miércoles, 26 de enero de 2011

Los siete sellos

Lectio divina de Apocalipsis 6,1-17


1 Vi entonces cómo el Cordero rompía el primero de los siete sellos, y vi a uno de los cuatro seres vivientes que decía con una voz como de trueno: “¡Ven!”

2 Miré y vi aparecer un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona y salió como vencedor, dispuesto a vencer.
3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: “¡Ven!”
4 Y salió otro caballo de color rojo. Al que lo montaba se le entregó una gran espada con poder para arrancar la paz de la tierra y hacer que los hombres se maten unos a otros.
5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: “¡Ven!” Miré y vi aparecer un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano. 6 Y en medio de los cuatro seres vivientes oí como una especie de voz que decía: “Por un kilo de trigo, el salario de un día; por tres kilos de cebada, el salario de un día; pero no causes daño al aceite ni al vino”.
7 Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: “¡Ven!”
8 Miré y vi aparecer un caballo amarillento. El que lo montaba se llamaba Muerte, y el Abismo lo seguía. Y se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para causar la muerte por medio de la espada, el hambre, la peste y las fieras terrestres.
9 Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar, con vida, a los degollados por anunciar la palabra de Dios y por haber dado el testimonio debido. 10 Y gritaban con voz potente diciendo: “Señor, santo y veraz, ¿cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte sangrienta que nos dieron los habitantes de la tierra?”
11 Se les entregó entonces un vestido blanco a cada uno y se les dijo: “Aguardad un poco todavía. Aguardad hasta que se complete el número de vuestros compañeros y de vuestros hermanos que, como vosotros, van a ser martirizados”.
12 Y cuando el Cordero rompió el sexto sello, vi cómo se producía un formidable terremoto. El sol se tornó negro como un sayo de crin; la luna toda entera se volvió como sangre; 13 las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, igual que una higuera suelta sus higos verdes cuando es azotada por un viento huracanado; 14 el cielo se replegó como un pergamino que se enrolla y no quedó monte ni isla sin removerse de su sitio. 15 Los reyes de la tierra, los nobles, los grandes jefes militares, los ricos y poderosos, y todos los esclavos o libres, se escondieron en las cavernas y entre las rocas de los montes, 16 diciendo a montes y peñascos: “Caed sobre nosotros; ocultadnos de la vista del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá mantenerse en pie?”


CUANDO LEAS


- Observa que estamos ante la sección de los siete sellos (aunque en nuestro texto sólo se abrirán seis de ellos). Los sellos que cierran el libro simbolizan el sentido de la historia, el plan de Dios: el único que tiene acceso a él es el Cordero.
- Fíjate en los jinetes y caballos que aparecen en los sellos primero al cuarto: van a emprender una expedición de castigo (aunque éste no será total). Salvo que el primer jinete sea una alusión irónica al poder político (Roma), no se trata en realidad de cuatro, sino de uno y tres (blanco / rojo-negro-amarillento)
- o blanco: victoria (corona, Cristo), es el color de Dios
- o rojo: sangre (espada, violencia, guerra)
- o negro: injusticia social (balanza, precios, carestía: de 8 a 16 veces más en lo básico [trigo, cebada], que no afecta a los artículos refinados [aceite, vino])
- o amarillento (chlôrós): es el color del cadáver (Muerte, Abismo: espada, hambre, peste, fieras)


- Date cuenta de lo que hay en el quinto sello:
- o degollados: mártires (testimonio)
- o “debajo del altar”: quizá alusión al sacrificio o a tradiciones rabínicas
- o oración de los mártires: venganza (sentimiento muy humano)
- o vestido blanco: signo de triunfo


- Fíjate en el sexto sello: se produce una conmoción cósmica
- o sol, luna, estrellas, montes, islas: elementos típicos de la apocalíptica
 el sol vestido de luto (“sayo de crin”)
 el cielo como pergamino (cf. Sal 104; Gn 1)
- o siete categorías de personas: todos los seres humanos
- o el “día de la ira” (préstamo de los profetas, cf. Sof 1,14-15)


CUANDO MEDITES


- Reflexiona sobre los males que aquejan nuestro mundo: violencia, hambre, injusticias… ¿Crees que forman parte del plan de Dios? ¿En qué sentido? ¿Cómo se puede entender que Dios –a cuya esfera pertenecen los “seres vivientes” que llaman a los jinetes– vaya convocando desgracias y pesares? ¿Acaso no hemos de combatirlos o enfrentarnos a ellos?
- Tómate algún tiempo para meditar a propósito de los “mártires” que, aunque degollados, están vivos bajo el trono de Dios. ¿Crees que tú eres uno de ellos? ¿Por qué? ¿También sientes el anhelo de venganza? ¿En qué situaciones?
- Piensa en el vestido blanco con el que también a ti te viste el Señor. Es el mismo de tu bautismo, por eso quizá esté algo ajado o sucio con el paso del tiempo. ¿Crees que le hace falta un buen lavado (por supuesto no con Ajax o Skip, sino con la sangre del Cordero)?


CUANDO ORES


- Da gracias a Dios por ese Cordero capaz de abrir los sellos del libro en que están escritos todos nuestros azares y nuestros gozos, es decir, el que nos revela el sentido profundo de nuestra historia personal y colectiva.
- Pide al Señor que te ayude a descubrir su rostro en medio de un mundo surcado por el mal, que esté a tu lado para que no te deje caer en la tentación de pagar mal por mal.
- Alaba a Dios por tenerte “bajo su trono”, custodiado como su tesoro y posesión más preciados. Disfruta de su presencia junto con todos tus hermanos que están a tu lado.


Acabamos nuestra oración leyendo juntos el siguiente texto del evangelio de san Juan: “Al día siguiente, Juan se encontraba en aquel mismo lugar con dos de sus discípulos. De pronto vio a Jesús que pasaba por allí y dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios’. Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús” (Jn 1,35-37).


(Pedro Barrado, Equipo de Lectio Divina de la U.P.Comillas)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Y salió vencedor, dispuesto a vencer". Desde que leí este pasaje del Apocalipsis, siempre que tengo que afrontar algún reto importante, recuerdo estas palabras. Hay pocas frases que logren motivar más. Hay que ser como el primer jinete, y como él, ir siempre dispuesto a vencer.

Conchi pddm dijo...

Gracias por tu comentario y por compartir tu experiencia.
A veces el miedo atenaza nuestra confianza en la victoria sobre cualquier obstáculo o dificultad.
Contemplar al Vencedor y su disposición a vencer nos alienta en nuestras luchas.