domingo, 3 de febrero de 2008

El evangelio del Domingo: Mateo 5,1-12a (Las bienaventuranzas)

La siguiente propuesta de lectura orante es de Dolores Aleixandre para el grupo de Comillas.
La oración final ("Siémbranos alma de pobre"), y la inicial para disponer el corazón son mías, tomadas de http://www.discipulasdm.es, sección Lectio Divina. La propuesta de nuestra web (publicada en documento word) es más amplia y favorece la oración en grupo.

¡Feliz IV Domingo del Tiempo Ordinario, en vísperas de la Cuaresma!

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"DICHOSOS LOS POBRES, PORQUE EL REINO DE DIOS ES SUYO"

Oración para disponer el corazón

Espíritu Santo, Maestro interior, Promesa de Jesús,
enviado para enseñarnos el camino del Evangelio:
revélanos cómo es la felicidad del Reino.

Muéstranos el futuro que les aguarda a los que lloran,
a los que lo han perdido todo, a los que tienen hambre,
a los que están desesperados,
a los que son humillados y vejados,
a los oprimidos por los poderosos de este mundo,
a los que se juegan la vida trabajando por la paz.

Mi mente no alcanza a comprender el sentido
de una existencia sumida en el sufrimiento, la pobreza o la injusticia.
A menudo pienso, Señor, que sólo quien disfruta de la vida,
quien no ha visto la desgracia,
quien no carece de nada
y quien puede "realizarse" según sus deseos más hondos
puede ser plenamente feliz.
Pero, si esto fuera así, la mayor parte de la humanidad
estaría privada de la felicidad que todos deseamos.

Espíritu Santo, ayúdame a entender
de qué modo los pobres pueden ser dichosos,
ayúdame a confiar en las más misteriosas palabras de Jesús:
¡Felices los últimos: los pobres, los que lloran, los mansos,
los que tienen hambre... porque el Reino de Dios es suyo!

Mateo 5, 1-12a


En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán "hijos de Dios".
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Cuando leas

- Comienza por recordar las Bienaventuranzas de Lucas:
Al bajar Jesús del monte con ellos, se detuvo en un llano con un buen grupo de discípulos y una muchedumbre del pueblo, procedente de todo el país judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía:
Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Alegraos en ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa es grande en el cielo, pues así fue como sus padres trataban a los profetas.
Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya estáis recibiendo vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque os lamentaréis y lloraréis.
¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas (Lc 6, 17-26).

- Recuerda que el contexto de las Bienaventuranzas de Mateo es el sermón del monte y que las Bienaventuranzas son el exordio de ese discurso.

- Observa las semejanzas y diferencias entre las dos versiones:
- la última Bienaventuranza es muy parecida en ambas, las demás son diferentes
- las dos versiones abordan los mismos temas: pobreza, hambre, sufrimiento
- las de Mateo van en tercera persona, las de Lucas en segunda (pero la de los perseguidos aparecen en ambos en segunda persona)
- las de Mateo son pronunciadas desde un monte y las de Lucas desde un llano
- las de Mateo son nueve y las de Lucas, cuatro
- el centro del sermón del monte en Mateo son las exigencias del Evangelio, mientras que el sermón del llano pone el acento en el amor al prójimo
- Mateo quiere combatir la autosuficiencia religiosa y se fija más en las disposiciones interiores. Lucas denuncia la falta de amor, la desigualdad y el egoísmo y parte de situaciones reales.
- Mateo se dirige a todos los hombres que practican la justicia y hace “positivas” las Bienaventuranzas, convirtiéndolas en actitudes vitales adecuadas para todos los creyentes. Lucas se dirige a los cristianos pobres, desvalidos y perseguidos.



Cuando medites

- Toma conciencia de los sentimientos de acogida o rechazo, acuerdo o resistencia,
alegría o ¿culpabilidad? que provocan en ti las Bienaventuranzas.
- Hazte eco de las dificultades que pueden despertar: ¿cómo pueden ser felices los pobres, o los afligidos, o aquellos que son odiados y excluidos? ¿Es posible en un mundo globalizado vivir esa utopía?
- Trata de leer las Bienaventuranzas, no como normas de moral, sino como palabras que nos anuncian cómo es Dios y hacia dónde se le inclina el corazón. Declarar dichoso a alguien es darle la enhorabuena públicamente por algo, por eso las Bienaventuranzas representan una palabra visible de autentificación y acreditación que Jesús hace de sus discípulos, que han elegido deliberadamente el camino del seguimiento. Cuando Jesús da la enhorabuena a sus discípulos/as por ser pobres, sufrir y ser perseguidos, no lo hace para ofrecerles un consuelo, sino para animarles y exhortarles a vivir radicalmente las exigencias que trae consigo su Buena Noticia. No está magnificando esas situaciones, sino que habla claramente de las consecuencias de la opción tomada.
- Recuerda que en el AT la función primordial del rey era asegurar la justicia a sus súbditos y la defensa de los pobres, incapaces de defenderse, y garantizar los derechos del débil frente al poderoso. Los atributos de Yahvé, Rey de su pueblo, son la compasión y la misericordia: cuando llegue su reino, Dios manifestará plenamente su justicia, rescatará a sus pobres y los vengará de los poderosos. Por eso el anuncio de la llegada del Reino es una buena noticia para los pobres. Pero el modo elegido por Jesús para hacer llegar ese Reino no es el de la imposición ni la violencia sino el del Siervo, el del Hijo del hombre que acoge a los perdidos, hace surgir el Reino tomando sobre sí los pecados de los hombres: su poder es la impotencia de la gracia, su soberanía es la del amor que se vacía.


Cuando ores

- Sitúate ante Jesús y evoca su propia manera de ser pobre, manso, misericordioso, constructor de la paz, perseguido...

- Repite internamente junto a él:

Cuantos eligen compartir todo lo que tienen: ¡Dichosos! Porque Dios cuida de ellos.
Los oprimidos: ¡Dichosos! Porque terminará su opresión.
Los marginados ¡Dichosos! Porque encontrarán dignidad.
Aquellos que viven por la justicia: ¡Dichosos! Porque serán satisfechos.
Aquellos que están siempre prontos a ayudar: ¡Dichosos! Porque serán siempre ayudados por Dios.
Aquellos que son sinceros: ¡Dichosos! Estarán siempre en presencia de Dios
Cuantos trabajan por la fidelidad del hombre: ¡Dichosos! El Padre está con ellos.Los perseguidos por fidelidad al evangelio: ¡Dichosos! Porque Dios cuida de ellos.


- Oración: Siémbranos alma de pobre

Después de cada estrofa de la siguiente oración, cantamos o rezamos la antífona:
¡Oh, pobreza, fuente de riqueza!
Señor, siémbranos alma de pobre.


1. Señor, a veces pretendo grandezas que superan mi capacidad.
Mi corazón es ambicioso y deseo ser más importante que los demás,
ser halagado, tenido en cuenta, estimado.
Por eso mi corazón se acongoja ante las críticas,
y mis nervios se crispan ante los fracasos y contratiempos que trae la vida.
Quiero conseguir el aprecio de los demás por mis éxitos,
y nunca estoy seguro de ser amado por mí mismo.
Quiero aparentar seguridad y fortaleza, pero la verdad es que a menudo me siento
como un niño desvalido y necesitado de Alguien más fuerte.
Por eso, te suplico...

2. Señor, ¿cómo voy a ser manso si sólo quien es agresivo triunfa?
¿Cómo escalaré puestos en mi empresa, si dejo que otros me pisen el terreno?
¿Cómo dejaré que me insulten cuando sé defenderme con un sarcasmo
capaz de silenciar a cualquier adversario?
Pero, cuando procedo así, no me siento bien, Señor.
Estoy tenso y nervioso.
Mi hogar se transforma en un lugar frío e inhóspito
y mi trabajo, en un campo de batalla.
Por eso, te suplico...

3. Señor, hace mucho que no lloro.
Cada vez me resulta más difícil conmoverme.
Ninguna imagen, ninguna noticia, ninguna desgracia sacude la fuente de mis lágrimas.
No me siento vivo. No me siento humano.
Por eso, te suplico...

4. Señor, tengo hambre y sed de muchas cosas:
aparatos tecnológicos de última generación,
ropa que sustituya la del año pasado,
dinero para consumir lo que me ofrece el mercado...
Mis ojos no se detienen en la injusticia que sufren los pobres,
tan lejanos y tan ajenos.
Por eso, te suplico...

5. Señor, el ritmo de vida que llevo me inmuniza contra la compasión:
no tengo tiempo para escuchar a los demás,
no tengo tiempo que perder,
no puedo darme cuenta de si alguien necesita de mí.
Por eso, te suplico...

6. Señor, nadie puede decir que no trabajo por la paz:
he gritado "¡paz!" en todas las manifestaciones de mi ciudad.
Sin embargo... me cuesta ceder, mi rostro es duro, mi palabra, arrogante,
mis principios, rígidos e intransigentes.
Por eso, te suplico...

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