viernes, 22 de febrero de 2008

¡Dichosos nosotros, que creemos en Jesús!

Fiesta de la cátedra del apóstol San Pedro

1 Pedro 5,1-4; Salmo 22; Mateo 16,13-19

a En el umbral de la oración

- "Respira" estas palabras inspiradas en el Salmo 91:

Dios Altísimo, quiero morar en tu secreto,
pasar la noche a tu sombra,
porque Tú eres mi refugio y fortaleza,
mi Dios, en quien confío.
Bajo tus alas, no temeré.

a Meditamos el evangelio de Mateo 16,13-19

En un mismo momento, Pedro recibe de Jesús palabras de bienaventuranza y palabras de reprobación:
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado nadie de carne y hueso sino mi Padre que está en el cielo!" (Mt 16,17)
"¡Apártate de mí, Satanás! ¡Eres escándalo para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres!" (Mt 16,23)

Para convertirse en "modelo del rebaño", Pedro tuvo que aprender a entrar en la sintonía del Padre, a tener "la mente de Cristo" (1 Cor 2,16), a pensar como Dios y no como los hombres, movidos por las búsqueda de grandezas humanas, de honor y de importancia.
Sólo cuando Pedro entendió y acogió que Jesús no era un Mesías de poder sino un Siervo que se entregó hasta el extremo de morir en cruz, sólo entonces, pudo oír de los labios del Señor:
"Apacienta mis ovejas" (Jn 21,16-17).

Sólo el testigo y partícipe de los sufrimientos de Cristo (1 Pe 5,1) puede pastorear a otros según el corazón de Dios, porque lo hará desde "abajo", desde el amor abnegado, desde el cuidado y la compasión, no desde "arriba", desde la tiranía y el autoritarismo.

a Oramos a partir de la Palabra

Y Gracias, Señor, por la bienaventuranza pronunciada sobre nosotros hoy:
"¡Dichosos vosotros que creéis en mí, porque eso es un regalo de mi Padre del cielo!"
Gracias por la fe.
Gracias por el Espíritu que nos da la certeza de que tú eres Señor.
Gracias por ayudarnos, como a Pedro, a tener tus pensamientos y sentimientos.
Sé nuestro único Pastor y guíanos siempre.

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