom,

Conchi pddm dijo...

Tú siempre tan precisa, mi querida Yentl :D

Si esa frase se toma al pie de la letra y fuera de su contexto, resulta realmente una exageración y una falsedad. En el A.T. se habla del Dios-Amor en numerosos pasajes y con las imágenes más variadas: Dios Padre, Madre, Pastor, Viñador, Nodriza, etc... Profetas como Oseas o Isaías hablan del amor esponsal de Dios.

Lo que esa frase quiere decir es que, efectivamente, el evangelio de Juan es muy polémico con las instituciones judías caducas e incapaces de ofrecer salvación a la gente. Instituciones que no son mediadoras de la compasión y de la misericordia de Dios. También los sinópticos critican esto cuando hablan, por ejemplo, de las curaciones de Jesús en sábado, curaciones que los judíos detestan, critican y prohíben, mientras que Jesús las practica por amor a la gente. En este contexto hay que interpretar esa frase.

A veces la brevedad de los comentarios escritos puede dar lugar a imprecisiones, pero seguro que Trini Brunet, en la animación de ese rato de oración que se tuvo con este material, ha aclarado este punto de otra manera.

Shalom!