lunes, 21 de marzo de 2011

La mujer y el dragón

Lectio divina de Apocalipsis, 12, 1-18


1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas . 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra . Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un Hijo varón , que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono . 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. 13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. 18 Me paré sobre la arena del mar.

CUANDO LEAS

Los capítulos 12-14, después de las descripciones de los preludios del fin del mundo, presentan bajo otras formas la lucha actual del Dragón y el Cordero. El capítulo 12 combina los elementos de dos visiones distintas: la lucha del dragón contra la Mujer y su descendencia, vv. 1-6 y 13-17; la batalla de Miguel contra el dragón, vv.7-12.
Ap 12, 1-2 es una escena que se corresponde con Gn 3, 14-16: “Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará”.
La Mujer da a luz con dolor, v.2, al que será el Mesías, v.5. Satanás la tienta, v.9, la persigue así como a su descendencia, vv.6, 13, 17. La Mujer representa al pueblo santo de los tiempos mesiánicos, y por tanto a la Iglesia que lucha. Es posible que Juan piense también en María, nueva Eva, la hija de Sión, que trajo al mundo al Mesías.
En la Tradición hallamos dos interpretaciones de esta figura de la Mujer. Se quiere ver en ella, bien un símbolo de la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, bien un símbolo de María, la Madre de Jesús. La exégesis patrística era principalmente eclesiológica. La mayoría de los autores antiguos vio en la Mujer del Apocalipsis, ante todo, un símbolo de la Iglesia que, a despecho de numerosas y graves persecuciones, ha de alcanzar la victoria final sobre el mundo y las fuerzas del mal. Es en la Edad Media cuando, con algunos autores monásticos, se desplaza el acento hacia una interpretación mariana del símbolo de la Mujer – María al pie de la cruz -.
El dragón es Satanás, Diablo en los LXX; la palabra hebrea significa propiamente “acusador”. En la tradición judía la serpiente o el dragón simbolizaba el poder del mal, hostil a Dios y a su pueblo, y que Dios iba a destruir al fin de los tiempos.
Miguel, según la tradición judía (Dn 10, 12-21; 12, 1) es el paladín de Dios, su nombre quiere decir: ¿Quién es como Dios?”.

CUANDO MEDITES

• El mensaje de todo el libro del Apocalipsis puede actualizarse a nuestro tiempo: ¿qué te dice a ti el texto de hoy?
• Leyendo Ap 12 brota una invitación al creyente para que se mantenga firme en el conflicto que involucra la vida cristiana. San Pablo da por sentado que «la vida es lucha». El camino cristiano no es un camino de rosas y los cristianos no estamos exonerados del sufrimiento. ¿Te cuesta aceptar la parte de la vida que es lucha?
• En Efesios 6, 10-19, San Pablo no niega el poder del mal. Más bien, afirma que la lucha de los cristianos tiene que ver con el mal como un sistema organizado, constituido por el diablo y sus huestes. El peligro que acecha a los cristianos está constituido por «las artimañas del diablo» y por poderes, autoridades y potestades que «dominan este mundo de tinieblas», y por «fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales». ¿Qué puntos de contacto encuentras entre estos textos?

CUANDO ORES

• Da gracias a Dios por su Palabra. Por poderte acercar a ella cada día. Por entrar en diálogo contigo. Porque el Señor te asegura su ayuda y su presencia salvadora.
• Acércate a María para que te ayude a ser “buen hijo de la Iglesia”: que ella sea para ti refugio en la tribulación y cuidado cuando nos toque ser testigos de nuestra fe.
• Estar cerca de María es estar cerca de Jesús en la cruz. Recíbela en tu casa y acógela, como quien ampara al mismo Cristo.
• ¿Eres capaz de mantener la esperanza en medio de las dificultades? ¿Ves la luz al final del túnel, cuando todo parece que se apaga y no hay salida?
• ¿Te apoyas en el Señor cuando hay dificultades… o te apoyas en tus propias fuerzas, siempre insuficientes?

(Fernando Gálligo, sj, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)

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