miércoles, 14 de noviembre de 2012

Él está cerca, a la puerta

Lectura orante de Marcos 13,24-32

Para disponer el corazón

Canto: Ven, Señor Jesús (Glenda)

Ven, Señor Jesús, porque sin Ti ya no hay paisaje.
Ven, Señor Jesús, porque sin Ti no hay melodías.
Ven, Señor Jesús, porque sin Ti  no encuentro paz, nada.
Sin Ti, mis ojos no brillan.
La vida es poca cosa, sin Ti, sin Ti, sin Ti, sin Ti, la vida es poca cosa.
Ven, Señor Jesús, ven pronto a mi vida,
ven pronto, Señor, ven pronto.
Porque sin ti yo no quiero la vida, ya no canto con alma,
ya mis manos no sirven, ya no escucho latidos,
ya no abrazo con fuerza, mi corazón no se ensancha,
mi sonrisa no es plena, y todo sin ti.
Nada vale la pena. Porque sin Ti ya no me llena nada,
porque sin ti todo suena vacío.
Sin Ti todo me deja tristeza.

Porque sin Ti yo no respiro hondo, porque sin Ti todo me cansa.
Porque sin Ti me falta todo y me sobra todo, todo sin Ti, sin Ti.
Ven, Señor Jesús, ven pronto a mi vida,
ven pronto, Señor, ven pronto.
Porque, sin Ti, no me importa mi hermano, no me importa el que sufre.
Porque sin Ti mi corazón es de piedra a quien todo resbala,
acostumbrada a los pobres, acomodada en su casa,
sin jugarse la vida, sin gastarla por nada, sin gastarla por nada.
Ven, Señor Jesús…

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Del libro de Daniel (12,1-3)
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, para toda la eternidad.
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Marcos 13,24-32
24 En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
26 Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; 27 enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; 29 pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. 30 Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. 31 El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, 32 aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.

PROPUESTAS DE LECTURA
1. Nos acercamos al final del año litúrgico y, cada año, en estas semanas, la Iglesia nos acerca a las realidades últimas de la vida humana y de nuestra fe: la realidad de la muerte, la esperanza en la resurrección y la esperanza en la parusía o segunda venida del Señor, al final de los tiempos.
2. La primera lectura de este domingo está tomada del libro de Daniel, un libro que, más que profético es apocalíptico. El género apocalíptico se desarrolló en los últimos siglos del A.T. y los primeros del cristianismo (s.IV a.C.-II d.C.). Estos escritos apocalípticos tienen una doble finalidad: ofrecen a los creyentes claves para interpretar, desde la fe, situaciones existenciales difíciles, e intentan motivarles para que no abandonen la fe recibida, por dramáticas que sean las circunstancias (persecución, muerte…). Son escritos de resistencia y resiliencia.
El libro de Daniel, a pesar de sus referencias al exilio de Babilonia, fue escrito durante el levantamiento de Macabeo (167-164 a.C.) para alentar la fe y la esperanza de los judíos perseguidos por el rey Antíoco IV.
A nuestro texto de hoy podríamos ponerle el título: “Tiempos de angustia y promesa de resurrección”. En el v.1, el mundo divino (el arcángel Miguel) irrumpe en la historia para salvar al pueblo. A pesar de los sufrimientos, los elegidos se salvarán. El v. 2 habla de la resurrección como de un “despertar” para la vida eterna o para la “ignominia” eterna. Y en el v.3 se promete esa vida eterna en la luz para los guías espirituales del pueblo (“los sabios”), que sostuvieron su fe en medio de la persecución y el martirio.

3. El evangelio forma parte del “discurso escatológico” de Marcos, llamado también “discurso sobre la parusía” o “apocalipsis sinóptico” (13,1-37). Su estilo literario es apocalíptico y está lleno de simbolismos. Su objetivo es animar la fe de la comunidad desconcertada y asustada por los acontecimientos sucedidos en Judea durante los años 70 d.C. (opresión romana, destrucción del templo y persecución de la comunidad cristiana).
- El tema central de nuestro pasaje es la venida del Hijo del hombre, es decir, de Jesús. Los vv. 24-25 presentan una escena de conmoción del universo ante la venida del Señor. “No es que el Hijo del hombre llegue a través de la calamidad, sino que su llegada trastorna el mundo viejo. Su esplendor lo anula; ya no hay astros que iluminen ante su luz. En los Apocalipsis judíos llegaba el juez a condenar. Aquí no hay juicio de condenación, sino la aparición de la salvación, el inicio del mundo nuevo. El texto no pretende atemorizar sino dar esperanza” (F. Riera).
En efecto, esa conmoción cósmica era presentada ya en oráculos proféticos (Is 13,10; Ez 31,19) como un recurso literario para anunciar el nacimiento de un mundo nuevo. “Lo viejo ha pasado; todo es nuevo” (2 Cor 5,17), “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).
- La venida de Jesús es presentada, en los vv. 26-27 al estilo como la describe Daniel 7,13-14, con imágenes de la apocalíptica judía de la época. En esencia, lo que se nos quiere decir que es, en la parusía del Señor (la palabra griega parusía significa venida), el mundo viejo pasará y Dios salvará a sus elegidos, sus hijos amados, por medio de su Hijo Jesús.
- Con parábola de la higuera, vv. 28-29, se nos quiere enseñar a mirar los acontecimientos que se mencionan anteriormente como un signo de que el Señor está cerca, a la puerta. La expresión “está cerca, a la puerta” hace alusión al juicio, a la salvación y al juez. En el mismo contexto aparece en otros textos neotestamentarios:
“Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la Venida del Señor. Mirad: el labrador espera el fruto precioso de la tierra aguardándolo con paciencia… Tened también vosotros paciencia; fortaleced vuestros corazones, porque la Venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros para no ser juzgados; mirad que el Juez está a las puertas…” (San 5,7-9)
“… Yo, a los que amo, los reprendo y los corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,19-20)
- En nuestro pasaje, siguen tres dichos: sobre cuándo sucederá todo eso (v.30), sobre el valor permanente de la palabra de Cristo (v.31) y sobre el secreto del momento de la venida de Jesús (v.32). Este último dicho “habría nacido en una situación de apasionada e inminente espera de la parusía y habría pretendido servir de corrección de tal espera” (J. Gnilka). Por otra parte, la idea de que sólo Dios conoce el tiempo definitivo es típica en el judaísmo (Zac 14,7, “Será un día único, conocido sólo de Yahveh…”).
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(Notas tomadas de Nuria Calduch Benages, Misa Dominical 2012 (14); Secundino Castro, El sorprendente Jesús de Marcos, UPComillas 2005; J. Gnilka, El evangelio según San Marcos, vol II, Sígueme 1997).

PROPUESTAS DE MEDITACIÓN

Los textos “escatológicos” de los evangelios nos cuestionan sobre las razones de nuestra esperanza, sobre nuestras actitudes y nuestro modo de vivir el momento presente, y sobre nuestro modo de encarar el sufrimiento (lo que en los textos aparece como “tribulaciones”) y la muerte.

- “Él está cerca, a la puerta”

La razón de nuestra esperanza no es sólo ni principalmente que el Señor vendrá, que el Señor resucitó y nos resucitará, que hay vida eterna… La razón de nuestra esperanza no está en el futuro, sino en el presente. En realidad, sólo existe el presente, y Dios está en él. Dios está siempre cerca, viene siempre, está dentro, nos habita y, si consentimos, si le abrimos la puerta de nuestra casa, si tenemos fe, Él llena nuestro presente de Vida abundante, de sentido, de proyecto, de Presencia…
La razón de nuestra esperanza es que Dios es Amor. Se define como “Aquel que nos ama” (Ap 1,5; Rom 8,37); nada puede separarnos de su amor… Y eso es lo más real de nuestra existencia.
Los pasajes escatológicos pretenden despertarnos a esa verdad: vigilad, estad atentos, daos cuenta

- “Vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad… pues todos sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios… Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación.
Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros…” (1 Tes 5, 4-8.16-18)
- “Mirad atentamente cómo vivís; no seáis necios, sino sabios” (Ef 5,15)
- “Despojados del hombre viejo, con sus obras, os habéis revestido del hombre nuevo… Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro… Y por encima de todo esto, revestíos del amor…” (Col 3,9-14)
Esta es la actitud cristiana: vivir en la luz, vivir en el amor, con intensidad, en comunión con Dios y con los otros… Vivir atentamente y con profundidad el tiempo… Vivir de un modo “espiritual”. “Espiritual” no es lo contrario de “material”, sino lo contrario de “superficial”. Es espiritual quien es consciente de su identidad más profunda y vive desde ella, en compromiso con las realidades del mundo. “La esperanza cristiana es una esperanza que ama la tierra”.
- “Entonces verán venir al Hijo del hombre… para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos…”
Nuestro “futuro” tras la muerte es “estar siempre con Él” (1 Tes 4,17). No sabemos cómo. Sabemos que será así. Pero en realidad, si comenzamos a vivir esa comunión aquí y ahora, no importa demasiado el “después”. Esa pregunta deja de tener sentido, así como el miedo a la muerte y a lo que pasará tras ella… Los santos han experimentado, mejor que nadie, esta verdad: “Para mí la vida es Cristo y la muerte, una ganancia… Mi deseo es partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho, lo mejor…” (Filp 1,21-23)

PROPUESTAS DE ORACIÓN

1) Con el Salmo 15/16, puedes expresarle a Dios tu confianza en que, al final de la vida y al final de la historia, Él no nos dejará en la muerte  sino que nos seguirá llenando de vida y de dicha en su Presencia.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha, no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

2) Ora al Señor:
“¡Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús!”

3) Él viene, viene siempre

¿No oíste sus pasos silenciosos?
El viene, viene, viene siempre.

En cada instante y en cada edad,
todos los días y todas las noches,
él viene, viene, viene siempre.

He cantado muchas canciones
y de mil maneras;
pero siempre decían sus notas:
"El viene, viene, viene siempre".

En los días fragantes del soleado abril,
por la vereda del bosque,
él viene, viene, viene siempre.

En la oscura angustia lluviosa
de las noches de julio,
sobre el carro atronador de las nubes,
él viene, viene, viene siempre.

De pena en pena mía,
son sus pasos los que estremecen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría.

 (Tagore)
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Canto: Poneos en pie 
(Grupo Ain Karem; Re# = Re C1)





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- Otra propuesta de lectura orante, en nuestra web: www.discipulasdm.es

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2 comentarios:

Esperanza dijo...

Muy bonito: Se APRECIA el silencio.
y el susurro que una quiere escuchar. GRACIAS por el comentario y darme la posibilidad de GUSTAR cada versículo, por las ORACIONES, y todo lo que le acompaña

Conchi pddm dijo...

Gracias a ti por el comentario.
Es un texto difícil para orar.
La imágenes incomprensibles amenazan con ocultar el mensaje: Él siempre está cerca. Y eso es fuente de fortaleza y aliento.

Un beso