domingo, 7 de octubre de 2007

Dolores Aleixandre

La conozco desde hace doce años y, en realidad, no sé nada de su vida.
Nunca hemos intercambiado una conversación personal, de tú a tú (aunque sí de "yo" a "ella"), pero la he oído hablar cientos de horas.
Cuando estoy con ella, inexplicablemente, me quedo muda. Quien me conoce ahora sabe lo inconcebible que parece que a mí se me pegue la lengua al paladar... Pero eso es lo que me pasa. Y, sin embargo, quisiera haber tenido la ocasión de contarle muchas cosas.
Con ella me he reído mucho y he llorado en más de una ocasión mientras la escuchaba en clase, e incluso en su despacho, al ir a examinarme (y no por el examen precisamente...). Y es que la Palabra, en su boca, es "más cortante que espada de doble filo. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas, y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón" (Heb 4,12).


Con ella he deseado seguir siendo lo que soy: religiosa y narradora de la Biblia.
Ella es menudita pero tengo la sensación de que, cuando entra en un lugar, llena todo el espacio con su energía vital, con su alegría desplegada como un manto que cubre a todos, con el Espíritu que la acompaña y transfigura su mirada abierta, su risa cantarina, sus palabras llenas de música.
Hace mucho que pasó "la edad de la inocencia". Últimamente habla en ocasiones de "aprender a envejecer". Pero a mí me resulta eternamente joven. Incluso, ingenua y hasta traviesa como una niña. Su humor es sagaz y va siempre cargado de intención, aunque nunca resulta irónico, sarcástico o hiriente. Esta mujer me parece el icono perfecto de lo que Pablo afirma en 2 Cor 4,16: "Aunque el hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día". Así veo a Dolores Aleixandre. Una mujer siempre nueva, renovada por Jesús; una mujer que contagia su fe, su amor al Evangelio, su deseo de vivir y su real felicidad. Una mujer "kejaritomene"... ¿Estoy diciendo un disparate? Bueno, digamos "kejaritomene" por contagio y graciosa participación.
- Lo tuyo es obsesiva fijación con Dolores, hija.
- No. Lo mío es fascinación desde que la conocí. Lo mío es gratitud por haber conocido a una mujer así: maestra en el vivir y en el rumiar, gozar y consentir a la Palabra de Dios que se adueñe de nosotros.
Este sábado la Familia Paulina ha disfrutado un retiro con ella en Madrid: "Llamados a vivir una vida en abundancia. Mc 1,9-39".
Ella no sólo dice palabras bonitas (estaría escuchándola las horas muertas, que serían horas bien vivas...). Ella vive una vida hermosa. Es de esas mujeres que te hace sentir que tu elección (y la de Dios para contigo) ha sido una estupenda e inmejorable elección.
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P.S.: Me atrevo a recomendar todos sus libros. Sobre todo "Relatos desde la mesa compartida", "La fe de los grandes creyentes", "Esta historia es mi historia" y "Contar a Jesús".
P.S. 2 - Fe de erratas: Mi amiga Mª Luisa me avisa de una errata que me ha causado el mismo sobresalto que si hubiera visto un elefante volando: "aprender a embejecer"... ¡Dios mío! No es por disculparme pero, ¡lo que hace la cercanía de los 40 y la proximidad de la una de la madrugada! Supongo que aceptar con paz que una comienza a "chochear" en lo gramatical también debe de formar parte del arte de envejecer.
Gracias, M.L., por estar "al quite".

2 comentarios:

Quique Fernández dijo...

Me gustó muchísimo "Relatos desde la mesa compartida" y me sirvió enormemente esa catequesis eucarística. Me atrevo a recomendar de la misma colección (Editorial CCS - Colección Maná) su libro "Dichosos vosotros. Memoria de dos discípulas". Pero de su obra la que más me cautiva, quizá porque el tema me apasiona, es "Dame a conocer tu nombre. Imágenes para hablar de Dios". Tomo nota de los que recomiendas y no he leído y en mi visita semanal a Paulinas alguno caerá. Ya te contaré. Quique (Barcelona)

Conchi pddm dijo...

Sí. "Dame a conocer tu nombre" es también un libro espléndido y yo diría que casi imprescindible. Es verdad.

Ahora voy a comenzar a publicar en nuestra web una colección de conferencias y artículos suyos dispersos por internet. Quiero aunarlos y ofrecerlos reunidos. Cada uno es una joya y un rato de disfrute bíblico-espiritual asegurado.

Saludos