domingo, 26 de abril de 2009

Nosotros y Pablo

Seminario internacional sobre San Pablo

Domingo. Casi ha terminado el día. Dentro de veinte minutos tenemos la celebración de vísperas, la cena y el descanso. El día es muy corto en Italia, a pesar de que nos levantamos a las seis y media.
Ya estamos casi concluyendo nuestro seminario. Nos faltan dos días y medio, aunque yo no me quedaré a la conclusión. Saldré el 29 muy temprano. En estos últimos días se trata de aterrizar la teología en la vida. Ayer consideramos la relación entre Alberione y Pablo y hoy hemos comenzado la tercera parte del seminario que tiene la finalidad de hacer propuestas concretas para nuestra vida y misión, como Familia Paulina.
Al terminar la primera parte, la parte teológica, se nos pidió que hiciéramos una síntesis de la misma, guiados por una pregunta: Después de haber escuchado a los relatores, ¿cuáles son las nuevas convicciones que has elaborado y que pueden ser útiles para vivir la segunda y tercera partes del Seminario?

Sintiendo "decepcionar" quizá a los organizadores, he de decir que la "semana teológica" no me ha aportado “nuevas convicciones” respecto a Pablo. Más bien me ha ayudado a ratificar las que ya tenía y a profundizar en aproximaciones a Pablo menos desarrolladas por mi parte. Entre mis convicciones de siempre están:
a Pablo, un profundo creyente enamorado de Cristo, místico, cuyo centro es “ser en Cristo” Crucificado y Resucitado.
a Pablo, abierto a la colaboración con las mujeres, en paridad (en equivalencia, según el término preferido por Elisa Estévez).
a Pablo, icono relacional, generador de cambio social a partir de relaciones interpersonales. a Pablo, apóstol “despojado” de su rango, que evangelizó en debilidad, no en la altanería, en la apariencia o buscando “agradar a los hombres”. Precisamente el otro día tuve un ejemplo muy claro, a la mesa, de lo lejos que estamos nosotros de esta humildad (tapeinosis) de Pablo, cuando un paulino ha querido presentarme a un relator, Neil Elliott, como "profesora de universidad", a pesar de que yo le había dicho que doy clase a grupos parroquiales. Se ve que para él la pastoral bíblica es inferior o demasiado poca cosa para presentarnos, en paridad, ante un famoso doctor norteamericano...
El episodio me hizo sentir vergüenza e indignación, no por dedicarme a la pastoral bíblica, que es mi pasión y una tarea necesaria en la Iglesia, sino porque los religiosos estemos tan esclavizados por pretensiones de grandeza, de "fama" y de "renombre", que nada tienen que ver con el Señor despojado al que seguimos, ni con Pablo.

Francesco Bianchini y Romano Penna me han ayudado a repasar los conocimientos clásicos ya sabidos sobre Pablo, mientras que Neil Elliott me ha abierto una puerta a profundizar en la consideración de Pablo desde la teología política y de la liberación, hecho que había descartado en la Semana de Misionología de Burgos, en la que participé el verano pasado. Este aspecto es el más nuevo para mí.

Elisa Estévez y James Dunn han sido un eco de mis convicciones y enseñanzas de este año.

Las ponencias de estos tres últimos relatores creo que suponen los mayores desafíos para la Iglesia y la Familia Paulina. Señalo tres:

a La colaboración, en paridad, con la mujer, sin deplorables paternalismos y sin complejos de superioridad por parte de los varones, que a veces sólo son indicios de una profunda inseguridad ante mujeres tanto o más preparadas, creativas y arriesgadas que ellos.
a El cambio de paradigma en las estructuras comunitarias jerarquizadas, según la eclesiología del Cuerpo de Cristo y la participación en el mismo Espíritu que actúa en todos.
a Nuestra forma de caminar con “los de abajo”, porque nosotros tendemos siempre a “subir”, a ser relevantes, a estar con “los de arriba”, los influyentes, los significativos... Orientar nuestra misión a “los de fuera” y “los de abajo” es una tarea pendiente.

Cerrada esta primera etapa, entramos en lo específicamente carismático, haciendo un pequeño paréntesis, ayer tarde, para peregrinar a la basílica de San Pablo extramuros y participar en el jubileo de la Familia Paulina de Roma.

La verdad es que la grandiosidad de la basílica y la ceremoniosidad del rito romano no son mi paradigma ideal de celebración eucarística. A pesar de lo cual traté de vivir lo más recogida posible la proximidad a los lugares de Alberione y de San Pablo. Os invito a ver las nuevas fotos que he colgado en el álbum del seminario.

3 comentarios:

Quique Fernández dijo...

Constato a menudo como a Pablo se le sigue utilizando en favor de ciertos paternalismos, unos más descarados que otros, y también como se desconoce, ignora y esconde su trabajo en equipo y la importante participación femenina en esos equipos.

Igualmente me identifico contigo respecto del rango de 2ª división que muchos dan a la Pastoral Bíblica. En Barcelona, la Escuela de Animación Bíblica trabaja para hacer llegar la Palabra de Dios a todos. Algunos parece que consideren que eso es perder el tiempo o que es un trabajo menor.
Personamente siempre me presento como animador bíblico...y a mucha honra!

Quique

Conchi dijo...

Gracias por tu compañía en estos días, Quique, y por esa sintonía que expresas. Me ayuda saber que somos más en esta tarea tan preciosa y tan necesaria para la gente.

Una brazo

YENTL dijo...

Shalom!
Por lo que he leído has conocido a Romano Penna. Este señor, según tengo entendido, se dedica al estudio de las primeras comunidades judeo-cristianas en las cuales el elemento judío era muy importante. ¡Qué interesante sería mantener una conversación con él sobre este tema!

Pues sí, a más de un sacerdote hay que recordarle que Jesús lavó los pies a sus discípulos.

Mónica