miércoles, 16 de octubre de 2013

A tiempo y a destiempo

Reproduzco aquí la propuesta de oración, para el domingo XXIX del Tiempo Ordinario (ciclo C) de la web rezandovoy.org.
Espero que esto no vulnere los derechos de los autores y que pueda ayudar a la oración de los que se acercan a esta página. Recomiendo acudir a rezandovoy y descargarse los audios que permiten rezar con el evangelio del día en cualquier tiempo y lugar.
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Para comenzar

En este fin de semana quiero hacer una pausa, un momento de silencio en tu presencia, Señor.
Quiero escuchar tu Palabra y que sea luz en mi camino, guía para mis pasos, estímulo para mis búsquedas.
Hago silencio y me dispongo a este encuentro.
Me hago consciente de que tú estás aquí, conmigo. Y también me hago consciente de los ruidos que traigo, las preocupaciones, los nombres que vienen conmigo. 
Pongo todo en tu presencia y me dispongo para un rato de encuentro.

* La lectura de hoy es de la segunda carta de Pablo a Timoteo (3,14-4,2):

Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir.
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Para hacer tuya la Palabra...

1. Hoy me siento como Timoteo, a quien Pablo alecciona. También a mí se me invita a buscar, en la Sagrada Escritura, una sabiduría diferente. No la sabiduría de los títulos académicos, la de los diplomas, la de la ciencia, la inteligencia o el ingenio. Es más bien la sabiduría de quien encuentra respuestas en Cristo.

2. La Escritura es escuela de justicia. Una justicia diferente. Tu justicia, Señor, que tiene tanto de misericordia, de comprensión, de bondad con todos y para todos. Te pido que me ayudes a comprender y vivir según tu justicia.

3. También a mí hoy me exhortas y me dices: "Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprende, exhorta. Me pregunto quiénes serás las personas que, en mi camino, estén esperando que yo sea palabra viva para ellos.

4. Imagino ahora que, atravesando el tiempo y viniendo a mi realidad cotidiana, Pablo me habla a mí. Yo, como Timoteo, puedo ser apóstol, anunciar una buena noticia. Y, como Timoteo, como los apóstoles y como tantos hombres y mujeres después de ellos, sé que tengo mucho que aprender: "Tú, permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús..."
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Oración final: A tiempo

A tiempo y a destiempo, 
en cualquier lugar, 
a cualquier hora, 
con el viento de espalda 
o un huracán a la contra; 
alegre o afligido, 
sereno o exaltado, 
descansado o exhausto, 
lleva el Amor por bandera. 
 
No cejes en el intento 
de compartir la justicia. 
No acomodes la Palabra 
en nombre de la prudencia, 
no adulteres la esperanza, 
proclama la Vida plena 
de quien con su voz nos llama 
y con su historia nos llena. 
 
No niegues que eres apóstol, 
no olvides que eres profeta, 
portador de una noticia 
que ha de atravesar la guerra, 
que ha de romper las paredes 
y ha de fecundar la tierra. 

(José Mª Rodríguez Olaizola, sj) 
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Canto: ¿Y qué más quieres? (Brotes de Olivo)

¿Y qué más quieres que alumbrar?
¿Qué más quieres que dar vida?
¿Qué más quieres que crear algo
que en ti está como semilla?


Si te arriesgas a expresar lo que tus ojos descubren
Podrán todos contemplar las aguas que de ti fluyen.
Saca lo que tienes dentro. Rómpete si es necesario.
Que tan pronto como lo hagas vivirás más renovado.

Para alumbrar los hogares unid todos vuestras manos.
Esa sí será la obra que genere más hermanos.
Sal de ti: Expándete. Con tus manos haz las mías.
Con las de otros enlazadas, tendrás paz, más alegría.


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* Termino este momento de oración.
Hablo con el Señor de lo que he podido sentir en este rato ante esa invitación a ser apóstol.
Convierto mi eco en petición, en ofrecimiento o en acción de gracias. 
Pongo mi vida en sus manos para que él pueda hacer de mi palabra instrumento de su evangelio.
Que esta oración te pueda acompañar a lo largo de la semana repitiendo en tu interior, una y otra vez, esa llamada: "A tiempo y a destiempo, proclama la palabra..."

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